“A Agnes apenas la tocan, si es que la tocan alguna vez. Crece con esa necesidad: una mano en la suya, en el pelo, en el hombro, el roce de unos dedos en el brazo (…) Crece con la fascinación por las manos ajenas, siempre las quiere tocar, notarlas entre las suyas”.
“Crece con la sensación de hacerlo todo mal, de estar fuera de lugar (…)”
— Nov 02, 2025 01:59PM
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