Leila Milà's Blog

December 6, 2017

Noticias

Hola buenas tardes,
Sí, hace tiempo que tendría que haber hecho varias entradas, pero por motivos laborales no ha sido posible, de todos modos los que ya me seguís por las diversas redes sociales, ya estaréis al tanto de los que vengo a contar :) y es que, lo primero y más importante y que me hace muchísima ilusión compartir es que:
En 2018, "Cielo en llamas" la que es mi última novela escrita, saldrá de manos de Onyx Editorial, una editorial que empieza fuerte y con un gran equipo detrás que no dejará indiferente a nadie. Un equipo que vive lo que hace, que lo siente y vibra con la lectura y la escritura, un equipo que sabe de primera mano lo que es crear un libro y con un buen bagaje detrás de estudios y dedicación.Un equipo al que le gustan las cosas bien hechas y que están al lado del lector y el escritor y que quiere ofrecemos lo mejor o lo que al menos, a ellos les hace emocionar.Onyx ya hecho publicas las portadas de las que serán sus primeras novelas en 2018, y me hace mucha ilusión compartir esta nueva experiencia junto a una estupenda compañera como es Haimi Snow, por lo que como ya no es ningún secreto, os presento la que será su portada esperando os guste tanto como a nosotros y esperamos poder mostrados pronto también la sinopsis.


Para más información podéis visitar su web AQUÍ o en cualquiera de las redes sociales como son Facebook, Twitter o Instagram y así, no perderos nada y estar al tanto de sus noticias y novedades. Y por cierto, todavía aceptan manuscritos ;)
Y el resto, era una vez más, disculparme por haber tenido que retrasar la salida de la spublicaciones que tenía previstas para finales de este año, peor por problemas étnicos (ordenador de maquetación DEP) me es completamente imposible :( me duele en el alma, pero...
De todos modos os comparto las portadas de todo lo que os espera en 2018 :)


¡Por cierto! Las sinopsis ya las tenéis en la web ;) www.leilamila.es o pinchando AQUÍ
Saludos,
Leila
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Published on December 06, 2017 09:26

November 12, 2017

Capítulo 7 "Abra Cadabra"

Hola buenos días,

Os dejo el capítulo siguiente y... de vosotras dependerá que siga, pues espero que me indiquéis que queréis para el próximo ;)

7
Los lacónicos aplausos de Jarex por poco no consiguieron que fuera también a por él perdiendo de vista cualquier objetividad. Tiró de la chaqueta para deshacerse de algo de rabia con ese gestó y clavó los ojos en su hermanastro seguros de que de ser dos dagas, ahora mismo estaría muerto y enterrado. —No me canso de verlo, ni siquiera te has despeinado. —¿Tanto te divierte como para mandar a tus ebrios a la muerte? —Su voz estaba carente de cualquier emoción, vacía y fría—. O simplemente evalúas m evolución combativa. —Un poco de todo. Pero es que tú no ves lo que yo hermano. —¿Qué le has hecho? —Bein procuró por todos los medios contener la furia y mantenerse impávido al tiempo que se agachaba junto al cuerpo laxo de Phyra, acomodándola entre sus brazos. —Se bueno y nada le pasará. Te tengo donde quería, cogido por los cojones —Jarex amplió su despiadada sonrisa ensombreciendo el rostro en cuanto Bien rompió a reír, desconcertándolo.No esperaba esa reacción —¿Qué te hace tanta gracia? No juegues conmigo Bien o lo lamentarás, sacrifica a la otra y te dejaré a esta. —¿Crees que soy estúpido, qué no sé que necesitas? —Vaya, vaya… resulta que el león empieza a mostrar las zarpas. En ese caso, no queda mucho que decir, ¿verdad? Los ojos de Bein se volvieron turbulentos, el rojo se mezclaba con un negro que se retorcía como petróleo y Jarex se disolvió antes de que el ataque astral de este lo alcanzase. Hizo una mueca de rabia medio alzando un lado del labio y anduvo hacia coche echando un vistazo a Phyra. Su cuerpo se estremecía y sus párpados se movían con rapidez luchando contra las pesadillas que la acosaban. La dejó con cuidado en la parte de atrás y le apartó un mechón, notando como a la que sus cuerpos entraban en contacto, lo que fuera que la torturaba, cedía. Maldijo para sus adentros y haciendo uso de sus recursos mágicos, los trasladó a la casa. Miró la puerta antes de entrar e inspiró sabiendo que venía a continuación, pues no estaba de humor para enfrentar ahora mismo a su otro problema.  Abrió de un brusco tirón y subió directo las escaleras. —¡¿Qué ha pasado?! ¡¿Dónde estabais?! —Hadid corrió hasta el poste de la barandilla final, sin apartar la mano de la madera en cuanto lo vio atravesar el umbral con su hermana en brazos. —Ahora no —Avanzó sin parar con ella a la zaga. —¡¿Ahora no?! Y una mierda. No veo mejor momento. Fuisteis a por el talismán, ¿no? Debiste dejarla al margen, era yo la que debía ir, tenía que estar, ¡Es mi magia! —Oh claro, hubieras servido de mucha ayuda —Sopló con crudeza depositando a Phyra sobre la cama cuyas sábanas se retiraron solas, echándolas arriba a continuación para arroparla. Hadid lo observó sin esconder su enfado. —Está bien. —¡No! No lo está y lo sabes. Bein la ignoró lanzándole la joya que empezó a emitir intensos destellos. —Ahora tú decides —Se limitó a decir sentándose en el suelo pasándole las manos por la cara, cansado. —Lo veo Bein, ¿crees que, no? Lo sé. Él la miró sin expresión alguna a pesar de que las emociones iban por dentro desatadas cual huracán. —¿Podrás hacerlo? Responde, tú eres la transición. —Ella no puede… morir —Se quedó congelado una vez más al captar aquella verdad y Hadid sonrió satisfecha, más dolida en verdad que otra cosa. —Acabas de comprenderlo cuando ya lo obviaste. Me incumbía a mi. —No peléis, era mejor así. Más seguro —Phyra abrió los ojos tratando de incorporarse un poco en la cama. —¡¿Más seguro para quién?! Mira como bienes, solo te has expuesto y forzado. —Eso no es así, Hadid y sabes que… —¡Ni me has dejado opinar! —Ya basta Hadid, tienes tú poder de vuelta, así que basta de tonterías y haz tú también lo que debas —Bein intervino antes de que la cosa fuese más y ambas se echasen en cara cosas que les hicieran más daño del que ya se hacían—. Lo hizo por ti y no duda de tu capacidad solo fue práctica aunque a ti te joda. ¿Quieres ser útil? Pues ahí lo tienes —Señaló la gema que permanecía en la mano de la bruja. El puño mentón de Hadid tembló alzado, y tras sostener la mirada del vampiro lo que pareció una eternidad, giró saliendo de la habitación. Phyra parpadeó tragando el nudo que tenía en la garganta y sacudiendo la cabeza, la giró hacia Bien que le dio la espalda quedándose frente a la ventana, con una mano frotándose la frente. —No hacía falta que mediases por nosotras pero gracias, por defenderme aunque no sepa porque lo haces. —¿Ha de haber un motivo? En este caso ella no tenía razón, estaba siendo egoísta. —No es cierto, se preocupa y la puedo entender, ni siquiera se lo consulté y le incumbía. —No te culpes, hiciste lo que debías —Giró cruzándose de brazos, su rostro era una extraña amalgama de emociones que golpearon contra ella; culpa, rabia… —¿Qué pasó? —Nada que deba preocuparte. —Ya ha empezado, ¿no? Nos van a dar caza por ese libro para alzar el infierno. —Sí. —Ya, ¿y por eso estás así? A ti no debería afectarte.  Él no respondió. —Jarex… —Es un demonio Phyra, el peor de todos ellos y es él quien va tras vosotras. Ella se llevó una palma al estómago sintiendo que caía y el peso la aplastaba. Nerviosa y con las manos temblorosas, se echó el cabello atrás pensando en la noche anterior. Su interior se revolvió y la náusea pugnó por ganarle la partida haciéndola correr hacia el baño con una mano en la boca. Una vez logró controlarlo, lo enfrentó. —¿Y tú? ¿Tú estás metido en todo esto? ¡Di! —Estoy aquí para… Phyra lo interrumpió con un gesto de la mano impidiéndole además el habla sin ser consciente con su poder. —¡No te atrevas a decir que estás aquí para protegernos! ¡No me lo creo!  Él la miró a los ojos, esos ojos que tanto lo atraían y sabía que si seguía mintiendo, que si todo estallaba más adelante sería mucho pero pero no podía hacer otra cosa o eso creía. —¡Dilo! —Exigió con un grito, notando una punzada de dolor atravesarle el pecho. Las vías empezaron a cerrársele y se dejó caer al suelo, tratando de respirar, con una mano crispada sobre el lava manos. Bein acudió a su lado enseguida, cogiéndola de los hombros. —Eh, tranquila, vamos relaja. Respira, inspira conmigo despacio —La instó a imitarlo y ella lo siguió logrando hacer entrar algo de aire en su organismo, hasta que todo volvió a la normalidad haciéndola romper a llorar. —¿Por qué, por qué lo haces? —Sollozó—. Si estás con él, ¿por qué me ayudas? —Intentó apartarse cayendo rota sobre su cuerpo. —Phyra… —Acarició su cabello conteniendo el ansía por estrecharla contra él—. Qué tal si antes de decidir por mi y juzgare me demás demostrarte dónde estoy. —No puedo fiarme, no puedo o será peor. «¿Tanto daño te hice?» pensó alzándola del suelo para dejarla de regreso en la cama. La miró ahí tendida y apartando la mano de la madera, salió. Hadid estaba apoyada contra la pared, de brazos cruzados y sus ojos lo censuraban con dureza entre cerrados. —Deseó que jamás pudieras volver a morir. Es ahora o nunca Bein, si quieres recuperarla sabes qué has de hacer. —¿Y arrastrarla? —Es su lugar, su destino. Ella ya eligió hace mucho, si sufre es por lo que no recuerda y ese vació que quedó en su corazón. Phyra no lo entiende porque lleva tanto a oscuras que solo lo empeora. Si no se acepta, si no regresa a su ser no sé que pasará. —No es tan fácil, sabes cómo reaccionará cuando lo descubra todo, me echará. —Lo comprenderá, volverá y lo sabes. No es tan frágil como pensamos. Todo tiene su tiempo, su momento y este es el vuestro. Sino, el nuevo año será de ellos y el infierno por fin reinará. ¿Quieres eso? Bein cerró los puños y se alejó por el pasillo, todo se le estaba yendo de las manos.
Saludos y buen domingo.

