Es una parte esencial, pues esto separa a un proyecto de un sueño.

Soñar es sencillo, pero si no haces nada nunca se volverá realidad. En cambio, un proyecto tiene algo tangible, puedes ver el progreso y tomar decisiones.

Lo que separa a estas dos definiciones es esa barrera psicológica que todos conocemos, pero muchos no llegan siquiera a identificarla.

Yo pasé todos mis años de universidad diseñando la trama de mi novela. El contenido de 3 volúmenes enteros dentro de mi cabeza, pero nunca me animé a escribir.

Hoy en día sé muy bien establecer un proyecto:

1. Planificar

Establece los pasos a seguir para llevar a cabo tu proyecto.

En mi caso, ya tenía más que decidido qué escribir. Cada arco argumental decidido y los sucesos principales establecidos, hasta los personajes y sus interacciones.

2. Organizar

Una vez decididos los planes, debes elegir la manera de abordar cada paso, cuál viene primero y cuáles son prioridad.

Primeramente, la única prioridad es escribir. Más allá de eso, solamente investigar más opciones para cuando termines el manuscrito.

Los demás pasos de producción son el diseño de la portada, la sinopsis (solamente escríbelo hasta que hayas terminado definitivamente con el manuscrito) y reunir lectores beta para proof reading.

3. Ejecutar

Antes de este punto ya todo es mínimamente tangible. Puedes ver los pasos a seguir, así que simplemente es hora de llevarlo a cabo.

Suena demasiado simple para ser verdad, pero es cierto. Es absurdo que sea tan simple.

Todo camino empieza con un simple paso.