Mi nombre es polvo, una novela valiente

Con el escritor cubano Antonio Álvarez Gil en Gijón. Semana Negra de Gijón, 2002.

Con el escritor cubano Antonio Álvarez Gil en Gijón. Semana Negra de Gijón, 2002.

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Por Antonio Álvarez Gil

Amir Valle es un reconocido escritor, periodista y crítico literario cubano, domiciliado actualmente en Berlín. Su producción literaria se resiste a ser encasillada en cualquiera de los compartimentos estancos ideados para etiquetar y enclaustrar los textos escritos en prosa. Amir ha cultivado principalmente la novela negra, pero también ha incursionado en el periodismo de investigación, la novela histórica, la problemática social o el ensayo de corte político. Por su producción en estos campos ha obtenido importantes premios y reconocimientos literarios, tanto en Cuba como fuera de ella. Entre estos, quiero mencionar aquí el “Vargas Llosa de Novela”, en la Universidad de Murcia, el Rodolfo Walsh, que otorga la Semana Negra de Gijón a una obra de investigación periodística; y el Novelpol, que premia cada año la mejor novela negra publicada en España. Personalmente, destacaré de esta lista un libro que figura entre los más importantes en la obra de Amir. Se titula Habana-Babilonia. Prostitutas en Cuba, y es una impresionante crónica sobre un grave problema que padece la sociedad cubana actual.

Mi nombre es polvo es un libro diferente a todo lo escrito antes por Valle. ¿Por qué? Pienso que en la respuesta a esta pregunta está la clave de algunos de los aciertos de la novela. Señalaré el primero: en este proyecto Amir se hizo a la vela y abandonó el puerto de la Isla matriz para cruzar el océano e internarse en los procelosos mares del llamado primer mundo de hoy. Sin dejar de ser un libro cubano, su novela es, por eso, un texto universal. ¿Dónde se desarrolla la trama? En un supuesto lugar del mundo, sí; pero ¿dónde? No lo diré, pues esta información se encuentra implícita en la novela, aunque no se regala en las primeras páginas. Por otra parte, a lo largo del libro no se menciona país alguno. Hay que leer, deducir y sacar conclusiones. Y ya sabemos que la polisemia es una de las características del texto literario. Cada cual lo entiende a su manera. Vosotros diréis.

Si hablamos de la trama, podría decirse que esta es una novela sobre un psicópata o, más bien,  sobre una familia de psicópatas. Pero ¿quién es el enfermo? El personaje central, se me dirá. Sí; pero yo me pregunto: ¿Sólo él? ¿Acaso el señor Polvo es la única persona aquejada del síndrome que sufre el tatuador de la ficción? Pienso que no; el mundo desarrollado está lleno de ellos. Si leemos la novela con un mínimo de atención, si reflexionamos sobre ella y la comparamos con la realidad que nos rodea, veremos que, aunque pueda parecernos un tanto exagerada, la respuesta que he dado a esta pregunta no es del todo irracional.

Pero, volviendo a la trama, y sin querer revelarla, podríamos también decir que el protagonista se cree un ser elegido por Dios, y dotado por Él de una extraordinaria capacidad para visualizar el alma de las mujeres hermosas y dejarla tatuada sobre la piel de sus infelices víctimas. Allí quedarán ambas, el alma y su dueña, expuestas a la vista de todos y proclamando al mundo la verdadera esencia de lo que fue su ser.  

Otro aspecto que me gustaría destacar en la obra es la selección del narrador escogido para contarnos la historia. Aquí Amir se vale de la voz de un narrador-protagonista, que está en el centro de los hechos y nos entrega el relato en primera persona. Esto nos ayuda a entrar en su mente y comprender sus motivaciones, sus ansias y sus fobias. Nos ayuda a meternos en su piel, a seguirlo a través de los terribles sucesos que protagoniza. Por este motivo más, durante la lectura permanecemos ansiosos por llegar al desenlace de la narración y enterarnos de cómo Amir resolverá el momento de lo que —lo intuimos desde el principio— será el final de la persona que nos cuenta los sucesos. Este problema técnico, que no es un problema menor en la solución de la trama, está muy bien resuelto por el autor.