PD: Recordad, espero propuestas de qué queréis o esperáis por favor, esto era para crearlo entre todas y divertirnos y no sé que opciones daros para elegir jajaja se me fugan las musas :P

Leila

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Published on November 12, 2017 04:27

November 4, 2017

Capítulo 6 "Abra Cadabra"

Hola,

Buenas tardes, ya estoy aquí de nuevo con el siguiente capítulo ;) espero os guste.



6

Cuando la luz desapareció y la oscuridad regresó, los brazos de Phyra cayeron lacios contra sus caderas. Abrió los ojos despacio con la respiración irregular y pudo contemplar la mano de Bien sobresaliendo del pecho de su atacante. Lo tenía frente a ella, entre el agresor y su cuerpo y el corazón todavía latía, dentro del puño cerrado del vampiro cuyo rostro mortífero la impactó. Sus ojos, rojos por completo eran la máxima expresión de la muerte, pese a todo, no había crueldad. Los colmillos, desarrollados que deberían contribuir a crear terror ante esa imagen le resultaron simples herramientas y es que, muy en el fondo, era tal y como el dijo. Comprendía la utilidad y necesidad de la muerte y que el atacar o defender teniendo que arrebatar vidas, formaba parte de su mundo les causara daño o no. él pese a todo no lo disfrutaba, era algo normal y natural, una parte de su cometido, de su trabajo y no le daba más importancia que aquella.Pero dentro de esa aceptación, vio cierta chispa de pesar en su mirada.Podía ser que hubiese llegado su momento, que se lo hubiese ganado o no, pero a pesar de ello, hubo algo que hizo que su interior se estremeciera bien por el dolor o por lo frío de aquello al tiempo que tras el estallido de su poder, el resto de demonios caían calcinados al suelo convirtiéndose en ceniza que voleaba esparcida entre el viento que se había alzado y mecía su cabello, poniéndose en la cara, junto con los restos, que se enredaban entre sus mechones y manchaban sus mejillas.
Una vez retiró el puño atrás llevándose el sanguinolento órgano, el demonio cayo y el cuerpo, desapareció incluso antes de tocar el suelo. El pulso se le desbocó y de forma inútil, trató de hacer llegar aire a los pulmones con la vista fija en él, que permanecía de pie, regio e impasible como un jinete de la muerte. —Eso es lo que soy, un sirviente de Muerte. ¿Estás bien? Ella asintió llevándose una mano al pecho pues de nuevo, esa misma sensación de que había algo en él que la llamaba y conocía regresó con más fuerza, atravesándola despiadado. —Vamos, hay que moverse y alejarse rápido de aquí. Entremos —Le alargó la mano, necesitaba asegurarse de que estaba bien, que lo que decía era cierto y nada le había ocurrido. Phyra se miró su palma extendida y despacio, se la aceptó admirando como sus facciones volvían a ser las de siempre, agresivas pero atractivas, elegantes y sensuales. Tal y como temió, esa vez no fue diferente a las anteriores, y el mismo restallido resonó en su interior. Los dedos de él acariciaron su piel y de pronto se vio impulsada contra su cuerpo, pegada a él y entreabrió los labios, esperando. Bein curvó con levedad las comisuras y despacio, acercó la mano libre a su mejilla, eliminando una salpicadura de sangre. Las piernas le temblaron, y por un instante no escuchó más que su latir pero enseguida se recompuso, siguiéndolo. Se colaron por un callejón ocultándose entre las sobras. Bein  iba por delante, así que no pudo ver que sacaba del interior de la chaqueta cuando abrió una de las puertas. Entró mirando atrás creyendo que usaría la fuerza pero la cerradura parecía intacta. Frunció el ceño e ignoró ese hecho, pensando que habría utilizado cualquier otra habilidad y lo siguió.Parecía conocer muy bien el lugar y ella miró alrededor sonriendo. Estaba disfrutando de aquello, ver el museo bajo el amparo de la noche, desierto y casi a solas era mágico.Tenía algo especial y casi romántico. Era algo prohibido e impensable pero ahí estaban y de algún modo, no le molestaba estar compartiéndolo con él.Se apresuró a atraparlo y lo miró, parecía divertido y no le quitaba ojo de encima, apoyado contra uno de los arcos. —¿Disfrutas, preciosa? —Esto es increíble. Bein sonrió feliz de verla así y le indicó por donde seguir, andaba sin prisa ahora, tal que si fuera el dueño del lugar y se detuvo frente a una de las exposiciones, buscó la cercanía de su cuerpo y empezó a explicarle cosas que nunca nadie allí sabrían o expondrían en una visita guiada y Phyra lo miró cuando calló.Estaba impresionada pero sobre todo, atrapada en su tono, en su aura y ese condenado aroma que desprendía, dejándola cardiaca perdida, dudando de sí en realidad estaba usando alguno de sus dones como vampiro o era algo natural. —¿Cómo sabes todas esas cosas? —Te lo dije, he vivido demasiadas lunas. Nadie que no hubiera estado ahí podría conocer estos detalles. —Te gusta la historia, se nota por el modo en que lo cuentas, eso o que como bien dices, si has formado parte de ello, lo sientes más. —Un poco de todo —Sonrió con una mano en el bolsillo y al oír ruido y percibir la luz de la linterna de uno de los guardas, tiró de ella hacia un hueco. En cuanto se alejó, Phyra procuró no romper a reír, se sentía como cuando era una cría y hacía travesuras con sus amigas y procuraban que no las pillaran cuando se colaban donde no debían. —Podrías haber usado tu control mental o yo lanzar un conjuro de sueño. —¿Y perdernos la diversión y arriesgarnos a que la liaras despertando a un dragón o algo peor? —dijo sin perder el buen humor para que no se lo tomará como una ofensa ni una burla, sino solo un comentario inofensivo que pretendía divertirla. —Humm bien visto. —¿Seguimos? —Por favor. —Veo que quieres el tour en vez de atajar, ¿me equivoco? —Es demasiado tentador con un guía como tú, y ahora no vayas a hincharte como un pavo que bastante ego tienes. Ademas, ¿cuándo tendré oportunidad de repetir algo así? —En ese caso, acompañare brujita. Y eso hizo, la magia parecía acompañarlos, las puertas se abrían con facilidad y esquivaban con relativa facilidad a los guardas a m edita que iban avanzado en su recorrido hasta llegar al lugar donde se exponía la gema que contenía la esencia de Hadid. Ella se detuvo frente al rubí y lo contempló, Bein estaba tras ella, justo hacia un lado, y su aliento erizó su cuello al apartarle un mechón, con un leve roce. —Se cuenta que perteneció a una poderosa mujer… —empezó a decir haciendo que su voz la transportará hasta la historia que le contaba. Podía ver los salones, las gentes y hasta oler el perfume de las rosas, todo hasta que su voz, se fue apagando devolviéndola a la realidad. —Nada más lejos de la realidad —La observó. —Sí, desde luego. Nadie creería que es el talismán robado de una bruja y el poder que encierra. —Es tú turno Phyra, puedo ocuparme de los sistemas de seguridad pero los conjuros, son cosa tuya ahora mismo. Ella asintió concentrándose en la trama de conjuros que se entrelazaban en una bonita y brillante tela de araña que se desplegaba frente a sus ojos espirituales. Bein fijó los ojos en ella, estaba seria pero decidida, no dudaba y veía como el poder, empezaba a desplegarse de ella, en sinuosas hondas que estallaban en pequeñas detonaciones similares a fuegos artificiales.Sus labios empezaron a moverse, y la letanía se fue desenrollando cubriendo todo. La resistencia fue evidente, pero Phyra no se rendía empujando y evitando trampas.Al final, el cristal se abrió y el rubí flotó. Un reguero de sangre resbaló de su nariz y enseguida, se lo limpió. Bein, con rapidez, cogió la joya y se apartó con una especie de gemido. Sus ojos escocían y los colmillos picaban. El deseo empujó con crudeza y tiró de ella pegándola a él con rapidez a la que un guardia entró. —¡¿Quién anda ahí?! Cubriéndolos en la invisibilidad y usando su velocidad, abrió un cuartucho destinado a productos de la limpieza, tapándole la boca.Estaba pegando a ella, atento a lo que sucedía fuera. —Ha estado cerca… Phyra lo miró pues había cerrado la puerta. —¿Y cuanto crees que habrá que esperar? Parece que esta noche no le ha salido cola a nadie y era un hechizo complicado. —Bueno, no ha estado nada mal, por una vez lo has hecho bien. —¿Solo eso? —Frunció el ceño enfurruñada—. ¡Ha estado genial! —Shhh ¿o quieres que nos pillen, brujita? Es la euforia pero mírate —Pasó los dedos por los restos de sangre, encarcelándola un poco más—, te ha debilitado.
