Un montón de preguntas sobre la cultura editorial en Cuernavaca

Un montón de preguntas sobre el trabajo editorial e institucional en Cuernavaca

A raíz de todo lo sucedido en Tierra Adentro me puse a pensar “¿qué pasa con Morelos?”. Voy a escribir sobre lo estrictamente lo literario porque es el grupo que conozco de primera mano, no obstante, por lo que he podido ver en redes sociales, artistas de otras disciplinas han lanzado sus propios cuestionamientos. Me da la impresión que la mayoría de escritores/editores no solemos hacer “mucho ruido” en estos temas. Es importante aclarar que no estoy acusando a nadie, yo misma he preferido el silencio la mayoría de las veces y también entiendo que la posición de muchos de nosotros puede ser complicada, por lo tanto, respeto la libertad al tomar —o no — una postura específica.

El problema es que si nos quedamos en memes o conversaciones privadas para para curarnos las penas, pues realmente no va a pasar mucho. Desde mi perspectiva, el departamento editorial de la Secretaria de Turismo y Cultura (?) está más nebuloso que nunca. Todavía, antes del 2014, teníamos un poco más de claridad de su dirección, funcionamientos y lo que se podía esperar de él. Pero ahora, con la nueva administración se ha tirado lo poco que se había logrado mantener de la irregular gestión que llevó Cristina Faesler, al menos en esta área en particular. Reconozco el trabajo de Sergio D. Lara, quien intentó unir las piezas sueltas, a causa de la descarada negligencia al mantener el departamento acéfalo durante varios años. Si bien, desde afuera considero, hubo ciertos asuntos que se pudieron gestionar mejor, también entiendo lo complicado que es trabajar con pocos recursos para cumplir los compromisos heredados por otras administraciones. Lo sé muy bien porque estuve de vuelta en el FEDEM durante el 2016 y aunque fue un breve lapso de tiempo, era muy claro que se había vuelto un completo caos.

Lo sucedido con la convocatoria de Teatro y los Sábados Culturales encendió alarmas rojas: ¿Cómo una funcionaria de gobierno puede responder a una demanda pública desde su Facebook personal y señalar que “fue un error abrir una convocatoria con carácter social. Por lo tanto se CIERRA LA CONVOCATORIA[…]? La demanda de los artistas era que se respetara el trabajo de los mismos a través de los honorarios correspondientes que ninguna de las convocatorias tomaba en cuenta. ¿Ahora la gestión gubernamental se regirá mediante berrinches? Luego, en la minuta que una compañera de teatro compartió, la secretaria admite su falta pero señala que no pedirá disculpas públicas y admite que ¡no saben redactar convocatorias! Entonces, ¿cómo se eligió al equipo que está ahí? Imaginemos: si no son capaces de redactar una convocatoria ¿son capaces de administrar los recursos y presupuestos de una institución de esta naturaleza? Desde enero no se puede consultar el organigrama de la nueva administración, ni información que detalle los ejes que conformarán su gestión. Si es lo que se puede ver en redes, se trata de una clara inclinación a una versión anticuada de turismo y cultura, o que más puede ser esa visión whitemexican con “influencers” en Tepoztlán.

Volviendo a lo literario, no me queda claro cuál será la gestión del nuevo FEDEM. En redes sociales se limitan a medianamente promover sus eventos —muy pocos de los libros que se han editado desde el departamento editorial— y para replicar algunas actividades de la Secretaría. Más allá de eso no hay información pública disponible. Entonces: ¿dónde y cómo podemos conseguir sus libros? ¿Cuáles son los títulos que están disponibles? ¿Qué pasará con los tirajes de las publicaciones de la anterior administración? ¿Qué pasó con su convocatoria — muy extraña, por cierto — en la que llamaban a los escritores/editores a mandarles sus datos para formar un directorio? ¿Qué pasó con el oficio — enviado por Sergio D. Lara — en el que señala cómo se le adjudicó a la nueva directora editorial un trabajo de edición que ella no hizo? ¿O la falsa acusación de plagio a Davo Valdés? Si yo quisiera una donación de libros del FEDEM ¿afectaría el hecho de que esté haciendo estos cuestionamientos o si tengo una actitud crítica hacia su gestión?

