Capítulo 6 "Abra Cadabra"
Hola,
Buenas tardes, ya estoy aquí de nuevo con el siguiente capítulo ;) espero os guste.
6
Cuando la luz desapareció y la oscuridad regresó, los brazos de Phyra cayeron lacios contra sus caderas. Abrió los ojos despacio con la respiración irregular y pudo contemplar la mano de Bien sobresaliendo del pecho de su atacante. Lo tenía frente a ella, entre el agresor y su cuerpo y el corazón todavía latía, dentro del puño cerrado del vampiro cuyo rostro mortífero la impactó. Sus ojos, rojos por completo eran la máxima expresión de la muerte, pese a todo, no había crueldad. Los colmillos, desarrollados que deberían contribuir a crear terror ante esa imagen le resultaron simples herramientas y es que, muy en el fondo, era tal y como el dijo. Comprendía la utilidad y necesidad de la muerte y que el atacar o defender teniendo que arrebatar vidas, formaba parte de su mundo les causara daño o no. él pese a todo no lo disfrutaba, era algo normal y natural, una parte de su cometido, de su trabajo y no le daba más importancia que aquella.Pero dentro de esa aceptación, vio cierta chispa de pesar en su mirada.Podía ser que hubiese llegado su momento, que se lo hubiese ganado o no, pero a pesar de ello, hubo algo que hizo que su interior se estremeciera bien por el dolor o por lo frío de aquello al tiempo que tras el estallido de su poder, el resto de demonios caían calcinados al suelo convirtiéndose en ceniza que voleaba esparcida entre el viento que se había alzado y mecía su cabello, poniéndose en la cara, junto con los restos, que se enredaban entre sus mechones y manchaban sus mejillas.
Una vez retiró el puño atrás llevándose el sanguinolento órgano, el demonio cayo y el cuerpo, desapareció incluso antes de tocar el suelo. El pulso se le desbocó y de forma inútil, trató de hacer llegar aire a los pulmones con la vista fija en él, que permanecía de pie, regio e impasible como un jinete de la muerte. —Eso es lo que soy, un sirviente de Muerte. ¿Estás bien? Ella asintió llevándose una mano al pecho pues de nuevo, esa misma sensación de que había algo en él que la llamaba y conocía regresó con más fuerza, atravesándola despiadado. —Vamos, hay que moverse y alejarse rápido de aquí. Entremos —Le alargó la mano, necesitaba asegurarse de que estaba bien, que lo que decía era cierto y nada le había ocurrido. Phyra se miró su palma extendida y despacio, se la aceptó admirando como sus facciones volvían a ser las de siempre, agresivas pero atractivas, elegantes y sensuales. Tal y como temió, esa vez no fue diferente a las anteriores, y el mismo restallido resonó en su interior. Los dedos de él acariciaron su piel y de pronto se vio impulsada contra su cuerpo, pegada a él y entreabrió los labios, esperando. Bein curvó con levedad las comisuras y despacio, acercó la mano libre a su mejilla, eliminando una salpicadura de sangre. Las piernas le temblaron, y por un instante no escuchó más que su latir pero enseguida se recompuso, siguiéndolo. Se colaron por un callejón ocultándose entre las sobras. Bein iba por delante, así que no pudo ver que sacaba del interior de la chaqueta cuando abrió una de las puertas. Entró mirando atrás creyendo que usaría la fuerza pero la cerradura parecía intacta. Frunció el ceño e ignoró ese hecho, pensando que habría utilizado cualquier otra habilidad y lo siguió.Parecía conocer muy bien el lugar y ella miró alrededor sonriendo. Estaba disfrutando de aquello, ver el museo bajo el amparo de la noche, desierto y casi a solas era mágico.Tenía algo especial y casi romántico. Era algo prohibido e impensable pero ahí estaban y de algún modo, no le molestaba estar compartiéndolo con él.Se apresuró a atraparlo y lo miró, parecía divertido y no le quitaba ojo de encima, apoyado contra uno de los arcos. —¿Disfrutas, preciosa? —Esto es increíble. Bein sonrió feliz de verla así y le indicó por donde seguir, andaba sin prisa ahora, tal que si fuera el dueño del lugar y se detuvo frente a una de las exposiciones, buscó la cercanía de su cuerpo y