Fernando J. López
Born
in Barcelona, Spain
June 28, 1977
Website
Twitter
Fernando J. López isn't a Goodreads Author
(yet),
but they
do have a blog,
so here are some recent posts imported from
their feed.
More books by Fernando J. López…
“Marcos nunca me lo confesó, porque era muy orgulloso, pero su padre tuvo que darle una paliza brutal después de aquello. Desde ese momento, apenas se quitó esa camiseta. Era como un símbolo. Una forma de gritarle a todos que no iban a poder con él. Ni con nosotros… -
traga saliva—. Y no han podido.”
―
traga saliva—. Y no han podido.”
―
“Para follármelo furiosamente, con la convicción de que la violencia me daría algo de consuelo. No lo obtuve, pero Iván se quedó sorprendido con mi ímpetu y confundió mi rabia con pasión. Desde entonces, habremos repetido un par de veces. Llego tarde, evitamos todo tipo de conversación y nos desnudamos con una torpeza que
para él son ganas y para mí, ira. Después, como esa noche, nos arrastramos por el sofá, por la alfombra, por la cama, y lo hacemos sin alternar los roles. Él siempre pasivo, siempre víctima, siempre sumiso. En su cama soy yo quien escribe el papel y las posturas, y disfruto acercando su cabeza con una violencia calculada hasta mi sexo, como si intentara ahogarlo con él, atravesar su boca mientras su lengua me rodea voraz. A ratos, como en aquella noche, me pierdo, o me evado, no sé, aunque sienta que él sigue encima de mí, tratando de provocarme con caricias, con besos,
con mordiscos en los lugares apropiados. Así que le permito deslizarse sobre mí y trato de concentrarme otra vez en su cuerpo, en la presión de sus músculos, en la fuerza con la que luchamos —porque eso es lo que hacemos: luchar sin confesárnoslo— hasta situar al otro en la postura que más nos convenga. Al final, cuando me concentro un poco, venzo yo y lo coloco boca abajo dispuesto a penetrarlo, a pagar con él mi rabia en un acto que tiene más de venganza que de sexualidad. Iván no nota el matiz y se deja hacer hasta que nos corremos, hasta que alguien —él— gime y
alguien —yo— se tumba a un lado buscando un cigarrillo.”
― La edad de la ira
para él son ganas y para mí, ira. Después, como esa noche, nos arrastramos por el sofá, por la alfombra, por la cama, y lo hacemos sin alternar los roles. Él siempre pasivo, siempre víctima, siempre sumiso. En su cama soy yo quien escribe el papel y las posturas, y disfruto acercando su cabeza con una violencia calculada hasta mi sexo, como si intentara ahogarlo con él, atravesar su boca mientras su lengua me rodea voraz. A ratos, como en aquella noche, me pierdo, o me evado, no sé, aunque sienta que él sigue encima de mí, tratando de provocarme con caricias, con besos,
con mordiscos en los lugares apropiados. Así que le permito deslizarse sobre mí y trato de concentrarme otra vez en su cuerpo, en la presión de sus músculos, en la fuerza con la que luchamos —porque eso es lo que hacemos: luchar sin confesárnoslo— hasta situar al otro en la postura que más nos convenga. Al final, cuando me concentro un poco, venzo yo y lo coloco boca abajo dispuesto a penetrarlo, a pagar con él mi rabia en un acto que tiene más de venganza que de sexualidad. Iván no nota el matiz y se deja hacer hasta que nos corremos, hasta que alguien —él— gime y
alguien —yo— se tumba a un lado buscando un cigarrillo.”
― La edad de la ira
“Es lo malo de tener esta edad, que todo se interpreta a la tremenda, como si no pudiéramos tener ataques de ira o de rabia sin que todo el mundo pensara que vamos a ser unos asociales o unos psicópatas”
― La edad de la ira
― La edad de la ira
Is this you? Let us know. If not, help out and invite Fernando to Goodreads.