SENDEROS DE MUERTE EN LUCANAMARCA

En las décadas de 1960, 70 y 80, el Estado, enfrentado a múltiples y sucesivas crisis políticas y económicas, se olvidó más que nunca del Perú profundo, de ese Perú del campesino indígena, eternamente postergado en la sierra y en la selva. La zona al interior de Ayacucho, una de las más pobres del país, carecía de caminos, escuelas, hospitales y el gobierno solo se hacía presente a través de algunas remotas unidades policiales, de escaso contingente y mal pagadas, que se dedicaban a solucionar pequeños conflictos campesinos, casi siempre en beneficio de aquel que les retribuía mejor. Era tal el atraso, que en muchas comunidades no usaban el dinero para el intercambio de productos, sino el trueque. Tantas veces engañados, desconfiaban de aquellos que intentaban comprarles o venderles algo con billetes.
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Published on November 04, 2022 07:46
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