Ammonite

«Ammonite» (1993) fue la primera novela publicada por Nicola Griffith, recientemente reconocida como la última Gran Maestra por parte de la SFWA. Trata sobre un misterio biológico, una colonia perdida y recientemente recontactada (un escenario que retrotrae necesariamente el ciclo Hainish de Ursula K. Le Guin), donde un virus provocó en el lejano y ya ni siquiera legendario pasado la muerte de muchas mujeres y de todos los hombres. Tras la recolonización por parte de una expedición militar, la Compañía (la típica megacorporación ultracapitalista) se encuentra con un grave problema, pues no puede permitir que la epidemia se extienda más allá de Jeep (que así se llama el planeta), ni tampoco perder la inversión que ya ha efectuado.

Será tarea de una antropóloga del SEC (una especie de consultor ético para asentamientos) el tratar de desvelar los misterios de Jeep (incluyendo cómo se siguen reproduciendo las nativas, dado que su población es desde hace siglos exclusivamente femenina), bajo la amenaza de una cuarentena perpetua (no solo para las nativas, sino también para lo que queda del destacamento de exploración)… o de la destrucción, si el virus se muestra particularmente resistente y existe la menor posibilidad de que salga del planeta.

La novela levantó en su momento bastante polvareda, llegando a ser finalista de los  premios Arthur C. Clarke (fue derrotada por «Vurt«, de Jeff Noon) y BSFA (perdiendo ante «Aztec century», de Christopher Evans), al tiempo que ganaba el James Tiptree Jr. y el primer premio Lambda (en ciencia ficción/fantasía lésbica) de los cuatro con que cuenta Griffith. Desde entonces, además, ha conservado su estatus como pionera, siendo a menudo citada como influencia por muchas de las escritoras punteras actuales.

En el epílogo, la autora comenta que no quería escribir ni una utopía ni una distopía sobre sociedades monogenéricas (característicamente, todo mujeres), sino una historia rica en personajes de personalidades y moralidad diversa, para demostrar que una mujer podía desempeñar cualquier papel dentro de una historia. Hasta ahí, conseguido… más o menos, con diversos personajes que abarcan desde el arquetipo de sabias sanadoras hasta el de salvajes vengativas sedientas de sangre. Sin embargo, ese mismo propósito de plasmar cómo una mujer podía ser tan diversa y compleja como cualquier hombre se da de bruces con la categorización subyacente de rasgos masculinos (a evitar) y femeninos (a potenciar), que da como resultado a dos protagonistas (una oficial militar y una antropóloga) masiva e increíblemente incompetentes en lo que se supone que son sus respectivos trabajos.

Esto último resulta especialmente dañino para la trama, que se centra de forma casi exclusiva en ellas dos, mientras se enfrentan a sus desafíos personales. En el caso de la antropóloga, tenemos un viaje de exploración que aborda sin apenas preparación, a la búsqueda de su predecesora, y que la lleva a contactar, no siempre en buenos términos, con distintas culturas autóctonas (comerciantes, guerreras-cazadoras, pescadoras…). Por supuesto, acaba cayendo en la indigenización (por eso del misticismo, de encontrarse a sí misma y superar sus traumas internos), descuidando por completo sus deberes para con sus coterráneas hasta que ya es casi demasiado tarde para hacer algo.

La comandante en funciones (al ser la oficial superviviente de mayor graduación), por su parte, ha de enfrentarse al doble desafío de gestionar una fuerza de avanzadilla colonizadora que ha perdido de golpe y porrazo dos tercios de su contingente humano (aunque, curiosamente, el problema parece ser puramente logístico, pues el esperable trauma ante la pérdida, no solo impersonal, sino también en algún caso de amigos o parejas, parece ausente por completo); y de enfrentarse a la traición entre sus filas (con quitacolumnistas que responden directamente ante la Compañía, saltándose toda la cadena de mando y poniendo en peligro la subsistencia de la propia colonia).

Otros personajes secundarios, liberados del peso de tener que cargar con el punto de vista, sí que consiguen mostrar una personalidad más diversa y trabajada. Por desgracia, su participación no basta para elevar el interés del conjunto, porque en última instancia la imagen que tenemos de ellas está mediatizada por las perspectivas estrechas que nos permite la voz narrativa. Todo ello configura una narración frustrante. Griffith parece estar evitando de forma premeditada cualquier actuación que pueda ser considerada excesivamente «masculina» por parte de sus protagonistas, haciéndolas caer así, quizás por sobrecompensación, en una indecisión crónica que bordea la incapacidad criminal.

Para terminar de echar a perder el componente épico, nunca llega a mostrar una amenaza existencial sobre la civilización comerciante y la colonia terrestre lo bastante seria (de nuevo, un ejército moderno mínimamente competente, pese a la conveniente desactivación de su tecnología por los fenómenos atmosféricos de Jeep, no debería experimentar el menor problema, ni por medios, ni por preparación, para eliminar a una horda poco menos que de la edad de piedra, por muy fanatizada que esté, desplazada además de su hábitat natural en las montañas).

Si a todo esto añadimos que el misterio que se apuntaba inicialmente como clave en la historia (cómo se reproduce una sociedad de solo mujeres y en qué consiste exactamente el virus que ha matado a todos los hombres y a una de cada cinco mujeres extraplanetarias) se soluciona mediante una explicación más mística que científica, y que entre medias se echa a perder también el único elemento realmente sugerente de la historia (la intervención soslayada de los antiguos habitantes inteligentes oriundos del planeta y sus posibles descendientes actuales)… pues mal vamos.

He de reconocer que las historias de colonos abandonados por siglos en un planeta y que han revertido a cierto tipo de sociedad arcaica no suelen atraerme mucho, pero cuando además se entremezclan en el asunto nociones malentendidas de Rousseau y filosofía New Age (que, básicamente, acaba justificando el reiki), apaga y vámonos. Por añadidura, la novela deja tantos flecos sueltos que parece evidente que había planeada una secuela que nunca llegó a escribirse. 

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Published on September 30, 2025 01:42
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