empezó a explicarle cosas que nunca nadie allí sabrían o expondrían en una visita guiada y Phyra lo miró cuando calló.Estaba impresionada pero sobre todo, atrapada en su tono, en su aura y ese condenado aroma que desprendía, dejándola cardiaca perdida, dudando de sí en realidad estaba usando alguno de sus dones como vampiro o era algo natural. —¿Cómo sabes todas esas cosas? —Te lo dije, he vivido demasiadas lunas. Nadie que no hubiera estado ahí podría conocer estos detalles. —Te gusta la historia, se nota por el modo en que lo cuentas, eso o que como bien dices, si has formado parte de ello, lo sientes más. —Un poco de todo —Sonrió con una mano en el bolsillo y al oír ruido y percibir la luz de la linterna de uno de los guardas, tiró de ella hacia un hueco. En cuanto se alejó, Phyra procuró no romper a reír, se sentía como cuando era una cría y hacía travesuras con sus amigas y procuraban que no las pillaran cuando se colaban donde no debían. —Podrías haber usado tu control mental o yo lanzar un conjuro de sueño. —¿Y perdernos la diversión y arriesgarnos a que la liaras despertando a un dragón o algo peor? —dijo sin perder el buen humor para que no se lo tomará como una ofensa ni una burla, sino solo un comentario inofensivo que pretendía divertirla. —Humm bien visto. —¿Seguimos? —Por favor. —Veo que quieres el tour en vez de atajar, ¿me equivoco? —Es demasiado tentador con un guía como tú, y ahora no vayas a hincharte como un pavo que bastante ego tienes. Ademas, ¿cuándo tendré oportunidad de repetir algo así? —En ese caso, acompañare brujita. Y eso hizo, la magia parecía acompañarlos, las puertas se abrían con facilidad y esquivaban con relativa facilidad a los guardas a m edita que iban avanzado en su recorrido hasta llegar al lugar donde se exponía la gema que contenía la esencia de Hadid. Ella se detuvo frente al rubí y lo contempló, Bein estaba tras ella, justo hacia un lado, y su aliento erizó su cuello al apartarle un mechón, con un leve roce. —Se cuenta que perteneció a una poderosa mujer… —empezó a decir haciendo que su voz la transportará hasta la historia que le contaba. Podía ver los salones, las gentes y hasta oler el perfume de las rosas, todo hasta que su voz, se fue apagando devolviéndola a la realidad. —Nada más lejos de la realidad —La observó. —Sí, desde luego. Nadie creería que es el talismán robado de una bruja y el poder que encierra. —Es tú turno Phyra, puedo ocuparme de los sistemas de seguridad pero los conjuros, son cosa tuya ahora mismo. Ella asintió concentrándose en la trama de conjuros que se entrelazaban en una bonita y brillante tela de araña que se desplegaba frente a sus ojos espirituales. Bein fijó los ojos en ella, estaba seria pero decidida, no dudaba y veía como el poder, empezaba a desplegarse de ella, en sinuosas hondas que estallaban en pequeñas detonaciones similares a fuegos artificiales.Sus labios empezaron a moverse, y la letanía se fue desenrollando cubriendo todo. La resistencia fue evidente, pero Phyra no se rendía empujando y evitando trampas.Al final, el cristal se abrió y el rubí flotó. Un reguero de sangre resbaló de su nariz y enseguida, se lo limpió. Bein, con rapidez, cogió la joya y se apartó con una especie de gemido. Sus ojos escocían y los colmillos picaban. El deseo empujó con crudeza y tiró de ella pegándola a él con rapidez a la que un guardia entró. —¡¿Quién anda ahí?! Cubriéndolos en la invisibilidad y usando su velocidad, abrió un cuartucho destinado a productos de la limpieza, tapándole la boca.Estaba pegando a ella, atento a lo que sucedía fuera. —Ha estado cerca… Phyra lo miró pues había cerrado la puerta. —¿Y cuanto crees que habrá que esperar? Parece que esta noche no le ha salido cola a nadie y era un hechizo complicado. —Bueno, no ha estado nada mal, por una vez lo has hecho bien. —¿Solo eso? —Frunció el ceño enfurruñada—. ¡Ha estado genial! —Shhh ¿o quieres que nos pillen, brujita? Es la euforia pero mírate —Pasó los dedos por los restos de sangre, encarcelándola un poco más—, te ha debilitado.
