Borges & Tagore vs. Baudelaire
Borges (superdotado prosista, paupérrimo poeta) versus le premier voyant, roi des poètes, un vrai Dieu (Baudelaire, al decir de Rimbe [pero no hace falta recurrir a la magister dixit de nadie para defender a semejante catedral de la poesía]).
I don't like your furniture poet!, nos dice Borges que le dijo Tagore en conversación, y que él simpatizó hondamente con la observación. Parece ser que comentando el soneto La mort des amantes a ambos les parecía demasiado provisto de camas, de divanes, de flores, de chimeneas, de repisas, de espejos y de ángeles.
No domino mucho la vida y obra de Tagore, así que comentaré lo que creo que le pasaba a Borges con Baudelaire y lo que nunca comprendió: asexual (muerto por fuera), virginal, casto, cerebro sin cuerpo, témpano (muerto por dentro)... Borges nunca entendió la sensibilidad romántica unida a la sensualidad material dandy y sórdida sexualidad puteril del rey de los poetas. Me explico: como poeta albatros, más grande que la vida, hipersensible, Baudelaire encontraba el equilibrio de todo eso en su turbia sexualidad, y viceversa: un putero delicado de espíritu, un espíritu delicadísimo pero putero, no puede ensoñar ángeles y punto, ni pincharse a lumis y punto: necesita ambas, cada una como contrapunto de la otra, para encontrar cierto equilibrio en la neurosis, cierta paz. Tengamos presente que la obra maestra de Baudelaire, probablemente el mejor poemario desde entonces y para siempre, es introducido no por azar por estas dos palabras harto pertinentes: Spleen et Idèal. El spleen del sexo con putas baratas parisinas del siglo XIX y el ideal de los ángeles, perfumes, cuadros, estéticos muebles, bellas flores... Esto es lo que Borges nunca entendió. A Tagore le molestaría que Baudelaire no se pinchase a paisanas en la playa, bajo los rayos del sol, sin ningún mueble ni ángel ni flor ni color alrededor, supongo, a lo salvaje antimaterialista (oh, muebles, quel horreur!) maximus, no sé...
I don't like your furniture poet!, nos dice Borges que le dijo Tagore en conversación, y que él simpatizó hondamente con la observación. Parece ser que comentando el soneto La mort des amantes a ambos les parecía demasiado provisto de camas, de divanes, de flores, de chimeneas, de repisas, de espejos y de ángeles.
No domino mucho la vida y obra de Tagore, así que comentaré lo que creo que le pasaba a Borges con Baudelaire y lo que nunca comprendió: asexual (muerto por fuera), virginal, casto, cerebro sin cuerpo, témpano (muerto por dentro)... Borges nunca entendió la sensibilidad romántica unida a la sensualidad material dandy y sórdida sexualidad puteril del rey de los poetas. Me explico: como poeta albatros, más grande que la vida, hipersensible, Baudelaire encontraba el equilibrio de todo eso en su turbia sexualidad, y viceversa: un putero delicado de espíritu, un espíritu delicadísimo pero putero, no puede ensoñar ángeles y punto, ni pincharse a lumis y punto: necesita ambas, cada una como contrapunto de la otra, para encontrar cierto equilibrio en la neurosis, cierta paz. Tengamos presente que la obra maestra de Baudelaire, probablemente el mejor poemario desde entonces y para siempre, es introducido no por azar por estas dos palabras harto pertinentes: Spleen et Idèal. El spleen del sexo con putas baratas parisinas del siglo XIX y el ideal de los ángeles, perfumes, cuadros, estéticos muebles, bellas flores... Esto es lo que Borges nunca entendió. A Tagore le molestaría que Baudelaire no se pinchase a paisanas en la playa, bajo los rayos del sol, sin ningún mueble ni ángel ni flor ni color alrededor, supongo, a lo salvaje antimaterialista (oh, muebles, quel horreur!) maximus, no sé...
Published on November 12, 2025 04:40
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Tags:
baudelaire, borges, charles-baudelaire, jorge-luis-borges, las-flores-del-mal, rabindranath-tagore, tagore, textos-cautivos
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