El mundo es una bola y nosotros intentamos moldearla de tal forma que no quede rastro de lo que hemos hecho, pero se transforme en un deseo que no alcanzamos a entender. Éramos personas, somos seres y quizás podamos llegar a ser lo que ansiamos entender. Hilarnos con el futuro y el despótico pasado que nos atenaza. Entendernos con las mareas. Cercenar las pesadillas. Estabilizar el tiempo y no volver sobre nuestros pasos. Contemplar el reflejo del mismo modo que observamos acongojados el cielo, las nubes, las estrellas y la luna. Ir más allá sin movernos.
Un cambalache de ideas que viene y va. Queremos ser lo que soñamos. Acumulados, internados en un pensar opaco. Tendidos sobre el suelo, frío, acorralados entre las paredes de una memoria perdida.