La novela ha sido concebida como un conjunto de relatos hábilmente cosidos alrededor del personaje central —y aquí me repito— que es quien los cuenta. Este es un hombre que padece además una misoginia total y un desmesurado delirio de grandeza que lo lleva a sentirse superior a la gente que lo rodea. Pero es también el narrador ideal para contarnos este tipo de trama. Y esta acertada correspondencia entre forma y contenido en la novela nos hace verosímil una historia con un profundo conflicto social, que, de otro modo, se habría quedado girando en la órbita de la literatura fantástica. Aquí, durante el devenir de los acontecimientos, podemos ver —y hasta sentir— otro conflicto mayor, este de carácter social, entre un individuo que es un narcisista enfermo de egolatría y una sociedad que tendría mucho que aprender y analizar tras una lectura profunda de este libro. Por otra parte, y como no podía ser de otro modo, estos relatos sobre las víctimas obedecen siempre a motivaciones perversas del “ser elegido”, como se califica a sí mismo el enfermo mental que protagoniza la novela.

Con Antonio Álvarez Gil y su esposa, la también escritora, Galina Álvarez. Presentación en Guardamar del Segura, Alicante, España, de las novelas

Con Antonio Álvarez Gil y su esposa, la también escritora, Galina Álvarez. Presentación en Guardamar del Segura, Alicante, España, de la novela «Una mujer no propensa a las aventuras» (Galina Álvarez) y «La tentación y la fe» (Antonio Álvarez Gil), publicadas en Ilíada Ediciones, 2021.

Me detendré un instante en los momentos que recrean el conflicto vital de la joven llamada Gresly y que, en mi opinión, destacan sobre el resto por la acertada construcción del personaje y la crudeza del drama existencial que le ha tocado vivir a la muchacha. Con su relato, esta curiosa novela alcanza altísimas cotas de belleza plástica y tensión dramática. Y lo más importante, se clava como una saeta en el corazón del lector, que acusa el impacto y se deja arrastrar por la ficción, hasta que en cierto momento de la historia puede incluso abrigar la peregrina esperanza de que la novela dará un vuelco y la infortunada Gresly terminará cambiando el alma del protagonista y el destino de toda la saga. Es, desde luego, una pompa de jabón que se rompe con el final de este particular relato.

Mención aparte merece el ángel de la guarda, una especie de mentor espiritual del señor Polvo que ha bajado del cielo con la tarea de acompañar al protagonista, protegerlo en las situaciones difíciles y proporcionarle a Amir un buen punto de apoyo para alumbrar posibles zonas oscuras en la mente del lector, o del propio señor Polvo. Este es, por cierto, un claro y merecido homenaje a los grandes maestros que en su momento enriquecieron la Literatura universal con la corriente conocida como Realismo Mágico Latinoamericano. La aparición en la trama de este “ceniciento” y travieso ángel le proporciona  a Amir un valioso recurso para salir adelante en ciertos momentos clave de la historia. A través de las conversaciones del señor Polvo con su alado compinche, sabemos que se relacionan en la mítica “lengua de los ángeles”, vía de comunicación que usan estas celestes criaturas en su relación con ciertos humanos “elegidos”, como el protagonista de la novela. En cualquier caso, en estos diálogos se maneja gran cantidad de información concerniente a la trama y que, de otro modo, nos quedaríamos sin conocer.

Pero la mayor virtud de la novela es la prosa con que está escrita. No se trata de una prosa cualquiera. Es un lenguaje culto, estructurado con esmero y salpicado de vez en cuando con alguna que otra palabra soez —como en toda buena familia—; un lenguaje que nos ilustra y nos hace más sabios, que nos alumbra espacios que un día estuvieron oscuros y que ahora conocemos mejor, quien más  quien menos, como todo en la vida. Leyendo este texto nos queda la impresión de que buena parte de la obra precedente de Amir ha sido un camino hacia esta prosa y esta manera de narrar. No sé si será un presagio o un reto para los libros suyos que restan por venir. Lo cierto es que lo escrito, escrito está.

Quienes se lean esta novela saldrán de ella con ese buen regusto que nos deja siempre la literatura de calidad; pero también, cómo no, con la sensación de haber conocido de primera mano algunas de las cuestiones cívicas y morales que preocupan al autor. Y esto, os lo aseguro, se lo agradeceréis siempre a Amir.

Guardamar del Segura, agosto de 2025

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Published on October 06, 2025 08:23
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