El testamento de María
El testamento de María. Colm Tóibín. Trad. Enrique Juncosa. Barcelona: Lumen, 2014
Yo que nunca supe de ese hombreUna desconcertante conexión se establece entre el relato de ciencia-ficción de Jacqueline Harpman y esta ficción histórica de Colm Tóibín. En ambas una mujer narra acontecimientos que no comprende, en los que se ha visto obligada a participar o de los cuales ha sido testigo, pero, a diferencia de lo que sucede en Yo que nunca supe de los hombres, aquí el lector sí es capaz de comprender más que la narradora, sí podría ayudarla y calmar sus preocupaciones.
Si pudiera.
El testamento de María propone una perspectiva original sobre el cristianismo: la madre de Jesús, que no entiende por qué su hijo se ha ido de casa y es admirado por un grupo de inadaptados que lo siguen a todas partes, cuenta lo que vivió en el momento en que lo asesinan y también en días previos durante los cuales, supuestamente, éste llevó a cabo alguna que otra proeza como resucitar a una amigo de la infancia o convertir en vino varios litros de agua contenidos en tinajas, durante la celebración de una boda.
Pero aunque algo más que ella sí que sabemos, la incomprensión de María y su impotencia ante la tortura a la que someten a su hijo Jesús, se nos contagia. Nada tiene sentido para ella, que ni siquiera es capaz de reconocer en ese hombre con voz potente y gestos seguros al que fue su dulce niño en un pasado que añora ante la certeza de saberse desaparecido para siempre. María acompaña su síndrome del nido vacío a la perplejidad ante una suerte de conspiración política y su hijo, no le cabe duda, es la víctima principal.
Leer El testamento de María es desviar unos centímetros el centro de la historia del cristianismo, unos metros solo, hasta llegar a ese lado del protagonista en donde se encuentra la figura de una mujer que siempre está con él y que sufre.


