Escondidos Quotes
Quotes tagged as "escondidos"
Showing 1-1 of 1
“El reducido espacio detrás del mostrador era
para Tonet un paraíso. Recordaba con Neleta los
tiempos de la infancia; le relataba sus aventuras
de allá lejos, y cuando callaban sentía una dulce
embriaguez (la misma de la noche en que se perdieron
en la selva, pero más intensa, más ardiente)
con la proximidad de aquel cuerpo cuyo calor
parecía acariciarle á través de las ropas.
Por las noches, después de cenar con Cañamél
y BU mujer, Tonet sacaba de su barraca un acordeón,
único equipaje que con los sombreros de jipijapa
había traído de Cuba, y asombraba á todos
los de la taberna con las lánguidas habaneras que
hacía ganguear al instrumento. Cantaba guajiras
de una poesía dulzona, en las que se hablaba de
auras, arpas y corazones tiernos como la guayaba;
y el acento meloso de cubano con que entonaba
sus canciones hacía entornar los ojos á Neleta,
echando el cuerpo atrás como para desahogar
BU pecho, estremecido por ardorosa opresión.
Al día siguiente de estas serenatas, Neleta, con loa ojos húmedos, seguía á Tonet en todas sas
evoluciones por la taberna, de grupo en grupo.
El Cubano adivinaba esta emoción. Habia so- ñado con él, ¿verdad? Lo mismo le había ocurrido
& Tonet en su barraca. Toda la noche viéndola
en la obscuridad, extendiendo sus manos como si
realmente fuese á tocarla. Y después de esta mutua
confesión quedaban tranquilos; seguros de una
posesión moral de la que no se daban exacta cuenta;
ciertos de que al fin hablan de ser uno del otro
fatalmente, por más obstáculos que se levantasea
entre los dos.
En el pueblo no había que pensar en otra intimidad
que las conversaciones de la taberna. Todo
el Palmar los rodeaba durante el día, y Gaña
mil, enfermizo y quejumbroso, no salía de casa.
Algunas veces, conmovido por un relámpago
pasajero de actividad, el tabernero silbaba á la
Centella, una perra vieja de cabeza enorme, famosa
en todo el lago por su olfato, y metiéndola en sm
barquito iba á los carrizales más próximos para
tirar á las pollas de agua. Pero á las pocas ho*
ras volvía tosiendo, quejándose de la humedad^
con las piernas hinchadas como un elefante^ se- gún él decía; y no cesaba de gemir en un rincóni
hasta que Neleta le hacía sorber algunas tazae
de líquidos calientes, anudándole en cabeza y
cuello varios pañuelos. Los ojos de Neleta iban
hacia el Cubano con una expresión reveladora del
desprecio que sentía por su marido.”
― Cañas y barro
para Tonet un paraíso. Recordaba con Neleta los
tiempos de la infancia; le relataba sus aventuras
de allá lejos, y cuando callaban sentía una dulce
embriaguez (la misma de la noche en que se perdieron
en la selva, pero más intensa, más ardiente)
con la proximidad de aquel cuerpo cuyo calor
parecía acariciarle á través de las ropas.
Por las noches, después de cenar con Cañamél
y BU mujer, Tonet sacaba de su barraca un acordeón,
único equipaje que con los sombreros de jipijapa
había traído de Cuba, y asombraba á todos
los de la taberna con las lánguidas habaneras que
hacía ganguear al instrumento. Cantaba guajiras
de una poesía dulzona, en las que se hablaba de
auras, arpas y corazones tiernos como la guayaba;
y el acento meloso de cubano con que entonaba
sus canciones hacía entornar los ojos á Neleta,
echando el cuerpo atrás como para desahogar
BU pecho, estremecido por ardorosa opresión.
Al día siguiente de estas serenatas, Neleta, con loa ojos húmedos, seguía á Tonet en todas sas
evoluciones por la taberna, de grupo en grupo.
El Cubano adivinaba esta emoción. Habia so- ñado con él, ¿verdad? Lo mismo le había ocurrido
& Tonet en su barraca. Toda la noche viéndola
en la obscuridad, extendiendo sus manos como si
realmente fuese á tocarla. Y después de esta mutua
confesión quedaban tranquilos; seguros de una
posesión moral de la que no se daban exacta cuenta;
ciertos de que al fin hablan de ser uno del otro
fatalmente, por más obstáculos que se levantasea
entre los dos.
En el pueblo no había que pensar en otra intimidad
que las conversaciones de la taberna. Todo
el Palmar los rodeaba durante el día, y Gaña
mil, enfermizo y quejumbroso, no salía de casa.
Algunas veces, conmovido por un relámpago
pasajero de actividad, el tabernero silbaba á la
Centella, una perra vieja de cabeza enorme, famosa
en todo el lago por su olfato, y metiéndola en sm
barquito iba á los carrizales más próximos para
tirar á las pollas de agua. Pero á las pocas ho*
ras volvía tosiendo, quejándose de la humedad^
con las piernas hinchadas como un elefante^ se- gún él decía; y no cesaba de gemir en un rincóni
hasta que Neleta le hacía sorber algunas tazae
de líquidos calientes, anudándole en cabeza y
cuello varios pañuelos. Los ojos de Neleta iban
hacia el Cubano con una expresión reveladora del
desprecio que sentía por su marido.”
― Cañas y barro
All Quotes
|
My Quotes
|
Add A Quote
Browse By Tag
- Love Quotes 102k
- Life Quotes 80k
- Inspirational Quotes 76.5k
- Humor Quotes 44.5k
- Philosophy Quotes 31k
- Inspirational Quotes Quotes 29k
- God Quotes 27k
- Truth Quotes 25k
- Wisdom Quotes 25k
- Romance Quotes 24.5k
- Poetry Quotes 23.5k
- Life Lessons Quotes 22.5k
- Quotes Quotes 21k
- Death Quotes 20.5k
- Happiness Quotes 19k
- Hope Quotes 18.5k
- Faith Quotes 18.5k
- Inspiration Quotes 17.5k
- Travel Quotes 16k
- Spirituality Quotes 16k
- Relationships Quotes 15.5k
- Life Quotes Quotes 15.5k
- Motivational Quotes 15.5k
- Religion Quotes 15.5k
- Love Quotes Quotes 15.5k
- Writing Quotes 15k
- Success Quotes 14k
- Motivation Quotes 13.5k
- Time Quotes 13k
- Motivational Quotes Quotes 12.5k
