No recuerdo cuántas veces dije: El amor no existe.
Me lo repetí hasta el cansancio. Me lo tatué en el alma como una verdad necesaria para sobrevivir. Me prometí que nunca más iba a creer en el amor, al menos no en el amor de pareja.
Quedé embarazada a los 15 años. Fui madre a los 16... y nuevamente a los 18. Me casé ese mismo año porque, según me dijeron, eso era lo correcto, lo mejor para mí, lo que agradaba a Dios. Pero a los 21 ya estaba divorciada. A los 22 conocí a otro muchacho que me prometió amor y respeto, y una vez más creí. Pero no cumplió.
Me vi atrapada, otra vez, en un ciclo de violencia y maltrato, tanto físico como emocional. No sabía cómo salir de esa relación. No quería que mis hijas crecieran con un ejemplo distorsionado del amor, así que aguanté. Me quedé... hasta que a mis 26 años ese hombre me amenazó con matarnos a mí y a mis hijas.
Eso fue suficiente. Huir fue sobrevivir. Y desde entonces, repetí: El amor no existe.
Claro, lo decía desde mis heridas. Desde mis dos malas experiencias. Pero en el fondo... realmente creía que el amor —ese amor bonito, sano, que no duele— no era para mí.
Nunca había recibido flores sin pedirlas. Nunca alguien me había abierto la puerta del carro o del centro comercial. Nunca me habían dicho un te amo sin que yo lo dijera primero. Y si lo hacía, apenas recibía un yo también, dicho a medias.
Me prometí que no volvería a enamorarme. Decía que todos los hombres eran iguales.
Hasta que llegó Carlos.
Lo conocí por Facebook, en el momento menos esperado y en la etapa menos abierta al amor. Este galán de seis pies y cuatro pulgadas (1,93 metros) llegó sin permiso y sin aviso. Pero me convenció, poco a poco, con acciones y no palabras, de que existen hombres que sí saben amar. Que sí saben respetar.
En Pensé que no existía, narro en versos algunos fragmentos de nuestra historia. También cuento cómo tuve que elegirme primero, cómo aprendí a amarme antes de poder reconocer el amor que él traía conmigo.
Te invito a que leas mis versos. Quizás encuentres uno que te abrace, o uno que quieras dedicar.
PD. Nunca había sido testigo de un amor tan grande como el que siento por mi esposo... y como el que él siente por mí. Llevamos 13 años casados, y mi vida es mucho más hermosa desde que él forma parte de ella. ¿Te gustaría que profundice en mi historia?
Pensé que no existía: EL AMOR