Josep Alías i Almeda's Blog: REFLEXIONES DE UN APRENDIZ DE ESCRITOR
December 30, 2023
PENSAR Y ESCRIBIR
Pensar y escribir. Escribir y pensar. Este binomio se da con frecuencia cuando me enfrento a un nuevo relato. La página en blanco, en ocasiones, parece un muro infranqueable. Es como si no tuviera nada que decir por no haber pensado lo suficiente qué quiero decir. O bien si lo sé, y sin embargo no sé el cómo.
Pensar. Una historia que contar y cómo contarla. No concibo ponerme a escribir y que el resultado no sea, cuando menos, aceptable. Necesito pensar, sin papel, ausente de la realidad que me rodea, como quien piensa en las musarañas o en la luna de València.
Escribir. Pensar con papel, explorando ideas, frases, palabras. Tachando, haciendo garabatos, rompiendo hojas. Procurando poner orden en ese montón de ideas que se agolpan en la cabeza como una multitud que quiere salir a toda prisa por una angosta puerta.
Pensar y escribir. Escribir y pensar. Un dilema a resolver cuyo resultado será una flor bella para ti.
Pensar. Una historia que contar y cómo contarla. No concibo ponerme a escribir y que el resultado no sea, cuando menos, aceptable. Necesito pensar, sin papel, ausente de la realidad que me rodea, como quien piensa en las musarañas o en la luna de València.
Escribir. Pensar con papel, explorando ideas, frases, palabras. Tachando, haciendo garabatos, rompiendo hojas. Procurando poner orden en ese montón de ideas que se agolpan en la cabeza como una multitud que quiere salir a toda prisa por una angosta puerta.
Pensar y escribir. Escribir y pensar. Un dilema a resolver cuyo resultado será una flor bella para ti.
Published on December 30, 2023 01:37
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DAME UNA OPORTUNIDAD
Ir al cine y que la película sea mala es algo que me pone de muy mala leche. Tanto como leer un libro y que no me guste; soy de los que lo deja. Por eso, a la hora de elegir un nuevo libro, procuro elegir un autor ya reconocido, para mí es una garantía. Y entonces… los autores no tan reconocidos … ¿no les concedo una oportunidad? Teniendo en cuenta de que yo soy muy poco dado a los riesgos, procuro que a la hora de dar una oportunidad a un autor no tan reconocido busco el reconocimiento de sus lectores. De esos lectores con miles de páginas en su haber, con sentido crítico, con criterio, que saben diferenciar un buen libro de un panfleto, y que saben escribir una reseña que realmente informa acerca de la calidad de una obra y no solo dicen «me ha gustado mucho». Por eso, por el bien de muchos autores y para evitar el cabreo de individuos como yo ante un mal libro –que haberlos hay los–, y, sobre todo, para que podamos darles una oportunidad a esos autores que sí la merecen, señores lectores, sean ustedes generosos y dediquen sus reseñas bien detalladas a aquellos autores y obras que les merecen su aprobación y respeto. En nombre de todos esos autores, gracias.
Published on December 30, 2023 01:32
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MONTANDO EL PUZZLE
Estoy montando el puzle. Como os dije no hace mucho me planteaba tres posibilidades para la próxima novela, y después de darle muchas vueltas ya he tomado la decisión de cual escribir primero. Los que dijisteis que la de la psicóloga esa es la opción elegida. Y ahí estoy, dándole vueltas y más vueltas, porque de la idea inicial –la temática es la misma– pero la trama va cogiendo vida propia y me va llevando por senderos pantanosos y túneles oscuros que no sé a dónde iré a parar. La cosa se complica, cada vez más, con una trama enrevesada, intrigante, que va a hacer pensar al lector, con bastantes personajes con relaciones complejas y difíciles entre sí, todos con sus objetivos personales, muchos elementos distintos, cambios de guion, sucesos inesperados, …Como veis un auténtico galimatías, un laberinto que en estos momentos no se recorrer, un puzle al que le estoy dando la vuelta para ver pieza a pieza ye intentar encajar una con otra. Al menos tengo claro el final, sé a dónde quiero llegar, pero tengo por delante mucho trabajo, de estructurar la novela, definir los personajes, investigación y documentación, estilo narrativo, etc. Toda una nebulosa de dudas a las decisiones a tomar antes de ponerme a escribir una sola línea. Espero no morir en el intento.