—Tienes un control impecable —carraspeó tratando de recuperar un poco el dominio sobre si misma y no dejar que su bofetada verbal, le hastiase su momento de gloria. Había logrado romper un conjuro del temible y gran Edrien Pendragón y no iba a fastidiárselo. —Gracias, pero no era un reproche —Vaya, ahora resultará que sí te preocupas por mi —sonrió acomodándose bien contra la pared, con una leve sonrisa sin apartar la mirada de él. —Menudo concepto tienes de mi. —El que transmites. Cualquiera dirías que me quieres tener retenida aquí, en este cuartucho. —Es cómodo… —Se inclinó hacia su rostro con voz sugerente, su calor y su aroma la envolvían, y una de sus manos asedió por la cadera femenina de forma incitante y sensual. —¿Ese es tú truco? ¿Las encandilas con tus explicaciones, con tú mejor cara de seductor y luego les clavas los colmillos? —Puede, y algo más a veces —Rozó sus oído hasta detenerse frente a sus labios que se movieron, en una especie de lucha donde evitaban la atracción de encontrarse, dándose un leve encuentro fugaz. La temperatura subía o eso sentía Phyra cuyo pulso era un nuevo tambor redoblando a toda volumen. —Ya, lo tienes algo difícil conmigo, no te funcionará. —¿Eso crees? —Lo sé. —¿Te molesta? —¿El qué? —Que intente seducirte. —Inténtalo si quieres, te deseo suerte probando —Rozó ahora ella sus labios y nariz, haciéndole cosquillas con las largas pestañas.
Bein sonrió con cierta arrogancia, y acercó el rostro a su carótida, bajando hasta el escote, soplando. La piel femenina se erizó, y con los labios, rozó el hueco del cuello. —No te apartas, ni te asustas, así que algo tengo ganado. —Es tú aura. —No uso ninguno de mis dones contigo. desde el primer instante me he mostrado tal cual soy, yo. Solo contigo. —¿Por qué? —Jadeó, pues las manso de él volvieron a trazar su contorno y sus manos apresaron las suyas subiéndoselas sobre la cabeza. —Deberás averiguarlo si de verdad te interesa. —Me desconciertas. —Pero te atraigo —Coló una pierna entre las de ella para afianzarla un poco mejor y que no le fallaran. La espera fue eterna para él, pero al final, todo estalló cuando la escuchó decir que sí. Ese fue el instante, la chispa que prendió la mecha para el pistoletazo de salida tal y como esperaba, para arrasar su boca. La conquistó sin pudor alguno, con pericia, enloqueciéndola y demostrándole su sobrada experiencia a veces suave, lenta y cadenciosa. Otras, tórrida, salvaje, fogosa y pasional como la tensión que crecía entre ellos estallando de modo desenfrenado.
Las manos de Phyra tiroteaban de su ropa sin saber donde detenerse, tocado y acariciando por debajo de la camisa hasta marearse. Sus dedos recorrían las irregularidades de sus músculos definidos y duros, suaves a la vez, al tiempo que su lengua luchaba con la de él. La respiración de ella era irregular, la cabeza le daba vueltas y gimió ante un nuevo roce insinuante, él la convertía en lava candente sin a penas esfuerzos, en nada la tenía excitada y expectante y no debería.En ella no era normal, pero no podía evitarlo y… ¿qué había de malo en un polvo placentero? Lo miró con los ojos velados por el deseo al verlo apartarse y frunció el ceño. —Hora de irse. —¿En serio? Él torció la sonrisa. —¿No decías que no iba a ser tan fácil? Phyra gruñó empujándolo a un lado y salió mirando a uno y otro lado. Bein agarró una de sus manos y tiró de ella, haciéndola correr, hasta burlar uno de los guardias entre risitas traviesas.
La adrenalina seguía pulsando por su torrente sanguíneo y se detuvo al ver que iban directos a la puerta principal. —¿Pero te has vuelto loco? ¿pretendes salir por ahí sin más? —Tranquila brujita —Le guiñó el ojo y tiró de ella. Ambos avanzaron y la tensión de Phyra aumentó a medida que se acercaban a la garita. ¿Después d todo lo que habían hecho y sus esfuerzos por no ser descubiertos ahora pretendía hacer aquello? No lo entendía. —Buenas noches señor Axler —dijo el vigilante, haciendo un leve saludo deferente con un dedo en la gorra. —Randy —Lo saludó sin dejar de andar tirando de ella. —Un momento, ¿qué pasa aquí? —Exigió medio sonriendo divertida, creyendo que era algún tipo de truco o no podría contenerse—. ¿Es broma, verdad? Has usado el control. —No. Lo dijo tan serio, como si nada y ella se soltó de un tirón, cruzándose de brazos, empezando a cabrearse. —¿Qué significa esto? Explícate ahora mismo Bein o no respondo —preparó una esfera de rayos que giró en su mano. —El Museo pertenece hace muchos años a mi familia. —¡Si es de tú familia! ¿por qué me has hecho robar la gema y entrar como una vulgar ladrona? ¿por qué no lo cogiste tú sin más? —No podía y… ¿dónde dejaba eso la diversión? No me culpes por intentarlo al ver que no te dabas cuenta de ese detalle. El enfado de Phyra se disolvió al igual que hizo el ataque, mirándoselo sin saber si reír  abofetearlo. —Vamos, te ha gustado, te sentías viva. Estuvo bien y no hizo daño a nadie, te gusta tanto como a mi la adrenalina, la sensación de peligro y estar haciendo algo inhibido y demostrarte que puedes hacerlo sin que te pillen o usando el poder. Venga, eres siempre tan correcta  y aburrida que lo necesitabas. Deja de boicotearte a ti misma, date el gusto. —Es peligroso dejarme ir demasiado. —No te pasará como a Hadid, es más ella se dio cuenta. Ella se llevó una mano a la frente, nerviosa, y se la pasó por el pelo, re-colocándoselo. —¿Dónde lo has escondido? —Regístrame, aunque deberás hacerlo muy a fondo —Sonrió con picardía. —¡Argh! Serás… vete un poco a la… —¿Qué, preciosa? Vamos, dilo. ¿Crees que no me he dado cuenta de tú rechazo a decir palabrotas —Se burló—. Prueba, te aseguro que es liberador. Además, no temáis tantos reparos en ese cuarto de toquetearme, parecía gustarte. Ella gruñó y volvió a empujarlo cuando se le acercó para apartarlo. —¡¿Ves?! Reconócelo, te gusta lo que ves. La mercancía es buena —Movió las cejas acompañándolo de una sonrisa canalla irresistible. —¡Capullo! —¡Bien! Es un comienzo, lo hiciste.
—No me líes, no me líes Bein. ¿Algo más que deba saber sobre tú familia? —Mi familia es muy complicada brujita, así que mejor no te metas por ahí. No me gustaría que te pasara nada. —Tengo razón, te preocupas —Sonrió con soberbia—. ¿No será que te gusta más a ti la mercancía? —Hizo aletear las pestañas, llevándose las manos a la cintura para ceñir un poco más la ropa que resaltaba su bonita y espectacular figura. —No te confundas preciosa. —Claro, o—lvidaba que solo es trabajo, eh. Por eso me has echo una radiografía con la lengua y tus manos —comentó con sorna. —Vaya, vaya… ¿Una visita nocturna para conquistar a una chica? Hay costumbres que no cambian, ¿eh? Hermanito. La aparición de Jarex, interrumpió la respuesta mordaz que Bien ya tenía preparada, poniéndose rígido. Los ojos se tornaron rojos y su puño se apretó. Phyra los miró entonces por turno, con evidente sorpresa y desconcierto. —¿Hermano? ¿Os conocéis? —El pulso empezaba a ser doloroso al igual que el bochorno.
Sentía las mejillas arder como sus piernas deseaban echar a correr en vez de permanecer ancladas al cemento. —Hermanastro mejor dicho, y creo haberte mencionado ya que mi familias es… —Complicada, sí, sí, lo sé. No dejas de repetirlo —Lo interrumpió ocultando la punzada que sintió. Su hermanastro, se había tirado al hermanastro del primer tipo que le hacía sentir algo y que además, parecía tener algo siniestro y oscuro.El otro día en el bar no notó nada pero esa noche… había algo en ese tipo que le erizaba la piel y no de una forma que le gustase.Este permanecía de pie, sonriendo de un modo indescriptible y la mirada fija en ella. Dio un paso atrás dispuesta a largarse de allí, antes de sufrir un colapso pues no lograba respirar cuando sintió un fuerte golpe. Bein la había apartado de un ataque, lo tenía encima de ella, herido, y con un rostro lleno de furia, de nuevo, los colmillos estallaron y sus ojos, se volvieron muerte.
Lo vio lanzarse sobre los atacantes y como todo, desaparecía para ella.

