Después de un tortuoso silencio prolongado, una mirada severa, fija, y una actitud impasible, dictaminó que yo padecía de locura, de un desquiciamiento irremediable. Se trataba de un sujeto de famélico rostro pálido y ojeras prominentes, vestido con una bata blanca, que imitaba mis gestos desde el espejo.
Gabriel Castillo Suescún
Published on August 24, 2020 14:54