Published on December 30, 2023 01:29
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UNA MARATON
Te planteas una nueva novela y una vez que tienes la idea general te hace una gran ilusión. Quieres ponerte a escribir esa historia ya, con esos personajes, introducirte en ese mundo, dejar volar la imaginación, disfrutar de esa actividad psicotrópica y adictiva que es la escritura. Te pones frente al teclado, y te das cuenta que… te falta mucho trabajo.
Escribir una novela es una carrera de fondo, es una maratón. Como corredor te imaginas llegando a la meta, después de haber superado los 42,195 metros, la satisfacción del esfuerzo realizado por haber conseguido superar un reto importante. Y sabes que ese triunfo no hubiera sido posible sin todo el trabajo previo de un año, en el que has estado entrenando en silencio, haciendo kilómetros y más kilómetros, adecuando tu forma física para cuando llegue el gran día.
Cuando te planteas escribir una novela quieres empezar a escribir ya, a crear los personajes, a desarrollar la trama; al igual que la maratón, que quieres tomar la salida ya. Pero te falta «entrenamiento»: trabajo silencioso, invisible, constante, sin recompensa alguna. Documentación, investigación, desarrollo de la trama, creación de los personajes, concebir la estructura, pensar en el lenguaje, el estilo, el ritmo, los distintos elementos que vamos a utilizar. Pensar, pensar mucho, buscar, escribir y desarrollar ideas, emborronar, borrar y volver a escribir. Hasta que poco a poco vas encajando las piezas del puzle y ves que aquello puede tener consistencia: te ves capaz de lograrlo.
Entonces sí, ya estás en la línea de salida con la pluma en la mano o el teclado delante. La mano, los dedos, se ponen en movimiento sobre el papel o la pantalla, al igual que lo hacen las piernas sobre el asfalto, y empiezan a surgir palabras, párrafos, paginas, capítulo tras capítulo, al igual que se supera kilómetro tras kilómetro. Eso sí, no exento de dudas y dificultades, pero el trabajo previo, el entrenamiento, te lleva a superarlas. Y llegamos al fatídico kilómetro 35, donde te asaltan las dudas, donde se pone en riesgo todo lo que has conseguido hasta el momento y todo el trabajo realizado se puede desmoronar como un castillo de naipes. De nuevo el entrenamiento, el trabajo realizado te hace fuerte, y aunque no sabes muy bien cómo tu cabeza te dice que adelante, que tú puedes. Llegas al kilómetro 40, sabes que está ahí, te quedan apenas dos kilómetros y algunos metros; sabes todo lo que has superado hasta llegar ahí y hora solo te queda el glorioso final. Sacas fuerzas de donde no las hay. Estás en el 42, ya ves el arco de meta, y entonces haciendo un sobre esfuerzo recorres los últimos metros, esas últimas páginas que coronarán la novela de manera gloriosa y que supondrá la satisfacción plena de haber disfrutado de la carrera y haberla concluido con éxito. Satisfacción del corredor compartido por todos los que lo han jadeado durante la prueba. Satisfacción del autor y de todos sus lectores.
Escribir una novela es una carrera de fondo, es una maratón. Como corredor te imaginas llegando a la meta, después de haber superado los 42,195 metros, la satisfacción del esfuerzo realizado por haber conseguido superar un reto importante. Y sabes que ese triunfo no hubiera sido posible sin todo el trabajo previo de un año, en el que has estado entrenando en silencio, haciendo kilómetros y más kilómetros, adecuando tu forma física para cuando llegue el gran día.
