Sofia prado’s Reviews > El corazón del rey: Saga Rey, Vol.3 > Status Update

—No hay nada que cambiaría de ella. Ni siquiera su lugar de nacimiento.
—¿No cree que su pueblo se tomará mal esa respuesta?
—Soy el rey, señorita, y en mi relación lo último que me interesa es la opinión que tenga el pueblo. Puede arder cada rincón de Lacrontte en contra de
nosotros, pero no por eso voy a separarme de la persona a la que elegí para que sea mía.

—¿Cuáles son esos detalles del otro sin los que no podrían vivir y cuáles los separan?
—Su orgullo y prepotencia — no tardo en responder. Es eso lo que nos ha separado desde el principio.
—Su falta de fe en mis palabras y acciones.
Tuve mucha en un tiempo y luego lo único que conseguí con ella fue llorar por semanas.

—¿Y qué vamos a contar? — le pregunto a Magnus.
—Lo que desees. No está de más pedirte que omitas el lado triste de la historia.
_Tu crueldad. —Lo pongo en las palabras correctas—.Quizás que te odien a ti le ayude a mi imagen. ¿No lo crees?
De repente, el ambiente se pone tenso. Francis dirige su atención al suelo y Magnus borra cualquier alegría de su cara.

-Esta es la segunda oportunidad que le doy y puede que no le interese; sin embargo, quiero que le quede claro, que no existirá una tercera.
De lastimarla, no me cansaré hasta que mi hija lo repudie de tal manera que no quiera verlo nunca más. Y podrá construir un castillo frente a nuestra casa, esperando que lo dejemos pasar, pero le juro, por el amor de una madre, que se morirá esperando que la puerta se abra.

No me sorprende que ellos duden de mis sentimientos, pero si una cosa tengo clara es que la única manera de que Emily se vaya de mi lado es si ella lo decide. He abierto el futuro en mi cabeza miles de veces, buscando todas las salidas y atajos. ¿En dónde creo que estaré en unos años?
¿Cómo? ¿Por qué? Solo hay una cosa que siempre dibujo igual y es con quién. Emily está ahí en cada posible opción.

—Me siento como un papel que por años estuvo doblado en cuatro partes y ahora le piden que se convierta en un lienzo liso. Los dobleces me obligan a volver a la forma a la que he estado acostumbrado.

—Estoy agotado, Gregorie, y no de intentarlo, sino de la situación misma. Jamás le había rogado a alguien su perdón y en el fondo mi ego lucha contra lo que siento por ella.
—¿Vas a rendirte?
—Por supuesto que no. El problema es que no sé si esto está sirviendo de algo. ¿Me perdonará alguna vez o estoy perdiendo el tiempo?
Esto es una agonía. Sentirla tan distante, ver cómo me repudia en silencio.

Habla de cómo no tienes que vivir de ensoñaciones, esperando que te amen de la manera que has idealizado, porque yo lo haré. Y no sé si algún día vas perdonarme, pero quiero que sepas, Emily, y esto no hace parte de ninguna canción, que si no lo haces, igual tendrás mi corazón hasta el último día de mi vida.

La canción que le dedico❤️

Un día, esa mujer nos vio y le pidió a gritos a mi madre que nunca más volviera, que su hija había muerto el día que dejó la casa y que todo lo que naciera de esa penosa relación no era más que una cadena de errores.
Mamá nunca volvió a ir desde entonces, al menos no que sepamos.

—¿Te gustaría bailar? —me pregunta cuando tocan una nueva pieza.
—¿Ahora sí te gusta hacerlo?
—Siempre que sea contigo. Lo sabes.
—Bueno, será en la siguiente. Patrick ya me pidió esta canción.

Jajajaj lo está haciendo pedazos