Cambios

Es curioso ver el modo en que a veces las cosas suceden. Hay temporadas en las que todo es calma -demasiada calma-, las horas se alargan, los días se eternizan, los meses se convierten en estaciones enteras y las estaciones en años. Si hay una palabras que defina estas épocas es monotonía. Todo parece átono y monocromo, la vida es predecible -a veces, asquerosamente predecible- y nada parece haber que uno puedo hacer para variar esa situación de tiempo sostenido, de vida en suspenso.


En cambio, también hay épocas a la inversa, en las que todo parece acelerarse, nada es demasiado fijo ni mucho menos estable y el tiempo se diluye, veloz, en un correr de acciones, un precipitarse de sucesos. Por supuesto, tú no tienes el control, ni provocas los acontecimientos -al menos no ahora ni conscientemente- ni manejas el volante para indicar el rumbo o la dirección.


Pero más curioso todavía que estos dos extremos, son las transiciones entre ellos. Eso, creo, es lo que estoy viviendo yo ahora. Un momento de transición de la más dura y cruda monotonía a otra cosa, desconocida, acelerada, emocionante y desconcertante.


Parece que es época de cambios. Cambio de blog -ya era hora-, de estación, de horario dentro de nada, este pasado fin de semana de ordenador y, mañana, de lugar de trabajo.


Cambios, muchos cambios, que pueden significar muchas cosas, aunque, por el momento, solo implican cierta desubicación y algo de desconcierto.


Me toca, supongo, acostumbrarme a mi nueva realidad y hacerme a ella, adaptarnos mutuamente la una a la otra y, con suerte, hacer de nosotras algo mejor hasta que, con el tiempo, todas estas novedades -el nuevo blog, el nuevo ordenador, el nuevo trabajo, la nueva estación…- parezcan tan monótonas como la realidad que vienen a alterar para indicar que, de nuevo, llega el momento de otra renovación.


Mientras, sigamos disfrutando, escribiendo, aprendiendo.


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Published on March 19, 2018 12:32
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