JAZMINES EN EL PELO
Amanda Sahn y Luz Maestre
Esta novela no es una historia de amor tóxico edulcorado e idealizado. No hay romanticismo aquí, no hay princesas ni príncipes. No hay un salvador que surja de la nada. No es un cuento de hadas. El galán de turno, no lo es tanto; la joven tímida e incauta, embelesada por su arrebatadora personalidad, por desgracia, está confundiendo los términos.
Es casi una investigación científica de lo que pasa por la cabeza de una mujer maltratada. La anulación de su persona; la exclusión de su mundo y de sus relaciones sociales; la escisión de todos sus sueños y la extirpación de toda sus esperanzas futuras.
Una mujer puesta en esta terrible situación, aunque todos a su alrededor le griten la pesadilla en la que está sumida, o lo supera y consigue el valor para desligarse de su maltratador por ella misma o no lo contará. Aunque ella misma sea consciente. ¿Instinto de supervivencia? Por completo.
Decir que no esperaba menos de la pluma de Amanda, que son ya varios años leyéndola. Es crítica, es tremendamente certera, y es también lírica como pocos. A pesar de la dureza de la historia que nos está contando, lo hace con la precisión de un cirujano, ajeno, sin prejuicios, mostrando la verdad desnuda de los sentimientos de Luna, la protagonista. Sentimientos que son contradictorios, de un amor por encima de la cordura, del cuerpo, del sentido común. Un paseo por la mente que niega las evidencias, que pasa a ser consciente del peligro, y que finalmente decide actuar en consecuencia para salvarse. Y si como lectora empaticé con las vivencias de esta joven, Luna, como intento de escritora me maravilla la forma en que usa el lenguaje, porque hay pasajes casi poéticos. Me quedo, de los muchos párrafos que me han golpeado con fuerza, con estos dos que no puedo dejar de citar, porque son preciosos cada uno en sus significados, devastadores:
«Hay personas que necesitan salvarse solas porque tan solo ellos son capaces de encontrar el orden de las piezas que se rompieron en su interior. Luna era una de ellas, o tal vez todavía quedaban trozos por destruir antes de poder salvar los escombros.»
«Tú, que me conoces obstinada y transparente, me arrugas como a una hoja de papel de seda. Tú, que me viste frágil y liviana, me soplas como un viento frío del norte y yo revoloteo entre cenizas del pasado y ruinas del presente. Eres innegociable cuando surges en las conversaciones que tengo con mi ego, te represento con pasión y grandeza si me piden opinión. Y no es normal.»
Mi primera lectura de este 2020, muy recomendable.
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