Yeni Rueda López's Blog

February 13, 2023

Una revisión para el entendimiento de las heridas difusas y su relación con los procesos curativos

planta seca que sale de la grieta de una pared

Una cicatriz aparece cuando la piel se desgarra, se rompe, se quema o se raspa; en ese sentido, se trata de una reintegración anatómica del cuerpo lastimado. Las células curativas detectan la posibilidad de una infección y se ponen a trabajar para restaurar la superficie epidérmica. Es de suma importancia no dejar que las inclemencias del mundo exterior toquen a la carne viva.

֍。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜

Intenté escribir desde el recuerdo pero cuando has contado frente a tantos “tribunales” públicos y privados, el hartazgo se manifiesta en una sensación de quiebre cada vez que repasas las imágenes y la secuencia de la A g r e s i ó n.

Una incomodidad permanente me hacía anhelar escribir sobre ese momento. Sentí que “debía” decir algo más, darle resolución, un sentido a todo el dolor que estaba viviendo. Retomar el control de mi historia. Pero cada que intentaba poner la frase m i a g r e s o r, sentía tal irritación entre los dedos y los brazos que simplemente abandonaba el texto.

En cada intento, me hacía cada vez más consciente que ya no quería seguir ligada a su figura, a su nombre, a su influencia y a lo que me hizo. Sin embargo, su figura, su nombre y lo que me hizo, echó cicatrices en mi cuerpo, justo aquí, en la boca del estómago donde el fuego aparece cada vez que su voz atraviesa las calles de Cuernavaca para llegar a mí, recordándome la razón por la cual la comida del VIPS me hace vomitar desde hace 10 años.

。。゜゜。。֍゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜

Una cicatriz también es el resultado de una caída, la intromisión de un cuerpo extraño o un conjunto de palabras retorcidas. Las últimas son las más difíciles de reconocer por los médicos porque no dejan un rastro visible en la epidermis. Es un proceso que genera consternación en la ciencia médica, porque llega a las partes más profundas del cuerpo sin pasar visiblemente por la piel: no la atraviesa, ni la corta. Simplemente sale de un cuerpo agresor y llega a tal profundidad dañando los filamentos nerviosos y enviando señales al cerebro, que son interpretadas como la presencia de un intruso que se alimenta de la energía de otras células.

。。゜゜。。゜゜。。֍゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜

Intenté escribir desde la rabia, desde las ganas de entrar a su oficina y gritarle eres un pendejo, cómo te atreves a decir que tienes pruebas para decir que miento. ¿Quieres ver toda la miseria que se ha impregnado en cada parte de mi piel después de cómo me hablaste, de cómo me tocaste, de cómo contaminaste cada parte de mi vida durante el tiempo que trabajé para ti?

Ese fuego rabioso me quemaba la punta de los dedos y por eso cada catorce de febrero me la pasaba rascándome los brazos: para no recordarlo, para no volver a sentir que estaba ahí, en cada potencial encuentro a la vuelta de la esquina de esta infernal primavera que habitamos los dos. Curiosamente, fue justo en primavera cuando el fuego salió de la barranca de los recuerdos a los que pocas veces quiero volver.

¿Qué gané con eso?

Absolutamente nada.

Absolutamente todo.

Otra cicatriz más en el cuerpo

que quiero rascar hasta sangrar.

Hasta desaparecer.

。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。֍゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜

A falta de un nombre científico, de momento hemos caracterizado a este tipo de heridas como difusas, pues aunque se sabe su origen no hemos podido describir la manera en que afectan al paciente sin dejar una marca visible. Esto es de suma importancia porque interviene directamente en la respuesta curativa. Las células de la epidermis no ubican la zona herida y se revuelven en su búsqueda para localizar el origen e iniciar el proceso de curación. Por eso se inquietan, corren por el flujo sanguíneo y generan una comezón incesante. En últimos estudios se ha encontrado una importante correlación con otras patologías dermatológicas sin saber si se trata de una consecuencia o la causa. Lo que es claro es que el objetivo es crear un mecanismo donde el mismo cuerpo pueda generar una herida tangible y activar el proceso de curación y, por lo tanto, de la aparición de la cicatriz.

。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。֍゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜

Intenté escribir desde el resentimiento pero eso me hizo hacer memoria. ¿De dónde vino el primer escozor?, ¿fue producto de la picadura de un mosquito o el roce de una planta?, ¿el roce con un gusano o el contacto con tela sintética?

Por supuesto que se sabe muy bien de dónde vino, pero la información se esconde porque implica detonar una nueva secuencia de imágenes dolorosas, ahora desde el baño de un kinder. Afuera, un patio caluroso, el agua evaporándose de la alberquita donde una vez metiste los pies y extendiste tu toalla favorita del Rey León. La misma sensación de asco en el cuerpo que genera la urgencia de rascar, como si los dedos fueran una goma de borrar no sólo para quitar la A g r e s i ó n, también tu propia existencia. Volverte pequeñas partículas de ti, impregnarte en el piso y que el viento caluroso te lleve a los árboles, al agua de la alberquita: a donde sea que las garras de los pequeños a g r e s o r e s no puedan alcanzarte.

Ojalá no tengas que contar esta historia una vez más.

。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。֍゜゜。。゜゜。。゜゜

Las heridas difusas muchas veces se relacionan con uno de los trastornos dermatológicos más comunes en México y que en muchos casos puede manifestarse desde la infancia. La dermatitis atópica es una enfermedad inmunoalérgica con detonantes fisiológicos y emocionales. Los científicos Brecq y Jacquet utilizaron el término neurodermatitis por la relación directa entre la comezón, los trastornos de ansiedad, afectaciones en el sueño y la presencia de la depresión, en los casos más graves. Se trata, pues, de una serie de condiciones dérmicas que pueden generar (o ser causadas) por un desequilibrio en el sistema nervioso. En estos casos, además de la comezón intensa, la piel puede agrietarse, resecarse o generar unas manchas extrañas que dejan la piel enrojecida y pueden tener puntos blancos.

Dado su alta capacidad de esparsión, una de las primeras indicaciones en el consultorio es pedir a las pacientes que no se rasquen, ya que pueden aumentar la inflamación de la piel y dejar cicatrices sumamente visibles.

。。+゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。֍゜゜。。+゜

Vuelve a un día cualquier de 1998.

¿Sabían que en este cerrito despellejaban gente?, dijo el profe Carlos, Era para Xipe Totec, un dios azteca asociado con la renovación de los montes. Ahí donde está la Nissan, antes se desollaban personas para “alimentar” a Xipe Totec y que renovara la tierra.

Algunos niños no entendieron la palabra desollar y preguntaron qué era eso. El profe contestó: como cuando despellejas un pollo. Y siguió con otro tema.

Te distraes de la clase mientras miras tus brazos. Ya casi no tienes ronchas gracias al ritual de cremas con corticoides, el jabón neutro y protector solar. Además, iniciaste un tratamiento con una nueva crema que olía a lavanda, amizcle y amoníaco. Pero mira, ya es la hora de la salida. Hoy te toca esperar a Mamá debajo de una palmera marchita que deja pasar el sol. Entonces aparece un piquete en la mejilla. Ahora dos cerca del codo. Se suman tres cerca de la nariz. Se multiplican en oleadas y ahora están en los pómulos, el antebrazo y las muñecas. Te rascas pero ahora duele mucho, la piel parece querer abrirse, descarnarse. Entonces sientes la mano de Mamá en tu hombro adolorido y van corriendo a la tienda para mojar tu suéter y todo el camino lo vas presionando sobre la piel para aliviar un poco el ardor.

A Mamá le dijeron que la crema no era el problema, que a la boticaria y a la dermatóloga se les olvidó decir que después de la primera aplicación se debe evitar contacto con el sol, al menos por dos días, y posteriormente cubrir la piel totalmente hasta terminar el tratamiento.