Cuando te planteas escribir una novela quieres empezar a escribir ya, a crear los personajes, a desarrollar la trama; al igual que la maratón, que quieres tomar la salida ya. Pero te falta «entrenamiento»: trabajo silencioso, invisible, constante, sin recompensa alguna. Documentación, investigación, desarrollo de la trama, creación de los personajes, concebir la estructura, pensar en el lenguaje, el estilo, el ritmo, los distintos elementos que vamos a utilizar. Pensar, pensar mucho, buscar, escribir y desarrollar ideas, emborronar, borrar y volver a escribir. Hasta que poco a poco vas encajando las piezas del puzle y ves que aquello puede tener consistencia: te ves capaz de lograrlo.
Entonces sí, ya estás en la línea de salida con la pluma en la mano o el teclado delante. La mano, los dedos, se ponen en movimiento sobre el papel o la pantalla, al igual que lo hacen las piernas sobre el asfalto, y empiezan a surgir palabras, párrafos, paginas, capítulo tras capítulo, al igual que se supera kilómetro tras kilómetro. Eso sí, no exento de dudas y dificultades, pero el trabajo previo, el entrenamiento, te lleva a superarlas. Y llegamos al fatídico kilómetro 35, donde te asaltan las dudas, donde se pone en riesgo todo lo que has conseguido hasta el momento y todo el trabajo realizado se puede desmoronar como un castillo de naipes. De nuevo el entrenamiento, el trabajo realizado te hace fuerte, y aunque no sabes muy bien cómo tu cabeza te dice que adelante, que tú puedes. Llegas al kilómetro 40, sabes que está ahí, te quedan apenas dos kilómetros y algunos metros; sabes todo lo que has superado hasta llegar ahí y hora solo te queda el glorioso final. Sacas fuerzas de donde no las hay. Estás en el 42, ya ves el arco de meta, y entonces haciendo un sobre esfuerzo recorres los últimos metros, esas últimas páginas que coronarán la novela de manera gloriosa y que supondrá la satisfacción plena de haber disfrutado de la carrera y haberla concluido con éxito. Satisfacción del corredor compartido por todos los que lo han jadeado durante la prueba. Satisfacción del autor y de todos sus lectores.
Published on December 30, 2023 01:26
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EL TEXTO INTELIGENTE
Algo que admiro en una buena novela es la inteligencia del autor. Dicen los psicólogos que hay distintos tipos de inteligencia, y yo lo comparto. De la misma manera entiendo que hay autores que manifiestan su inteligencia en la manera como escriben. Unos con historias singulares, impactantes, interesantes, bien construidas. Otros con un uso cuidado del lenguaje, seleccionando palabras y expresiones. Otros más por su capacidad de suscitar en el lector sentimientos, reacciones, actitudes. Me rindo ante esos autores que saben profundizar con su inteligencia en todos los aspectos de la literatura y que consiguen llegarme no solo al corazón sino también al intelecto.
Por el contrario, me aburren los autores que simplemente llenan el papel de palabras, con historias simples, plana, ñoñas. Con un lenguaje facilón so pretexto de que «así habla la gente». Sin provocar otro sentimiento o reacción que el aburrimiento y el tedio.
Que hay gustos para todos los gustos, lo entiendo, pero que haya gustos para ciertos gustos no lo entiendo. No puedo con la mediocridad. La ignorancia es muy osada.
Esta reflexión, y otras por el estilo, me asaltan en un momento como el actual en el que estoy finalizando la primera revisión de mi segunda novela. Me pregunto si lo que he escrito estará a la altura de la inteligencia de los lectores y de la mía propia.
Por el contrario, me aburren los autores que simplemente llenan el papel de palabras, con historias simples, plana, ñoñas. Con un lenguaje facilón so pretexto de que «así habla la gente». Sin provocar otro sentimiento o reacción que el aburrimiento y el tedio.
Que hay gustos para todos los gustos, lo entiendo, pero que haya gustos para ciertos gustos no lo entiendo. No puedo con la mediocridad. La ignorancia es muy osada.