Saludos.

Leila
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Published on November 04, 2017 06:07

October 29, 2017

"Abra Cadabra" Capítulo 5

Hola,

Buenas noches, con un día de retraso pero de regreso con un nuevo capítulo de "Abra Cadabra" ;) Espero os guste e insisto, espero vuestras indicaciones de lo qué esperáis y queréis.



5
La noche había sido dura pero la madruga mucho peor. A Phyra le dolía la cabeza, eso por no mencionar su ánimo depresivo y decepcionado con lo sucedido. Al final la discusión había sido lo demos, aun así estaba agotada. Se sentía apalizada y no le entraba nada. Hadid había ido a casa de Iria lo cual la dejaba sola en casa salvo por una salvedad; Bein.Ese maldito vampiro no había echo más que mal meter desde que apareció y seguía sin lograr comprenderlo.
Resopló harta de sentir su insidiosa mirada y subiendo un pie a la silla, lo encaró sin importarle el tirante que caía por su hombro. —¿Qué? Debes estar pletorico. —¿Por qué debería? No te equivoques bonita, no sabes nada de mi. —Como tú tampoco nos conoces para hablarnos como lo haces —dijo digna manteniendo una calma gélida e impasible que no pareció sorprenderlo.  Tras esas últimas horas había sido capaz de recobrar su tranquilidad y no pensaba dejar que él volviese a arrebatársela, por lo que siguió: —No sé quien te crees, pero los años no te dan ningún derecho a dar lecciones. No siendo quién eres y lo qué eres. —Oh perdone usted, pero alguien debía decirlo y una cosa no quita la otra. —Y has de ser tú, por supuesto. —No veo a nadie más para ello —Hizo un sondeo visual expresamente. —Esto es ridículo. —Sí, lo es. Me alegra que por fin lo veas —Esgrimió su sonrisa traviesa que provocó una leve alteración en el pulso de ella, haciendo que se ampliará un poco más, saboreándolo a conciencia. Le gustaba ver el suave rubor que empezaba a cubrirle el rostro y el nerviosismo que ascendía por su cuerpo. Pues a cada segundo que pasaba, más recordaba y más atrapado quedaba sin importarle. Phyra no se pudo contener más ante esa nueva muestra y un rayo salió directo de su mano a él, que lo repelió sin el mayor esfuerzo. —Buen intento preciosa, no ha estado mal. —¿Cómo lo has hecho? —Lo dijiste antes, soy quién soy y no he vivido tanto solo por ser bueno. —No, escondes algo y tarde o temprano descubriré el qué —Se alzó acercándose a él con el dedo extendido. Nadie era capaz de anular su rayo así como así pero él… —Muy bien preciosa, lo que quieres. Pero, ¿qué tal si olvidamos esto y hacemos algo de provecho? —Dio un paso hacia ella hasta estrellar su pecho contra su falange. Un chispazo la recorrió dejándola sin aire y Bein aprovechó que ella retrocedía para hacerla andar hasta quedar atrapada contra la pared y él. Ella alzó el mentón procurando parecer amenazadora pese al cosquilleó que ascendía por su vientre y aguantó su mirada enrojecida y llena de motas. —¿Cómo ir a proteger a mi hermana? Deberías estar cerca de ella y no aquí. ¿Hambriento? —Lo retó. Bein curvó la comisura ocultando muy dentro la verdad, y agachó el rostro hacia ella, quedando un poco hacia un aló para que el aliente, impactase justo en el lugar donde latía el pulso femenino. —No lo sabes tu bien, preciosa. Pero, es otra cosa mucho más oscuro, siniestra y placentera lo que pasa por mi mente. Pero me temo que tendré que dejar mis… planes para otro momento e invierte a algo que sí te gustará y no te escandalizará. —¿Otra cosa? —Ir a por el talismán de la gatita —murmuró rozando apenas el cuello de Phyra. Su piel se erizó y por poco no se le escapó un gemido. ¿Era cosa suya o la tensión era real? Había una especie de atracción insana ahí y no pensaba ceder ni un ápice por muy bien que estuviera. Ni hablar, no iba a darle el gusto a ese egocéntrico, manipular, engreído y freído vampiro que parecía salirse siempre con la suya. Si trataba de intimidarla o de seducirla para darle acceso a su grande o a sus bragas… debería esforzarse más.Por mucho que le apeteciese un buen asaltó y sabes cómo se menearía en la cama. Podía imaginarse a ella misma tirando de esa camisa cuyos botones saltarían y… «No Phyra, no vaya spot ahí, ni lo pienses. Recuerda la última vez» Carraspeó para aquietar los latidos de su corazón y buscó sus inquietantes ojos. La verdad es que eran preciosos, profundos y cálidos. —Vuelvo a preguntarlo, ¿por qué ibas a hacerlo? —Esperó quieta. —Porque si ella tiene sus poderes será más sencillo manteneos a salvo —Probó con cierto tono sarcástico. Era más sencillo que ella creyera eso que cualquier otro motivo. Sin embargo su mano, acarició con parsimonia el largo de su largo y pálido cuello. Ella tragó, y él siguió el movimiento con los ojos, prendido en esos dos lunares que decoraban aquella pálida carne que se moría por saborear. La atracción era cada vez mayor y eso, le encantaba. —¿A salvo de qué? ¿De los demonios que quieren el libro? —Cerró los ojos por un instante al sentir su contacto, la piernas se le aflojaron su cuerpo tembló. —Entre otras. No te cansas nunca, ¿verdad? —La observó de frente cuando clavó sus pupilas en las suyas. —Sabes que no. —Bien, vamos entonces.
—¿Dónde? —Al museo de historia antigua por supuesto. Allí está la chispa de tu hermana. —¿Y lo sabes así de fácil, por qué…? —Dejó caer para ver si así se le escapaba viendo como se alejaba hasta la puerta cogiendo en el proceso su chaqueta de pies, que se colocó como si nada en una flexión de músculos, elegancia y poderío masculino. Su aroma especial e íntimo flotaba por toda la estancia dejándola ansiosa. —Tú has caso al protector. Recuerda lo que te dijo el jefe. Phyra medio gruñó yendo hacia el armario para coger su abrigo con cara de fastidio. —Te odio. Bein rio encanado y le abrió la puerta indicándole que se pasase delante, ya había comprobado todo y no había peligro alguno. Al menos por el momento. Accionó la apertura de puertas el vehículo y Phyra subió de brazos cruzados. enseguida él subió y arrancó el motor poniendo rumbo hacia el museo. Un lugar que conocía muy bien, observando de vez en cuando como ella seguía con la vista perdida a través del cristal sin ver las calles que atravesaban, en silencio. Suspiró sin saber muy bien qué hacer y volvió a probar pese a saber que de nuevo, tendría una guerra abierta con ella. —Phyra, a pacer de que vuelvas a atacarme…  —No sabes estar callado, ¿verdad? —Contigo no. Ella lo miró frunciendo el ceño sin saber muy bien como tomarse eso y esperó pues estaba claro que lo diría quisiera o no, así que le hizo un test con la mano para que siguiera. —No podrás evitar que sufra igual, que tenga miedo a perderte y sienta rabia, impotencia y dolor. Se preocupará hagas lo que hagas porque te quiere y aunque seas tú la que lo pasa y no sepa como se siente, cada cual ha de pasar su duelo y su proceso de asimilación. —¿Crees qué no lo sé? Además, ¿por qué me dices esto ahora? ¿Por qué nos ayudas? —Otra vez lo mismo… ¿no puedes esperar algo bueno? —Eses un sombra roja, yo iba a ser una y… no suelen… —¿Sentir? Lo hacen Phyra, solo lo ocultan mejor que otros pero no están muertos. —Sin embargo están solos, no tienen nada que perder su vida es solo… trabajo. —¿Ves el alcance de lo que estás diciendo? ¿Lo duro, triste y frío que puede llegar a ser esa supuesta existencia? ¿Lo que se sufre de no tener nada de lo que otros tienen? ¿Querrías eso? Solo sangre, dolor y vacío… —No, supongo que no —Apoyó el codo en el filo de la ventanilla, pensativa. —La soledad perpetua acaba engullendo hasta el más bravo y desapegado. Si te conviertes en nada, acabas siendo padre de ella, de la oscuridad por mucho que sirvas a la luz. Y tú no estás sola, por mucho que creas que te pueda gustar la tranquilidad. Las responsabilidades no te pesan, es la vida la que lo hace porque no sabes dónde estás o cuál es tu lugar. Phyra volvió a mirarlo sorprendida. ¿Cómo podía parecer conocerla tan bien? —El sufrimiento que cada uno carga, no dura para siempre —dijo deteniendo el coche en una plaza libre. —No lo sé —respondió en un hilo de voz al tiempo que se apeaba del vehículo mirando alrededor. —Tengo curiosidad, ¿por qué querer ser parte de ello? ¿Para qué matar todo lo que hay en tu interior? ¿para no sentir? Créeme, lo harías igual, son seres con alma por mucho que se diga —Se detuvo a su lado mirando el gran edificio de piedra blanquecina que ocupaba una enorme manzana. —Lo mejor sería hacerlo de noche, no ahora a menos que pretendas entrar y cogerlo sin más. —Tienes razón, pero era el modo de hacerte salir de casa y pasaras un rato conmigo. Phyra alzó la cabeza mirándoselo muy seria. —No te hacia falta eso. Menuda treta más sucia la tuya —Resopló echándose un mechón atrás.
—Sí claro, pues bien que no lo viste venir —Giró el rostro para corresponder a su mirada, con una media sonrisa astuta—. Y ahora no me digas que solo tenía que pedirlo porqué me hubieras mandado a tomar viento —soltó colocándose unas oscuras gafas de sol. —¿Cómo de antiguo eres? —Miró alrededor siguiéndolo en un corta carrera al verlo cruzar la calle para ir por la que quedaba al amparo de la sombra del edificio—. Sales a pleno día. —Prefiero la noche créeme.  —Responde. —Más de lo que podrías contar, pero sigues olvidando algo. —¿Qué? —Que también soy brujo y eso me da ciertas concesiones. Al final el día pasó rápido y la compañía de Bein no fue tan desagradable como imaginó. Seguía sin cuadrarle nada de él y el nerviosismo, no desaparecía pero al menos, pudo dejar de pensar por un rato hasta que la noche llegó y una vez más, estaban frente al edificio del museo tal y como había empezado la mañana como en un mal deja vu. —¿Y cómo vamos a entrar? —preguntó sin mirarlo centrando la vista en la entrada abovedada donde estaba la garita dentro del arco, con su barrera y su guarda de seguridad. —Pensaba hacerte mover la escoba, brujita. Ella lo miró abriendo mucho la boca, haciéndose la ofendida. —Tú solo sígueme.  —¿Así, sin más? —Sí. ¿Creías que no tenía un plan? Yo siempre tengo un plan, nena. —Vuelve a llamarme nena y te achicharro ese culto que tienes. —Vaya, me siento halagado. Te has fijado en mi trasero y todo —Se la miró divertido saboreando el rubor que se adueñó de sus mejillas. —Serás… —Me lo has puesto muy fácil, no lo niegues. Phyra sonrió sin poderlo evitar cuando apartó las manos del cuerpo girándose alzando la chaqueta y negando, lo siguió cuando sintió el ataque.Vario demonios aparecieron en mitad de la calle y ambos se detuvieron. —Déjamelos a mi. Fue decir eso y Bein casi desapareció frente a sus ojos, su cuerpo se transformó en un borrón y un golpe sucedió a otro. Giró con rapidez alcanzando al primero y descargó un revés a un segundo. Enseguida tres de ellos quedaron en el suelo y varios más de ellos aparecieron. Phyra lo seguía con la vista, sus movimientos eran increíbles y precisos, letales, y desde luego hacía honor a su nombre como sombra roja, pues cada nuevo oponente que alcanzaba, era un cuerpo en el suelo hasta que quedó engullido bajo una horda de ellos. Vio como uno saltaba sobre su espalda y descargó. El demonio cayó al suelo y Bein la miró. Tres demonios aparecieron alderredor de ella que golpeó a un primero. La magia se concentró a su alrededor y él chilló al ver emerger a un cuarto justo en frente.
La garra se cerró al rededor del cuello femenino y por un instante, todo pareció detenerse. Un corazón latió, redobló y se apagó. Un lamento se perdió y el silencio, lo cubrió todo junto a una descarga cegadora.