Pasan dos semanas en las que vas dejando pedacitos de piel por donde vas. El sacrificio a Xipe Totec parece consumado y la dermatitis te deja por un tiempo. Las ojeras también se fueron porque ya podías dormir mejor. No volviste a saber de la comezón hasta esa tarde, quince años después, en el que un hombre, en un VIPS de Insurgentes, la trajo de nuevo. Pero no cualquier comezón. Esa que no se cansa, la que no se esfuma, la que deja cicatrices.

。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。֍゜゜。。゜゜。。゜゜

Las heridas difusas y la dermatitis atópica pueden definirse como alteraciones psicofisiológicas y en México todavía se carece de protocolos claros para su atención, pues en muchos casos no se consideran las incidencias psicológicas y emocionales de los padecimientos dermatológicos o se tratan como si fuera cosa de la voluntad de las pacientes; aunque claramente tienen afectaciones en el sistema nervioso central. Como si no fuera suficiente, en casos graves puede causar episodios depresivos y la aparición de cicatrices que empeoran el estado de ánimo de las pacientes.

。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。֍゜゜。。゜゜

Pero no te violó, dicen. Sólo fueron palabras. Una broma. Un coqueteo torpe. La mala gestión de un jefe. Un malentendido. Sólo necesitan arreglar sus diferencias.

Pero no te violaron, dicen. Sólo era un juego. Al que tú accediste. Con todo y que te arrastraron por el patio de la escuela y por eso tenías las rodillas sucias. Sólo necesitas aprender a comportarte, a no llevarte así con los niños. Por eso vamos a poner este sellito de mala conducta.

Oye, ¿por qué te rascas tanto los brazos?

。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。֍゜

En los últimos estudios clínicos hemos puesto mucha atención en los mecanismos que activan las células inflamatorias ya que son clave para las respuestas que generan estos dos padecimientos. Lo que generalmente sucede es que los episodios de ansiedad alteran la barrera de la piel y aumenta el cortisol. Entonces, la herida difusa pasa a ser incomodidad, luego se vuelve prurito, luego puede volverse herida física y finalmente cicatriz.

Si no avanzamos en los estudios para entender cómo funciona las heridas difusas, si no podemos bloquear a los generadores de estas heridas, las pacientes quedarán a merced de estresores nerviosos, que también dejan cicatrices químicas en el organismo, que se van acumulando hasta el punto de generar una profunda sensación de desamparo. Por eso se incentiva a los médicos a que, en el consultorio, ayuden a las pacientes a crear un entorno para recuperar la calma, reducir la comezón y evitar la aparición de las cicatrices sin invalidar el episodio de agresión, pues evadirlo puede complicar los síntomas. Hasta ahora, este protocolo no se ha logrado diseñar con éxito y cada médico aplica una aproximación personal que, en la mayoría de los casos, no tiene buenos resultados.

。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。。゜゜。

¿Le gusta esta cicatriz, que es suya?

¡Pues evite que su memoria la haga espuma!

— — — — — — — — — — — — — — — —

El trabajo De Factores biológicos y psicológicos de la dermatitis atópica (junio 2011) de Alicia Salamanca Sanabria y Nohelia Heit Ramírez fue fundamental para nosotras, al momento de correlacionar la dermatitis atópica con las heridas difusas.

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Published on February 13, 2023 20:52

No quiero perdonar ni sanar, quiero rascarme para no olvidar

Una cicatriz aparece cuando la piel se desgarra, se rompe, se quema o se raspa; en ese sentido, se trata de una reintegración anatómica del cuerpo lastimado. Las células curativas detectan la posibilidad de una infección y se ponen a trabajar para restaurar la superficie epidérmica. Es de suma importancia no dejar que las inclemencias del mundo exterior toquen a la carne viva.

֍。。+゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。+゜

Intenté escribir desde el recuerdo pero cuando has contado frente a tantos tribunales públicos y privados, el hartazgo puede consumirte hasta el punto de sentir cómo se quiebran los dientes cada vez que repasas las imágenes de la A g r e s i ó n.

Cuando ponía la frase m i a g r e s o r, en la computadora, comenzaba a sentir el escozor en los brazos y las piernas. En cada intento, el cuerpo me hacía saber que ya no quería seguir ligada a su figura, a su nombre, a su influencia y a lo que me hizo. Sin embargo, su figura, su nombre y lo que me hizo echó cicatrices en mi cuerpo, aquí, en la boca del estómago donde el fuego aparece cada vez que su voz atraviesa las calles de Cuernavaca para llegar a mí, recordándome la razón por la cual la comida del VIPS me hace vomitar desde hace 10 años.

。。+゜゜。。֍゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。+゜

Una cicatriz también es el resultado de una caída, la intromisión de un cuerpo extraño o un simple conjunto de palabras retorcidas. Las últimas son las más difíciles de identificar porque no dejan un rastro visible en la epidermis. Es un proceso realmente interesante para la ciencia médica, aunque nos tiene consternadas, porque llega a las partes más profundas del cuerpo sin pasar visiblemente por la piel: no la atraviesa, ni la corta. Simplemente sale de un cuerpo agresor y llega a tal profundidad que afecta a los filamentos nerviosos y envía señales al cerebro, que son interpretadas como la presencia de un intruso que se alimenta de la energía de otras células.

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Intenté escribir desde la rabia, desde las ganas de entrar a su oficina y gritarle eres un pendejo, cómo te atreves a decir que tienes pruebas para desmentirme. ¿Quieres que me abra aquí el pecho?, ¿quieres ver toda la miseria que se ha impregnado en cada parte de mi piel después de cómo me hablaste, de cómo me tocaste, de cómo aniquilaste cada parte de mi vida durante el tiempo que trabajé para ti?

Ese fuego rabioso no me dejaba vivir y me quemaba las puntas de los dedos y por eso cada catorce de febrero me la pasaba rascándome los brazos: para no sentirlo, para no recordar que estaba ahí, en cada potencial encuentro a la vuelta de la esquina de esta infernal primavera que habitamos los dos. Curiosamente, fue justo en primavera cuando el fuego salió de mi cuerpo, de la barranca de los recuerdos a los que pocas veces quiero volver.

¿Qué gané con eso?

Absolutamente nada.

Absolutamente todo.

Otra cicatriz más en el cuerpo

que quiero rascar hasta sangrar.

Hasta desaparecer.

。。+゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。֍゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。+゜

A falta de un nombre científico, de momento hemos caracterizado a este tipo de heridas como difusas, pues aunque se sabe su origen no hemos podido describir la manera en que afectan al paciente sin dejar una marca visible. Esto es de suma importancia porque interviene directamente en la respuesta curativa. Las células de la epidermis no ubican la zona herida y se revuelven en su búsqueda para localizar el origen e iniciar el proceso resolutivo de curación. Por eso se inquietan, corren por el flujo sanguíneo, estimulando las terminales nerviosas que generan una comezón incesante. En últimos estudios se ha encontrado una importante correlación con otras patologías dermatológicas sin saber si se trata de una consecuencia o la causa. Lo que es claro es que el objetivo es crear un mecanismo donde el mismo cuerpo pueda generar una herida tangible de la herida difusa y activar el proceso de curación y, por lo tanto, de la aparición de la cicatriz.

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Intenté escribir desde el resentimiento pero eso me hizo hacer memoria. ¿De dónde vino el primer escozor?, ¿fue producto de la picadura de un mosquito o el roce de una planta?, ¿el roce con un gusano o el contacto con tela sintética?

