The trouble with you Earth people
Katherine MacLean es una autora hoy prácticamente olvidada, pero que recibió en 2003 la distinción de Author Emerita y en 2011 el Cordwainer Smith Rediscovery Award. MacLean había irrumpido en la ciencia ficción en los años 50, que fueron de hecho sus más productivos, con una serie de relatos de calidad notable y muy innovadores, al emplear en ellos la psicología, aplicándole la exigencia de rigor de las ciencias duras.
Su segundo período de actividad fueron los setenta, que se inauguraron con su único premio Nebula a la novela corta «Missing man». De esta década datan también sus únicas tres novelas: «The man in the bird cage» (1971), «Dark wing» (1979, junto con su marido) y «Missing man», un fix-up con sus tres historias del Equipo de Rescate, que de nuevo fue finalista del Nebula en 1976 (perdiéndolo frente a «La guerra interminable«, de Joe Haldeman).
Su ficción corta se recopiló originalmente en dos antologías, «The diploids» (1962), con una selección de sus relatos tempranos (1949-1953), y «The trouble with you Earth people» (1980), con una selección más amplia, que abarca de 1951 a 1975 e incluye su premiada novela corta «The missing man» (En 2016 se publicó además una pequeña recopilación, posiblemente como homenaje en su noventa cumpleaños). Es una carrera que imita por desgracia la de muchos autores de la Edad de Plata, con el agravante de que MacLean no tuvo nunca esa novela significativa que dio más reconocimiento a compañeros como Theodore Sturgeon o Walter M. Miller. En español se han editado nueve de su medio centenar de relatos.
El cuento que abre y da título a la antología, publicado originalmente en The Magazine of Fantasy & Science Fiction en 1968, es una buena muestra de su enfoque particular, pues nos presenta un par de extraterrestres xenólogos, que están orquestando un primer contacto con la humanidad. Mientras el representante terrestre parece interesado solo en las posibilidades de intercambio tecnológico, el alienígena ansía comunicarse y, cuando se le da permiso para expresarse sin tapujos, incurre en una serie de tabúes tan arraigados que imposibilitan toda comunicación (lo cual, todo sea dicho, no dice mucho de la preparación antropológica de su interlocutor). Al fondo de todo ello hay un atisbo de la hipótesis Sapir-Worf, implicando que hay niveles de comunicación (y por ende de pensamiento) bloqueados por los tabúes humanos.
Esta misma idea de la incapacidad de comunicación la encontramos en el siguiente relato largo, «Unhuman sacrifice» (Astounding, 1958), en el que una nave misionera aterriza en un planeta atrasado en el que toda la fauna, incluyendo la especie inteligente dominante, presenta un extraño ciclo biológico. La autora nos invita a repudiar el fanatismo y cerrazón intelectual del predicar al frente de la misión… y nos la cuela enseñándonos la malinterpretación de la situación no solo por parte de los más razonables pilotos, sino incluso de los propios nativos. Se trata de un relato magnífico, posiblemente el mejor de la antología.
El siguiente grupo de relatos presenta una muestra amplia de historias, publicadas en diversas revistas, que tocan algunos de los temas estrella de la ciencia ficción estadounidense, como el espacio a modo de trasunto del oeste (aunque con mayor rigor científico que la media), que encontramos en «The gambling hell and the sinful girl» (Analog, 1975) o «Collison orbit» (Science Fiction Adventures, 1954); la historia de un ingeniero genético consagrado a crear plagas mortales para fortalecer a la humanidad («Syndrome Johnny», Galaxy, 1951); una curiosa historia de primer contacto entre una indefensa (pero telepática) nave humana de exploración con un poderoso navío de guerra de un imperio opresor (que, por desgracia, se soluciona con un pequeño chiste): «Trouble with treaties» (Star Science Fiction Stories, 1959). Así como otros no tan tópicos como «The origin of species» (Children of Wonder, 1953) sobre las acciones de un neurocirujano (que extirpa traumas quirúrgicamente) al tropezarse con la que podría ser la siguiente etapa de la evolución humana; la historia de una desgraciada misión de exploración a Venus para averiguar si acoge vida antes de ser terraformado («The fittest», Worlds Beyond, 1951); o «These truths» (original de la antología, aunque al parecer escrito en 1958), que básicamente constituye un panegírico de la Declaración de Independencia y es quizás el relato más flojo de la colección.