Saludos,

Leila
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Published on October 29, 2017 11:38

October 21, 2017

"Abra Cadabra" Estrategias (Capítulo 4)

Hola buenos días,

Vengo con el cuarto capítulo de las brujitas, espero os guste y quedo pendiente de vuestras peticiones sobre qué queréis que ocurra en el próximo capítulo ;)



4
Estrategias
—¿Cómo acaba una chica como tú casada con Edrien Pendragón? Hadid giró hacia las sombras de la cocina cogiéndose al fregadero al ver únicamente los brillantes ojos rojizos de Bien escrutándola. Nerviosa, dejó la taza dentro de la pica sin entender como no la había dejado caer provocando que se hiciera añicos.Después pasar un buen rato hablando con su hermana, había conseguido que esta se adormilase y por eso había aprovechado para bajar a dejarla. —Parece que te has apresurado en mover tus contactos. —No has contestado. —Quizás es que no tengo porqué —Lo invitó a ocupar una de las sillas que había alrededor de la mesa tal y como hizo ella. Bein salió de entre la oscuridad y ocupó la silla que daba frente a la bruja. —Eso dependerá —Dejó caer como si nada haciendo gala de su seriedad regia y serena. —¿De qué? —De lo mucho que quieras proteger a tú hermana porque sé que no me equivocaré si digo que parte de todo esto, viene producido por ti. Hadid lo estudió sin dejar traslucir nada en su aspecto y al final, sonrió. Ambos estaban evaluándose. —Usando directamente los puntos débiles. Si señor, creí que tardarías más en  utilizar esa carta dejando ver tú verdadera cara pero no —Se acarició el cuello, apoyando el codo en la mesa hasta terminar enrollando un dedo en su clara melena rubia, con el mentón alzado y una sonrisa pérfida en los labios—. Despiadado, ruin… y sin escrúpulos. Me gusta. Bein esperó sin moverse un ápice. —No siempre fui la chica que tienes delante, estuve muy cerca del otro lado. Así conocí a Edrien, eso y que bueno, por ese entonces se llevaban los matrimonios concertado pero tú eso ya lo sabes. —Te maldijo, ¿por qué? Dudo mucho que fuera solo porqué lo abandonaras. —Era un grandísimo hijo de puta, me costó darme cuenta de cómo era en realidad pero al final pude abrir los ojos y ver lo que estaba haciendo. Lo que me hacía a mi y a cuanto lo rodeaba. Fui lo peor sin embargo…
—Le robaste algo, ¿verdad? —Lo que más quería en el mundo, su mayor posesión. Por eso me maldijo y me transformó en gata y no tengo mi poder. Yo tengo algo suyo y él, mi talismán. Era lo que querías saber, ¿no? Lo que te interesaba —Se inclinó hacia delante, haciendo que su escote quedase acentuado, sin embargo lo que él miraba eran sus ojos entrecerrados, brillantes y astutos, junto al movimiento de sus manos unidas sobre la mesa. —Sí tan claro lo tienes, ¿para qué preguntas? —Phyra no se fía de ti y para ser francos, yo tampoco las tengo todas contigo, buscas algo, lo noto. —En cambio le pides que me dé una oportunidad, ¿por qué? —preguntó curioso, aquello lo había pillado desprevenido, no comprendía a esa mujer y era peligroso. Era astuta y no se había equivocado al pensar que debía andarse con ojo con ella pues no era lo que parecía.Es más, sabiendo lo que ahora sabía acerca de su pasado, podía dar crédito a sus palabras de qué podía ser una adversaria en realidad indeseable. Cruel, sádica y malvada.Sentía en su ser la oscuridad que había rozado y disfrutado, el poder letal que había manejado y cuanto había hecho destrozando a su familia y a Phyra.Ella era la que había sufrido más su mal camino, la que había luchado sin fin por hacerle ver la realidad por mucho que la repudiase e hiriese. Ella jamás se rindió hasta que por fin, la recuperó.Por suerte Hadid no dejó ir su luz y al conocer las dos caras, pudo acabar discerniendo que lo que estaba haciendo no era lo correcto ni lo que quería. Que solo se hacía daño y castigaba por algo que ni entendía o por las malas influencias de esas personas que fingieron ser sus amigos y que después, la abandonaron a su suerte cuando más los necesitó y que incluso, se rieron de su desgracia y dolor.Conocía de buena mano lo que Edrien eran capaz de hacer e imaginaba por lo que habría pasado una vez se le enfrentó al descubrirla. Las torturas y vejaciones… como habría disfrutado de destrozar justamente a esa bruja en concreto dado el poder de sus familias y los antiguaos enfrentamientos que los separaban sin contar los Lefay/Axler o lo que era lo mismo, los suyos.Era tan ambicioso que al final, la oscuridad lo corrompió por completo y él mismo se encargó de poner fin a su corrosiva existencia. Ahora lamentaba no haberlo hecho antes. —Porque a pesar de todo hay algo en ti que me dice que debo hacerlo. No sé cuál es tú verdadera intención en todo esto pero… —Entonces haz caso a ese instinto que tienes —Se levantó. —No me vas a decir qué es lo qué haces aquí, ¿no? —No es posible, no todavía pero sí te diré que es cierto que soy un Sombra roja y que estoy para protegeros. —Eres mucho más que eso. Bein asintió, era algo que poco importaba porque seguía sin saber la verdad. —Y un Axler  también, cosa que ya sabíais porque yo mismo os lo dije y que te da demasiado conocimiento sobre mi para mi gusto. —Puedes estar tranquilo, por mi no sabrá nada que no deba pero como le hagas el más mínimo daño a Phyra, juro que no descansaré hasta hacerte pagar. —Todo claro entonces. —Clarísimo —Hadid se echó atrás en la silla mirándolo de modo tenebroso y Bein se alejó hacia su habitación deteniéndose cuando lo creyó conveniente. Hadid no era una mujer que se ándase con juegos por lo que ya podía vigilar bien sus pasos porque no iba a quitarle ojo de encima. No al menos hasta que le demostrase que podía hacer lo que le dijo, confiar por completo obedeciendo a su instinto.Estaba claro que era inteligente y que justo las heridas de su pasado, le habían dado la mejor de las lecciones aprendiendo bien. Los demonios de cada uno eran siempre los peores, por ello, continuó con la segunda parte de su plan. —¿Sabes? Te equivocas en algo —La miró desde el pasillo estudiando las reacciones femeninas al mantenerse callada con los ojos fijos en él. —¿En qué? Está claro que vas a decirlo quiera o no. —A su extraño modo, Edrien sí te quería y te protegió más que te maldijo porque sabía que todo acabaría donde debía. —¿A qué te refieres?
—Al libro, tú eres su dueña y él lo sabía. Conocía a quién pertenecía y donde regresaría, así que técnicamente, solo recuperaste una posesión. Conocía quién eras y cuál era tú papel. Hadid alzó el mentón manteniendo su mutismo con una salvedad, su mirada se volvió peligrosa y precavida al mismo tiempo. El tormento podía leerse en el fondo de sus pupilas pero sabía controlarse ocultando sus emociones al igual que hacía Phyra. —En el fondo lo sentías, y para ello debías conocer ambas caras, tanto la luz como la oscuridad para aunar en ti sus esencias.  —¿Y qué tiene esto que ver ahora? —Todo. Tú perteneces a este mundo, dos caras de un espejo, uno que conduce a otro plano, el otro… a este. ¿Todavía no me sigues, bruja? —Ladeó la sonrisa. Ella giró el rostro llevándose una mano a los labios. —Puedo ayudarte si de verdad lo quieres. Puedo encontrar ese talismán y que decidas. Solo piensa bien lo que implica lo que él te otorgó y lo que sucederá si renuncias. Una vez se deshaga, no podrás volver a tenerlo y puedes necesitarlo. Recuerda, dos reflejos. —¿Y por qué lo harías? ¿de verdad la ayudarías?  Bein dirigió la vista hasta la puerta de entrada a la cocina donde estaba parada Phyra, rodeándose con sus propios brazos. Sus ojos azules estaban fijos en él sin tenerlas todas, así que sonrió.  —¿Sabes dónde está su talismán?  —¿Lo habría dicho de no ser así? —Le devolvió con otra pregunta—. De todos modos, no olvides preguntar a tú hermana si desea realmente recuperar su poder. Parece estar muy centrada y relajada así… —Pero no está completa, forma parte de ella, de su esencia y tarde o temprano le pasará factura. Ha de poder defenderse —Le recriminó. —Que curioso que justo tú menciones eso —Hadid se levantó de la silla con parsimonia, sus ojos no la perdían de vista algo oscurecidos y Bein torció la sonrisa.  Ahí estaba parte de lo que buscó, un enfrentamiento que las hiciera hablar y poder tener una visión más amplía de cómo estaba todo.Había calculado muy bien sus pasos y el momento justo en que Phyra bajaría pues no le interesaba que se enterase de según qué, había cosas que eran privadas entre su hermana y él, al menos todavía. —¿Por qué dices eso? —preguntó con evidente confusión. —Llevas toda la vida rehuyendo de ti misma, de la magia, de lo que eres y forma parte de ti. No te das cuenta y reniegas de ser bruja, odias parte de lo que te ha traído y hasta que no lo aceptes, no podrás ser tú ni encontrar esa estabilidad que te falta. Ese vacío, ese algo que falla es justo eso entre otras cosas. ¿Por qué crees que tus hechizos fallan, eh? Porque dudas de ella, porque preferirías quizás, no tener que hacer uso de ella —Sus palabras fueron duras, nunca antes le había hablado así pero era hora de ser claras y porque no decirlo, sincera de una puñetera vez por mucho que le doliese porque estaba harta de ver como se hacía daño. Phyra se estremeció y sin decir nada, miró a ambos lo más digna que pudo. Alzó el mentón y dando media vuelta sobre los pies enfundados en unos gruesos calcetines mullidos, se dirigió hacia la escalera. —Eso es, vete. Siempre que la situación se pone seria para ti o más bien tensa, huyes para no enfrentarte a la verdad, a ti misma y todo lo que guardas dentro de ti. —No es el momento Hadid, es mejor así —dijo serena, girando levemente la cabeza para verla, subiendo el primer escalón con la mano extendida sobre la barandilla. —¡¿Para quién?! —Para todos. Hadid apretó el puño que había cerrado y volvió a enfrentar la presencia de Bien que seguía atento a su hermana. —¿A caso crees que no sé lo que haces?
—¿Y qué hago según tú? —Desvió la vista hacia ella bien consciente celas emociones que sacudían a Phyra. Hadid bufó y con una sonrisa sarcástica, anduvo hacia las escaleras donde permanecía su hermana pequeña, atenta a lo que ambos se decían. —¿Piensas decírmelo algún día, Phyra? —¿El qué? —Que no estás bien, lo sé, lo siento. Ella hizo el intento de esgrimir una tibia sonrisa que más bien se transformó en una especie de mueca apagada. —Cuando tú me digas que lo que cogiste fue el libro del infierno —la miró desviando la vista con frialdad hacia el vampiro—. ¿Contento? Ya tienes lo que tenías, esa era tú estrategia desde el principio. Eso es lo qué buscabas, lo malo es que no sé para qué o quién. —Estás obviando lo principal preciosa —Sacó una mano del bolsillo con su elegancia particular y la misma sonrisa arrogante en la cara—, estoy aquí para protegeros de esos que buscan el poder que ese libro junto con vosotras, les puede dar. E ahí la cuestión de porqué todo esto que está sucediendo —Al ver que no decía nada pese a envararse, continuó. Debía aprovechar el momento antes de que fuera tarde—. Se lo dijiste, ¿no? Que dejase el libro, que solo causaría muertes y no te hizo caso. Pero si no lo hizo por una razón muy simple, el libro le pertenece así que por mucho que te duela lo que ha pasado, no cambiará la verdad. Aprende a convivir con ello aunque duela y no llores, los responsables de sus actos son los que los causan, no está en tú mano evitar todo, ni acusar a nadie. La muerte es inevitable y lo sabes bien, la conoces y la has entendido. Has sido capaz de entender su cara amable, su belleza, su crueldad e incluso su sangre y la necesidad de que exista un fin incluso dentro de la eternidad. Tú eres parte de ella, el miedo Phyra, desaparecerá y todo encajará, te lo prometo. —¿Qué diantres sabes? Bein sonrió de nuevo ignorando la tensión reinante y se alejó hasta cerrar la puerta de su habitación dejándolas ahí, solas.