Por supuesto que se sabe muy bien de dónde vino, pero la información se esconde porque implica detonar una nueva secuencia de imágenes dolorosas, ahora desde el baño de un kinder. Afuera, un patio caluroso, el agua evaporándose de la alberquita donde una vez metiste los pies y extendiste tu toalla favorita del Rey León. La misma sensación de asco en el cuerpo que genera la urgencia de rascar, como si los dedos fueran una goma de borrar no sólo para quitar la A g r e s i ó n, también tu propia existencia. Volverte pequeñas partículas de ti, impregnarte en el piso y que el viento caluroso te lleve a los árboles, al agua de la alberquita: a donde sea que las garras de los pequeños a g r e s o r e s no puedan alcanzarte.

Ojalá no tuvieras que contar esta historia una vez más.

。。+゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。֍゜゜。。+゜

Las heridas difusas muchas veces se relacionan con uno de los trastornos dermatológicos más comunes en México y que en muchos casos puede manifestarse desde la infancia. La dermatitis atópica es una enfermedad inmunoalérgica con detonantes fisiológicos y emocionales. Los científicos Brecq y Jacquet utilizaron el término neurodermatitis por la relación directa entre la comezón, los trastornos de ansiedad, afectaciones en el sueño y la presencia de la depresión, en los casos más graves. Se trata, pues, de una serie de condiciones dérmicas que pueden generar (o ser causadas) por un desequilibrio en el sistema nervioso. En estos casos, además de la comezón intensa, la piel puede agrietarse, resecarse o generar unas manchas extrañas que dejan la piel enrojecida y pueden tener puntos blancos.

Dado su alta capacidad de esparsión, una de las primeras indicaciones en el consultorio es pedir a las pacientes que no se rasquen, ya que pueden aumentar la inflamación de la piel y dejar cicatrices sumamente visibles.

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La conversación del profesor se tornó un poco extraña y es difícil imaginar cómo pasaron de las multiplicaciones de tres cifras a platicar sobre fantasmas desollados en la Nissan que está en Chipitlán.

Su frase de arranque fue así: ¿sabían que en este cerrito despellejaban gente? Era para Xipe Totec, un dios azteca asociado con la renovación de los montes. Entonces, ahí donde ahora venden coches, se desollaban a personas para alimentar a Xipe Totec y que renovara la tierra. Algunos niños no entendieron la palabra desollar y preguntaron qué era eso. El profesor contestó: como cuando despellejas un pollo. Y siguió con otro tema.

Te distraes de la clase mientras miras tus brazos. Ya casi no tiene ronchas gracias al ritual de cremas con corticoides, jabones sin aroma y protector solar. Además, ayer iniciaste un tratamiento con una nueva crema que fueron a comprar en una tienda muy extraña del Centro, que olía a lavanda, amizcle y amoníaco. Pero mira, ya es la hora de la salida. Hoy te toca esperar a Mamá debajo de una palmera marchita que deja pasar el sol, mientras te comes la última paletita de limón. Entonces aparece un piquete en la mejilla. Ahora dos cerca del codo. Se suman tres cerca de la nariz. Se multiplican en oleadas y ahora están en los pómulos, el antebrazo y las muñecas. Te rascas pero ahora duele mucho, la piel parece querer abrirse, descarnarse. Entonces sientes la mano de Mamá en tu hombro adolorido y ven unas gotitas de sangre en la blusita blanca. Van corriendo a la tienda para mojar tu suéter y todo el camino lo vas presionando sobre la piel para aliviar un poco el ardor.

Tres días después, ves unos pedacitos de piel muerta sobre la almohada. Le dijeron a Mamá que la crema no era el problema, sino que a la boticaria y a la dermatóloga se les olvidó decir que después de la primera aplicación se debe evitar todo contacto con el sol, al menos por dos días, y posteriormente cubrir la piel totalmente hasta terminar el tratamiento.

Pasan dos semanas en las que vas dejando pedacitos de piel por donde vas. El sacrificio a Xipe Totec parece consumado y la dermatitis te deja por un tiempo. También se fueron las pesadillas donde aparecías de nuevo en el baño del kinder. No volviste a saber de la comezón hasta esa tarde, dieciséis años después, en el que un hombre afuera de Metro Insurgentes la trajo de nuevo. Pero no cualquier comezón. Esa que no se cansa, la que no se esfuma, la que deja cicatrices.

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Las heridas difusas y la dermatitis atópica pueden definirse como alteraciones psicofisiológicas y en México todavía se carece de protocolos claros para su atención, pues en muchos casos no se consideran las incidencias psicológicas y emocionales de los padecimientos dermatológicos o se tratan como si fuera cosa de la voluntad de las pacientes; aunque claramente tienen serias afectaciones en la funcionalidad del sistema nervioso central. Como si no fuera suficiente, en casos graves puede causar episodios depresivos y la aparición de cicatrices que empeoran el estado de ánimo de las pacientes.

。。+゜゜。。֍゜゜。。֍゜゜。。֍゜゜。。֍゜゜。。֍゜゜。。+゜

Pero no te violó, dicen. Sólo fueron unas palabras. Una broma. Un chacoteo. Un coqueteo torpe. Un malentendido. Nomás necesitan arreglar sus diferencias.

Pero no te violaron, dicen. Sólo era un juego. Al que tú accediste. Con todo y que te arrastraron por el patio de la escuela y por eso tenías las rodillas sucias. Sólo necesitas aprender a comportarte, a no llevarte así con los niños. Por eso vamos a poner este sellito de mala conducta.

Oye, ¿por qué te rascas tanto los brazos?

。。+゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。+゜゜。。֍゜

En los últimos estudios clínicos hemos puesto mucha atención en los mecanismos que activan las células inflamatorias ya que son clave para las respuestas que generan estos dos padecimientos. Lo que generalmente sucede es que los episodios de ansiedad alteran la barrera de la piel y aumenta el cortisol. Entonces, la herida difusa pasa a ser incomodidad, luego se vuelve prurito, luego puede volverse herida física y finalmente cicatriz.

Si no avanzamos en los estudios para entender cómo funciona las heridas difusas, si no podemos bloquear a los generadores de estas heridas, las pacientes quedarán a merced de estresores nerviosos, que también dejan cicatrices químicas en el organismo, que se van acumulando hasta el punto de generar fatiga y una profunda sensación de desamparo. Por eso se incentiva a los médicos a que, en el consultorio, ayuden a las pacientes a crear un entorno para recuperar la calma, reducir la comezón y evitar la aparición de las cicatrices sin invalidar el episodio de agresión, pues evadirlo puede complicar los síntomas. Hasta ahora, este protocolo no se ha logrado diseñar con éxito y cada médico aplica una aproximación personal que, en la mayoría de los casos, no tiene buenos resultados.

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¿Le gusta esta cicatriz, que es suya? ¡Pues evite que su memoria la haga espuma!

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El trabajo De Factores biológicos y psicológicos de la dermatitis atópica (junio 2011) de Alicia Salamanca Sanabria y Nohelia Heit Ramirez fue fundamental para nosotras, al momento de correlacionar la dermatitis atópica con las heridas difusas.

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Published on February 13, 2023 20:52

September 20, 2022

Escribir es dibujar el sonido de tu nombre

Cuando ciertas personas escritoras dicen, con tono fanfarrón, que desde chiquitas quisieron dedicarse a la literatura se le mira con suspicacia. “¡Ah, ya está faroleando!”, “uy sí, ajá”. Esta reacción es porque muchas veces viene de un postureo que, directa o indirectamente, restringe la escritura literaria a personas específicas, casi elegidas por el destino.