—Tienes un control impecable —carraspeó tratando de recuperar un poco el dominio sobre si misma y no dejar que su bofetada verbal, le hastiase su momento de gloria. Había logrado romper un conjuro del temible y gran Edrien Pendragón y no iba a fastidiárselo. —Gracias, pero no era un reproche —Vaya, ahora resultará que sí te preocupas por mi —sonrió acomodándose bien contra la pared, con una leve sonrisa sin apartar la mirada de él. —Menudo concepto tienes de mi. —El que transmites. Cualquiera dirías que me quieres tener retenida aquí, en este cuartucho. —Es cómodo… —Se inclinó hacia su rostro con voz sugerente, su calor y su aroma la envolvían, y una de sus manos asedió por la cadera femenina de forma incitante y sensual. —¿Ese es tú truco? ¿Las encandilas con tus explicaciones, con tú mejor cara de seductor y luego les clavas los colmillos? —Puede, y algo más a veces —Rozó sus oído hasta detenerse frente a sus labios que se movieron, en una especie de lucha donde evitaban la atracción de encontrarse, dándose un leve encuentro fugaz. La temperatura subía o eso sentía Phyra cuyo pulso era un nuevo tambor redoblando a toda volumen. —Ya, lo tienes algo difícil conmigo, no te funcionará. —¿Eso crees? —Lo sé. —¿Te molesta? —¿El qué? —Que intente seducirte. —Inténtalo si quieres, te deseo suerte probando —Rozó ahora ella sus labios y nariz, haciéndole cosquillas con las largas pestañas.
Bein sonrió con cierta arrogancia, y acercó el rostro a su carótida, bajando hasta el escote, soplando. La piel femenina se erizó, y con los labios, rozó el hueco del cuello. —No te apartas, ni te asustas, así que algo tengo ganado. —Es tú aura. —No uso ninguno de mis dones contigo. desde el primer instante me he mostrado tal cual soy, yo. Solo contigo. —¿Por qué? —Jadeó, pues las manso de él volvieron a trazar su contorno y sus manos apresaron las suyas subiéndoselas sobre la cabeza. —Deberás averiguarlo si de verdad te interesa. —Me desconciertas. —Pero te atraigo —Coló una pierna entre las de ella para afianzarla un poco mejor y que no le fallaran. La espera fue eterna para él, pero al final, todo estalló cuando la escuchó decir que sí. Ese fue el instante, la chispa que prendió la mecha para el pistoletazo de salida tal y como esperaba, para arrasar su boca. La conquistó sin pudor alguno, con pericia, enloqueciéndola y demostrándole su sobrada experiencia a veces suave, lenta y cadenciosa. Otras, tórrida, salvaje, fogosa y pasional como la tensión que crecía entre ellos estallando de modo desenfrenado.
Las manos de Phyra tiroteaban de su ropa sin saber donde detenerse, tocado y acariciando por debajo de la camisa hasta marearse. Sus dedos recorrían las irregularidades de sus músculos definidos y duros, suaves a la vez, al tiempo que su lengua luchaba con la de él. La respiración de ella era irregular, la cabeza le daba vueltas y gimió ante un nuevo roce insinuante, él la convertía en lava candente sin a penas esfuerzos, en nada la tenía excitada y expectante y no debería.En ella no era normal, pero no podía evitarlo y… ¿qué había de malo en un polvo placentero? Lo miró con los ojos velados por el deseo al verlo apartarse y frunció el ceño. —Hora de irse. —¿En serio? Él torció la sonrisa. —¿No decías que no iba a ser tan fácil? Phyra gruñó empujándolo a un lado y salió mirando a uno y otro lado. Bein agarró una de sus manos y tiró de ella, haciéndola correr, hasta burlar uno de los guardias entre risitas traviesas.