Esta reflexión, y otras por el estilo, me asaltan en un momento como el actual en el que estoy finalizando la primera revisión de mi segunda novela. Me pregunto si lo que he escrito estará a la altura de la inteligencia de los lectores y de la mía propia.
Published on December 30, 2023 01:15
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UNA BUENA NOVELA
¿Qué es una buena novela? Para gustos los colores, pues una misma obra me puede gustar a mí, pero no a ti. Y es que los motivos que determinan el gusto es algo muy personal e intransferible que no necesariamente todos tenemos que compartir. Pero más allá del gusto, me guste o no, puedo concebir que una novela sea buena siempre que se den una serie de características y que, según mi criterio, se deben dar.
• La historia. Es fundamental que cuente una historia, y una historia en la que pase algo, da igual el género, pero que pase algo. Mejor cuanto sea interesante, original, novedosa, emocionante, o como queráis calificarla. En su totalidad debe ser coherente y tener credibilidad.
• La estructura. Que no es otra cosa cómo se va contando la historia a medida que avanza. Más allá del planteamiento, desarrollo y desenlace, se trata del equilibrio entre las distintas partes.
• El estilo narrativo. La manera de contar la historia, la construcción de las oraciones, la elección de las palabras. Puede ser más sencillo o más complejo, más realista o evocador, más personal o impersonal, en primera o tercera persona, pero en todos los casos debe comunicar perfectamente, y si lo hace de manera singular, mejor que mejor.
• Los personajes. Deben poseer personalidad, la que sea, y ser consistente y consecuente con la misma. Atención a los diálogos, que la manera de expresarse se ajuste a su personalidad.
• Comprensión. Parece obvio, la lectura debe ser comprensible. Si es tan enrevesada que tienes que volver atrás constantemente para enterarte de lo que dice un párrafo, o de donde sale ese personaje, o que te pierdes entre tantos vericuetos, uff, como que no.
• El ritmo. Que la historia avance a un ritmo adecuado, puede ser más rápido o más lento, pero lo que no me gusta es que durante páginas y páginas no pase nada, o que en una página pasen un montón de cosas.
Estos son los criterios que yo contemplo para calificar una novela. Y tú, ¿cómo lo haces?
• La historia. Es fundamental que cuente una historia, y una historia en la que pase algo, da igual el género, pero que pase algo. Mejor cuanto sea interesante, original, novedosa, emocionante, o como queráis calificarla. En su totalidad debe ser coherente y tener credibilidad.
• La estructura. Que no es otra cosa cómo se va contando la historia a medida que avanza. Más allá del planteamiento, desarrollo y desenlace, se trata del equilibrio entre las distintas partes.
• El estilo narrativo. La manera de contar la historia, la construcción de las oraciones, la elección de las palabras. Puede ser más sencillo o más complejo, más realista o evocador, más personal o impersonal, en primera o tercera persona, pero en todos los casos debe comunicar perfectamente, y si lo hace de manera singular, mejor que mejor.
• Los personajes. Deben poseer personalidad, la que sea, y ser consistente y consecuente con la misma. Atención a los diálogos, que la manera de expresarse se ajuste a su personalidad.
• Comprensión. Parece obvio, la lectura debe ser comprensible. Si es tan enrevesada que tienes que volver atrás constantemente para enterarte de lo que dice un párrafo, o de donde sale ese personaje, o que te pierdes entre tantos vericuetos, uff, como que no.
• El ritmo. Que la historia avance a un ritmo adecuado, puede ser más rápido o más lento, pero lo que no me gusta es que durante páginas y páginas no pase nada, o que en una página pasen un montón de cosas.
Estos son los criterios que yo contemplo para calificar una novela. Y tú, ¿cómo lo haces?
