Biografía de X
Biografía de X. Catherine Lacey. Trad. Núria Molines Galarza. Barcelona: Alfaguara, 2024
El gran teatro del mundo«We’re all born naked and the rest is drag»
[Oprah’s Super Soul Conversations with RuPaul. Enero, 2018]
Podría medirse el descaro de una escritora a través del número de citas que se le atribuyen en cada una de sus entrevistas promocionales: Esas frases entrecomilladas con la fuente más grande que el cuerpo del texto y en negrita, esas que sintetizan los momentos clave de la supuesta conversación con el entrevistador. Cuantas más haya el descaro aumenta, estoy convencida.
Biografía de X es como un enorme entrecomillado. Catherine Lacey le da un par de vueltas en el aire a su mantón de Manila y con la chulería de Masiel y la acidez de medio limón se marca una falsa biografía que recorre la falsa historia reciente de los Estados Unidos, que resulta mucho más creíble que el telediario a día de hoy. Si acaso es mejor lo imposible verosímil que lo posible increíble, en este caso todo está bien (yo no había visto un retrato tan certero del mundillo del arte contemporáneo desde la Obra maestra de Juan Tallón).
La autora comentaba en una entrevista (sin citas esta vez, en un video disponible en Instagram) que hubiera preferido no aparecer como autora en la edición y esconderse en el pseudónimo de la narradora de su ficción, una periodista que persigue los orígenes de su mujer, la artista multidisciplinar conocida como X, fallecida años atrás. Los editores no se lo permitieron (aún habrá quién se pregunte por qué no…). Hubiera sido perfecto pero no hubiera vendido lo mismo, ni la mitad, porque el nombre SÍ importa.
Biografía de X esconde, aunque con poco disimulo, toda la rabia que provocan las desigualdades sociales y la dominación patriarcal establecidas a lo largo de la Historia (de los Estados Unidos, pero extensible ya sabemos que a la humanidad completita). Plantea un mundo en el cual una mujer artista no tiene que justificarse como mujer y como artista constantemente, explicando sus creaciones y dando identidad a su trabajo y lo hace con un personaje central que se pasa por el forro todo y a todos, que inventa una personalidad nueva en la que esconderse cada cierto tiempo y que hace y deshace a su antojo. Narcisista, irresponsable, egoísta y abusiva, X es retratada por su viuda y es, precisamente, la vida de esta mujer y no la otra, aquella que acaba fascinando al lector.
¿Cómo es posible aguantar el maltrato psicológico? Con una inseguridad que ya se apunta en las primeras frases «quién soy yo para…» o «nunca he sido una persona que…». Sutil pero muy clara, Lacey compone un interesante juego de espejos narrativo en donde nadie conoce a nadie.
Lo mejor, este párrafo:
«Chicos que hubieran hecho carrera como pintores y escultores, si las cosas hubieran sido de otro modo, se vieron empujados hacia la parte administrativa del arte y, si aun así querían trabajar con las manos, se entendía que la opción más lógica era que fuesen ayudantes de mujeres artistas. La convicción de que la perspectiva femenina era la única necesaria se estaba convirtiendo en un lugar común en la época; los artistas hacían carrera con el lastre de tener que explicar o relatar la historia global de la violencia y la destrucción masculina; es decir, los hombres solo podían hacer arte sobre ser hombres…»
Y la ironía, la combinación de realidad e invención, la aparición de Susan Sontag, David Bowie, Richard Serra, Sophie Calle y una larga lista de iconos culturales que se relacionan con X en algún momento clave de su vida y la «explicación» de BASEL /ART como «Asociación de Personas Americanas Negras por la Igualdad y la Liberación del Sur a través del Arte, la Resistencia y el Terror» por sus siglas en inglés.
Ja, ja, ja.
Bravo, Catherine.


