Escribir desde la imaginación es una perdición

Sí. Digo perdición. Y no. No lo digo por sofisticado o por leerse rimbombante, que es sinónimo de llamativo. Lo digo porque, ya en serio, ESCRIBIR ES UNA MIERDA que se necesita pujar para que salga lo mejor posible (y no por los intestinos). O como en otro caso y nada bonito, el cómo ese buche de vómito que sacas te hace sentir mejor luego de una resaca.

Cuando se escribe no siempre saldrá como lo esperamos. Tampoco saldrá del primer tirón, del segundo o tercero. Para ello requerirá tiempo para crear terreno fértil para la escritura. Requiere comprender cómo decir lo que queremos y proyectarlo de cierta forma en la que el receptor (el lector) logre quedar enganchado mediante lo que transmitimos.

Esta cuestión de la comunicación y sus simbolismos, en esencia, trata de explicarlo Jacques Lacan desde la perspectiva psicoanalítica (puramente freudiana) con los elementos comunicativos de el significante y significado. Pero esto hoy no será un curso de psicología《es un breve vómito expresivo》.

Me atrevería ser osado en decir que la gran mayoría de los autores de novelas y cuentos concuerdan con esto. Y es que, para crear una historia, además de pasar tiempo en solitario y estar distraído con esa historia rondando en tu cabeza, debemos aprovechar la herramienta de la imaginación. He ahí lo mierdoso del asunto. Pero la parte más divertida es cuanto usas tus capacidades subjetivas para escribir, que puede ayudarte a desallorar y afinar ese instinto escritor. Por su puesto que cabe espacio para la objetividad, pero eso sería aplicable en factores específicos en cuanto a precisión:《Cuánto tiempo se estima, se espera, se propone, se dedica… a escribir para acabar tu obra. Cuánto mide el detective, la talla de zapatos de la amante, si el edificio tiene cinco pisos no podrá tener 10, el asesino es un criminal a menos que se compruebe lo contrario, un muerto (si no es Dragon Ball Z, Star Wars con Disney+ y un largo etcétera de ficcciones menos realistas) no puede revivir》. cuestiones como estas tienen sus elementos objetivos, pero antes dibujados por la creatividad.

La imaginación es el combustible por excelencia que mueve a escribir. Es lo que para la costrucción y arbañilería: Parte de las herramientas necesarias para construir esa casa o edificio. Es la náusea de ese buche que sacas dentro ti. Para ello, requerirá siempre leer de las cosas que te interesan escribir, hacer borradores, esquemas o guías. Escribir cómo son tus personajes, escribir sus biografías, sus manías (si tienen), qué música escuchan, cómo hablan, qué piensan, creen y cuáles son sus motivaciones.

Adicional, siempre será importante tener en contexto el año, época o periodo de la historia que se remonta tu historia. Si es un mundo ajeno al nuestro, otro universo o dimensión ficticia. Si leerlo es tedioso, imagínate para un escritor inventar todo desde cero.

En defensa de la escritura, a mí nunca me gustó escribir. Por más irónico que parezca. A mí me gusta, lo que bien ya ha dicho el mismo Arturo Pérez-Reverte: «a mí no me gusta escribir, me gusta imaginar.» Es la imaginación, a fin de cuentas, no que nos mueve hasta llegar a la próxima estación creativa.

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Published on December 02, 2024 12:22
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