No hay nadie alla afuera...
Estoy cansada. Me cansé de sufrir y de penar, me cansé del drama y la melcocha pegotuda que se volvió incomoda en algún indistinguible momento. No va mas...
Me cansé de sufrir por otra persona, de pensar en que si ella fuera así o asá o que si ella hiciera esto o hubiera dejado de hacer esto otro yo sería feliz. Me cansé de poner mi felicidad en manos de ella, allá afuera, lejos de mi, sin control alguno y si continuaba dependiendo de ella, seguramente sin remedio alguno.
Y entonces comprendí que como dijo Werner Erhard, "no hay nadie allá afuera". Mi herejía hoy es la invitación a entender que nuestra felicidad y sufrimiento no dependen de nadie que este afuera de nosotros: si sufrimos es por las cosas que nos decimos sobre algo o alguien en particular, si sufrimos es por las conversaciones que llevamos dentro y el significado que le damos a esas conversaciones. Las personas son como las personas son y no son como no son y nosotros andamos sufriendo porque nos decimos que deberian ser de otra forma y sufrimos porque todo ese drama se vuelve nuestra novela personal, canal favorito, mercado de lagrimas.
No, no hay nadie allá afuera, estoy yo, aquí, conmigo. Estoy yo y si tengo conversaciones que me hacen sufrir, tengo todo el poder para procesarlas y desaparecerlas. Estoy solo yo y tengo el control de elegir si soy feliz ya o si quiero seguir sintiendo el dolorcito aquel que como dijo Cervantes, (el verdadero Manco de Lepanto), "de cuyo nombre, no quiero acordarme".
No hay nadie alla afuera.