De todos ellos destacaría que mientras algunos se adhieren a la fórmula más optimista heredada de la Edad de Oro, otros, la mayoría, presentan un tono melancólico, a veces incluso cínico, que invita a reflexionar, y a veces en no muy buenos términos, sobre el ser humano. Tal vez no resulten los textos más memorables que he leído, e incluso pueden resultar un poco anticuados, pero ofrecen esa perspectiva crítica, un poco desengañada, tan característica de la Edad de Plata.
La antología vuelve a subir de nivel con «Contagion», un cuento largo publicado originalmente en Galaxy (1950), sobre una nave colonizadora que llega a un planeta que creen deshabitado solo para hallar a los supervivientes de un intento anterior, que perdieron su tecnología por culpa de una plaga terrible que finalmente lograron dominar. Pese a las precauciones adoptadas, la historia parece repetirse, aunque la naturaleza de esa enfermedad es tan sorprendente como devastadora. Un gran relato, con una especulación tan atrevida que ha quedado un tanto desfasada, pero que lo compensa con una interesante reflexión sobre la identidad. El siguiente relato, «Brain wipe» («The new mind», 1973) es uno de los más puramente psicológicos… y de los menos interesantes. Nos adentra en la mente de un delincuente maltratado en su infancia que se enfrenta a un borrado de su memoria.
En penúltimo lugar llegamos a «The missing man», la premiada novela corta (publicada originalmente en Analog en 1971). Se trata de la tercera narración (y la más larga) de la serie Rescue Squad, y está protagonizada por un par de empleados de una agencia gubernamental, George y Ahmed, que deben encontrar a un técnico de riesgos posiblemente secuestrado por un grupo terrorista, quienes utilizan sus conocimientos para planificar atentados devastadores. El más especial de los dos es George, un telémpata, capaz de sintonizar con las emociones de los demás, mientras que Ahmed es su superior e intérprete (así como antiguo líder de la pandilla juvenil en la que ambos militaban).
Se trata sin duda de una variación interesante sobre el tema de la telepatía, que se vuelve más pertinente cuando la investigación va complicándose. Igual de de sugerente es el entorno que nos presenta, una Nueva York balcanizada en barrios-estado (muy parecidos a las franquicias que imaginaría Neal Stephenson para «Snow Crash«). Para terminar de redondearlo, las motivaciones de los terroristas (juveniles) tienen su punto de legitimidad (no así sus métodos), sustentándose esta en una crítica al objetivismo randiano que ha modelado una sociedad que presenta mucho de distópica. Como ya he avanzado, tres años después, MacLean reunió las tres historias de la Rescue Squad, las retocó y amplió y para dar lugar a la novela «Missing man» (1975).
La antología se cierra con un relato corto, «The carnivore» (Galaxy, 1953), que vuelve a demostrar lo difícil que es escribir admoniciones morales sin parecer… absurdamente moralista.
En conjunto, sin embargo, «The problem with you Earth people» es una gran antología, con cuatro o cinco textos de altísimo nivel (que coinciden también con ser los más extensos), entre los que se cuenta ese premio Nebula de novela corta (batiendo, por ejemplo, a «The infinity box«, de Kate Wilhelm) que, sin duda, invita a buscar la novela que lo expandió (ambas siguen inéditas en castellano). En cuanto a la autora, se puede decir sin temor a equivocaciones que en su caso los premios honoríficos estaban más que justificados y que verdaderamente merece un redescubrimiento.