La adrenalina seguía pulsando por su torrente sanguíneo y se detuvo al ver que iban directos a la puerta principal. —¿Pero te has vuelto loco? ¿pretendes salir por ahí sin más? —Tranquila brujita —Le guiñó el ojo y tiró de ella. Ambos avanzaron y la tensión de Phyra aumentó a medida que se acercaban a la garita. ¿Después d todo lo que habían hecho y sus esfuerzos por no ser descubiertos ahora pretendía hacer aquello? No lo entendía. —Buenas noches señor Axler —dijo el vigilante, haciendo un leve saludo deferente con un dedo en la gorra. —Randy —Lo saludó sin dejar de andar tirando de ella. —Un momento, ¿qué pasa aquí? —Exigió medio sonriendo divertida, creyendo que era algún tipo de truco o no podría contenerse—. ¿Es broma, verdad? Has usado el control. —No. Lo dijo tan serio, como si nada y ella se soltó de un tirón, cruzándose de brazos, empezando a cabrearse. —¿Qué significa esto? Explícate ahora mismo Bein o no respondo —preparó una esfera de rayos que giró en su mano. —El Museo pertenece hace muchos años a mi familia. —¡Si es de tú familia! ¿por qué me has hecho robar la gema y entrar como una vulgar ladrona? ¿por qué no lo cogiste tú sin más? —No podía y… ¿dónde dejaba eso la diversión? No me culpes por intentarlo al ver que no te dabas cuenta de ese detalle. El enfado de Phyra se disolvió al igual que hizo el ataque, mirándoselo sin saber si reír abofetearlo. —Vamos, te ha gustado, te sentías viva. Estuvo bien y no hizo daño a nadie, te gusta tanto como a mi la adrenalina, la sensación de peligro y estar haciendo algo inhibido y demostrarte que puedes hacerlo sin que te pillen o usando el poder. Venga, eres siempre tan correcta y aburrida que lo necesitabas. Deja de boicotearte a ti misma, date el gusto. —Es peligroso dejarme ir demasiado. —No te pasará como a Hadid, es más ella se dio cuenta. Ella se llevó una mano a la frente, nerviosa, y se la pasó por el pelo, re-colocándoselo. —¿Dónde lo has escondido? —Regístrame, aunque deberás hacerlo muy a fondo —Sonrió con picardía. —¡Argh! Serás… vete un poco a la… —¿Qué, preciosa? Vamos, dilo. ¿Crees que no me he dado cuenta de tú rechazo a decir palabrotas —Se burló—. Prueba, te aseguro que es liberador. Además, no temáis tantos reparos en ese cuarto de toquetearme, parecía gustarte. Ella gruñó y volvió a empujarlo cuando se le acercó para apartarlo. —¡¿Ves?! Reconócelo, te gusta lo que ves. La mercancía es buena —Movió las cejas acompañándolo de una sonrisa canalla irresistible. —¡Capullo! —¡Bien! Es un comienzo, lo hiciste.
—No me líes, no me líes Bein. ¿Algo más que deba saber sobre tú familia? —Mi familia es muy complicada brujita, así que mejor no te metas por ahí. No me gustaría que te pasara nada. —Tengo razón, te preocupas —Sonrió con soberbia—. ¿No será que te gusta más a ti la mercancía? —Hizo aletear las pestañas, llevándose las manos a la cintura para ceñir un poco más la ropa que resaltaba su bonita y espectacular figura. —No te confundas preciosa. —Claro, o—lvidaba que solo es trabajo, eh. Por eso me has echo una radiografía con la lengua y tus manos —comentó con sorna. —Vaya, vaya… ¿Una visita nocturna para conquistar a una chica? Hay costumbres que no cambian, ¿eh? Hermanito. La aparición de Jarex, interrumpió la respuesta mordaz que Bien ya tenía preparada, poniéndose rígido. Los ojos se tornaron rojos y su puño se apretó. Phyra los miró entonces por turno, con evidente sorpresa y desconcierto. —¿Hermano? ¿Os conocéis? —El pulso empezaba a ser doloroso al igual que el bochorno.
Sentía las mejillas arder como sus piernas deseaban echar a correr en vez de permanecer ancladas al cemento. —Hermanastro mejor dicho, y creo haberte mencionado ya que mi familias es… —Complicada, sí, sí, lo sé. No dejas de repetirlo —Lo interrumpió ocultando la punzada que sintió. Su hermanastro, se había tirado al hermanastro del primer tipo que le hacía sentir algo y que además, parecía tener algo siniestro y oscuro.El otro día en el bar no notó nada pero esa noche… había algo en ese tipo que le erizaba la piel y no de una forma que le gustase.Este permanecía de pie, sonriendo de un modo indescriptible y la mirada fija en ella. Dio un paso atrás dispuesta a largarse de allí, antes de sufrir un colapso pues no lograba respirar cuando sintió un fuerte golpe. Bein la había apartado de un ataque, lo tenía encima de ella, herido, y con un rostro lleno de furia, de nuevo, los colmillos estallaron y sus ojos, se volvieron muerte.
Lo vio lanzarse sobre los atacantes y como todo, desaparecía para ella.
Saludos.
