"Abra Cadabra" Capítulo 3

Hola buenas  tardes,

Ya estoy aquí con nueva entrega, espero os guste y me deis opiniones sobre hacia donde queréis que vaya o que pasé en el siguiente capítulo, qué descubrir, situaciones, peticiones... Vosotras elegís y escribís la historia ;) recordad.

Besos y aquí os dejo con la continuación:



3
Despertó aturdida y temblorosa, el frío había calado en su interior y no conseguía deshacerse de él, con la piel erizada. Se sentó despacio en el sofá rodeándose con los brazos y sus ojos, fueron a parar sobre el vampiro. —Sigues aquí —murmuró. —Siento decirte que no fue un sueño, princesa.  Ella resopló ante ese apodo, sin apartar la vista de sus movimientos elegantes y seguros al acercarse. Su cuerpo elástico fluía de un modo casi hipnótico y reparó en algo, parecía ir siempre perfecto o recién salido de una pasarela. Y lo malo es que le gustaba lo que veía, era incapaz de apartar la mirada sin estar muy segura si era parte del efecto del aura vampirica o simple lujuria.Lo envolvía un aura demasiado atrayente y si se concentraba, podía sentir el latido mágico de su poder, hasta reparar en algo… su talismán, no estaba y por ello su fuerza no era completa y a pesar de ello, era increíble. Ese hombre era un rompecabezas, misterioso y aunque peligroso tenía algo especial; lo sentía y le hacía querer saber quién era en realidad o como había acabado un brujo de su alcurnia, convertido en vampiro y arrastrando esa especie de melancolía. Captaba su tristeza, su soledad y toda la rabia y decepción que escondía en su interior.Pero más que eso, era lo que ocultaba y no lograba comprender, lo que sentía y se entremezclaba en su esencia.Había algo…Al ver su sonrisa cubierta de esa típica vanidad y satisfacción masculla, se puso seria apartando los ojos, al tiempo que contenía el aliento al notar como el sofá se hundía bajo su peso, justo a su lado. —Es muy simple si lo piensas bien —dijo pasándose las palmas por las rodillas—. Casi ridículo si lo miras en perspectiva —continuó perdido en sus recuerdos llevándose de modo reflejo un cigarrillo a la boca—. La historia más antigua del mundo. —¿Hablas de amor? —Y manipulación, aunque más bien debería decir traición, aunque lo que yo sentí fue real. Conocí a alguien y… el resto ya puedes imaginarlo. —¿Cómo sabías en qué pensaba? —Giró el rostro hacia él para poder verle dejando las manos unidas, apoyando el codo en las piernas. —Era obvió, demasiados siglos de experiencia. Hay cosas que no tienen secretos para mi y el mecanismo del funcionamiento humano es simple, curioso. —Ya bueno, no pareces de los simples de cazar. —Por aquel entonces era algo más ingenuo y joven. En verdad ella era especial y supongo que acabo siendo verdad, pero al final… —Te traicionó. —En parte, nos separamos, no funcionaba, Era un relación complicada e imagino que cuando todo se complicó y empezó a verse parte de la verdad, se alejó. Al final la costumbre y el cariño no es lo mismo que amar. Se cansó, es un alma inquieta a la que le gusta ser libre y no éramos —Bein no terminó la frase.
—¿Por qué me lo cuentas? No tiene sentido. —Ya bueno, será porqué no tengo ganas de que hurgues en mi vida y por ello te cuento lo que puedes saber. —¿Lo qué puedo saber? —Mi familia es complicada Phyra, es por ello que te pido que te mantengas al margen por tu propio bien. —¿Me amenazas de nuevo? Insinúas que sois peligrosos, bien, no me importa. No me intimidas, os conozco bien a los tipos como tú. No teméis a nada pero tú sientes más de lo que pretendes. Además, sigues con esa sonrisa torcida y arrogante. —No puedo evitarlo al ver como me observas. —¡Oh por Dios! Si piensas que me van a temblar las piernas solo por tu aspecto lo llevas claro. Él medio rio manteniendo la vista al frente, pasándose una mano sobre