Además, ¿la gente que ahora está en la administración cultural será lo suficientemente profesional para no tomarse esto o cualquier crítica como personal? Yo no conozco a la gente que está ahí, lamentablemente (o no) soy alguien que se ha mantenido alejada de la farándula artística, pero creo que tengo el derecho de cuestionar por el simple hecho de ser una ciudadana que contribuye con impuestos, los cuales, de alguna manera, cubren los sueldos y los proyectos de la nueva administración.

Más preguntas: ¿qué pasará con el PECDA? ¿Lo desaparecerán silenciosamente como hicieron con el Premio Malcolm Lowry? La importancia del PECDA es fundamental para quienes se dedican al arte en Cuernavaca, sobre todo para los jóvenes. Y sí, al igual que el FONCA necesita reformarse, pero… ¿desaparecer? ¿Los funcionarios seguirán justificándose en reuniones a puerta cerrada con una selección de personas a quienes les dan aparentes soluciones? La comunicación de lo que sucede en las Secretaría no debe ser sólo accesible para los artistas, o los gestores culturales sino para toda la población en general. Es información pública que debe estar disponible sea solicitada o no. Tan simple como saber qué y cómo se edita en el departamento editorial, sin necesidad de ir a preguntar o ser escritor.

En los últimos dos años he dado talleres en Cuernavaca y todos los que llegan siempre se asombran al saber que hay un departamento editorial estatal. Y sí, este no es un problema nuevo, pero ¿cómo va a solucionar la administración actual estos vacíos de información? Me imagino que lo saben, pues se escoge a un funcionario público por su trayectoria y a través de un proyecto de trabajo. Y si no ¿cómo escogieron a las personas que están ahí? ¿De la misma manera que a la directora del Museo Juan Soriano? ¿Qué carrera artística o de gestión la avala?Ahí, por ejemplo, nunca fundamentaron la razón para la contratación de la actual directora y el despido de casi todo el equipo anterior.

Me queda muy claro que si algo no soy es una persona influyente, pero conozco el departamento editorial del estado desde el 2012, ahí me formé como editora. Aprendí a amar sus proyectos, a revisar libros, a pensar en el lector, a cuidar de los libros que se hacen. También conocí a gente que desde el 2012 se ha esforzado para mantener el departamento editorial a flote — literaria y administrativamente — y por eso me da mucha pena toda esta situación tan sospechosa. Sería bueno conocer los resultados de la FLIMO de este año, o de la participación en Orizaba. Pero más allá de boletines o flyers no hay un espacio, desde la institución, para conocer estos datos.

Quisiera cerrar esto con un llamado a mis compañeros editores y escritores: ¿recuerdan hace un par de años cuando la Secretaría de Cultura no sabía si pagaría el stand de Morelos en la FILPM? Carlos Kubli nos abrió un espacio para la reunión y Jesús Zavaleta apartó el stand para que pudiéramos organizarnos y reunir el dinero. Estuvimos a punto de llegar al monto, cuando se anunció que el gobierno cubriría el pago. ¿Por qué no aprovechar nuevamente esa capacidad de organización? No sólo para exigir lo que por derecho nos merecemos de la administración cultural institucional, sino para gestionar nuestros propios espacios y no depender totalmente de ellos. Por que tengo la impresión que si actúan con tal desdén es justo, para tratar de dejarnos sin salida.

Yo he visto — y algunas veces participado — en los enormes esfuerzos que han hecho de manera individual y colectiva, pero creo que nos falta articulación para tener más fuerza de cobertura y distribución. No tenemos que ser amigos, ni siquiera estar de acuerdo en procesos editoriales o estilos de escritura, pero creo que esta puede ser una oportunidad organizativa importante, tanto para exigir los debidos procesos de parte de la Secretaría de Cultura y para quizás, instrumentar una mejor promoción editorial y literaria de la ciudad. Incluso, después movernos a lo que se hace en otros municipios. Si Cuernavaca es una ciudad rica en su actividad literaria y editorial, ¿por qué no trabajar conjuntamente en la difusión desde el esfuerzo independiente? Insisto, no tenemos que ser amigos, basta con trabajar con respeto y comprometernos con un bien común. Pensemos juntos nuevas formas de acercarnos a la población para construir el respaldo social que necesitamos para el crecimiento de nuestros proyectos. Quiero creer que esto puede ser posible, como aquella vez que nos reunimos en Sie7eocho.

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Published on June 18, 2019 16:41
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