Leila
Buenas tardes, ya estoy aquí de nuevo con el siguiente capítulo ;) espero os guste.
6
Cuando la luz desapareció y la oscuridad regresó, los brazos de Phyra cayeron lacios contra sus caderas. Abrió los ojos despacio con la respiración irregular y pudo contemplar la mano de Bien sobresaliendo del pecho de su atacante. Lo tenía frente a ella, entre el agresor y su cuerpo y el corazón todavía latía, dentro del puño cerrado del vampiro cuyo rostro mortífero la impactó. Sus ojos, rojos por completo eran la máxima expresión de la muerte, pese a todo, no había crueldad. Los colmillos, desarrollados que deberían contribuir a crear terror ante esa imagen le resultaron simples herramientas y es que, muy en el fondo, era tal y como el dijo. Comprendía la utilidad y necesidad de la muerte y que el atacar o defender teniendo que arrebatar vidas, formaba parte de su mundo les causara daño o no. él pese a todo no lo disfrutaba, era algo normal y natural, una parte de su cometido, de su trabajo y no le daba más importancia que aquella.Pero dentro de esa aceptación, vio cierta chispa de pesar en su mirada.Podía ser que hubiese llegado su momento, que se lo hubiese ganado o no, pero a pesar de ello, hubo algo que hizo que su interior se estremeciera bien por el dolor o por lo frío de aquello al tiempo que tras el estallido de su poder, el resto de demonios caían calcinados al suelo convirtiéndose en ceniza que voleaba esparcida entre el viento que se había alzado y mecía su cabello, poniéndose en la cara, junto con los restos, que se enredaban entre sus mechones y manchaban sus mejillas.
Una vez retiró el puño atrás llevándose el sanguinolento órgano, el demonio cayo y el cuerpo, desapareció incluso antes de tocar el suelo. El pulso se le desbocó y de forma inútil, trató de hacer llegar aire a los pulmones con la vista fija en él, que permanecía de pie, regio e impasible como un jinete de la muerte. —Eso es lo que soy, un sirviente de Muerte. ¿Estás bien? Ella asintió llevándose una mano al pecho pues de nuevo, esa misma sensación de que había algo en él que la llamaba y conocía regresó con más fuerza, atravesándola despiadado. —Vamos, hay que moverse y alejarse rápido de aquí. Entremos —Le alargó la mano, necesitaba asegurarse de que estaba bien, que lo que decía era cierto y nada le había ocurrido. Phyra se miró su palma extendida y despacio, se la aceptó admirando como sus facciones volvían a ser las de siempre, agresivas pero atractivas, elegantes y sensuales. Tal y como temió, esa vez no fue diferente a las anteriores, y el mismo restallido resonó en su interior. Los dedos de él acariciaron su piel y de pronto se vio impulsada contra su cuerpo, pegada a él y entreabrió los labios, esperando. Bein curvó con levedad las comisuras y despacio, acercó la mano libre a su mejilla, eliminando una salpicadura de sangre. Las piernas le temblaron, y por un instante no escuchó más que su latir pero enseguida se recompuso, siguiéndolo. Se colaron por un callejón ocultándose entre las sobras. Bein iba por delante, así que no pudo ver que sacaba del interior de la chaqueta cuando abrió una de las puertas. Entró mirando atrás creyendo que usaría la fuerza pero la cerradura parecía intacta. Frunció el ceño e ignoró ese hecho, pensando que habría utilizado cualquier otra habilidad y lo siguió.Parecía conocer muy bien el lugar y ella miró alrededor sonriendo. Estaba disfrutando de aquello, ver el museo bajo el amparo de la noche, desierto y casi a solas era mágico.Tenía algo especial y casi romántico. Era algo prohibido e impensable pero ahí estaban y de algún modo, no le molestaba estar compartiéndolo con él.Se apresuró a atraparlo y lo miró, parecía divertido y no le quitaba ojo de encima, apoyado contra uno de los arcos. —¿Disfrutas, preciosa? —Esto es increíble. Bein sonrió feliz de verla así y le indicó por donde seguir, andaba sin prisa ahora, tal que si fuera el dueño del lugar y se detuvo frente a una de las exposiciones, buscó la cercanía de su cuerpo y empezó a explicarle