Mi sueño de chiquita nunca fue escribir historias. Mi sueño era tener un escritorio, curar animalitos, un cuarto con puerta y ser adulta para ya no tener miedo. Particularmente el escritorio era una fijación. Ni sabía para qué se usaba, sólo que eran cosas importantes: hablar por teléfono, firmar cosas, anotar en agendas, tocar papeles de muchos colores. Yo también quería un escritorio, hacer cosas “importantes” y tener muchos papeles, como las personas en las casas que mi mamá limpiaba.

rana rene con traje en un escritorio con documentos y un telefono de color azul, frente a él un perchero con su sombrero y un abrigo

El escritorio de la Arquitecta —que vivía en Lomás de Cortés— fue uno de los primeros que conocí. Para llegar a su casa había que salir muy temprano, tomar dos camiones y recorrer dos horas de traslado. A mí me gustaba gracias a una sucesión de actividades:

Mamá y yo comiamos gorditas sencillas en Doña Tina y compartíamos una coca cola.Yo podía jugar con Mota, una perrita blanca siempre eufórica con nuestra llegada.Después de la siesta de medio día, iba a la casa #6 para jugar y donde una adolescente decía “mira, qué bonita la hija de Leo” y me prestaba sus crayolas y yo las usaba con mucho cuidado para no romperlas, tal como me habían dicho.Por ratos, y después de hacer mis ejercicios, podía hojear los libros que la Arquitecta me regalaba. Eran los que habían usado sus hijos en cursos anteriores, en una escuela francesa.

Mi mamá siempre dice muy orgullosa que aprendí a leer y escribir a los tres años. Tiene todo el derecho pues entre los quehaceres, las lágrimas y habitaciones que limpiar, se hacía un espacio para repetirme las letras del abecedario o ponerme ejercicios para “soltar la mano”: columnas de humo, gusanitos, trenecitos y casitas fueron mi primera escritura. Después vinieron las vocales, seguidas por las consonantes y luego mi nombre.

Cuando ya pude leer oraciones, los libros que me regalaba la Arquitecta fueron mi principal compañía. En uno de ellos, con tapas de color guinda, encontré un cuento donde usaban la palabra agorera y la repetí toda una semana mientras íbamos en la ruta porque me gustaba su sonido. Pero hubo un relato en particular que “marcó mi destino”. No recuerdo los detalles pero era una niña que estaba buscando recuperar o escribir su nombre. El caso es que un personaje le dice: escribir es como dibujar el sonido de tu nombre. Leí tantas veces ese cuento que parece extraño el no recordar la anécdota, sin embargo esa frase se quedó en mi memoria.

En cierto momento ya había leído todas las historias de los libros regalados. Ida y vuelta y otra vuelta. Y yo quería más. Quería seguir escuchando las voces de esos personajes, jugar con ellos, extender su vida. Cuando el texto ya no fue suficiente me puse a leer las imágenes y a escribir a partir de ellas. Todavía no tenía fluidez para hacerlo “de corrido” así que, para contar mis historias derivadas, usé mi voz y se las contaba a Mota o a mi mamá mientras quitaba la basura de la alberca.

Yo era la narradora, la protagonista, el enemigo, el animalito de compañía. Así me pasaba la tarde hasta el momento en el que nos tocaba recoger nuestras cosas y emprender el regreso a casa. Al otro día, regresaba a los libros con otras ideas pero siempre contándolas con mi voz. Vagamente recuerdo a los adultos preguntándome por qué hablaba sola con los libros, los perros o con el trapeador.

Poquito a poco — cuando mi mano se fue soltando— comencé a registrar estas historias en las últimas hojas de mis libretas de la primaria o en los márgenes de aquellos libros. Escribir se estaba convirtiendo en la forma de dibujar el sonido de mi mundo interior.

Mientras escribo este fragmento, me doy cuenta cómo se han ido construyendo mis inquietudes narrativas. Las historias derivadas y la imaginación me acompañaron en una infancia solitaria pero también me dieron herramientas para la configuración de mi trabajo literario.

No es gratuito que uno de mis narradores más estudiados—y angulares en mi formación narrativa — sea Juan García Ponce, quien en lugar de accionar a sus personajes desplazándolos por escenarios, lo que hace es mover el escenario en los personajes para mostrarnos el flujo de su pensamiento, sus emociones o su memoria. Construye la forma en que se tocan, se miran o interpretan su alrededor, creando con el lenguaje una atmósfera espacial-emocional que nos permite escarbar en las manifestaciones de la conducta humana.

Entonces, lo que importa en el cuento no es sólo la anécdota o ya ni siquiera es tan relevante. Lo que que es vital es la construcción a partir del lenguaje: el uso de los adjetivos, cómo se costruyen las voces de los personajes usando signos de puntuación o determinado universo de palabras, la configuración del signo y las figuras retóricas. Porque más allá de la anécdota, lo importante es cómo se cuenta, cómo se dice, cómo la imagen narrativa va cobrando vida, cómo logra quedarse en nuestra memoria. El mismo García Ponce lo dice en una entrevista:

La imagen literaria quiere reproducir la intensidad de la vida. Si lo logra, es una buena imagen.
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Published on September 20, 2022 11:40

April 1, 2022

El sí de las cursilerías

Tengo este poder que los poetas usan todo el tiempo pero que poco admiten, no vaya a ser que el señor Decoro Literario venga y les jale las patas por la noche.

Mi poder es la cursilería, la capacidad de ver su sonrisa entre los rayos del sol que colorean las buganvilias y sentir sus lágrimas cuando estoy lavando trastes o cuando me corto las yemas de los dedos con una hoja de papel. Puedo materializar en mi cuerpo su voz y sentir un escalofrío cuando estoy escribiendo diálogos telenovelescos. Y también puedo sonreír cursimente, cuando le veo cerca de una palmera y me doy cuenta que es un fantasma del pasado con el que ya he saldado cuentas.

Cuando pensamos en relaciones duraderas se nos pueden venir imágenes a la mente tan fabricadas que hasta avergüenza reconocerlas: despertar juntos y reír mientras preparamos el desayuno, tomarnos de la mano mientras caminamos por el Centro, comprarnos chocolates el 14 de febrero o cuando cumplimos un aniversario. Pero en el espacio vital el amor, la manifestación del mismo y su configuración no se limita a la ensoñación de una canción romántica. También hay mucho desespero, incomodidad, autorreconocimiento de los errores. Constantemente andamos diciendo “ay, cómo te quiero”, “cómo te adoro”, “contigo hasta tengo hijos”, “amigos por siempre” y andamos diciendo mira cuánto te amo, pero no podemos tocarlo, verlo, sólo oírlo. Ni siquiera escucharlo. Muchas veces decimos que escuchamos, pero en realidad estamos pensando qué responder a lo que no estamos escuchando.

En el amor, la amistad y el cuidado, hay muchos silencios mientras desayunamos y no sabemos cómo acomodar las palabras para decir que ahí estamos por si quieres abrazarnos y desahogar un poco del dolor de la ausencia. Hay mucho llanto desquebrajado en las barrigas después de estar recostados, diciéndonos lo mucho que nos hemos lastimado por que nadie nos enseñó a enunciar cómo nos sentimos realmente y tenemos los cuerpos pegajosos por el calor. Hay mucho llanto resguardado en notas de voz que se pierden cuando cambias de teléfono y no sabes usar la función de restablecimiento de WhatsApp.

Hay mucho de trabajo — no en términos de productividad — , de cuidado, de estar en el presente y de escucha. Hay mucho empeño por mantener ese amor que se ha formado gracias a la vitalidad de nuestros cuerpos y corazones que, a tropezones — y también con mucha diversión — , están aprendiendo a ser cursis, pero bien, sin miedo, con toda la fuerza de la cursilería, con toda la intensidad de la melosidad, con todo el compromiso del cariño.

La cursilería, mi gran poder. Mi gran responsabilidad

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Published on April 01, 2022 03:06

October 26, 2021

La descolocada

Se me desacomodó todo.

Iba a decir que hasta el ciclo menstrual, pero ese lo traigo destornillado desde hace cinco años, y aunque llevo dos con tratamiento intermitente lo más que he logrado es ya no tener estreñimiento ni frío constante. Mi piel también ha mejorado, aunque sigue estando reseca en los tobillos y talones; ahora que lo pienso, pues un avance es ya un avance qué no.

