Focorgojos
Ahora que está tan de moda, le pregunté a una inteligencia artificial por qué los bukelistas llaman «gorgojos» a los antibukelistas y por qué los antibukelistas llaman «focas» a los bukelistas. Me respondió con una parrafada larga de la que me quedo con esta frase: «En la política salvadoreña reciente, los términos ‘gorgojos’ y ‘focas’ son insultos coloquiales usados por los seguidores y detractores del presidente Nayib Bukele para desacreditar al otro grupo».
Pero, ¿qué pasa con los que, por la razón que sea, no nos sentimos cómodos en ninguno de los dos bandos? Visto lo arraigado que está en El Salvador eso de «conmigo o contra mí», ¿estamos condenados a que los unos nos llamen «gorgojos» y los otros «focas» cada vez que abramos la boca si lo que expresamos no se alinea al milímetro con las narrativas que defienden para endiosar o demonizar a Bukele? Mi vasta experiencia personal en redes sociales así lo indica.
Imagen digital generada por GeminiApelando a algo tan básico como que es imposible ser foca y gorgojo a la vez, me atrevo a sugerir un nuevo insulto: «focorgojo». Y como creador del neologismo —no encontré ni una referencia en X ni en Google— , aquí va un decálogo de elementos que definirían a un focorgojo.
Sos focorgojo si decís que Bukele violó la Constitución para ser reelegido, pero también decís que, hoy por hoy, seguramente siga siendo el presidente con mayor respaldo entre sus gobernados.
Sos un focorgojo si publicás una obviedad como que Bukele también negoció con los líderes de la MS-13 y el Barrio 18, pero ipso facto matizás que fue una negociación distinta, con más garrote que zanahoria, y que desembocó en la práctica desarticulación de esas estructuras criminales.
Sos focorgojo, por supuestísimo, si tuiteás que el Gobierno de Bukele viola los derechos humanos de forma sistemática y ha encarcelado a miles de inocentes durante el régimen de excepción; pero también tuiteás que durante el quinquenio de Salvador Sánchez Cerén, la Policía y la Fuerza Armada asesinaron a sangre fría a cientos de presuntos pandilleros en supuestos enfrentamientos, en lugar de llevarlos ante la justicia.
Un focorgojo reconoce que los homicidios, los feminicidios, las desapariciones y las extorsiones están en mínimos históricos, pero sabe que el oficialismo maquilla a la baja los informes oficiales y que, en 2023 y 2024, Canadá ha sido el país con la tasa de homicidios más baja del hemisferio occidental, diga lo que diga Bukele y su barra brava de opinión sincronizada.
Sos focorgojo de manual si afirmás que hay áreas en las que la Administración Bukele ha tenido un buen desempeño, como el turismo, y hay otras áreas en las que ha habido una involución, como el transporte público en las ciudades.
Focorgojo nacido focorgojo y que morirá focorgojo si creés que los agromercados han servido para controlar los precios de las frutas y verduras y creés que benefician el bolsillo de los salvadoreños más necesitados, pero a la vez creés que el coste la vida sigue siendo ofensivamente alto en El Salvador.
Sos focorgojo si sentís, por ejemplo, que desde 2019 ha mejorado el abastecimiento de agua potable en tu casa, pero ha empeorado la recolección de basura en tu colonia. O viceversa.
Si pensás que el bukelismo gasta mucho más de lo que debería en propaganda y fuegos de artificio, pero a la vez pensás que entre todo lo que se perifonea hay logros concretos y medibles que amplios sectores sociales agradecen… ¡focorgojo incorregible!
Si estás convencido de que Bukele finiquitó el Estado de derecho, la democracia y la separación de poderes, pero luego alzás tu mano para apuntar que esos conceptos nunca —nunca— significaron nada para millones de salvadoreños sometidos por las maras o por la pobreza… ¡Focorgojo al cubo!
Y si estás harto de la nauseabunda polarización que generan el bukelismo y el antibukelismo, sos focorgojo y además basura. ¡Peor que la basura! Mil veces maldito, focorgojo.
Hasta aquí un primer boceto de lo que podríamos llamar el decálogo del focorgojo, al que, por supuesto, le faltan infinidad de variables. No es tan sencillo como redactar una columna, ni hay que cumplirlas todas y cada una, pero espero que se entienda a dónde quiero llegar.
Sé que esta sociedad tiende a la polarización con demasiada facilidad: ¿Barça o Madrid?, ¿católico o evangélico?, ¿bukelista o antibukelista? Yo soy de la Real Sociedad, ateo y quiero creer que entre el bukelismo y el antibukelismo existe algo, aunque a primera vista no lo parezca. Y ojalá hubiera menos calumnias, difamaciones, amenazas e insultos entre los salvadoreños, pero, si van a seguir así, insultando al que no piense como ustedes, a mí, por lo menos, no me llamen foca ni gorgojo. Llámenme focorgojo.
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