cosas que nunca nadie allí sabrían o expondrían en una visita guiada y Phyra lo miró cuando calló.Estaba impresionada pero sobre todo, atrapada en su tono, en su aura y ese condenado aroma que desprendía, dejándola cardiaca perdida, dudando de sí en realidad estaba usando alguno de sus dones como vampiro o era algo natural. —¿Cómo sabes todas esas cosas? —Te lo dije, he vivido demasiadas lunas. Nadie que no hubiera estado ahí podría conocer estos detalles. —Te gusta la historia, se nota por el modo en que lo cuentas, eso o que como bien dices, si has formado parte de ello, lo sientes más. —Un poco de todo —Sonrió con una mano en el bolsillo y al oír ruido y percibir la luz de la linterna de uno de los guardas, tiró de ella hacia un hueco. En cuanto se alejó, Phyra procuró no romper a reír, se sentía como cuando era una cría y hacía travesuras con sus amigas y procuraban que no las pillaran cuando se colaban donde no debían. —Podrías haber usado tu control mental o yo lanzar un conjuro de sueño. —¿Y perdernos la diversión y arriesgarnos a que la liaras despertando a un dragón o algo peor? —dijo sin perder el buen humor para que no se lo tomará como una ofensa ni una burla, sino solo un comentario inofensivo que pretendía divertirla. —Humm bien visto. —¿Seguimos? —Por favor. —Veo que quieres el tour en vez de atajar, ¿me equivoco? —Es demasiado tentador con un guía como tú, y ahora no vayas a hincharte como un pavo que bastante ego tienes. Ademas, ¿cuándo tendré oportunidad de repetir algo así? —En ese caso, acompañare brujita. Y eso hizo, la magia parecía acompañarlos, las puertas se abrían con facilidad y esquivaban con relativa facilidad a los guardas a m edita que iban avanzado en su recorrido hasta llegar al lugar donde se exponía la gema que contenía la esencia de Hadid. Ella se detuvo frente al rubí y lo contempló, Bein estaba tras ella, justo hacia un lado, y su aliento erizó su cuello al apartarle un mechón, con un leve roce. —Se cuenta que perteneció a una poderosa mujer… —empezó a decir haciendo que su voz la transportará hasta la historia que le contaba. Podía ver los salones, las gentes y hasta oler el perfume de las rosas, todo hasta que su voz, se fue apagando devolviéndola a la realidad. —Nada más lejos de la realidad —La observó. —Sí, desde luego. Nadie creería que es el talismán robado de una bruja y el poder que encierra. —Es tú turno Phyra, puedo ocuparme de los sistemas de seguridad pero los conjuros, son cosa tuya ahora mismo. Ella asintió concentrándose en la trama de conjuros que se entrelazaban en una bonita y brillante tela de araña que se desplegaba frente a sus ojos espirituales. Bein fijó los ojos en ella, estaba seria pero decidida, no dudaba y veía como el poder, empezaba a desplegarse de ella, en sinuosas hondas que estallaban en pequeñas detonaciones similares a fuegos artificiales.Sus labios empezaron a moverse, y la letanía se fue desenrollando cubriendo todo. La resistencia fue evidente, pero Phyra no se rendía empujando y evitando trampas.Al final, el cristal se abrió y el rubí flotó. Un reguero de sangre resbaló de su nariz y enseguida, se lo limpió. Bein, con rapidez, cogió la joya y se apartó con una especie de gemido. Sus ojos escocían y los colmillos picaban. El deseo empujó con crudeza y tiró de ella pegándola a él con rapidez a la que un guardia entró. —¡¿Quién anda ahí?! Cubriéndolos en la invisibilidad y usando su velocidad, abrió un cuartucho destinado a productos de la limpieza, tapándole la boca.Estaba pegando a ella, atento a lo que sucedía fuera. —Ha estado cerca… Phyra lo miró pues había cerrado la puerta. —¿Y cuanto crees que habrá que esperar? Parece que esta noche no le ha salido cola a nadie y era un hechizo complicado. —Bueno, no ha estado nada mal, por una vez lo has hecho bien. —¿Solo eso? —Frunció el ceño enfurruñada—. ¡Ha estado genial! —Shhh ¿o quieres que nos pillen, brujita? Es la euforia pero mírate —Pasó los dedos por los restos de sangre, encarcelándola un poco más—, te ha debilitado.