Published on December 30, 2023 01:11
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EN BUSCA DE LA PALABRA
Es frecuente, al menos a mí me pasa, que al escribir en un momento determinado… no encuentras la palabra. Esa palabra que define exactamente lo que quieres expresar. Varias te rondan por la cabeza, pero ninguna acaba de ser lo bastante buena. Vuelves unas líneas atrás y lees de corrido lo que acabas de escribir, a ver si cogiendo carrerilla cuando llegues al obstáculo eres capaz de saltarlo con éxito. Pero llegando al mismo te quedas en blanco igual que antes. Tiras entonces de imaginación, mirando desde otras perspectivas, buscando situaciones o expresiones similares, barajando sinónimos, reescribiendo frases, rompiendo reglas. Y sin embargo el lienzo sigue en blanco. Un recurso que suelo hacer es dejarlo en blanco. Bueno, no exactamente, escribo algo así como: falta palabra, buscar adjetivo, o simplemente XXXXXX todo ello encerrado entre paréntesis. Y sigo adelante, aunque con un ojo puesto en el agujero por si se enciende la bombilla. Pero no. Entonces, como el hueco tienes que rellenarlo de alguna manera, acabas por usar una palabra, las que más se asemeja a lo que buscas, aunque no sea del todo, y para acabar de dotarla de todo el significado que pretendes y le falta, empiezas a escribir circunloquios que no hacen sino enturbiar lo que antes estaba más o menos claro.
Y es que la realidad es que el lenguaje, incluso nuestro muy rico idioma castellano, es limitado. En nuestras conversaciones con otras personas a veces nos faltan palabras, y a veces nos sobran. Es complicado expresar el amor a una persona, el dolor por alguien que se ha ido, la alegría por una excelente noticia. Frecuentemente las palabras se quedan cortas, y nosotros nos empeñamos en escribir sobre un papel lo que sentimos, lo que vemos o lo que hacemos.
Bueno, nos queda otro recurso: inventarse la palabra. Para nosotros tendrá significado, pero para quien la lea no la va a encontrar en el diccionario. Así que de alguna manera habrá que hacer que lo entienda. Y como muestra, un botón.
Tantas horas aquí delante vamos acabar todos facebooketeados.
¿Qué, os animáis a inventaros alguna palabra?
Y es que la realidad es que el lenguaje, incluso nuestro muy rico idioma castellano, es limitado. En nuestras conversaciones con otras personas a veces nos faltan palabras, y a veces nos sobran. Es complicado expresar el amor a una persona, el dolor por alguien que se ha ido, la alegría por una excelente noticia. Frecuentemente las palabras se quedan cortas, y nosotros nos empeñamos en escribir sobre un papel lo que sentimos, lo que vemos o lo que hacemos.
Bueno, nos queda otro recurso: inventarse la palabra. Para nosotros tendrá significado, pero para quien la lea no la va a encontrar en el diccionario. Así que de alguna manera habrá que hacer que lo entienda. Y como muestra, un botón.
Tantas horas aquí delante vamos acabar todos facebooketeados.
¿Qué, os animáis a inventaros alguna palabra?
Published on December 30, 2023 01:09
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TIEMPO PARA ESCRIBIR
Hay quien le gusta escribir bien temprano, nada más levantarse. Los hay incluso que se despiertan mucho más temprano, para escribir. Los hay que mantienen una disciplina horaria como quien entra a la oficina y cumplen con su horario. También los hay que disponen de las mañanas para hacer todo lo que deben hacer ese día y se reservan las tardes para escribir en tranquilidad. Y como no, están los noctámbulos, que se introducen en el silencio y soledad de la noche para, lo más íntimamente posible, ponerse frente al ordenador o la página en blanco. Todos tienen sus razones para hacerlo como lo hacen.
Yo, no tengo ningún horario asignado a lo largo del día para escribir. Lo mismo escribo de madrugada, por la mañana, por la tarde o por la noche. No es cuestión de inspiración, es cuestión de disponibilidad de tiempo. Tampoco encuentro, en mi caso, que un momento u otro me resulte mejor, que el resultado de mi escritura me agrade más o menos: en ocasiones si, en ocasiones no. En cualquier momento elegido me puedo sentir cómodo o incómodo.
