Marisol

“Caminé en dirección a «casa ». Más tarde, cuando estuviera cansado, podía tomar un autobús. Miré atentamente la cara de las personas en busca de algo que había conocido mucho tiempo atrás, o que tal vez había soñado. Pero las caras no me decían nada; eran formales e indiferentes, como rebanadas de queso pálido envuelto en muselina gris. Tanta gente y sin embargo nadie para mí.”
― Denton Welch, La palabra odiosa

“Ella parecía distante, fanática, en cierto sentido consagrada, pero ¿a qué? ¿A su colección de libros? Él se quedó a su lado porque le gustaba cómo el brillo crecía y se apagaba rápidamente cada vez que ella chupaba la pipa. Tambíen había una sensación de absurdo compañerismo; no muy intensa, pero presente. Al tratar de comprenderla, Ian solo podía pensar en aspectos de Baby que en sí mismos no eran muy atractivos. Ella no tenía nada que decir, y su misteriosa preocupación entorprecía sus respuestas a los demás. Parecía disfrutar quitarle importancia a su aspecto. El pelo recogido, el pañuelo sucio y la tosca ropa de chico le daban un secreto placer. Cuando estaba sola, con la mirada perdida, era fácil creer que sentía desprecio por la gente «normal», por su tonto engreimiento y su artificialidad.”
― Denton Welch, La palabra odiosa

“Subí a un autobús y dejé que el paisaje se mezclara y se difuminara y se fundiera. El movimiento me calmó y me hizo soñar despierto. Me elevé por encima del ruido y la suciedad y el peligro.”
― Denton Welch, La palabra odiosa