—Tienes un control impecable —carraspeó tratando de recuperar un poco el dominio sobre si misma y no dejar que su bofetada verbal, le hastiase su momento de gloria. Había logrado romper un conjuro del temible y gran Edrien Pendragón y no iba a fastidiárselo. —Gracias, pero no era un reproche —Vaya, ahora resultará que sí te preocupas por mi —sonrió acomodándose bien contra la pared, con una leve sonrisa sin apartar la mirada de él. —Menudo concepto tienes de mi. —El que transmites. Cualquiera dirías que me quieres tener retenida aquí, en este cuartucho. —Es cómodo… —Se inclinó hacia su rostro con voz sugerente, su calor y su aroma la envolvían, y una de sus manos asedió por la cadera femenina de forma incitante y sensual. —¿Ese es tú truco? ¿Las encandilas con tus explicaciones, con tú mejor cara de seductor y luego les clavas los colmillos? —Puede, y algo más a veces —Rozó sus oído hasta detenerse frente a sus labios que se movieron, en una especie de lucha donde evitaban la atracción de encontrarse, dándose un leve encuentro fugaz. La temperatura subía o eso sentía Phyra cuyo pulso era un nuevo tambor redoblando a toda volumen. —Ya, lo tienes algo difícil conmigo, no te funcionará. —¿Eso crees? —Lo sé. —¿Te molesta? —¿El qué? —Que intente seducirte. —Inténtalo si quieres, te deseo suerte probando —Rozó ahora ella sus labios y nariz, haciéndole cosquillas con las largas pestañas.
Bein sonrió con cierta arrogancia, y acercó el rostro a su carótida, bajando hasta el escote, soplando. La piel femenina se erizó, y con los labios, rozó el hueco del cuello. —No te apartas, ni te asustas, así que algo tengo ganado. —Es tú aura. —No uso ninguno de mis dones contigo. desde el primer instante me he mostrado tal cual soy, yo. Solo contigo. —¿Por qué? —Jadeó, pues las manso de él volvieron a trazar su contorno y sus manos apresaron las suyas subiéndoselas sobre la cabeza. —Deberás averiguarlo si de verdad te interesa. —Me desconciertas. —Pero te atraigo —Coló una pierna entre las de ella para afianzarla un poco mejor y que no le fallaran. La espera fue eterna para él, pero al final, todo estalló cuando la escuchó decir que sí. Ese fue el instante, la chispa que prendió la mecha para el pistoletazo de salida tal y como esperaba, para arrasar su boca. La conquistó sin pudor alguno, con pericia, enloqueciéndola y demostrándole su sobrada experiencia a veces suave, lenta y cadenciosa. Otras, tórrida, salvaje, fogosa y pasional como la tensión que crecía entre ellos estallando de modo desenfrenado.
Las manos de Phyra tiroteaban de su ropa sin saber donde detenerse, tocado y acariciando por debajo de la camisa hasta marearse. Sus dedos recorrían las irregularidades de sus músculos definidos y duros, suaves a la vez, al tiempo que su lengua luchaba con la de él. La respiración de ella era irregular, la cabeza le daba vueltas y gimió ante un nuevo roce insinuante, él la convertía en lava candente sin a penas esfuerzos, en nada la tenía excitada y expectante y no debería.En ella no era normal, pero no podía evitarlo y… ¿qué había de malo en un polvo placentero? Lo miró con los ojos velados por el deseo al verlo apartarse y frunció el ceño. —Hora de irse. —¿En serio? Él torció la sonrisa. —¿No decías que no iba a ser tan fácil? Phyra gruñó empujándolo a un lado y salió mirando a uno y otro lado. Bein agarró una de sus manos y tiró de ella, haciéndola correr, hasta burlar uno de los guardias entre risitas traviesas.