Pero lo que hoy traigo aquí tiene que ver no con el hábito, sino con el momento, cualquiera que sea, en el que nos sentamos a escribir una idea en concreto. Y es que estemos escribiendo lo que sea, tenemos una idea clara de lo que queremos escribir, y nos ponemos a ello a las siete de la mañana, por ejemplo. Teniendo clara la misma idea, el resultado final, será distinto si nos ponemos a escribirlo a las doce de la noche, o incluso si lo escribimos al día siguiente a las cuatro de la tarde. Entonces comprobamos que los tres escritos, sobre la misma idea, están bien, pero que podemos tomar partes de cada uno de ellos para que el resultado final sea óptimo. Si estamos escribiendo una novela, por ejemplo, este proceder es… una locura. Y, sin embargo, escribimos página tras página en un momento en concreto que luego damos por buena, incluso en la corrección. ¿Qué hubiera sucedido si eso mismo lo hubiéramos escrito en otro momento? Parece ser que cada momento tiene su inspiración, y nunca sabremos si la que plasmamos finalmente al final en la obra es la mejor. Al menos, que sea buena.
Yo, no tengo ningún horario asignado a lo largo del día para escribir. Lo mismo escribo de madrugada, por la mañana, por la tarde o por la noche. No es cuestión de inspiración, es cuestión de disponibilidad de tiempo. Tampoco encuentro, en mi caso, que un momento u otro me resulte mejor, que el resultado de mi escritura me agrade más o menos: en ocasiones si, en ocasiones no. En cualquier momento elegido me puedo sentir cómodo o incómodo.
Pero lo que hoy traigo aquí tiene que ver no con el hábito, sino con el momento, cualquiera que sea, en el que nos sentamos a escribir una idea en concreto. Y es que estemos escribiendo lo que sea, tenemos una idea clara de lo que queremos escribir, y nos ponemos a ello a las siete de la mañana, por ejemplo. Teniendo clara la misma idea, el resultado final, será distinto si nos ponemos a escribirlo a las doce de la noche, o incluso si lo escribimos al día siguiente a las cuatro de la tarde. Entonces comprobamos que los tres escritos, sobre la misma idea, están bien, pero que podemos tomar partes de cada uno de ellos para que el resultado final sea óptimo. Si estamos escribiendo una novela, por ejemplo, este proceder es… una locura. Y, sin embargo, escribimos página tras página en un momento en concreto que luego damos por buena, incluso en la corrección. ¿Qué hubiera sucedido si eso mismo lo hubiéramos escrito en otro momento? Parece ser que cada momento tiene su inspiración, y nunca sabremos si la que plasmamos finalmente al final en la obra es la mejor. Al menos, que sea buena.
Published on December 30, 2023 01:04
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LA HISTORIA INTRUSA
Escribiendo un texto en el que estás concentrado, desarrollando lo que quieres contar, ideando las nuevas frases que vas a escribir, de repente se te cruza una idea que te sugiere un nuevo relato. Lo hace con tanta fuerza que ya apenas puedes seguir con lo que estabas haciendo. Te dices, bien, vale, esta idea me gusta, quiero escribir esta historia, pero primero he de acabar lo que estaba haciendo. Anoto la idea en un papel o en un cuaderno, incluso la desarrollo un poco, no más de un párrafo largo. Entonces vuelvo al texto que estaba escribiendo, pero me resulta imposible continuar. La nueva idea ha secuestrado mis palabras y estas no salen más que de una manera torpe y a trompicones. Eso no sirve de nada. Por mucho que me empeñe no soy capaz de escribir algo que «se pueda leer». Comprendo, entonces, que la nueva idea, el nuevo relato, está reclamando toda mi atención; tiene atenazada mi mente como animal que mantiene sujeta a su presa, no la va a soltar hasta que haya saciado su hambre. No me queda otro remedio que ponerme a escribir esa nueva historia.
Esto es lo que me ha sucedido recientemente. He tardado un mes en finalizar el capítulo dieciocho de la novela que tengo entre manos. Se me cruzó una nueva historia, y hasta que no la escribí no he sido capaz de finalizar el atormentado dichoso capítulo. Ahora me toca revisarlo para curar las heridas que el depredador haya podido dejar.