Saludos y buen fin de semana.

Leila
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Published on October 21, 2017 04:47

October 14, 2017

"Abra Cadabra" Capítulo 3

Hola buenas  tardes,

Ya estoy aquí con nueva entrega, espero os guste y me deis opiniones sobre hacia donde queréis que vaya o que pasé en el siguiente capítulo, qué descubrir, situaciones, peticiones... Vosotras elegís y escribís la historia ;) recordad.

Besos y aquí os dejo con la continuación:



3
Despertó aturdida y temblorosa, el frío había calado en su interior y no conseguía deshacerse de él, con la piel erizada. Se sentó despacio en el sofá rodeándose con los brazos y sus ojos, fueron a parar sobre el vampiro. —Sigues aquí —murmuró. —Siento decirte que no fue un sueño, princesa.  Ella resopló ante ese apodo, sin apartar la vista de sus movimientos elegantes y seguros al acercarse. Su cuerpo elástico fluía de un modo casi hipnótico y reparó en algo, parecía ir siempre perfecto o recién salido de una pasarela. Y lo malo es que le gustaba lo que veía, era incapaz de apartar la mirada sin estar muy segura si era parte del efecto del aura vampirica o simple lujuria.Lo envolvía un aura demasiado atrayente y si se concentraba, podía sentir el latido mágico de su poder, hasta reparar en algo… su talismán, no estaba y por ello su fuerza no era completa y a pesar de ello, era increíble. Ese hombre era un rompecabezas, misterioso y aunque peligroso tenía algo especial; lo sentía y le hacía querer saber quién era en realidad o como había acabado un brujo de su alcurnia, convertido en vampiro y arrastrando esa especie de melancolía. Captaba su tristeza, su soledad y toda la rabia y decepción que escondía en su interior.Pero más que eso, era lo que ocultaba y no lograba comprender, lo que sentía y se entremezclaba en su esencia.Había algo…Al ver su sonrisa cubierta de esa típica vanidad y satisfacción masculla, se puso seria apartando los ojos, al tiempo que contenía el aliento al notar como el sofá se hundía bajo su peso, justo a su lado. —Es muy simple si lo piensas bien —dijo pasándose las palmas por las rodillas—. Casi ridículo si lo miras en perspectiva —continuó perdido en sus recuerdos llevándose de modo reflejo un cigarrillo a la boca—. La historia más antigua del mundo. —¿Hablas de amor? —Y manipulación, aunque más bien debería decir traición, aunque lo que yo sentí fue real. Conocí a alguien y… el resto ya puedes imaginarlo. —¿Cómo sabías en qué pensaba? —Giró el rostro hacia él para poder verle dejando las manos unidas, apoyando el codo en las piernas. —Era obvió, demasiados siglos de experiencia. Hay cosas que no tienen secretos para mi y el mecanismo del funcionamiento humano es simple, curioso. —Ya bueno, no pareces de los simples de cazar. —Por aquel entonces era algo más ingenuo y joven. En verdad ella era especial y supongo que acabo siendo verdad, pero al final… —Te traicionó. —En parte, nos separamos, no funcionaba, Era un relación complicada e imagino que cuando todo se complicó y empezó a verse parte de la verdad, se alejó. Al final la costumbre y el cariño no es lo mismo que amar. Se cansó, es un alma inquieta a la que le gusta ser libre y no éramos —Bein no terminó la frase.
—¿Por qué me lo cuentas? No tiene sentido. —Ya bueno, será porqué no tengo ganas de que hurgues en mi vida y por ello te cuento lo que puedes saber. —¿Lo qué puedo saber? —Mi familia es complicada Phyra, es por ello que te pido que te mantengas al margen por tu propio bien. —¿Me amenazas de nuevo? Insinúas que sois peligrosos, bien, no me importa. No me intimidas, os conozco bien a los tipos como tú. No teméis a nada pero tú sientes más de lo que pretendes. Además, sigues con esa sonrisa torcida y arrogante. —No puedo evitarlo al ver como me observas. —¡Oh por Dios! Si piensas que me van a temblar las piernas solo por tu aspecto lo llevas claro. Él medio rio manteniendo la vista al frente, pasándose una mano sobre la otra. —No claro, tú eres mucho más sofisticada, ¿no? —Sonrió desviando los ojos algo rojizos hacia ella, con cierto reproche en su tono. —No pretendas darme lecciones de nada, vampirito. No te servirá, cada cual arrastra sus lacras y vergüenzas, pero cada cual es como es. —Touche. ¿Lo saben? —Miró hacia la hermana y el hado que seguían hablando en la cocina, serio ya pro completo. —No. —Deberías decírselo. —Estoy enferma, no muerta todavía, es mejor así. Ya tienen demasiadas preocupaciones, ¿de qué serviría? —Tienen derecho a acompañarte en esto y decidir, no les estás dejando elegir. —Conozco a mi hermana y sé lo que haría. —Eso es injusto. —Mejor dejemos ese tema, ¿quieres? A f in de cuentas, vienes solo a protegernos, ¿no? No tienes ninguna obligación de hacer nada de esto. Normalmente los sombras no  establecen vínculos ni conversaciones. —Puede, pero si os conozco, seré más efectivo a la hora de hacer mi trabajo, aunque si tanto te molesta… —Se alzó llevándose las manos al bolsillo ocultando la verdadera punzada que sintió. —No, perdona. No quería decir eso tampoco, solo que… lo siento, estoy siendo muy desagradable —Se llevó una mano a la frente. —Tus poderes, tienen repercusiones secundarias porque de algún modo, no terminas de querer lo que eres. Ella medio sonrió cansada, más bien triste, eran demasiadas vidas de dolor y sufrimiento aunque también de alegrías y cariño. —¿Cómo lo soportas? Ver cuanto ves, todo ese tiempo… los cambios, perder cuanto quieres. eso deja huella por mucho que te adaptes, acaba siendo rutinario, vacío. ¿Qué sentido tiene, que fin? Morir hace que cada día sea intenso, un regalo, algo nuevo y misterioso. La eternidad es… —No está vacía y es hermosa también, es conservar solo el mismo espíritu, solo que si te cansas si ya nada te llena y dejas que la apatía y la oscuridad te venza, es mejor buscar el fin, también existe aunque estemos malditos. Siempre hay cosas nuevas que apreciar y saborear, no todo es tan patético ni triste. La soledad solo es un concepto, a veces porque siempre lo estamos a la vez que acompañados. Hay que saber llenarse de todas esas pequeñas cosas que te llenan y te hacen ser feliz, la felicidad no se busca, esta en nuestras manos. Un instante, una risa, lo que sea. —Vaya —Lo miró impresionada—, no te hacía tan profundo. —Ya, suele pasar, se quedan solo con mi aspecto. —Ouch —Se dio por aludida aceptando el reproche, tenía razón. Aunque en realidad no lo conocía, y si no le daba la oportunidad, tampoco lo haría. Lo miró de nuevo con la sensación de serle conocido y se llevó una mano al pecho. El mismo cosquilleo persistía en su interior y si instinto, se agitaba y no por que pudiera ser una amenaza. Había algo en él, en su mirada, su pose y ese aspecto de estar atrapado en un tiempo que no le correspondía y esa misma… ¿pena? Era eso, sentía el mismo no sé qué que ella. —De todos modos, deberías decírselo, dudo mucho que no se hayan dado cuenta, solo esperan que seas tú la que hable y te abras. —Déjalo, por favor. Respétalo. Bein le mostró las palmas. —De acuerdo —Giró hasta quedar de frente por completo ya que estaba ladeado fijando los ojos en los de ella—. Pero tú no tienes tiempo, no tienes fin… —Murmuró como si acabase de comprender algo más sintiendo un nuevo crujido en elx o razón que le hizo dar un paso atrás, conteniendo a duras penas un sonido entraño de sorpresa. Casi era como si hubiese recibido un puñetazo o hubiese descubierto algo que le podía dar el mundo. —Eso no tiene sentido. Hasta la vida de las brujas tienen una fecha de caducidad y un limite de re-encarnaciones o hasta que cumple. —¡Eh, vosotros! ¿Qué cuchicheáis por ahí? —Hadid se echó atrás en la sila, empujándola con los pies de modo que quedaba solo sujeta por las dos patas traseras, con una sonrisa—. ¿Estás mejor? Phyra le sonrió y se echó un mechó atrás. —Sí, claro. Perdona —Se levantó yendo hacia donde estaba ella poniéndole una mano sobre el hombro—. No te preocupes, no fue nada, solo un ataque de pánico y siéntate bien que te vas a caer.  —¡¿Ves?! Siempre haces igual, parece ella la mayor —dijo exasperada a Henry. —Alguien tenía que cuidar de ti —Se sentó en silla vacía con la taza de te que se había servido entre las manos para así entrar en calor y que los escalofríos, se alejaran. —Ese el problema, que no te toca a ti el hacerlo, puedo cuidarme sola y no has de estar pendiente de mi. Puedo tomar mis propias decisiones, que tiempo atrás me equivocará, no quiere decir que no haya aprendido o que siga siendo la misma cabra loca que casi acaba en el lado oscuro.  —No quería decir eso.
—Pero no lo olvidas Phyra, es como si esperaras pendiente y asustada de que vuelva a dar un paso en falso y caiga. ¿Pero sabes qué? —Se levantó—, jamás volvería te haría daño, no yo, menos de forma consciente. No soy perfecta, lo sé pero soy yo y sigo siendo fiel a mi misma —dicho eso se la miró se fue con rapidez a la habitación dejando a una compungida Phyra atrás. —Lo siento… —Cerró los ojos, presionándose el puente de la nariz. —Dale tiempo —Henri le dio unos golpecitos en la mano que tenía al rededor de la taza. —Sí, lo sé. —Bueno cielo, es hora de que me marche, estáis en buenas manos —Se levantó dándole un beso en la mejilla—. Cualquier cosa, no dudéis en llamarme pero por favor, no así otra vez —Medio rio disolviéndose de vuelta. Cuando volvió a mirar al frente con media sonrisa se encontró una vez más con Bien que la observaba. —¡¿Qué?! —Se exasperó. Él no dijo nada. —Solo te pediré una cosa, no te alimentaras en esta casa. —Por supuesto. —Bien —Se levantó dejando la taza dentro del fregadero dispuesta a irse arriba. Bein permaneció a la espera, y Phyra se detuvo a su lado cuando la detuvo al cogerle la muñeca, sintiendo como un nuevo calambrazo la recorría. —¿Qué? —No mató inocentes, si puedo evitarlo tampoco arrebato vidas porque si aunque no tengo ningún problema en ello, he asumido lo que soy. Es simple, la cadena es al que es te importe o no. —No te pedí ninguna explicación. —Pero sé que te preocupa. —no soy tan ingenua, sé lo que es esta vida y también yo he tenido que defenderme y matar. Ninguno estamos libres de culpa ni somos algeces precisamente, así que no te preocupes, no soy ninguna damisela que se vaya a romper. Lo he asumido también —respondió con cierta dureza sin mirarlo a la cara. —No, lo entiendes pero no lo aceptas por mucho que te digas y esa es la diferencia. Uno no se alegra de ser un monstruo salvo que todo está desde el punto de vista con que lo mires y la vara con que lo midas. —No creo que nadie lo sea, solo es lo que le ha tocado y lo que ha decidido seguir. No son las circunstancias, sino las decisiones que tomas las que te llevan a un camino u otro y acertado o no, son las que cada cual ha tomado y se supone que son las correctas para él. —Hay quién diría que no ha tenido opción o la oportunidad de ver otras salidas. —Siempre la hay. —No si solo conoces una parte y no quieres abrirte a más. Las cosas, son más simples de lo que crees. —Al fondo tienes otra habitación, si vas a quedarte será mejor que la uses. Él medio sonrió empezando a liberarla puesto que el ardor que empezaba a recorrerlo era insoportable y los colmillos pugnaban por liberarse. —¿Acaso creías que te iba a dejar en el sofá o el sótano? —Se me había pasado por la cabeza la verdad, también el que me licuases mientras dormía. —Ah pero, ¿duermes? No me tientes, ideas no me faltan —Sonrió del mismo modo salvo que con cinismo, deslizando un dedo por el duro pecho de él. —Descansa brujita, es tarde y los demonios acechan tras la oscuridad —dio un paso adelante quedando de espaldas a ella con una mano en el bolsillo. Phyra lo miró antes de alejarse y subió a la habitación. Sabía que no iba a pegar ojo pero al menos miraría de relajar el cuerpo. Golpeó la puerta de su hermana con los nudillos y sin esperar respuesta, habló: —Lo siento Hadid, te quiero hermanita y sabes que haría lo que fuera por ti, descansa —Se apartó cansada, llevándose una mano al cabello, molesta con la manga de la chaqueta gris que levaba por encima, y que al estar caída, le dificultaba el movimiento. —Y yo a ti. La voz de Hadid le llegó con claridad y más tranquila, fue hacia su habitación, ajustó la puerta dejando la luz encendida y tras cambiarse, colocándose el pantalón del pijama y una blusa de seda cuyos tirantes caían impertinentes, se sentó en la cama con la espalda apoyada contra la cabecera y la almohada y las sábana talándole los pies.Cogió un libró alcanzando las gafas de la mesita y se dejó levar por las letras. —Eh, ¿qué haces despiertas a estás horas? Es muy tarde,  ¿qué pasa? Phyra bajó el libro y miró hacia la puerta entornada por la que entraba su hermana, mirando la hora. Era casi de madrugada. —Tienes esa cara de cuando algo te ronda y no dejas de darle vueltas, te conozco —La señaló sentándose a su lado con un pie bajo el culo, soplando dentro de la taza que llevaba en la mano, mirando a su hermana pequeña. Ella dejó el volumen a un lado y se la miró apoyando la cabeza contra su hombro, al tiempo que le rodeaba el brazo. —No me cuadra, no me fío. Es todo demasiado extraño y repentino. —¿Por qué, porqué es vampiro? ¿Qué no es raro en nuestra vida? —No, no es eso —murmuró con suavidad, pensativa—. No lo sé, noto algo que…  —Intenta explicarte mejor Phyra porque ahora mismo no te entiendo, no te sigo. —No sé, me pareció raro que me hablara así y me dijera esas cosas, alguien como él no parece propenso a hablar de sus cosas sino más bien reservado. Pero… —Contigo se abrió y eso es algo a tener en cuenta por eso mismo Phyra, tú lo has dicho, es un hombre y no hablan de sus emociones abiertamente, si se expresa es por algo, así que no seas borde y deja de pensar tonterías. Lo envía Henry por nuestra seguridad, si yo no hubiese hecho todas esas cosas… —Hadid no digas eso, no es verdad, y lo sabes. —Pero en parte si es mi culpa. —Hadi —La miró entristecida y está le sonrió como si nada volviendo al tema inicial. —De todos modos, dejando a un lado lo demás. Está muy bueno y podrías darle una oportunidad a que te demuestre como es el realidad pues te mueres de curiosidad por eso mismo, porque guarda mucho encerrado dentro. —Sigue sin cuadrarme, hay algo que no me cuadra en todo esto. —Pues con más motivo para dejar que entre y se confíe. Él no es el único que sabe jugar a esto. Phyra la miró sonriendo y asintió, tenía razón, no eran tontas y se tenían la una a la otra. 