La adrenalina seguía pulsando por su torrente sanguíneo y se detuvo al ver que iban directos a la puerta principal. —¿Pero te has vuelto loco? ¿pretendes salir por ahí sin más? —Tranquila brujita —Le guiñó el ojo y tiró de ella. Ambos avanzaron y la tensión de Phyra aumentó a medida que se acercaban a la garita. ¿Después d todo lo que habían hecho y sus esfuerzos por no ser descubiertos ahora pretendía hacer aquello? No lo entendía. —Buenas noches señor Axler —dijo el vigilante, haciendo un leve saludo deferente con un dedo en la gorra. —Randy —Lo saludó sin dejar de andar tirando de ella. —Un momento, ¿qué pasa aquí? —Exigió medio sonriendo divertida, creyendo que era algún tipo de truco o no podría contenerse—. ¿Es broma, verdad? Has usado el control. —No. Lo dijo tan serio, como si nada y ella se soltó de un tirón, cruzándose de brazos, empezando a cabrearse. —¿Qué significa esto? Explícate ahora mismo Bein o no respondo —preparó una esfera de rayos que giró en su mano. —El Museo pertenece hace muchos años a mi familia. —¡Si es de tú familia! ¿por qué me has hecho robar la gema y entrar como una vulgar ladrona? ¿por qué no lo cogiste tú sin más? —No podía y… ¿dónde dejaba eso la diversión? No me culpes por intentarlo al ver que no te dabas cuenta de ese detalle. El enfado de Phyra se disolvió al igual que hizo el ataque, mirándoselo sin saber si reír abofetearlo. —Vamos, te ha gustado, te sentías viva. Estuvo bien y no hizo daño a nadie, te gusta tanto como a mi la adrenalina, la sensación de peligro y estar haciendo algo inhibido y demostrarte que puedes hacerlo sin que te pillen o usando el poder. Venga, eres siempre tan correcta y aburrida que lo necesitabas. Deja de boicotearte a ti misma, date el gusto. —Es peligroso dejarme ir demasiado. —No te pasará como a Hadid, es más ella se dio cuenta. Ella se llevó una mano a la frente, nerviosa, y se la pasó por el pelo, re-colocándoselo. —¿Dónde lo has escondido? —Regístrame, aunque deberás hacerlo muy a fondo —Sonrió con picardía. —¡Argh! Serás… vete un poco a la… —¿Qué, preciosa? Vamos, dilo. ¿Crees que no me he dado cuenta de tú rechazo a decir palabrotas —Se burló—. Prueba, te aseguro que es liberador. Además, no temáis tantos reparos en ese cuarto de toquetearme, parecía gustarte. Ella gruñó y volvió a empujarlo cuando se le acercó para apartarlo. —¡¿Ves?! Reconócelo, te gusta lo que ves. La mercancía es buena —Movió las cejas acompañándolo de una sonrisa canalla irresistible. —¡Capullo! —¡Bien! Es un comienzo, lo hiciste.
—No me líes, no me líes Bein. ¿Algo más que deba saber sobre tú familia? —Mi familia es muy complicada brujita, así que mejor no te metas por ahí. No me gustaría que te pasara nada. —Tengo razón, te preocupas —Sonrió con soberbia—. ¿No será que te gusta más a ti la mercancía? —Hizo aletear las pestañas, llevándose las manos a la cintura para ceñir un poco más la ropa que resaltaba su bonita y espectacular figura. —No te confundas preciosa. —Claro, o—lvidaba que solo es trabajo, eh. Por eso me has echo una radiografía con la lengua y tus manos —comentó con sorna. —Vaya, vaya… ¿Una visita nocturna para conquistar a una chica? Hay costumbres que no cambian, ¿eh? Hermanito. La aparición de Jarex, interrumpió la respuesta mordaz que Bien ya tenía preparada, poniéndose rígido. Los ojos se tornaron rojos y su puño se apretó. Phyra los miró entonces por turno, con evidente sorpresa y desconcierto. —¿Hermano? ¿Os conocéis? —El pulso empezaba a ser doloroso al igual que el bochorno.
Sentía las mejillas arder como sus piernas deseaban echar a correr en vez de permanecer ancladas al cemento. —Hermanastro mejor dicho, y creo haberte mencionado ya que mi familias es… —Complicada, sí, sí, lo sé. No dejas de repetirlo —Lo interrumpió ocultando la punzada que sintió. Su hermanastro, se había tirado al hermanastro del primer tipo que le hacía sentir algo y que además, parecía tener algo siniestro y oscuro.El otro día en el bar no notó nada pero esa noche… había algo en ese tipo que le erizaba la piel y no de una forma que le gustase.Este permanecía de pie, sonriendo de un modo indescriptible y la mirada fija en ella. Dio un paso atrás dispuesta a largarse de allí, antes de sufrir un colapso pues no lograba respirar cuando sintió un fuerte golpe. Bein la había apartado de un ataque, lo tenía encima de ella, herido, y con un rostro lleno de furia, de nuevo, los colmillos estallaron y sus ojos, se volvieron muerte.
Lo vio lanzarse sobre los atacantes y como todo, desaparecía para ella.
Saludos.
Leila
Published on November 04, 2017 06:07
No comments have been added yet.