El punto es que este mes todo se me movió de lugar: certezas que tenía sobre mi trabajo, mi salud, mi tranquilidad mental, los dolores corporales, mis proyectos , mis relaciones personales, mi alimentación, la chamba y los presupuestos.

Y no es que esté pasando algo malo en particular, es más bien que siento como me voy desmoronando, como cada día de octubre amanezco con ganas de no tener cuerpo, de no tener conciencia de mí, ser como mi gata y no tener que preocuparme por preocuparme. Si bien, no he tenido ataques de ansiedad sí he tenido episodios donde imagino las peores catástrofes para TODO.

Les quiero contar un secreto:

Estoy reacomodando mi ser escritora desde una parte muy poco cómoda (cómo odio eso de tener que salir de tu zona de confort), muy desde la frustración, el cansancio, la desconcentración y el resentimiento. Y miren que no tengo nada contra el resentimiento, pero ahorita sí se puso medio pesadito conmigo.

El punto es que de pronto siento mucho relativismo al momento de sostener el asumirme escritora y dejar de hacer caso al sistema. Yo sí quiero una beca, por ejemplo; no para competir con las otras mujeres que escriben como yo, la quiero para tener dinero. Porque tengo cuatro o cinco trabajos y nomás no veo los resultados de tener cuatro o cinco trabajos más que el cansancio continuo, la tensión en la espalda, las lágrimas en los ojos y las deudas que no bajan. Y pues está más cañón cuando incluso nosotras mismas podemos llegar a leer nuestro ser escritora a partir del sistema o los nuevos sistemas que vayan/vamos creando. Porque lo hacemos, no nos hagamos.

Por ejemplo, me acuerdo cuando me ghostearon en un proyecto y luego al ver los requisitos que ponían para registrarse era “tener al menos un libro con ISBN y una editorial establecida”. Y pues mi libro sí tenía ISBN y era de una “editorial establecida” pero incluso así se dio el ghosteo. Por que sí, entre los proyectos independientes y autogestivos también hay rankings, selecciones que dejan fuera, cálculos y mediciones del capital cultural y no es el paraíso de la horizontalidad que a veces queremos creer. Tampoco tendría porque serlo y por eso la honestidad me parece tan importante.

Todo esto terminó de expandirse en mi cerebro a principios de la semana pasada cuando se celebró el Día de las Escritoras y una de las consignas más recurrentes fue la importancia de asumirnos como tal, de dejar de tomar ciertas unidades o checklist para “pasar el trámite y portar con orgullo la credencial de escritora”. La enunciación era parte vital para ello. Y todo muy bello, muy encendido, muy motivante. Pero… ¿exactamente cómo se hace eso?, ¿cómo desarticulamos el síndrome de la impostora?, ¿cómo redistribuimos energías para que todas sean incluidas? Por que yo sigo viendo, incluso usando, caracterizaciones como “la mejor…”, “la única…”, “la más capaz…”, “…la más brillante de su generación”. Seguimos sosteniendo el culto a la excepcionalidad [una herramienta, por cierto, usada por la lectura patriarcal para separar las “buenas” escritoras, las que vale la pena leer de las que no].

Creo que sería importante reconocer que nuestros sueños de horizontalidad, aceptación, transformación y enunciación también tienen sus límites, sus horizontes sin que esto signifique que es algo malo por sí mismo. O al menos, para mí sería algo vital. Es lo que estoy descubriendo en medio de esta zanja de dudas, dolores y frustraciones que he ido desenredando estos días. Porque luego una espera encontrar cierta cosa en cierto espacio y pues resulta que no. Como cuando te vas a comer un cacahuate después de comerte siete bien tostaditos llega uno amargoso y bien quemado. Y lleva largo rato quitarse ese amargor que se mete debajo de la lengua y entre los dientes.

En fin, que este mes se me ha movido todo. Me he descolocado toda. Y creo que casi nadie de mi círculo cercano sabía esto ni se lo había contado. Porque como en mis más viejos y dolorosos tiempos solo supe hacerme bolita, retraerme. Porque no quiero molestar a nadie con lo que me pasa (y aún así estoy publicando este texto, la hipotenusa).

Hay muchas cosas que me gustaría elaborar sobre el asumirme escritora y la horizontalidad, pero ahorita ya me cansé.

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Published on October 26, 2021 20:22

September 28, 2021

1998

El 10 de mayo el volcán Popocatépetl registró una emisión de vapor y ceniza que acompañó el emplazamiento del octavo domo, alcanzando algunos kilómetros sobre el cráter.

En 1998, tenía ocho años y caminaba por la orilla de la carretera federal México-Acapulco. Entre el polvo y la hierba pude ver el guayabo del patio, la sábila descansando en las escaleras, las ramas del guamúchil abrazando tu casa y tus manos remendando calcetines o preparándonos sopa de fideo. Siempre indescifrable. Siempre en movimiento. Siempre distante. Siempre mi abuela.

El 13 de agosto ocurrió el sismo volcanotectónico más grande registrado en el volcán hasta ahora. Los microsismos duraron media hora, seguidos de episodios de tremor armónico de baja amplitud.

En 1998, tenía ocho años y una tarde apareciste, junto a mi madre, en la entrada de la escuela. Con una sonrisa triste me abrazaste y mi corazón se encendió. No hablemos aquí, enfrente de la niña, vamos a la casa. Quiero decirte algo. Tengo que decir algo. Esa noche, mamá no durmió. Después, palabras extrañas: carcinoma de cérvix, quimioterapia, radiación, etapa III.

El 5 de octubre, hubo una erupción explosiva por la noche después de la cual se vio un resplandor en el cráter. El 9 de noviembre, por la madrugada, ocurrió una explosión seguida por 12 minutos de tremor espasmódico.

En 1998, tenía ocho años y veía como el hospital del instituto mexicano del seguro social plan de ayala se alejaba sin dejar de verse inmenso. Lo odiaba. Las últimas semanas habían sido así: no puedo ayudarte con la tarea, Mamá Gude necesita medicinas; no hay desayuno, Mamá Gude necesita ir a radioterapia; no puedo leerte un cuento, Mamá Gude necesita compañía. Luego, la lloradera en la cocina o en la cama. A veces, una sonrisa de esperanza entre cada cita médica. A mí se me escapaba el sentido de todo. Solo sabía que necesitaba a mi madre y tú me la quitabas.

El 17 de diciembre, se presentó una explosión que lanzó fragmentos incandescentes en la cara norte del volcán. Estos llegaron hasta 4.5 km de distancia del cráter y provocaron incendios en la zona boscosa.

En 1998, tenía ocho años y fue la última vez que celebramos navidad juntas. Solo recuerdo fragmentos de la erupción: mamá temblorosa, papá disociado, el tremor de los gritos callejeros. Antes de entrar a tu cuarto le pediste a mamá que apagara la luz. No querías ser vista. Dijiste: ¿qué pasó? Y respondió el temblor. Sólo supimos extender los brazos hacia tu cuerpo, acariciaste el rostro de mi madre y tomaste mi mano. Luego vino el vértigo y el silencio: una caída en el baño, otra hospitalización, la metástasis, tus pesadillas, tus fantasmas, estado de coma, el descanso de la última exhalación.

La última exhalación.

La última exhalación.

La última exhalación.

Para cerrar el año, el volcán generó un sismo volcanotectónico. Todo el proceso observado a finales de noviembre y diciembre correspondió al crecimiento y destrucción del noveno domo.

