Tatuaje
Se había tatuado a Samael siendo adolescente, cuando pensaba que un demonio en su mejilla lo volvería invencible. Pero una noche, el maligno cobró vida en su pellejo y le anunció que iba a secar su alma. “Los tatuajes no hablan”, creyó. Años después, su buena suerte estaba deshecha y la angustia lo enloquecía.
Tenía que arrancarse el tatuaje de encima o morir en vida.
Un baño puerco. Una navaja. Anestesia no. Pura hombría y pulso firme.
Pedazos de piel cayeron, frenéticos, al suelo mientras intentaba despegar el resto de la figura. Para exiliarla definitivamente de su cuero y de sus días, faltaba la cola del bicho, pintada cerca de su borde ocular derecho: “Lo que sea”, se dijo. “Cualquier cosa con tal de no tener en mí rastros de este maldito huésped”.
Entonces, la navaja penetró en su retina y la sacó empapada en sangre. El dolor infernal fue interrumpido por las carcajadas de placer del ex tatuado: “Por fin te aparté de mí, bestia”. Se sintió invencible otra vez. Vería con un ojo pero sería feliz.
Ya tuerto, sintió frío. Y enseguida, el ojo que le quedaba se volvió ciego. Atormentado, lo primero que oyó en las tinieblas fue la risotada del ángel caído, expandiéndose en sus adentros para terminar de volverlo un desastre.
Tenía que arrancarse el tatuaje de encima o morir en vida.
Un baño puerco. Una navaja. Anestesia no. Pura hombría y pulso firme.
Pedazos de piel cayeron, frenéticos, al suelo mientras intentaba despegar el resto de la figura. Para exiliarla definitivamente de su cuero y de sus días, faltaba la cola del bicho, pintada cerca de su borde ocular derecho: “Lo que sea”, se dijo. “Cualquier cosa con tal de no tener en mí rastros de este maldito huésped”.
Entonces, la navaja penetró en su retina y la sacó empapada en sangre. El dolor infernal fue interrumpido por las carcajadas de placer del ex tatuado: “Por fin te aparté de mí, bestia”. Se sintió invencible otra vez. Vería con un ojo pero sería feliz.
Ya tuerto, sintió frío. Y enseguida, el ojo que le quedaba se volvió ciego. Atormentado, lo primero que oyó en las tinieblas fue la risotada del ángel caído, expandiéndose en sus adentros para terminar de volverlo un desastre.
Published on October 22, 2014 13:29
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