Juvenil Quotes

“Eres un capullo adorable, Cameron Parker”
― Alina Not, Saltan chispas

“—¿Quieres que me vaya?
— Jamás dije eso.
— Tampoco ha dicho que quieres que me quede.
— Quédate Tomás”
― Jash Spina, Tres pasos atrás

“Este es el mundo en el que vivimos, y ésa no es nuestra elección. Todo lo que podemos elegir es hacer lo que está en nuestras manos para mejorarlo, o dejarlo en manos de quienes no lo harán”
― Diego Valenzuela, La Armadura de Dios

“—El dios de los tontos te quiere a su lado, Arin. ¿En qué estabas pensando para venir a la capital?”
― Marie Rutkoski, The Winner's Crime

“Una vez más volvió a gritar para sentir su voz de nuevo con vida, pero cerró la boca con rapidez: no quería que se escapara lo poco que quedaba de él”
― José Manuel Saquete Fuenmayor, Etenra I

“Las ramas apenas mostraban fragmentos de lo que ocurría allí arriba, y parecía envolverlo, lo atrapaba entre sus brazos puntiagudos y lleno de cuervos”
― José Manuel Saquete Fuenmayor, Etenra I

“Para Lorac, sin embargo, el kabang era una tortura, una maldición, o como muchas veces pensaba, quizá era él mismo el que estaba maldito.”
― Neus Figueras, Lorac

“Con una pizca de esperanza, dándome cuenta de que, cuando creemos que es el final, en realidad puede esperarnos algo más”
― Carolina Gremaldos, Perdido entre capítulos

“—Mentirosa —le susurró.”
― Marie Rutkoski, The Winner's Crime

“—Juré al dios de la lealtad que le serviría.”
― Marie Rutkoski, The Winner's Crime

“—El beso fue muy dulce —añadió el jefe de los espías—.”
― Marie Rutkoski, The Winner's Crime

“Levantó la mirada hacia la carpintería con volutas del techo y procuró cuidarse mucho de no insultar al dios de los perdidos.”
― Marie Rutkoski, The Winner's Crime

“—El dios de la suerte debe de amarte —comentó Tensen.”
― Marie Rutkoski, The Winner's Crime

“Dioses de la locura y las mentiras. Arin había enloquecido.”
― Marie Rutkoski, The Winner's Crime

“Recordó el castigo del dios de la música, al que habían encerrado en el cuerpo de un árbol durante un ciclo del panteón: cien años de silencio.”
― Marie Rutkoski, The Winner's Crime

“—¿Y cuando crezca y sea lo bastante grande como para comerse a un hombre?
—Entonces haré que lo cuide Arin.”
― Marie Rutkoski, The Winner's Crime

“—¿Cómo conseguiste sobrevivir con esa boca que tienes, esclavito? ¿Le rogaste a tu dios de la suerte?”
― Marie Rutkoski, The Winner's Crime

“Todos estamos llenos de fronteras. Todos andamos por ahí con nuestras heridas a la derecha, nuestras alegrías a la izquierda. Pero nuestras fracturas siempre sanan. Es quebrarnos lo que nos permite volver a armarnos a nuestro antojo. Son nuestras continuas muertes las que nos permiten reinventarnos. Sacudirnos los miedos o los dolores que tenemos pegados al cuerpo y volver a nacer. ❤️”
― Amalia Andrade Arango, Uno siempre cambia al amor de su vida. Por otro amor o por otra vida

“—Peter… aunque lo soñemos… —Se subió las gafas por el puente de la nariz en un tic nervioso—. Es un cuento. Nunca Jamás fue creado por un escritor… No existe.
El joven enfrentó su mirada azul, y Claire pudo observar en sus iris un halo de tristeza que le rompió el corazón.
—Si creyeras, lo verías —la acusó y salió de la habitación.
—Peter… —Claire le llamó y fue detrás de él—. Espera, Peter…”
― Merche Diolch, Soñar Despierto

“Hablar se convirtió en algo doloroso, agónico, como si el solo hecho de pensar en intentarlo activara un ser imaginario que habitaba mi garganta y la apretaba hasta convertirla en un hilo muy delgado por donde apenas pasaba un poco de aire.”
― Giovanna Zuluaga, Descubriendo a Miranda

“Cuando menos te das cuenta, te acompaña el vacío de su ausencia, un recuerdo que tiende a perderse en el olvido. Siempre he tenido ese miedo recurrente de no poder recordar su rostro, su voz, sus manos.”
― Antonio Ortiz, Descubriendo a Miranda

“Supongo que los hijos desarrollamos una habilidad especial para saber cómo exasperar a nuestros padres, es como si viniéramos al mundo con un manual secreto y lo mantuviéramos así, oculto hasta la preadolescencia, momento en el cual lo abrimos, lo leemos detalladamente y ponemos en práctica.”
― Giovanna Zuluaga, Descubriendo a Miranda

“Habría dado lo que fuera por vivir eternamente en ese instante en el que uno no es consciente de que es feliz, solo vive sumergido en el momento, en una rutina que no resulta agobiante sino abrigadora, segura, que te brinda soporte y estabilidad tal como lo hacen los huesos con tu cuerpo.”
― Antonio Ortiz, Descubriendo a Miranda

“Me molesta que los adultos hablen como si nosotros no estuviéramos presentes, que piensen que no somos suficientemente inteligentes como para entender sus conversaciones y, lo peor, que usen un tono condescendiente para explicarnos las cosas.”
― Giovanna Zuluaga, Descubriendo a Miranda

“Había encontrado un pedazo de felicidad en su casa, en su sonrisa, en su complicidad. Nos conectamos de tal manera que comenzamos a extrañarnos, a sentir que la una era la mitad de la otra.”
― Antonio Ortiz, Descubriendo a Miranda

“Necesitaba que me creyeras, que aprendieras de mis heridas sin tener que sufrirlas... Dicen que nadie experimenta en cabeza ajena, pero es mentira. La gente de mayor inteligencia sí... Es un rasgo de sabiduría escuchar, leer y aprender de cuanto piensan otros.”
― Carlos Cuauhtémoc Sánchez, Juventud en éxtasis, Vol. 1

“Tenía que ser de Quevedo, el único instituto con los alumnos suficientemente locos como para enfrentarse a los de Góngora.”
― Zara Black, ¿El mejor sabor de helado? Tú

“Quiero besarlo. Mucho. Demasiado. No solo eso. Quiero besarlo, tocarlo, que me toque y me haga vibrar, que me acaricie con la misma dedicación con la que acaricia las cuerdas de la guitarra. Sé que podemos ser música juntos.”
― Alina Not, Saltan chispas

“Sentí humanidad en él. Sentí calor en su mirada.”
― Patricia Garcia Ferrer, El sacrificio de la reina

“Ambos se miraron casi sin pestañear por un largo rato. Ninguno pronunció una palabra, ninguno lloró una sola lágrima. Él fue el primero en acercarse. Llevó sus dedos hacia el cabello de ella, peinado como el de Farrah Fawcett, y rozó un mechón. Luego, le acarició el rostro y la comisura de la boca. Dirigió su palma hacia el hombro de ella y siguió bajando un poco más, suavemente, hasta tomar su mano.”
― Sofía Sahlym, Antes de la cosecha: 14 cuentos otoñales