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“Poco influían en Scrooge el frío y el calor externos. Ningún calor lo calentaba, ningún tiempo invernal lo enfriaba. Ningún viento era más crudo que él, ninguna nevada era más firme en sus propósitos, ningún diluvio menos sensible a la súplica. No había mal tiempo que lo dominase.” (p. 9)

“Al entretejer esta Buena Noticia en cada interacción que tengamos con la gente que nos rodea, oremos para que Dios abra sus ojos y vean el tapiz de su gloria y crean el evangelio de su gracia.” (p. 198)

“La meta del discípulo de Jesús, entonces, no es responder a la pregunta: ¿Cuál es la voluntad de Dios para mi vida?. En lugar de eso, la meta es hacer la voluntad de Dios sobre una base diaria y continua.” (p. 142)

“Mientras el hombre siga el sendero, jamás tendrá que preguntar dónde está.” (p. 141)

“¿Percibimos la magnitud de aquel que nos ha invitado a seguirlo? Merece más que la asistencia a la iglesia y la afiliación superficial; es digno de una entrega total y de la suprema adoración.” (p. 41)

“Puede decirle que en el evangelio Dios lo llama a morir.
Literalmente.
Morir a su vida.
Morir a su familia.
Morir a sus amigos.
Morir a su futuro.
Decirle que muriendo, vivirá. Vivirá en Jesús.”

(p. 2)

22
Perdemos un año para aprender a caminar,
toda la vida para encontrar el camino.

(p. 87)

“Toma mi corazón,
lánzalo al cielo como un puñado de cenizas
para que la guerra se retrase una hora.”

(p. 47)

“Yo escribo un poco como hablo y hablo sin técnica. Hablo con mucha emoción, eso sí. Pongo mucho en cada palabra, a veces me juego íntegro en una frase.”

(Alfredo Bryce Echenique, p. 157)

“—¿Qué es para ti la inspiración?
—Yo no la concibo como un estado de gracia ni como un soplo divino, sino como una reconciliación con el tema a fuerza de tenacidad y dominio.”

(Gabriel García Márquez, p. 70)

“Putas asesinas” (el cuento) me dejó helado.

“Aquí debería acabar este relato, pero la vida es un poco más dura que la literatura.” (p. 77, Días de 1978)

La frase final de “Últimos atardeceres de la Tierra” finiquita épicamente la historia.

“(…) pero que ante nosotros, a una distancia considerable, aparecía como un sueño o un milagro, que son, a fin de cuentas, la misma cosa.” (p. 37, Gómez Palacio)

“Si la vida no es más que una locura
lo que importan son los sueños y aun el delirio, la mentira piadosa
de las palabras en libertad arrojadas
al millar de los vientos nocturnos,
como en tu poesía: la oscuridad vidente:
palabras como brasas, balbuceos del fuego.”

(p. 58, ELEGÍA A CARLOS DE ROKHA)

“Y, por un momento, se da la belleza más profunda que se pueda imaginar.
Sí, no has experimentado la belleza hasta que el tema musical de una telenovela suena a un volumen terrible en un bar vacío.
Bajo un rayo de sol polvoriento.
Arrasando con todo.” (p. 19)

¡Tremenda escena!

“Iglesia abandonada (balada de la gran guerra)” está potente.

“¿Cómo podemos protegernos del letargo espiritual y la falta de vida? Rodeándonos de creyentes llenos de vida espiritual, que estimulen nuestras mentes y corazones para adorar a Dios.” (p. 231)

“El que tenía más habilidad que todos ha dicho: ‘Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.’” (p. 218)

“Acordaos de la mujer de Lot.” (p. 177)

“¡Con qué valor, oh Fiel, has profesado
Tu fe en Jesús, con quien serás bendito,
Mientras sufra el incrédulo obstinado
La pena que merece su delito!” (p. 160)

Tremendo himno para tal escena.

“Pero como los enemigos parecían acercarse más y más, hasta llegar casi a tocarle, gritó entonces con una voz vehementísima: <>. A cuyo grito huyeron y no volvieron a molestarle más.” (p. 107)

Segunda escena que se me hace sumamente similar a algo que había soñado.

“Era, en resumen, un hombre vulgar que solo se distinguía por su amor hacia la palabra escrita, hábito que tantos hijos del hierro consideraban poco varonil y hasta perverso.” (p. 196, sobre Lord Rodrik Harlaw, “El Lector”)

“Vine cargado con la culpa mía
De lejos, sin alivio a mi dolor;
Mas en este lugar, ¡oh, qué alegría!,
Mi solaz y mi dicha comenzó. (…)” (p. 64)

¡Tremendo himno!

“¿Cuál es mejor? ¿La alameda del verde primerizo que ríe como el niño con dientes de leche o la de su otoño, el otoño de ella, que es un morir llevando la resurrección ya encima en el cuerpo glorioso?” (p. 20)

“—Todo caballero debe sangrar, Jaime —le había dicho ser Arthur Dayne al verlo—. La sangre es el sello de nuestra devoción.” (p. 153)

“Soy la espada en la oscuridad.” Pero con la espada era un desastre, y la oscuridad le daba miedo. (p. 107)

“Caballeros errantes —pensó—, viejos, vanidosos, gordos y miopes, y pese a todo, hombres honrados.” Se animó un poco al constatar que aún quedaban hombres así en el mundo. (p. 83)

“Aquel hombre ya murió. —Aeron se había ahogado y había renacido del mar como profeta del dios. Ningún mortal podía asustarlo ya; tampoco la oscuridad… ni los recuerdos, los huesos del alma—.” (p. 40)