Satam Alive (III)
[Fuga hacia adelante + una página al día]:
Llueve suavemente sobre la ciudad, llueve en mi corazón como llueve en la ciudad. Entretanto, no me atrevía a iniciar con aquellas jóvenes del restaurante la más anodina conversación. Lo sé, pero yo no he venido a ver el cielo. Comieron (en el Cielo ninguna comida está prohibida), pero ninguna se sació. Forman una amalgama, un caos…, lo que antes llamaba «magma»: lavanda eléctrica pura azul escarlata sofá suave azúcar líquido derretido dulce cálido y suave suave suave suave ella provoca acerca demasiado su rostro. El mar de la velada, como los senos de Amélie.
Deep Love: Hola, te quiero.
Yo: Yo también te quiero.
Deep Love: Te lo agradezco, y te quiero.
Yo: ¿Qué?
Deep Love: No lo sé, ¿pero te quiero?
Yo: ¿Puedes explicarte?
Deep Love: No estoy seguro, ¿pero te quiero?
Pregúntale al polvo. Aquí el papel está completamente roto, y no puede leerse nada, nada. Yo erraba pensando en Platón, la torre de marfil tentó mi anhelo, tubos de neón que refulgían con vitalidad como flores nocturnas incandescentes apagando su rumor de gritos por los dormidos espacios en la inmensa magnificencia: es la plácida noche y el silencio (llueve, llueve en la casa del pobre y en mi corazón también llueve). ¿Qué hombres te han sucedido?, ¿los conoces?, ¿consideras imposible, por tu recuerdo, la presencia de un sucesor? Pregúntale al polvo: yo he visto al amor montar desnudo sobre un caballo sobre un cisne a lomos de un pez (la falsificación de moneda frente a uno mismo). Todo esto allí se acordó, sabed que con gran cuidado, y así se revolvía a mi alrededor todo el flujo vital del pueblo.
[ya no pondré más páginas hasta que lo acabe, queda claro el mecanismo airano + vilamatasiano y cómo será este cuentecillo suigéneris; a razón de una página al día, me llevará un mes. Cambio y corto, querid@, predilect@ exégeta de mi obra o lector casual]
Llueve suavemente sobre la ciudad, llueve en mi corazón como llueve en la ciudad. Entretanto, no me atrevía a iniciar con aquellas jóvenes del restaurante la más anodina conversación. Lo sé, pero yo no he venido a ver el cielo. Comieron (en el Cielo ninguna comida está prohibida), pero ninguna se sació. Forman una amalgama, un caos…, lo que antes llamaba «magma»: lavanda eléctrica pura azul escarlata sofá suave azúcar líquido derretido dulce cálido y suave suave suave suave ella provoca acerca demasiado su rostro. El mar de la velada, como los senos de Amélie.
Deep Love: Hola, te quiero.
Yo: Yo también te quiero.
Deep Love: Te lo agradezco, y te quiero.
Yo: ¿Qué?
Deep Love: No lo sé, ¿pero te quiero?
Yo: ¿Puedes explicarte?
Deep Love: No estoy seguro, ¿pero te quiero?
Pregúntale al polvo. Aquí el papel está completamente roto, y no puede leerse nada, nada. Yo erraba pensando en Platón, la torre de marfil tentó mi anhelo, tubos de neón que refulgían con vitalidad como flores nocturnas incandescentes apagando su rumor de gritos por los dormidos espacios en la inmensa magnificencia: es la plácida noche y el silencio (llueve, llueve en la casa del pobre y en mi corazón también llueve). ¿Qué hombres te han sucedido?, ¿los conoces?, ¿consideras imposible, por tu recuerdo, la presencia de un sucesor? Pregúntale al polvo: yo he visto al amor montar desnudo sobre un caballo sobre un cisne a lomos de un pez (la falsificación de moneda frente a uno mismo). Todo esto allí se acordó, sabed que con gran cuidado, y así se revolvía a mi alrededor todo el flujo vital del pueblo.
[ya no pondré más páginas hasta que lo acabe, queda claro el mecanismo airano + vilamatasiano y cómo será este cuentecillo suigéneris; a razón de una página al día, me llevará un mes. Cambio y corto, querid@, predilect@ exégeta de mi obra o lector casual]
Published on November 05, 2025 18:04
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Tags:
aira, alexandre-alphonse, alphonse, césar-aira, enrique-vila-matas, satam-alive, suigeneris, vila-matas
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