Pero no importa saber que voy a tener el mismo final
porque me queda el consuelo que Dios nunca morirá […]
y que todo aquel que llega a morir, empieza a vivir una eternidad
Dios nunca muere, Macedonio Alcalá.
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Published on September 28, 2021 21:03

September 6, 2021

Algunas notas desordenadas sobre Roma (10/12/2018)

[Escribí este texto un par de semanas después del estreno de Roma, justo en plena ola adulatoria a la película y su director; esto hizo que mucha gente fuera a mis tuits a pedirme credenciales para opinar y a tratarme de explicar mi experiencia con ella. Pero también me trajo encuentros muy interesantes, lazos de amistad y oportunidad de conversar a partir del sí y no estar de acuerdo. Quizás por eso quise salvarlo del archivo de mi viejo blog. El texto está casi integro, solo acomodé un par de ideas y algo de redacción. También añadí tres puntos más, pues pasaron cosas que me parece importante incluir en este corpus de pensamiento. Todo lo demás, son posicionamientos que sostengo con toda la fuerza de mi cuerpo].

1. Siempre que Cleo contesta el teléfono, limpia el auricular antes de pasarlo a su empleadora. Esa escena me hizo recordar que en una de las casas en las que trabajó mi madre había un vaso, plato y cubiertos exclusivos para nosotras. A diferencia de la vajilla de vidrio, los nuestros eran de plástico. A los seis años lo vi como un gesto de cariño, pero ahora entiendo que era un eufemismo para diferenciar, evitar la contaminación.

2. En la última toma Cleo sube unas escaleras para subir a la azotea que me remitieron de inmediato a Un rincón cerca del cielo, otro producto cinematográfico que romantiza la precariedad y el sufrimiento de las mujeres.

3. Roma tiene sinopsis poco afortunadas. ¿Todavía no estamos listos para ver una trabajadora del hogar como personaje-protagonista de una producción masiva? Parece que no, porque en los peores casos, los que escribieron las sinopsis — y hasta las críticas — utilizaron las palabras “sirvienta” y “criada” justificándose en el “contexto” de la película.

4. La historia nos hace sentir que estamos viendo las acciones a través de la experiencia de Cleo, pero no la estamos viendo a ella, hay un observador omnisciente muy evidente. Vemos el recuerdo romantizado de Alfonso Cuarón. Cuarón no hizo una película sobre Cleo (o Libo). Hizo una película sobre su infancia. SUS recuerdos sobre Libo.

5. Nuevamente un hombre es celebrado por usar como recurso estilístico, las historias de las mujeres, y en este caso, de mujeres precarizadas. Historias que además no terminará de comprender, por más esfuerzos que haga, pues obedecen a condiciones muy concretas: ser una mujer pobre y racializada.

6. Pero, ¿no hubiera sido hipócrita que Alfonso Cuarón intentara hablar por las trabajadoras del hogar? Su recurso narrativo es intentar entender cómo vivió Libo y, por consecuencia, materializarla en ficción a través de Cleo.

7. La romantización no sólo es responsabilidad de la película, también de nosotros como receptores. La escena en la que Sofía, junto a sus hijos, abraza a Cleo y la condescenciente empatía con la que responde cuando se entera que está embarazada, me hizo recordar las numerosas muestras de cariño que las empleadoras de mi madre han tenido con ella o conmigo. Estas escenas son gestos sutiles que le dan otra dimensión al discurso de Cuarón y lo acercan al cuestionamiento de esas prácticas. Sin embargo, es labor del receptor reconocer esos detalles y extender su significado sobre los momentos del dramatismo convencional.

8. La secuencia inicial —Cleo recorriendo la casa mientras realiza distintas labores — me hizo llorar, casi de inmediato, la primera vez que la vi. Los primeros recuerdos de mi infancia son de mi madre, desplazándose lentamente en casas ajenas, limpiando, acomodando y de vez en vez, mirándome con una sonrisa triste. La segunda ocasión no pude resistir el diluvio. Solté lágrimas silenciosas al sentir la mano de mi madre y ver el brillo del agua en sus ojos.

9. Roma no es una película sobre las trabajadoras del hogar. Es el recuerdo de un cineasta privilegiado de una mujer precarizada que fue importante en su vida.

10. Obviamente no se trata de decirle a Alfonso Cuarón lo que debía hacer con su película o con sus recuerdos. Pero, en ese sentido la película revela mucho de la manera en que vemos — como sociedad o artistas — al otro. Y esa mirada sí puede ser cuestionada.

11. Personalmente, me interesa mucho saber cómo ven Roma las mujeres que tienen la experiencia directa del trabajo del hogar. A mi madre la película la conmovió mucho. Vi sus lágrimas caer en algunos momentos y en otros me tomó las manos. No tengo ningún derecho de reclamarle su resonancia emocional. Es ella la que ha vivido esa explotación, no yo. Después de verla, hemos conversado sobre Roma. Más allá de la conmoción, también sintió algo raro y parece estar muy consciente de esa romantización. También parece estar agradecida de sentirse representada fuera de la sorna y la burla con la que normalmente aparecen las trabajadoras del hogar en los medios audiovisuales.

12. Yalitza Aparicio ha dicho que su interpretación de Cleo es una forma de homenajear a su madre y la comprendo. Este año decidí que yo también quiero hacer algo, desde la escritura, para tocar estos temas y gracias a Roma me he cuestionado de manera mucho más frontal qué clase de “homenaje” quiero hacer a mi madre.

13. La secuencia en la que Cleo atraviesa el mar para salvar a los niños me conmovió diferente la segunda vez que la vi. La fotografía del momento crea una alegoría dolorosa pero deslumbrante. Cleo se vuelve La Trabajadora del Hogar que constantemente tiene que solventar los mares de la desigualdad, la condescendencia, la explotación y la confrontación de su vida laboral con la privada. Cleo se abandona a sí misma, olvidándose que no sabe nadar. Pero, debe cuidar de los niños a su cargo. Muchas mujeres que trabajan en casas ajenas y propias se olvidan de sí mismas para lanzarse al cuidado del otro. Luego pienso: Sí, Cleo en un gesto de amor se lanza al mar para salvar a Sofí. Pero también porque se sabe responsable de ella. De una hija, que no es suya.

14. Cuando Sofía llega alcoholizada a la casa y toma de las manos a Cleo para decirle “A pesar de lo que digan, estamos solas”, pensé en las complejas relaciones entre las empleadoras y las trabajadoras del hogar. Es una intimidad ambigua, porque muchas veces al interior se vuelven confidentes, consejeras, soportes emocionales; pero luego en el paso de los días y la cotidianidad vuelven a ser relegadas a la subordinación y son alejadas de la familiaridad frente a otros. Las trabajadoras del hogar no sólo limpian los espacios que habitan, también el corazón de sus empleadoras.

15. Necesitamos avivar espacios para las diversas voces de las mujeres. Esto me queda más claro después de ver Roma. Pero ojo, también nos toca a nosotras no repetir las mismas prácticas masculinas de usurpación. Hay historias que por cuestiones de raza, clase, geografías, identidades — y otras circunstancias — también podemos contar de manera parcial. Por eso me pregunto: Al escribir sobre mi madre, ¿qué tanto estoy ocupando un espacio, un “micrófono” que no me pertenece? ¿Acaso mi lugar debe ser escuchar, antes de hablar? ¿Puedo acompañar la voz de mi madre y el de otras trabajadoras del hogar a las que conozco? Yo creo que sí. Pero hay que pensar muy bien en el cómo.

16. La segunda vez que vi Roma, media sala se río durante toda la escena en la que Cleo le dice a su empleadora que está embarazada. Hasta este momento me pregunto ¿qué les dio risa, si el tono cómico no está presente en la escena?

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17. Meses después del estreno de Roma salió un documental sobre la filmación de la película y quise verlo porque tengo una obsesión con los documentos que muestran los procesos narrativos. Entre toda la parafernalia alrededor de la reconstrucción de la ciudad de los setenta, hubo una estrategia narrativa que me pareció mezquina: Yalitza no sabía que el hijo de Cleo nacía muerto y tenía la expectativa de que utilizarían a un bebé real. Y en palabras del mismo Cuarón, por unos instante la angustia de Yalitza fue real.

