Echando leña al fuego. Domingo 20 ciclo C

 


Dicen que es la ola de calor más larga desde queexisten registros, con incendios en España, Francia, Turquía… En este contextoparece de mal gusto que Jesús se presente como un gran pirómano ansioso depegar fuego al mundo. Y no para ahí la cosa. Los europeos concebimos el mes deagosto como un momento de vacaciones, de descanso, al menos para muchos. Y laslecturas de este domingo no ayudan a descansar. Comienzan hablando del profetaJeremías, arrojado a un aljibe para que muera (1ª lectura). Sigue la carta alos Hebreos hablando de Jesús, que soportó la cruz, y nos recuerda que todavíano hemos derramado sangre en nuestra lucha con el pecado (2ª lectura). Y elevangelio, al deseo de Jesús de pegar fuego al mundo, añade que no ha venido atraer paz, sino división, incluso en el ámbito más íntimo de la familia.

Después de las enseñanzas de los domingosanteriores, centradas en lo que nosotros debemos hacer, Jesús nos sorprendehablando de sí mismo: de su misión y su destino. Lo hace con un lenguaje tanenigmático que los comentaristas discuten desde los primeros siglos el sentidode estas palabras.

Presupuesto necesario para entenderlo es conocerla mentalidad apocalíptica, de la que Jesús participa en cierto modo. Segúnella, el mundo malo presente tiene que desaparecer para dar paso al mundo buenofuturo, el Reinado de Dios.   

Lucas va a introducir algunos cambios importantesen esta mentalidad, reuniendo tres frases pronunciadas por Jesús en diversosmomentos: la primera y la tercera hablan de la misión de Jesús (prender fuego y traer división); la segunda, de sudestino (pasar por un bautismo). Esta forma deorganizar el material (misión – destino – misión) es muy típica de los autoresbíblicos.

La misión: prender fuego

            He venido a prenderfuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!

            Lo primero que viene a lamente es un campo ardiendo, o el fenómeno frecuente en la guerra del incendiode campos, frutales, casas, ciudades… Esta idea encaja bien en la mentalidadapocalíptica: hay que poner fin al mundo presente para que surja el Reino deDios. Esta interpretación me parece más correcta que relacionar el fuego con elEspíritu Santo,

El destino: la muerte

Tengo que pasar por unbautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla!

También esta imagen esenigmática, porque “bautizar” significa normalmente “lavar”; por ejemplo, losplatos se “bautizan”, es decir, se lavan. Esa idea la aplica Juan Bautista alpecado: cuando la persona se sumerge en el río Jordán, se lavan sus pecados; almismo tiempo, simbólicamente, la persona que entra en el agua muere ahogada ysale una persona nueva. El bautismo equivale entonces a la muerte y el paso auna nueva vida. Así lo usa Jesús en un texto del evangelio de Marcos, cuandodice a Juan y Santiago: ¿Soiscapaces de beber la copa que yo he de beber o bautizaros con el bautismo que yovoy a recibir? (Mc10,38). Jesús ve que su destino es la muerte para resucitar a una nuevavida.

La misión: dividir

            ¿Pensáis que he venido atraer al mundo paz? No, sino división.
            En adelante, una familia decinco estará dividida:

            trescontra dos y dos contra tres;

            estarándivididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre,

            lamadre contra la hija y la hija contra la madre,

            lasuegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.

            Estas palabras se podríaninterpretar como simple consecuencia de la actividad de Jesús: su persona, su enseñanzay sus obras provocan división entre la gente, como ya había anunciado Simeón aMaría: este niño “será una bandera discutida”.

            PeroJesús habla de una división muy concreta, dentro de la familia, y eso favoreceotra interpretación: Jesús viene a crear un caos tan tremendo (simbolizado porel caos familiar), que Dios tendrá que venir a destruir este mundo y dar pasoal mundo nuevo. Parece una interpretación absurda, pero conviene recordar loque dice el final del libro de Malaquías: “Yo os enviaré al profeta Elías antesde que llegue el día del Señor, grande y terrible: reconciliará a padres conhijos, a hijos con padres, y así no vendré yo a exterminar la tierra” (Mal3,23-24). De acuerdo con estas palabras, Dios ha pensado exterminar la tierraen un día grande y terrible. Sin embargo, para no tener que hacerlo, decideenviar al profeta Elías, que restablecerá las buenas relaciones en la familia(padres con hijos, hijos con padres), como símbolo de las buenas relaciones enla sociedad: la situación mejora y Dios no se ve obligado a exterminar latierra.

            Jesúsdice todo lo contrario: hace falta acabar con este mundo, y por ello él havenido a traer división en el seno de la familia.

La unión de las tres frases

            ¿Quéquiere decirnos Lucas uniendo estas tres frases? Que Jesús anhela y provoca ladesaparición de este mundo presente para dar paso al Reinado de Dios, pero que esecambio está estrechamente relacionado con su muerte.

¿Tiene sentido todo esto paranosotros?

            Estemensaje apocalíptico resulta lejano al hombre de hoy. De hecho, Lucas lo matizay modifica en el libro de los Hechos de los Apóstoles: los cristianos nodebemos estar esperando el fin del mundo, aunque pidamos todos los días que“venga a nosotros tu reino”; nuestra misión ahora es extender el evangelio portodo el mundo, como hicieron los apóstoles. Y la idea de la segunda venida deJesús cede el puesto a una distinta: el triunfo de Jesús, glorificado a laderecha de Dios.

Elejemplo de Jesús 

            Por una feliz casualidad,la segunda lectura (Hebreos 12,1-4) ofrece cierta relación con el evangelio: eldestino de Jesús sirve de ejemplo a los cristianos. La imagen de partida ya lauso Pablo, conocedor de las Olimpiadas griegas: un estadio lleno deespectadores que contemplan el espectáculo.

            Jesús, como cualquieratleta, se entrena duramente, en medio de grandes renuncias y sacrificios; sabe,además, que competirá en un ambiente adverso, hostigado y abucheado por los espectadores.Pero no se arredra: renuncia a pasarlo bien, aguanta, soporta, y terminatriunfando.

            Ahora nos toca a nosotroscoger el relevo. Hay que despojarse de todo lo que estorba, correr la carrerasin cansarse ni perder el ánimo. Incluso en una época de descanso y vacaciones,es bueno recordar el ejemplo de Jesús, su entrega plena.

Hermanos:
Una nube ingente de testigos nos rodea: por tanto, quitémonos lo que nosestorba y el pecado que nos ata, y corramos en la carrera que nos toca, sinretirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que,renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, yahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Recordad al que soportóla oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía nohabéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.

Reflexión final

            Estas lecturas no han sidoelegidas para amargarnos las vacaciones, pero nos ayudan a pensar en los que notienen vacaciones, en los perseguidos por su fe y sus denuncias, como Jeremías;en los que han elegido un duro y peligroso trabajo de médico, enfermero,asistente social, ayudante de cualquier tipo, arriesgando su vida en Gaza,Ucrania, Siria, Sudán, Congo…; en las familias que se han roto porque uno ovarios de sus miembros han decidido seguir a Jesús. Podemos hacer algo más útilque protestar del calor: pedir por ellos.

 

 

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Published on August 13, 2025 23:31
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José Luis Sicre
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