Iván Hernández's Blog
June 20, 2014
Indescifrable comportamiento humano
Una historia tan sencilla como bella. Completa. En un papel escrita.
Palabras leídas por ojos verdes, azules, marrones y ciegos.
Miradas que leen lo que no está escrito.
Deciden que la moraleja de esa historia, tan compleja como bella, es el miedo.
Y el miedo les lleva al odio, al ataque, a la frustración y al orgullo por defender lo suyo.
Un ataque teñido de defensa y victimismo. Un ataque que calma el miedo durante un breve instante en el que se nos permite tomar aliento para, después, volver a temblar ante la lectura corrupta por los ojos de otros, llenos de vanidad y codicia. De interés.
Las manos de los inocentes retuercen el papel con rabia, y esa historia, tan sencilla como bella, se rompe en mil pedazos, para transformarse en caos.
Y cada pedazo es incapaz de encontrar su lugar, como las personas que lo rompieron, porque sin el todo, esos trocitos de palabras quebradas serán nada.
Iván Hernández, Junio 2014
June 8, 2014
Breve eterna felicidad
Era de noche. Llamaron a la puerta y el dueño de la casa abrió una puerta tan pesada como la hoja de un libro aburrido. Eran dos personas. Una con gesto aislado y pesaroso. La otra, con mirada humilde y sonrisa sincera. La primera animaba con su silencio a que la segunda articulase alguna palabra. El dueño, exasperado por malgastar aquellos segundos, las invitó a que hablasen de una maldita vez.
Así lo hizo finalmente la que no era sombra, y él, entonces, enmudeció. Tras unos instantes de perplejidad, rompió a reír. Ante la risa, la pareja se unió en una súplica conjunta. Aseguraron que en el interior de aquel hogar había algo que necesitaban con urgencia. Imposible, comentó él, pues no era ningún ladrón, pagaba por todo aquello que compraba y nunca tuvo problemas con la ley. Pero no estaba en venta, no era de nadie, quisieron explicarle. Él no quería atender ni entender, y miraba su reloj para meterles prisa.
Muy despacio, la puerta se fue cerrando. Pero antes de que sucediese, la persona más tímida empujó con fuerza la madera que cubría la chapa y los engranajes. Su compañera entendió que ese hueco entre el pasado y el futuro, era el momento preciso. Corrió al interior, y en su carrera hizo oídos sordos a los gritos y al cierre de la puerta. Su amiga se había quedado fuera. Y buscó, buscó en su interior lo que habían perdido sin ser totalmente de ellas. Algo tan necesario que pertenecía a todos y que ahora no era ni siquiera de esa familia, pues no sabían de su eterna presencia.
Y lo encontró.
Allí estaba, en el salón, sobre una mesita baja de madera de caoba, junto a unas cortinas claras y tupidas, y un sofá en el que estaba sentada una mujer que, segundos antes del susto, acariciaba las páginas entintadas de una novela.
El dueño arremetió con violencia contra la persona, que se precipitó al suelo tras el empujón. Desde allí, señaló hacia la mesa baja. ¿La lámpara?, preguntó la mujer sin entender nada. La persona asintió con una mueca quebrada a la vez que se arrastraba hacia la luz. El dueño lo impidió con una patada en el vientre, mientras llamaba a la policía. La mujer, que todavía vivía en su mundo novelado, le concedió el tiempo suficiente y exigió a su marido calma.
Entonces les contó que eso no era algo tan simple como una lámpara. No. Era algo tan intenso e importante como el sol. La mujer, incrédula, dudó de que aquel visitante estuviera cuerdo. Se fijó en la lámpara. Efectivamente, era esférica, sin base ni cables. No gastaba electricidad, ¡una auténtica ganga! Y daba calor sin quemar, una radiación templada que calmaba incluso su lumbago.
Pero todo eso no era nada comparado con su verdadero poder, explicó. Esa luz estaba ocupando un espacio mínimo en la vida de esas personas. Y al hacerlo, sin darse cuenta, se había convertido en un objeto más, de esos que compras y olvidas, de esos que tiras porque quieres más.
La mujer meditó y, convencida, se acercó al que estaba postrado en el suelo. Su marido no movió ni un dedo. Si es importante para ti, debería serlo para mí, y por eso, me gustaría que regresara a ti, aseguró. Sin más, se lo entregó junto con una sonrisa tan bonita como cálida.
Pero ahora, ¿con qué iluminaré las páginas de los libros que me hacen olvidar la vida?, preguntó la dueña con una posesión menos y un latido de felicidad más.
El invitado inesperado volvió a cederle la luz y caminó hacia el sofá. El matrimonio se miró, encontrando en los ojos del otro el reflejo dorado de la intimidad. Entonces contemplaron cómo aquel personaje descubrió la noche con un simple abrir de cortinas.
La luz de las estrellas invadió la sala con un fulgor especial. Y pronto habría una más.
Al silencio acompañado por sonrisas e intercambios de la misma luz, le siguió una extensión de alegría verdadera. Ya no hubo dueños ni invasores, porque lo tuvieron todo para siempre.
Iván Hernández, Junio 2014
May 30, 2014
Lienzul
Te escondes en tus pensamientos. Te convierten en la sombra, creyendo ellos ser la luz. Y te confunden tanto que ya no sabes que tú no eres tú. Mientras tanto, más allá de tu miedo, el cielo sigue siendo ese lienzo infinito que te cubre, que en lugar de blanco, es teñido de azul. Y sobre el azul surgen trazos blancos y grises empujados por el pincel de brisa y viento, y convierten tu tormenta en paz, una obra emborronada de increíble belleza, de formas que sugieren cambios constantes; sí, cambios en la eternidad. Tan perpetua emoción camuflada de cotidianidad, se hace invisible a nuestros ojos, ciegos de ego, capaces de ignorar la única realidad. Pero es fácil ver, ¿quizá demasiado para ser verdad?