18. En el punto 12 y 15 de esta lista hablé de la necesidad de escribir sobre el trabajo del hogar como un homenaje a lo que mi madre vivió y posibilitó, con sus jornadas laborales, en las vidas de nuestra familia. Pero, hasta ahora, ese texto anhelado no ha llegado y no sé si llegará en algún momento. Pensando mucho, y encontrando el camino del voluntariado, tuve la alternativa de escuchar, y poner a disposición de las trabajadoras, mis saberes para conjurar junto con los de ellas, una voz colectiva, escrita, oral y viva. Si nunca escribo ese texto no hay problema, pues el trabajo editorial apareció (nuevamente, colocándome las respuestas que necesitaba) como una forma para articular ese homenaje tan anhelado.

19. En 2020 tuve la oportunidad de convivir durante ocho meses, semanalmente, con cuatro mujeres trabajadoras del hogar: Lilia, Alma, Juanita y Francisca. Las cuatro fueron muy generosas con su tiempo, no sólo por ayudarnos a cumplir con un plan de trabajo, sino por disponer sus corporalidades con la idea de mejorar las condiciones de vida propias y las de sus compañeras, incluso si no las conocían. Desde entonces estamos trabajando en fanzines, carteles, podcast y otros documentos que coloquen el tema del trabajo del hogar, ausente en la discusión pública y política de Morelos, incluso dentro del activismo feminista. Tenemos una deuda importante que saldar con ellas. Durante las entrevistas que les hice para los podcast les pregunté qué opinaban de Roma. Las cuatro dijeron que no les gustó, no se veían en ella. Qué ojalá nos dieran un dinero para ellas hacer su propia película.

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Les recomiendo otros dos textos sobre Roma. Uno habla sobre la problemática romantización que puede generar; es de Ana Farías, activista en Parvada. El otro es un texto breve pero sustancial que María José Ramírez publicó en Medium.

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Published on September 06, 2021 18:15

August 24, 2021

Autorretrato [en viva]

Ventanal con escritura, un árbol con hojas que se dispersan y una puerta a una casa habitada por la escritura.Transparentando la escritura, invitación del colectivo TALIPA en el MMAC Juan Soriano.

Soy una señora, una mujer, una niña. Soy la hoja, la rama y la semilla. Escribir es dibujar el sonido de tu nombre. Mi madre me dio la vida y la sensibilidad para escribirla.

Todos quieren dominar al mundo pero yo sólo quiero tener el control de mi cuenta bancaria. Escribo y cobro porque soy una escritura viva. Estas letras son mis semillas que se dispersan, crecen y germinan. Esta escritura es mi hogar.

Cuando las Grandes Señoras reúnan la antología de mis Greatest Hits deben poner en el aparato crítico: NUNCA quiso que se le diera la LITERATURA.

Cuando las Grandes Señoras hagan mi Obra Reunida deseo que abandonen el proyecto y mejor hagan un recopilatorio MP3 [aunque la tecnología ya esté obsoleta] de todas las canciones que convertí en songfics.

Esto es un decreto: nunca más una escritura sin ellas, siempre mi escritura con ellas.

Soy Rusia, soy Leonor, soy Aurelia, soy Socorro, soy Esperanza, soy Rubí, soy Inés, soy Lupe, soy Celeste, soy Yami, soy Juana, soy María José, soy Janeth. Soy todas ellas y ninguna de ellas. Soy Yeni. Soy la que viene a cobrarse todas las deudas y las ofensas.

Anoten muy bien, en la bibliografía de mis Obras Completas se debe enlistar:

Las canciones de telenovelas que cantaba mi mamá mientras limpiaba la casa.La enciclopedia verde que se deshojó de tanta lectura nocturna.A Platero, Salaver y Confite. A Niebla, Blanquita y Felino. A Rusia.Las historias de mi madre y los viajes en ruta.Las raíces de los árboles que habitan las privadas de Cuernavaca.Las canciones de Pedro Infante que cantaba mi padre en las noches de lluvia.Las ausencias de mis abuelas.Las casas de Cuernavaca que me vieron crecer.Las olas del mar que conocí a los 24 años.Las calles solitarias y húmedas de Xalapa.El árbol de mandarinas en el patio de Socorrito.La ramita, en la autopista México-Cuernavaca, que me sujetó ante la muerte.A cada una de las Yeni a las que no se les permitió hacer lo que querían pero se mantuvieron necias hasta llegar a esta Yeni que escribe para repetir, como un mantra, las palabras de Gloria Anzaldúa:

I will overcome la tradición del silencio.

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Published on August 24, 2021 17:59

June 18, 2019

Un montón de preguntas sobre la cultura editorial en Cuernavaca

Un montón de preguntas sobre el trabajo editorial e institucional en Cuernavaca

A raíz de todo lo sucedido en Tierra Adentro me puse a pensar “¿qué pasa con Morelos?”. Voy a escribir sobre lo estrictamente lo literario porque es el grupo que conozco de primera mano, no obstante, por lo que he podido ver en redes sociales, artistas de otras disciplinas han lanzado sus propios cuestionamientos. Me da la impresión que la mayoría de escritores/editores no solemos hacer “mucho ruido” en estos temas. Es importante aclarar que no estoy acusando a nadie, yo misma he preferido el silencio la mayoría de las veces y también entiendo que la posición de muchos de nosotros puede ser complicada, por lo tanto, respeto la libertad al tomar —o no — una postura específica.

El problema es que si nos quedamos en memes o conversaciones privadas para para curarnos las penas, pues realmente no va a pasar mucho. Desde mi perspectiva, el departamento editorial de la Secretaria de Turismo y Cultura (?) está más nebuloso que nunca. Todavía, antes del 2014, teníamos un poco más de claridad de su dirección, funcionamientos y lo que se podía esperar de él. Pero ahora, con la nueva administración se ha tirado lo poco que se había logrado mantener de la irregular gestión que llevó Cristina Faesler, al menos en esta área en particular. Reconozco el trabajo de Sergio D. Lara, quien intentó unir las piezas sueltas, a causa de la descarada negligencia al mantener el departamento acéfalo durante varios años. Si bien, desde afuera considero, hubo ciertos asuntos que se pudieron gestionar mejor, también entiendo lo complicado que es trabajar con pocos recursos para cumplir los compromisos heredados por otras administraciones. Lo sé muy bien porque estuve de vuelta en el FEDEM durante el 2016 y aunque fue un breve lapso de tiempo, era muy claro que se había vuelto un completo caos.

Lo sucedido con la convocatoria de Teatro y los Sábados Culturales encendió alarmas rojas: ¿Cómo una funcionaria de gobierno puede responder a una demanda pública desde su Facebook personal y señalar que “fue un error abrir una convocatoria con carácter social. Por lo tanto se CIERRA LA CONVOCATORIA[…]? La demanda de los artistas era que se respetara el trabajo de los mismos a través de los honorarios correspondientes que ninguna de las convocatorias tomaba en cuenta. ¿Ahora la gestión gubernamental se regirá mediante berrinches? Luego, en la minuta que una compañera de teatro compartió, la secretaria admite su falta pero señala que no pedirá disculpas públicas y admite que ¡no saben redactar convocatorias! Entonces, ¿cómo se eligió al equipo que está ahí? Imaginemos: si no son capaces de redactar una convocatoria ¿son capaces de administrar los recursos y presupuestos de una institución de esta naturaleza? Desde enero no se puede consultar el organigrama de la nueva administración, ni información que detalle los ejes que conformarán su gestión. Si es lo que se puede ver en redes, se trata de una clara inclinación a una versión anticuada de turismo y cultura, o que más puede ser esa visión whitemexican con “influencers” en Tepoztlán.

