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"El hijo es un producto neto del amor o del desamor de sus padres. Y cuando un niño nace de la bestialidad y de la tristeza, del sangriento botín del vencedor y de la ultrajante derrota de la conquistada, ese niño tiene que ser duro y blando, cruel y santo, y tiene que llorar con un vals la pena de su madre y vengar a tiros el ultraje que le hizo su padre al engendrarlo".

Hay caballos y hormigas infestando las ciudades y la memoria.

La belleza de esta novela: un historia de juventud convertida, súbitamente, en una historia sobre maternidad. Hermosamente escrito, lleno de gracia, de dicha y, también, de vinagre. La historia de Delia es la historia de la Catalina de Mújica y la contraparte femenina del Giovanni de Baldwin: es lo que pasa cuando nuestros amores encuentran un obstáculo quebrantador de toda posibilidad.

Una grande Ginzburg.

Llevó 22 páginas anotando bibliografía sobre la historia de la lectura, Chesterton, Simone Weil y demás. Y me parece interesante que los libros que uno lee puedan ser el objeto desde el cual, literalmente, se teje un libro como este. Divertidísimo, medio vicioso, medio experimental con las notitas al pie que ficcionalizan.

Anaïs Nin: ¿doñajuana?

Esto es demasiado divertido.

Mi tercera novela este año con una protagonista que lleva el mismo nombre. Promete mucho. Su lectura del paisaje bumangués y su descripción de los tiempos de guerra crean una atmósfera vivida y de alerta. Se exploran ya los linajes familiares femeninos, la extrañeza del matrimonio y la condescendencia requerida para hacer frente a la ingenuidad masculina.

Reminiscencias a Bombal.

Pienso muchas cosas. Puntualmente, en Molano y en Sontag. Y en por qué este libro aparece citado en «Todas mis cosas en tus bolsillos». Es un relato sobre el agobio de la enfermedad –y su extrañeza–; sobre cómo a los humanos no nos enferma solo el deteriorio físico, sino también la percepción y la prefiguración que tienen de ella los demás. Dicha percepción, pues, agrava el daño. Segundo libro sobre médicos 2024.

–«Es horrible» dijo el obispo. «Cada hora me resuena en las entrañas como un temblor de tierra.» La frase sorprendió al marqués, pues era lo mismo que él había pensado cuando dieron las cuatro. Al obispo le pareció una coincidencia natural. «Las ideas no son de nadie», dijo. Dibujó en el aire con el índice una serie de círculos continuos, y concluyó: «Andan volando por ahí, como los ángeles»–

Te amo, GGM.

Novela espesa. Sobre la memoria, el desencanto y la cadencia cartagenera de un marqués y su familia. El libro más apegado al mar, a la herrumbre, al tiempo como corruptor de la materia. Hasta ahora, el García Márquez más rico en palabras, en léxico -y el más ajeno por lo mismo-.

Me ha encantado y costado, y me ha traido la añoranza del calor ventoso de Cartagena.

Divina. Qué novela extraña y autocontenida. Me impresiona la manera en que al inventarse un pueblo, también es posible inventarse la magia que allí ocurre. También me ha impresionado el hecho de que un escritor sea capaz de someter al tiempo para que coexista consigo mismo, es decir, que el tiempo de afuera se desfase del tiempo de adentro y sea otro, ralentizado.

«Cuente siete estrellas y soñará conmigo».

«Su risa es tonta y simple y hace un ruido como el de un hilo de agua en una pila»

«y lo dijo mientras se zambullía y volvía a salir reluciente como un pez plateado y enorme, como si el agua se hubiera vuelto líquida a su contacto»

💛

«clavaron cuatro horcones a un lado del patio y se ~vio~ que el espacio cercado ~era bueno~ para hacer un cuarto. ~Y lo hicieron~»

Amo a García Márquez. El mejor adaptador de textos bíblicos en episodios fundacionales. 💛

Enrevesadita, no les voy a mentir. Lo más fascinante hasta ahora ha sido la narración polifónica.

El poema «Las mujeres» es una lección sobre lo misóginos que también somos los manes gays. Y Manrique creía que estaba escribiendo una oda, pero en realidad estaba escribiendo insultos.

«Todas aquellas cosas (y también las del sótano) eran ilusiones, creaciones de la otra madre, una especie de parodia espantosa de las personas y los objetos reales. Coraline se reafirmó en la idea de que la otra madre no podía hacer nada auténtico, sólo copiar, retorcer y distorsionar lo que ya existía»

«Durante unos momentos se sintió totalmente desplazada: no sabía dónde estaba, ni siquiera sabía con certeza quién era. Es asombroso el hecho de que una gran parte de nosotros siga inmersa en sueños cuando nos despertamos cada mañana y lo frágil que es ese momento».

Quiero destacar la palabra «frágil» en ese fragmento. Brutal.

Ay no

Sí soy

66 páginas de nada. A veces ciertos destellos, ciertas construcciones sintácticas interesantes. Y aun así no tiene alma, no deja una huella, ni un personaje atractivo ni una emoción fuerte ni provocación ni odio ni amor. Sin sabor. Pero seguiré. Le daré un chance.

Dale a un hombre un premio Nobel y terminará escribiendo no ironicamente frases como «Para bien o para mal, están todos en ese mismo bote averiado que se llama vida, a la deriva, sin ilusiones salvadoras en un mar de indiferente oscuridad (¡Qué metáforas de le ocurren esta noche!)».

🤡

Dios me habla. En este libro aparece un personaje con mis dos apellidos.
«Como que conocía yo a los generales, que G.S. no la iba a dejar públicamente para casarse con Bibi.
–Dile que sí, pero que ponga la casa a tu nombre– le aconsejé.
–Pero eso va a ser imposible, Catalina. No me atrevo. Él es tan bueno conmigo, ya me da tanto–terminó y se puso roja.
–Sobras te da– dije –sobras dan. Nada que les duela, querida»

«Nada más dijo que esos eran puros papeles inútiles, que lo que necesitaba Puebla era futuro, y que no había dónde poner tanto recuerdo.»

«A veces todavía tengo nostalgia de una boda en la iglesia. Me hubiera gustado desfilar por un pasillo rojo del brazo de mi padre hasta el altar, con el órgano tocando la marcha nupcial y todos mirándome»

El verdadero sí soy (no soportar a los hombres ebrios y tontos).

"A veces todavía tengo nostalgia de una boda en la iglesia. Me hubiera gustado desfilar por un pasillo rojo del brazo de mi padre hasta el altar, con el órgano tocando la marca nupcial y todos mirándome".