Iván Hernández, Mayo 2014
May 25, 2014
Espuma de olas
Un pie descalzo tras otro, hundido en la arena por un instante. Discontinua línea perfecta y plena. Eterna y efímera. Yacerá el secreto cuando las olas borren la verdad, y será descubierto porque ya estuvo y estará allí en otros paseos, en otras carreras, en otras risas, en otros pesares permutados por esperanza tamizada con el atardecer. Casi lo mismo. El límite de la felicidad no es tal en el sendero de una playa infinita que no sabe solo de ti, sino de todos.
Iván Hernández, Mayo 2014
May 18, 2014
Un paseo romántico
Atrás caminaban las sombras, unidas a ellos pero separadas a la vez, pues no las veían ni se interesaban por ellas. De hecho, no existían. Sus manos se unieron a lo largo del paseo, que era de arena y hojarasca, y de árboles resfriados, y de cielo e infinito. Sí, y en el infinito se dibujó un arco iris tan bonito que otros tantos se pintaron en los labios de todos los que, sorprendidos, sonrieron ante la magia de sus colores curvados, vívidos y grandiosos. Y todo gracias a las nubes, al viento y al atardecer, que escondía el sol para hacer del camino un sendero tenue lleno de romance vigoroso.
El amor vivía en cada paso, y los pasos afirmaban que existía el paseo, pues ellos eran los creadores de ese momento que, pese a ser breve, lo sintieron eterno.
—Te quiero.
Una respuesta similar a una pregunta que nunca lo fue.
Y se besaron.
Iván Hernández, Mayo 2014
May 11, 2014
Pronto…
Dentro de poco dedicaré parte de mi tiempo a escribir por aquí.
Un abrazo,
Iván Hernández
February 9, 2014
Video: Ebook review: “Detrás del Cristal” de Mayte Esteban
Opinión de Iván Hernández sobre el ebook “Detrás del Cristal” (Mayte Esteban).
Por si te interesa, este ebook está a la venta en Amazon: http://www.amazon.es/dp/B00DUYGUSE
Video: Book review: “El amor no entiende de edades” de María del Pino
Opinión de Iván Hernández sobre el ebook “El amor no entiende de edades” (María del Pino).
Por si te interesa, este ebook está a la venta en Amazon: http://www.amazon.es/dp/B00HVD0V1M
January 25, 2014
El cóctel aliado: Kreatonia Imperia ¡La bebida más refrescante!
Si queréis disfrutar de una bebida refrescante que os ayude a aguantar las duras jornadas de lectura aliada, os recomiendo que echéis un vistazo es este vídeo, donde explico cómo hacer el primer cóctel de la Colección Buscoaliados.
¿Su nombre? Claro está: ¡Cóctel Kreatonia Imperia! (los que no sepan el porqué de este nombre, les recomiendo la siguiente lectura)
Ingredientes:
Bebida de kiwi.
Zumo de piña.
1 lima.
Azúcar moreno.
Hielo picado.
Un vaso.
Una pajita.
Una víctima.
Preparación:
Antes de nada, echa azúcar en un plato, moja el borde del vaso con zumo de piña, lo giras y lo pones sobre el azúcar. Al levantarlo tendrás ya preparado el borde.
A continuación, llenar el vaso con hielo picado. Echa mucho, no te cortes.
Después, en una coctelera (o similar) mezcla 3 partes de zumo de piña y una parte de bebida kiwi.
Ahora, llena el vaso aliado con la mezcla resultante.
Para finalizar, echa un chorrito de zumo de lima y pon una pajita mona.
El vaso que adquirí para el vídeo era éste, pero como veis no se ve la inscripción:
Vaso aliado, con una A de… Ahhhhh.
Muchas gracias a las aliadas y aliados por sus ideas para la creación de la bebida, en especial a Rosy Pardo Touza por sus indicaciones detalladas. El mérito de esta cara de loco es todo vuestro:
Y si queréis probar y hacer vuestro propio vídeo, podéis enlazarlo, o hacerme llegar fotos a buscoaliados@gmail.com
¡Únete a la alianzia y refréscate con elegancia!
January 6, 2014
Love on Mars (English edition)
Mary Ackerson, tired of living and working on the farm, decides to leave everything behind and go to Mars. To Mars? Yes. Don’t think I went mad writing the book. There’s an explanation for everything (there on Mars lives THE man – although she hasn’t met him yet).
Keep reading: Mary will travel to Mars on a mothership (along with other people) to form part of the Stafford Research Company. Once there, Mary will meet James Stafford, the handsome and arrogant heir of the company. Falling in love with him was an unplanned incident. Also, the pleasant and intelligent Mary will discover a very strange mystery that has caused a deep crisis within the Stafford family… What are they worried about?
In LOVE ON MARS, fun is guaranteed. This is an exciting and touching love story, which is surprisingly Martian. Mary Ackerson is a unique main character that inspires confidence, friendliness and love. Besides, the novel includes sex. You couldn’t ask for more! Oh, yes… what about a happy ending? I promise you one!
Translated by Rachel Kinlay and published by Babelcube Inc.


