Que cada vez que apagamos la luz del dormitorio se cae un pájaro del techo. “Buenas noches”, nos decimos. Y luego se escucha su cuerpo aterrizando contra el suelo. Un chof de sangre y plumas. Yo sé que tú también lo oyes, aunque haces como si no. El pobre se nos queda agonizando a los pies de la cama durante horas. El pico ligeramente abierto, el brillo de los ojos cada vez más oscuro, la respiración entrecortada, los temblores de alas, en fin.
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Nicholas Demetriades en
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Published on May 04, 2021 12:23