—Ten cuidado en el pueblo —le advirtió su padre—. Han llegado guerreros a puerto.
—No os preocupéis, padre —contestó Asmund—. Sabré apartarme de ellos, ya no soy un muchacho.
Pero su padre no abandonó el gesto de preocupación mientras veía a su hijo cargar las pieles obtenidas en el carro. Deseaba acompañarle, tenía un mal presentimiento y no podía apartarlo de su mente. Pero la pierna que se había herido en una de las incursiones a tierras del norte le llevaba doliendo varios días y casi no pod...
Published on December 31, 2020 04:03