Cuando menos lo penséis. Domingo 19 Ciclo C


Estad como los que esperan a su señor

El Nuevo Testamento termina con unas palabras de Jesús en el libro delApocalipsis: “Sí, vengo pronto”. A las que responde el autor: “Amén. Ven, SeñorJesús”. Aunque la mayoría de los católicos no ha leído el Nuevo Testamento depunta a cabo, a muchos les suena la idea de “la segunda venida de Jesús” o “lavuelta del Señor”, sin que a nadie le quite el sueño. Esa vuelta no la ven comoalgo inmediato, ni siquiera a largo plazo.

A gran parte de los cristianos de finales delsiglo I, cuando Lucas escribe su evangelio, le ocurría lo mismo. Desde niños, odesde que se convirtieron, les habían anunciado la pronta vuelta del Señor.Pero pasaron años, décadas, y no volvía. Escritos muy distintos del NuevoTestamento recogen el desánimo y el escepticismo que se fue difundiendo en lascomunidades. Hasta el punto de que el autor de la segunda carta a losTesalonicenses se siente obligado a negar la inminencia de esa vuelta: «No perdáis fácilmente la cabeza ni osalarméis por profecías o discursos o cartas fingidamente nuestras, como si eldía del Señor fuera inminente» (2 Tes 2,2).

            Lucas también estáconvencido de que el fin del mundo no es inminente. Antes habrá que extender elevangelio «hastalos confines de la tierra», comoexpone en los Hechos de los Apóstoles. Pero aprovecha la enseñanza degeneraciones anteriores para exhortar a la vigilancia.

            [El sacerdote puede elegireste domingo entre una lectura breve y otra larga. Sin detenerme en justificarlos motivos, aconsejo limitarse a la breve.]

Tened ceñida la cintura yencendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señorvuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criadosa quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá,los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche ode madrugada y los encuentra así, dichosos ellos. 

Comprendedque si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrirun boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menospenséis viene el Hijo del hombre.

Si se lee eltexto de forma rápida parece hablar de los mismos personajes: unos criados y suseñor. Sin embargo, cuando se lee con atención, se advierte que habla de dosseñores distintos:

1) uno quevuelve de un banquete y al que esperan sus criados;

2) otro, queno tiene criados, se entera de que esa noche va a venir un ladrón, y lo esperaen vela.

Dos comparaciones anticuadas

Veintesiglos hacen que incluso las imágenes más expresivas se desvirtúen. La primeracomparación trae a la memoria la serie Downton Abbey, con toda la servidumbreperfectamente uniformada y dispuesta a la entrada del palacio esperando lallegada del señor o la familia. Esto pasó a la historia. Imaginando una comparación actual diría: “Tened los chalecos antibalas puestos y las armas preparadas, igual que los agentes de seguridad que esperan que el Presidente salga de la recepción”. Demasiado llamativo y aplicable a poca gente. Pero lo más desconcertante es lo que hace el Presidente: en vez irse a descansar o a dormir, se dedica a servir la cena a sus guardias. 

La segundacomparación, la del que espera la venida del ladrón, también parece anticuada.Esa función la cumplen las agencias de seguridad y la policía. Sin embargo,dados los numerosos fallos en este campo, es posible que el dueño de la casa semantuviese en vela.



Los protagonistas

En elprimer caso, los protagonistas somos nosotros, presentados como criados queesperan a su señor, Jesús. En el segundo, el dueño de la casa también nosrepresenta a nosotros, atentos a que no nos roben. Imagen bastante atrevida,porque el ladrón es “el Hijo del hombre”.

Dos consejos distintos

Ya que setrata de dos comparaciones distintas, los consejos también difieren: en elprimer caso, debemos imitar a los criados que esperan a su señor; en elsegundo, imitar al propietario que espera al ladrón, preparados para la llegadaimprevista del Hijo del hombre. Hay también una notable diferencia en cuanto altono: la primera comparación da por supuesto que el señor encontrará a loscriados vigilando y los proclama dos veces bienaventurados. La segunda tiene untono de amenaza y peligro.

De la vuelta del Señor al encuentro conel Señor

            A mediados del siglo XX,los Testigos de Jehová estaban convencidos de que el fin del mundo sería en1984 (70 años después de 1914, el comienzo de la Primera Guerra Mundial).Supongo que ahora mantendrán otra fecha. Pero no debemos reírnos de ellos. La adaptaciónde antiguas profecías a nuevas realidades es frecuente en el Antiguo Testamentoy también en la iglesia primitiva.

            En el caso concreto de lalectura de hoy, sin negar la vuelta del Señor, el acento se ha desplazado aalgo más cercano e indiscutible: el encuentro personal con él después de lamuerte. En esta perspectiva, la exhortación a la vigilancia sigue siendo totalmenteválida.

            Pero vigilar no significa vivirangustiados, sino cumplir adecuadamente las propias obligaciones, como deja claro la continuación delevangelio (en la forma larga que puede omitirse).

La primera lectura

            La primera lectura, tomadadel libro de la Sabiduría 18, 6-9, ofrece dos posibles puntos de contacto conel evangelio. El texto dice así.

            La noche de la liberación[de Egipto] se les anunció de antemano a nuestros padres, para quetuvieran ánimo, al conocer con certeza la promesa de que se fiaban. Tu puebloesperaba ya la salvación de los inocentes y la perdición de los culpables, puescon una misma acción castigabas a los enemigos y nos honrabas, llamándonos ati. Los hijos piadosos de un pueblo justo ofrecían sacrificios a escondidas y,de común acuerdo, se imponían esta ley sagrada: que todos los santosserían solidarios en los peligros y en los bienes; y empezaron a entonar loshimnos tradicionales.

            Primerpunto de contacto: vigilancia esperando la salvación.

            El libro de la Sabiduríapiensa en la noche de la liberación de Egipto

            El evangelio, en lasalvación que traerá la segunda venida de Jesús.

            En ambos casos se subrayala actitud vigilante de israelitas y cristianos.

            Segundopunto de contacto: solidaridad

            Al momento de salir deEgipto, los israelitas se comprometen a compartir los bienes: seríansolidarios en los peligros y en los bienes.

            En el evangelio, Jesúsanima a los cristianos a ir más lejos: Vended vuestros bienes y dad limosna;haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo. (Estepunto de contacto sólo se advierte leyendo el comienzo de la lectura larga).

Reflexiónfinal

            Leer este evangelio en elprimer domingo de agosto, cuando muchos acaban de empezar las vacaciones, noparece lo más adecuado. Sin embargo, precisamente al comienzo de las vacacioneses cuando más nos aconsejan una actitud de vigilancia: con respecto a laprotección de la casa, las ruedas del coche, la revisión del motor, laprotección de los rayos solares… Siendo realistas, también al comienzo de lasvacaciones es cuando muchos se encuentran definitivamente con el Señor. Lavigilancia no es solo para el otoño.

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Published on August 07, 2025 00:40
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José Luis Sicre
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