Volviendo a lo literario, no me queda claro cuál será la gestión del nuevo FEDEM. En redes sociales se limitan a medianamente promover sus eventos —muy pocos de los libros que se han editado desde el departamento editorial— y para replicar algunas actividades de la Secretaría. Más allá de eso no hay información pública disponible. Entonces: ¿dónde y cómo podemos conseguir sus libros? ¿Cuáles son los títulos que están disponibles? ¿Qué pasará con los tirajes de las publicaciones de la anterior administración? ¿Qué pasó con su convocatoria — muy extraña, por cierto — en la que llamaban a los escritores/editores a mandarles sus datos para formar un directorio? ¿Qué pasó con el oficio — enviado por Sergio D. Lara — en el que señala cómo se le adjudicó a la nueva directora editorial un trabajo de edición que ella no hizo? ¿O la falsa acusación de plagio a Davo Valdés? Si yo quisiera una donación de libros del FEDEM ¿afectaría el hecho de que esté haciendo estos cuestionamientos o si tengo una actitud crítica hacia su gestión?

Además, ¿la gente que ahora está en la administración cultural será lo suficientemente profesional para no tomarse esto o cualquier crítica como personal? Yo no conozco a la gente que está ahí, lamentablemente (o no) soy alguien que se ha mantenido alejada de la farándula artística, pero creo que tengo el derecho de cuestionar por el simple hecho de ser una ciudadana que contribuye con impuestos, los cuales, de alguna manera, cubren los sueldos y los proyectos de la nueva administración.

Más preguntas: ¿qué pasará con el PECDA? ¿Lo desaparecerán silenciosamente como hicieron con el Premio Malcolm Lowry? La importancia del PECDA es fundamental para quienes se dedican al arte en Cuernavaca, sobre todo para los jóvenes. Y sí, al igual que el FONCA necesita reformarse, pero… ¿desaparecer? ¿Los funcionarios seguirán justificándose en reuniones a puerta cerrada con una selección de personas a quienes les dan aparentes soluciones? La comunicación de lo que sucede en las Secretaría no debe ser sólo accesible para los artistas, o los gestores culturales sino para toda la población en general. Es información pública que debe estar disponible sea solicitada o no. Tan simple como saber qué y cómo se edita en el departamento editorial, sin necesidad de ir a preguntar o ser escritor.

En los últimos dos años he dado talleres en Cuernavaca y todos los que llegan siempre se asombran al saber que hay un departamento editorial estatal. Y sí, este no es un problema nuevo, pero ¿cómo va a solucionar la administración actual estos vacíos de información? Me imagino que lo saben, pues se escoge a un funcionario público por su trayectoria y a través de un proyecto de trabajo. Y si no ¿cómo escogieron a las personas que están ahí? ¿De la misma manera que a la directora del Museo Juan Soriano? ¿Qué carrera artística o de gestión la avala?Ahí, por ejemplo, nunca fundamentaron la razón para la contratación de la actual directora y el despido de casi todo el equipo anterior.

Me queda muy claro que si algo no soy es una persona influyente, pero conozco el departamento editorial del estado desde el 2012, ahí me formé como editora. Aprendí a amar sus proyectos, a revisar libros, a pensar en el lector, a cuidar de los libros que se hacen. También conocí a gente que desde el 2012 se ha esforzado para mantener el departamento editorial a flote — literaria y administrativamente — y por eso me da mucha pena toda esta situación tan sospechosa. Sería bueno conocer los resultados de la FLIMO de este año, o de la participación en Orizaba. Pero más allá de boletines o flyers no hay un espacio, desde la institución, para conocer estos datos.

Quisiera cerrar esto con un llamado a mis compañeros editores y escritores: ¿recuerdan hace un par de años cuando la Secretaría de Cultura no sabía si pagaría el stand de Morelos en la FILPM? Carlos Kubli nos abrió un espacio para la reunión y Jesús Zavaleta apartó el stand para que pudiéramos organizarnos y reunir el dinero. Estuvimos a punto de llegar al monto, cuando se anunció que el gobierno cubriría el pago. ¿Por qué no aprovechar nuevamente esa capacidad de organización? No sólo para exigir lo que por derecho nos merecemos de la administración cultural institucional, sino para gestionar nuestros propios espacios y no depender totalmente de ellos. Por que tengo la impresión que si actúan con tal desdén es justo, para tratar de dejarnos sin salida.

Yo he visto — y algunas veces participado — en los enormes esfuerzos que han hecho de manera individual y colectiva, pero creo que nos falta articulación para tener más fuerza de cobertura y distribución. No tenemos que ser amigos, ni siquiera estar de acuerdo en procesos editoriales o estilos de escritura, pero creo que esta puede ser una oportunidad organizativa importante, tanto para exigir los debidos procesos de parte de la Secretaría de Cultura y para quizás, instrumentar una mejor promoción editorial y literaria de la ciudad. Incluso, después movernos a lo que se hace en otros municipios. Si Cuernavaca es una ciudad rica en su actividad literaria y editorial, ¿por qué no trabajar conjuntamente en la difusión desde el esfuerzo independiente? Insisto, no tenemos que ser amigos, basta con trabajar con respeto y comprometernos con un bien común. Pensemos juntos nuevas formas de acercarnos a la población para construir el respaldo social que necesitamos para el crecimiento de nuestros proyectos. Quiero creer que esto puede ser posible, como aquella vez que nos reunimos en Sie7eocho.

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Published on June 18, 2019 16:41

August 1, 2016

¿Por qué quiero ser editora?

Me gustan los libros. Muchísimo. Disfruto sentirlos, leerlos, comentarlos y examinarlos. Pensar en ellos. Soy una nerd de los libros y todo lo que les rodea.Me gustan los medios digitales. Si escribo es porque existen. Y por supuesto me encanta pensar en proyectos editoriales para un medio tan generoso.No me gusta figurar. Lo que me agrada de la labor del editor es que estás tras bambalinas. A menos que seas un Calasso o un Herralde, tu figura en realidad no tiene impacto mediático, los editores siempre están maniobrando desde las sombras. A mí me encanta trabajar en las sombras, porque de esa manera, mi ego se mantiene controlado y quieto.Aunque, ciertamente mucho hay que aprender de Calasso y Herralde.Soy una persona poco paciente. Y el proceso de edición me obliga a poner un alto a mi neurosis. Me enseña a entender el ritmo lento de la vida. Es mi ejercicio zen.La edición no sólo me ha enseñado a editar sobre la hoja o la plataforma digital, sino también sobre mi vida. Hay personas — que como las erratas — hay que erradicar en momentos muy particulares de nuestro paso por este mundo. Proceso doloroso ciertamente.No quiero ser la editora que diga: “Hacer libros en México es un suicidio porque nadie lee”. Quiero ser la editora que diga: “Hice todo mi esfuerzo para que estos libros, fueran leídos por más personas”.Para hacer un proyecto que realmente vincule a autores con sus lectores, no para decir que tengo un proyecto editorial revolucionario que cambiara a los grandes monstruos editoriales. Recuerda: trabajar desde las sombras.No me comprometo con instituciones, ni marcas. Me comprometo con proyectos de personas capaces y con un amplio criterio del trabajo literario. Lo que me lleva al siguiente punto:No me afilio a ningún tipo de grupo, generación, círculo o gremio. Huí de ellos como escritora — por sanidad mental — y como editora poco me interesan. Me gusta, eso sí, conocer los proyectos individuales, ahí es donde realmente se pone el autor a prueba.Me gusta aprender. Desconfío de todo y observo todo. Me gusta descubrir. Ser editor es todo eso.Porque a pesar de todo, me gusta trabajar en equipo. Hacer de la edición una comunidad. Y de esa comunidad, familia.
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Published on August 01, 2016 14:59