Esto es lo que me ha sucedido recientemente. He tardado un mes en finalizar el capítulo dieciocho de la novela que tengo entre manos. Se me cruzó una nueva historia, y hasta que no la escribí no he sido capaz de finalizar el atormentado dichoso capítulo. Ahora me toca revisarlo para curar las heridas que el depredador haya podido dejar.
Published on December 30, 2023 01:00
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DUDAR
Puedo dudar de todo, pero de lo que no puedo dudar, es de que dudo.
René Descartes
Algunos somos unos inconformistas enfermizos o unos perfeccionistas recalcitrantes. Pero a todos nos asalta la duda. A pesar de escribir lo mejor que sabemos, de revisarlo una y otra vez, de las correcciones que hagamos, y a pesar de que, finalmente, nos sintamos satisfechos con la obra realizada, el punto y seguido lo pone la duda … ¿gustará? Y con esa duda hemos de vivir.
Paco de Lucía, maestro donde los haya, que ha sido comparado con el mismísimo Beethoven por la calidad y diversidad de su obra, decía que si hubiera sido perfecto hubiera hecho solamente un disco perfecto. Una anécdota que se recoge en un documental realizado por su hijo, cuenta que cierto día iba él en el coche con la radio encendida. Le llamó la atención un guitarrista que sonaba y se admiró de lo bien que tocaba. A los pocos instantes se reconoció, y entonces empezó a ponerle peros a aquel guitarrista que no era otro que él mismo.
Si somos exigentes con nuestro trabajo y este nos satisface, ¿hasta qué punto la opinión ajena es sinónimo de calidad?, ¿hasta qué punto la necesitamos para nuestra propia reafirmación personal?, ¿hasta qué punto la opinión de los demás condicionar nuestra manera de proceder? ¿Os parecen bastantes dudas, o queréis más?
René Descartes
Algunos somos unos inconformistas enfermizos o unos perfeccionistas recalcitrantes. Pero a todos nos asalta la duda. A pesar de escribir lo mejor que sabemos, de revisarlo una y otra vez, de las correcciones que hagamos, y a pesar de que, finalmente, nos sintamos satisfechos con la obra realizada, el punto y seguido lo pone la duda … ¿gustará? Y con esa duda hemos de vivir.
Paco de Lucía, maestro donde los haya, que ha sido comparado con el mismísimo Beethoven por la calidad y diversidad de su obra, decía que si hubiera sido perfecto hubiera hecho solamente un disco perfecto. Una anécdota que se recoge en un documental realizado por su hijo, cuenta que cierto día iba él en el coche con la radio encendida. Le llamó la atención un guitarrista que sonaba y se admiró de lo bien que tocaba. A los pocos instantes se reconoció, y entonces empezó a ponerle peros a aquel guitarrista que no era otro que él mismo.
Si somos exigentes con nuestro trabajo y este nos satisface, ¿hasta qué punto la opinión ajena es sinónimo de calidad?, ¿hasta qué punto la necesitamos para nuestra propia reafirmación personal?, ¿hasta qué punto la opinión de los demás condicionar nuestra manera de proceder? ¿Os parecen bastantes dudas, o queréis más?
Published on December 30, 2023 00:55
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REFLEXIONES DE UN APRENDIZ DE ESCRITOR
En este blog quiero compartir ideas, reflexiones, interrogantes, que todos los que escribimos, siendo la escritura una actividad profesional o amateur, pero siempre con ilusión y pasión, nos planteamo
En este blog quiero compartir ideas, reflexiones, interrogantes, que todos los que escribimos, siendo la escritura una actividad profesional o amateur, pero siempre con ilusión y pasión, nos planteamos. Suelo decir que yo no soy escritor, sino un señor que escribe, y por tanto en un aprendizaje continuo. Estas reflexiones me ayudan a aprender, a encauzar nuevos caminos, a mejorar mi andar. Espero que a algunos de vosotros también os ayuden, en algo, aunque solo sea en pensar.
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