la otra. —No claro, tú eres mucho más sofisticada, ¿no? —Sonrió desviando los ojos algo rojizos hacia ella, con cierto reproche en su tono. —No pretendas darme lecciones de nada, vampirito. No te servirá, cada cual arrastra sus lacras y vergüenzas, pero cada cual es como es. —Touche. ¿Lo saben? —Miró hacia la hermana y el hado que seguían hablando en la cocina, serio ya pro completo. —No. —Deberías decírselo. —Estoy enferma, no muerta todavía, es mejor así. Ya tienen demasiadas preocupaciones, ¿de qué serviría? —Tienen derecho a acompañarte en esto y decidir, no les estás dejando elegir. —Conozco a mi hermana y sé lo que haría. —Eso es injusto. —Mejor dejemos ese tema, ¿quieres? A f in de cuentas, vienes solo a protegernos, ¿no? No tienes ninguna obligación de hacer nada de esto. Normalmente los sombras no  establecen vínculos ni conversaciones. —Puede, pero si os conozco, seré más efectivo a la hora de hacer mi trabajo, aunque si tanto te molesta… —Se alzó llevándose las manos al bolsillo ocultando la verdadera punzada que sintió. —No, perdona. No quería decir eso tampoco, solo que… lo siento, estoy siendo muy desagradable —Se llevó una mano a la frente. —Tus poderes, tienen repercusiones secundarias porque de algún modo, no terminas de querer lo que eres. Ella medio sonrió cansada, más bien triste, eran demasiadas vidas de dolor y sufrimiento aunque también de alegrías y cariño. —¿Cómo lo soportas? Ver cuanto ves, todo ese tiempo… los cambios, perder cuanto quieres. eso deja huella por mucho que te adaptes, acaba siendo rutinario, vacío. ¿Qué sentido tiene, que fin? Morir hace que cada día sea intenso, un regalo, algo nuevo y misterioso. La eternidad es… —No está vacía y es hermosa también, es conservar solo el mismo espíritu, solo que si te cansas si ya nada te llena y dejas que la apatía y la oscuridad te venza, es mejor buscar el fin, también existe aunque estemos malditos. Siempre hay cosas nuevas que apreciar y saborear, no todo es tan patético ni triste. La soledad solo es un concepto, a veces porque siempre lo estamos a la vez que acompañados. Hay que saber llenarse de todas esas pequeñas cosas que te llenan y te hacen ser feliz, la felicidad no se busca, esta en nuestras manos. Un instante, una risa, lo que sea. —Vaya —Lo miró impresionada—, no te hacía tan profundo. —Ya, suele pasar, se quedan solo con mi aspecto. —Ouch —Se dio por aludida aceptando el reproche, tenía razón. Aunque en realidad no lo conocía, y si no le daba la oportunidad, tampoco lo haría. Lo miró de nuevo con la sensación de serle conocido y se llevó una mano al pecho. El mismo cosquilleo persistía en su interior y si instinto, se agitaba y no por que pudiera ser una amenaza. Había algo en él, en su mirada, su pose y ese aspecto de estar atrapado en un tiempo que no le correspondía y esa misma… ¿pena? Era eso, sentía el mismo no sé qué que ella. —De todos modos, deberías decírselo, dudo mucho que no se hayan dado cuenta, solo esperan que seas tú la que hable y te abras. —Déjalo, por favor. Respétalo. Bein le mostró las palmas. —De acuerdo —Giró hasta quedar de frente por completo ya que estaba ladeado fijando los ojos en los de ella—. Pero tú no tienes tiempo, no tienes fin… —Murmuró como si acabase de comprender algo más sintiendo un nuevo crujido en elx o razón que le hizo dar un paso atrás, conteniendo a duras penas un sonido entraño de sorpresa. Casi era como si hubiese recibido un puñetazo o hubiese descubierto algo que le podía dar el mundo. —Eso no tiene sentido. Hasta la vida de las brujas tienen una fecha de caducidad y un limite de re-encarnaciones o hasta que cumple. —¡Eh, vosotros! ¿Qué cuchicheáis por ahí? —Hadid se echó atrás en la sila, empujándola con los pies de modo que quedaba solo sujeta por las dos patas traseras, con una sonrisa—. ¿Estás mejor? Phyra le sonrió y se echó un mechó atrás. —Sí, claro. Perdona —Se levantó yendo hacia donde estaba ella poniéndole una mano sobre el hombro—. No te preocupes, no fue nada, solo un ataque de pánico y siéntate bien que te vas a caer.  —¡¿Ves?! Siempre haces igual, parece ella la mayor —dijo exasperada a Henry. —Alguien tenía que cuidar de ti —Se sentó en silla vacía con la taza de te que se había servido entre las manos para así entrar en calor y que los escalofríos, se alejaran. —Ese el problema, que no te toca a ti el hacerlo, puedo cuidarme sola y no has de estar pendiente de mi. Puedo tomar mis propias decisiones, que tiempo atrás me equivocará, no quiere decir que no haya aprendido o que siga siendo la misma cabra loca que casi acaba en el lado oscuro.  —No quería decir eso.
—Pero no lo olvidas Phyra, es como si esperaras pendiente y asustada de que vuelva a dar un paso en falso y caiga. ¿Pero sabes qué? —Se levantó—, jamás volvería te haría daño, no yo, menos de forma consciente. No soy perfecta, lo sé pero soy yo y sigo siendo fiel a mi misma —dicho eso se la miró se fue con rapidez a la habitación dejando a una compungida Phyra atrás. —Lo siento… —Cerró los ojos, presionándose el puente de la nariz. —Dale tiempo —Henri le dio unos golpecitos en la mano que tenía al rededor de la taza. —Sí, lo sé. —Bueno cielo, es hora de que me marche, estáis en buenas manos —Se levantó dándole un beso en la mejilla—. Cualquier cosa, no dudéis en llamarme pero por favor, no así otra vez —Medio rio disolviéndose de vuelta. Cuando volvió a mirar al frente con media sonrisa se encontró una vez más con Bien que la observaba. —¡¿Qué?! —Se exasperó. Él no dijo nada. —Solo te pediré una cosa, no te alimentaras en esta casa. —Por supuesto. —Bien —Se levantó dejando la taza dentro del fregadero dispuesta a irse arriba. Bein permaneció a la espera, y Phyra se detuvo a su lado cuando la detuvo al cogerle la muñeca, sintiendo como un nuevo calambrazo la recorría. —¿Qué? —No mató inocentes, si puedo evitarlo tampoco arrebato vidas porque si aunque no tengo ningún problema en ello, he asumido lo que soy. Es simple, la cadena es al que es te importe o no. —No te pedí ninguna explicación. —Pero sé que te preocupa. —no soy tan ingenua, sé lo que es esta vida y también yo he tenido que defenderme y matar. Ninguno estamos libres de culpa ni somos algeces precisamente, así que no te preocupes, no soy ninguna damisela que se vaya a romper. Lo he asumido también —respondió con cierta dureza sin mirarlo a la cara. —No, lo entiendes pero no lo aceptas por mucho que te digas y esa es la diferencia. Uno no se alegra de ser un monstruo salvo que todo está desde el punto de vista con que lo mires y la vara con que lo midas. —No creo que nadie lo sea, solo es lo que le ha tocado y lo que ha decidido seguir. No son las circunstancias, sino las decisiones que tomas las que te llevan a un camino u otro y acertado o no, son las que cada cual ha tomado y se supone que son las correctas para él. —Hay quién diría que no ha tenido opción o la oportunidad de ver otras salidas. —Siempre la hay. —No si solo conoces una parte y no quieres abrirte a más. Las cosas, son más simples de lo que crees. —Al fondo tienes otra habitación, si vas a quedarte será mejor que la uses. Él medio sonrió empezando a liberarla puesto que el ardor que empezaba a recorrerlo era insoportable y los colmillos pugnaban por liberarse. —¿Acaso creías que te iba a dejar en el sofá o el sótano? —Se me había pasado por la cabeza la verdad, también el que me licuases mientras dormía. —Ah pero, ¿duermes? No me tientes, ideas no me faltan —Sonrió del mismo modo salvo que con cinismo, deslizando un dedo por el duro pecho de él. —Descansa brujita, es tarde y los demonios acechan tras la oscuridad —dio un paso adelante quedando de espaldas a ella con una mano en el bolsillo. Phyra lo miró antes de alejarse y subió a la habitación. Sabía que no iba a pegar ojo pero al menos miraría de relajar el cuerpo. Golpeó la puerta de su hermana con los nudillos y sin esperar respuesta, habló: —Lo siento Hadid, te quiero hermanita y sabes que haría lo que fuera por ti, descansa —Se apartó cansada, llevándose una mano al cabello, molesta con la manga de la chaqueta gris que levaba por encima, y que al estar caída, le dificultaba el movimiento. —Y yo a ti. La voz de Hadid le llegó con claridad y más tranquila, fue hacia su habitación, ajustó la puerta dejando la luz encendida y tras cambiarse, colocándose el pantalón del pijama y una blusa de seda cuyos tirantes caían impertinentes, se sentó en la cama con la espalda apoyada contra la cabecera y la almohada y las sábana talándole los pies.Cogió un libró alcanzando las gafas de la mesita y se dejó levar por las letras. —Eh, ¿qué haces despiertas a estás horas? Es muy tarde,  ¿qué pasa? Phyra bajó el libro y miró hacia la puerta entornada por la que entraba su hermana, mirando la hora. Era casi de madrugada. —Tienes esa cara de cuando algo te ronda y no dejas de darle vueltas, te conozco —La señaló sentándose a su lado con un pie bajo el culo, soplando dentro de la taza que llevaba en la mano, mirando a su hermana pequeña. Ella dejó el volumen a un lado y se la miró apoyando la cabeza contra su hombro, al tiempo que le rodeaba el brazo. —No me cuadra, no me fío. Es todo demasiado extraño y repentino. —¿Por qué, porqué es vampiro? ¿Qué no es raro en nuestra vida? —No, no es eso —murmuró con suavidad, pensativa—. No lo sé, noto algo que…  —Intenta explicarte mejor Phyra porque ahora mismo no te entiendo, no te sigo. —No sé, me pareció raro que me hablara así y me dijera esas cosas, alguien como él no parece propenso a hablar de sus cosas sino más bien reservado. Pero… —Contigo se abrió y eso es algo a tener en cuenta por eso mismo Phyra, tú lo has dicho, es un hombre y no hablan de sus emociones abiertamente, si se expresa es por algo, así que no seas borde y deja de pensar tonterías. Lo envía Henry por nuestra seguridad, si yo no hubiese hecho todas esas cosas… —Hadid no digas eso, no es verdad, y lo sabes. —Pero en parte si es mi culpa. —Hadi —La miró entristecida y está le sonrió como si nada volviendo al tema inicial. —De todos modos, dejando a un lado lo demás. Está muy bueno y podrías darle una oportunidad a que te demuestre como es el realidad pues te mueres de curiosidad por eso mismo, porque guarda mucho encerrado dentro. —Sigue sin cuadrarme, hay algo que no me cuadra en todo esto. —Pues con más motivo para dejar que entre y se confíe. Él no es el único que sabe jugar a esto. Phyra la miró sonriendo y asintió, tenía razón, no eran tontas y se tenían la una a la otra. 

Bein pegó la espalda a la pared y sonrió echando la cabeza hacia arriba mirando al techo. Había hecho bien al no subestimarlas y aunque pro un instante creyó que podría tener una buena aliada en la hermana de Phyra, enseguida se dio cuenta de que debía andarse con ojo, era muy lista y primero, debería ganársela para que lo ayudase.De todos modos estuvo tan cerda de descubrirlo… Hadid parecía tener la clave de muchas de las cosas que ahí sucedían, que sabía más de lo que decía y que ocultaba algo de su pasado estaba claro.Tenía que averiguar más sobre ella y la maldición que le habían lanzado, podía darle la primera de las pistas.Ese hechizo tenía una firma clara y él sabía donde buscar…


¿Qué os parece la cosa? ¿Hacia donde vamos ahora?

Saludos y buen fin de semana.

Leila
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Published on October 14, 2017 06:25
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