Bein pegó la espalda a la pared y sonrió echando la cabeza hacia arriba mirando al techo. Había hecho bien al no subestimarlas y aunque pro un instante creyó que podría tener una buena aliada en la hermana de Phyra, enseguida se dio cuenta de que debía andarse con ojo, era muy lista y primero, debería ganársela para que lo ayudase.De todos modos estuvo tan cerda de descubrirlo… Hadid parecía tener la clave de muchas de las cosas que ahí sucedían, que sabía más de lo que decía y que ocultaba algo de su pasado estaba claro.Tenía que averiguar más sobre ella y la maldición que le habían lanzado, podía darle la primera de las pistas.Ese hechizo tenía una firma clara y él sabía donde buscar…


¿Qué os parece la cosa? ¿Hacia donde vamos ahora?

Saludos y buen fin de semana.

Leila
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Published on October 14, 2017 06:25

October 7, 2017

"Abra Cadabra" Segundo capítulo

Hola buenas noches,

Un poquito tarde pero llego. Tal y como dije ayer en Facebook, siento no haber podido subir el capítulo el viernes pero ha sido un semana dura de trabajo, llegaba muy tarde a casa y con la mente frita -eso sin mencionar que los musos se largaron- y no daba para más, además que he estado algo indispuesta de salud, pero vamos allá ;)

Espero os guste:

2
No podía ser, es que no podía ser, se repetía una y otra vez sin dejar de andar de una esquina a la otra de su habitación, echándose con las manos atrás el cabello que quedó aplastado bajo estás. Miró hacia la cama donde había quedado tirado el bolso con medio contenido volcado sobre las sábanas, y se detuvo al ver el móvil asomando con timidez. Se acercó con decisión y cogiéndolo; marcó esperando con impaciencia el tono y que por supuesto, su interlocutor, lo cogiera.Una vez la línea fue descolgada, lo soltó a bocajarro. —¡Henry! ¡Ya estás viniendo hacia aquí ahora mismo! —Pero Phyra, calma…  Al pobre hombre le fue inútil seguir hablando o intentarlo siquiera porque lo interrumpió sin compasión, cosa muy extraña en ella que era la máxima expresión de la calma y la elegancia. —¡No Henry! ¡Ya! —Alzó la voz al mismo tiempo en que un descomunal rayo caía en el exterior seguido del estruendo del trueno que hizo estremecer la ciudad entera desde sus cimientos. Soltó el aparato sin esperar más y desvió la vista a sus manos que temblaban, la magia chispeaba entre sus dedos y alterada, bajó al trote las escaleras al oír como Hadid la llamaba. Tal y como imaginó, estaba al final de la escalera mirando hacia arriba y junto a ella se encontraba un estupefacto Henry, rodeado por los restos del poder que lo había trasladado hasta allí, arrancándolo de su casa o más concretamente de la cama, pues iba enfundado en un cómico pijama de tela a rayas, descalzo y una mascara de dormir, colgando del cuello. Solo le faltaba un gorrito y ya estaría el look completo. El hombre miró el chispeo dorado que empezaba a disiparse como bruma deshaciéndose sobre sus brazos, para seguido plantar sus ojillos sobre la culpable de aquello. Una que se frotaba la nariz sin darse ni cuenta a causa del picor que notaba, moviéndola de un lado al otro, inconsciente de los bigotes y las orejas gatunas que le habían aparecido a juego con la cola que persistía. Hadid, al verla, rompió a reír sin poder parar casi doblada sobre ella misma y Phyra, enfurruñada, sin comprender el ataque de hilaridad que parecía afectar a los presentes cuando empezó a soltar su discurso, se detuvo cada vez más enfadada.  Henry, que hacía esfuerzos por parar terminó estallando en carcajadas y Hadid tiró de ella hasta colocarla frente a un espejo. —Si es que… menuda una has liado Phyra. Deja que te devuelva a la normalidad anda. Ella avergonzada, dejó caer la cabeza favoreciendo que el cabello le tapase la cara. —No, déjalo. Los efectos se irán enseguida —suspiró dirigiéndose a la cocina donde se dejó caer en una de las sillas tratando de recobrar la calma. No podía estar así por ese impresentable y mucho menos dejar que la afectase. Simplemente no entendía que le pasaba desde hacía días. Todo era extraño y se sentía perdida, rota por dentro entre muchos otros sentimientos que le parecían descabellados pues no estaba sola ni vacía en si, pero… algo le faltaba o fallaba. Quizás solo estuviese cansada…Esas pesadillas que siempre la habían acompañado en sus diversas vidas persistían, y creía que no podría soportarlo más, ya no porque sentía que su ser, su instinto trataba de gritarle algo que se le escapaba.Y es que la muerte, era algo conocido para ella. La sentía como una amiga que siempre la acompañaba, alguien que comprendía su interior y al conocía, que la acariciaba y abrazaba cuanto más caía y siempre estaba ahí, invencible y persistente. Indeleble e inmutable hasta el fin de los días. Y de todos modos, seguía temiendo dormir, los sueños… sin embargo, al mismo tiempo, encontraba un extraño bálsamo dentro de ellos, en esos en que aparecía esa figura que nunca conseguía ver salvo una marca, un extraño tatuaje que aunque tenía algo inquietante y conseguía erizar su piel, la atraía de un modo incomprensible. La llamaba y era, hermoso.Sentía la vibración de su poder y como la llenaba hasta alejar todo el dolor de los recuerdos y la maldad del mismo modo en que si hubiese regresado a casa, a un lugar seguro y lleno de calor, de un amor profundo y nuevo, perpetuo y antiguo.Lo malo era que por mucho que trataba de recordarlo al despertar, encontrarle un sentido o el significado a esa marca, no lograba dar con nada.A fin de cuentas, no era más que su subconsciente, una mala pasada de su imaginación que trataba de hallar el modo de salir de ese bucle de apatía o pena que la acompañaba, de esa desazón que la desquiciaba empujándola a hacer tonterías como las de la noche anterior y darle la solución a lo que su mente no conseguía resolver durante el día.Ella no era así, solo trataba de sentir, de alejarse de lo que fuera que la perseguía y vivir, tratar de ser feliz y se le escurría de las manos al igual que lo hacían las pesadillas y sueños con la luz del alba.Dormir era una tortura y ya nada servía.Despertaba aturdida, empapada en sudor, chillando, sin aire e incluso a veces, cubierta de sangre o con la sensación de sentir reptando por su piel los restos de la oscuridad y un regusto amargo en la boca que revolvía su estómago. Apoyó la cara en las manos con los mofletes hinchados y alzó los ojos hacia Henry a la que se sentó a su lado, cogiéndole las manos. —Lo siento —dijo compungida. —¿Qué ocurre Phyra? —Eso es lo que pasa —Señaló con la palma abierta a Bien pues era lo único que podía argumentar sin preocuparlos. El hombre lo miró con calma, sacando unas pequeñas gafas redondeas del bolsillo y se centró en ella. —Es un gran guardián cielo, el mejor que existe y ha velado por nuestra organización desde hace siglos. Él os protegerá de lo que venga. —¿Y qué es Henry? ¿Qué más nos has ocultado todo este tiempo, eh? En verdad se sentía engañada, desamparada y la lluvia, furiosa, impulsada como un vendaval impactó contra la casa y las contraventanas golpearon con ímpetu creando astillas.
—Phyra, deberías relajarte —Hadid se le acercó desde atrás, poniéndole las manos en los hombros. —Estoy calmada —Se defendió molesta. —No lo estás, mira fuera —Le apartó con ternura un cabello atrás, hablándole con suavidad. Ella obedeció acercándose hasta la ventana que daba en frente del fregadero de la cocina. —¿Lo estoy provocando yo? Hadid asintió en cuanto la miró. —Sí, cielo. —Pero… ¡¿cómo?! No estoy haciendo nada, no soy consciente —Se agobió empezando a ahogarse, le costaba respirar y el pecho le dolía—. ¿Qué me pasa? —Buscó el apoyó de su hermana que la cogió de los brazos, preocupada al oír como las vías empezaban a cerrársele. Phyra intentó llevarse una nueva bocanada pero no era capaz, la luz se oscurecía a su alrededor y sabía que llegaba la inconsciencia, y con ella, el horror. La agonía aumentó y todo, desapareció dejándola solo con la visión del puñetero vampiro que la atrapó antes de caer con rostro oscuro. 

Bein la depositó con suavidad sobre el sofá tal y como le indicaron y se quedó a un lado mientras veía ir y venir a uno y otro de la cocina al salón, pasándose las manos por la barbilla, pensativo, tratando de alejar la sensación que persistían tras haber vuelto a sentir su piel. Que era ella no le quedaba duda alguna, y empezaba a comprender por qué su hermano las buscaba y no le hacía ninguna gracia a pesar que ambos, a su modo egoísta, querían usarlas para uno u otro fin y no le gustaba. No cuando… ¡no! No quería ni pararse a pensar en las implicaciones ni analizar sus emociones.No cuando tenía a Jarex tras él tirando para que acudiera mientras seguía ahí, pegado a la fría pared sin poder apartar las pupilas de la bruja.Que tenía genio no le había quedado duda, carácter lo mismo. Lo que le preocupó fue lo que sintió en cuanto ese ataque empezó dejándola inconsciente. El olor que lo acompañó y lo que pudo percibir.Se concentró más en ella y la examinó cerrando los ojos queriendo negarlo de algún modo y así no hacerlo real, pero sería mentirse. Podría usarlo en su beneficio pero le parecía rastrero hasta para él. Sí, tenía un fin pero siempre había sido un hombre de honor leal a su misión, una que había quedado inserida en él desde que nació y ocultó a la comunidad entera salvo lo que todos necesitaban saber. Había tenido preparado un preciso ataque muy oportuno por si ella seguía insistiendo en que Henry hablase y al final, no había sido necesario. Al menos no de momento. Suspiró sintiéndose fuera de lugar y desconcertado al mismo tiempo y aprovechó que seguían ocupados para desaparecer y así alejar aquel hormigueó insistente que lo crispaba porque además se sentía inútil por no poder nada.Sobraba allí y no debería estar dejándose arrastra así por sus emociones, no debería sentir nada en absoluto y permanecer frío como siempre, pero no…En seguida dio con su hermanastro, este estaba en medio de una carnicería limpiándose como si nada, la sangre de la cara con un pañuelo, y los pantalones a medio abrochar. —Por fin apareces, lástima que tardases tanto. Te podrías haber unido a la fiesta. Bein no se preocupó en ocultar el rojo de sus ojos pues sabía que Jarex lo tomaría solo como sed o algo peor, así que solo tubo que controlar el que su cara no reflejase el asco o la repulsa por lo que allí había hecho su hermano.Parecía mentira que pudieran compartir algún tipo de gen pero por desgracia así era, y tenía asumido que Jarex era un hijo de perra astuto y rastrero capaz de todo. Vendería a cualquiera mientras él saliera beneficiado, incluso era capaz de arrancar el corazón de su propia madre.Era un maniático homicida psicótico, sádico al que le encantaba el lujo, el dolor y el sexo sin contar los excesos. Era una verdadera lástima que el resto del mundo no pudiera traspasar la máscara que utilizaba y no pudieran ver al verdadero demonio que era, su aspecto real. —¿Has podido entrar? —¿Acaso lo dudabas? Ha sido tan fácil que hasta da risa, le quita toda la gracia al asunto. —Bien, tenlas controladas y averigua si tienen el libro. —Te la tiraste… —¡Uh! Directo —Hizo una mueca de diversión—. Sí, lo pase realmente bien. No sabes todas las cosas que hice con ese cuerpecito que tiene. Una verdadera delicia —dijo disfrutando pues sabía lo mucho que aquello podría llegar a molestarle—. Creí habértelo mencionado ya la primera vez, tiene mucho talento en esa boca, y como folla —Se llevó la mano al paquete—. No me importaría repetir. —¿Lo hiciste tú, no? —Matiza hermano, hago demasiadas cosas. —Tú la mandaste por mi, tú hiciste que me mordiera y me robase parte de mi poder, mi talismán. Nadie más que tú sabía cómo lograrlo. Jarex no dijo nada. —Y ahora empiezo a comprender por qué… —No me culpes —Alzó las manos divertido—, siempre te ha faltado ambición, te he echo grande y tú sigues lloriqueando. ¡Deja el supuesto buen camino! Esto es mucho mejor, más placentero y divertido te lo aseguro. Deja de cargar con falsos sacos de piedras. Deja la moral y todo ese rollo, no te pega. ¡Vamos hermanos! Podemos dirigir este cotarro, sería la bomba, solo imagínalo, tu y yo al mando de esto esto. —Vete al infierno. —Encantado gracias —Rio—. A fin de cuentas, estás atrapado ahí, ¿no? Vete si quieres, pero sabes tan bien como yo, que eres tan mezquino como yo y quieres lo que esas brujas pueden otorgarte. —Cuando te canses de oírte ya avisarás. Ahora tengo trabajo que hacer —Le dio la espalda. —Por supuesto. ¡Ah! Ten cuidado; tiene las uñas largas —dijo con doble sentido antes de que se largara con cara de pura satisfacción insana y malvada. La furia hervía densa dentro de él así como el hambre y no era una combinación buena en un ser como él, así que antes de dejarse llevar y revelar algo que no debiese, se esfumó.
Se trasladó frente a la casa dejando que el agua lo empapara y una vez más, la imagen de Phyra en ese callejón apareció frente a sus ojos recreando sus movimientos. La sensación de su poder y lo que le provocó al verla desafiante dispuesta a liquidarlo y sí, le quedaba claro que una sola mirada suya podía aniquilarlo o atraparlo para siempre. Esa mujer podía controlar su cara pero no así la expresividad de sus ojos con una salvedad, desde que él apareció, parecía que su templanza se había esfumado.De todos modos él veía la verdad, la coraza que usaba; ni era tan tranquila ni alegre como se veía, o al menos ahora porque podía palpar su aura impregnándose con su tristeza, con una carga que llevaba y no llegaba a comprender y que no era más que la que él ya había asumido, servía a la muerte y con él tiempo, se aprendía a amar parte de su magia y encanto.Su poder era único y peligroso pero; tan especial…Debería emplearse a fondo si pretendía que confiase en él hasta el punto de poder averiguar cuanto necesitaba y eso, por primera vez en siglos, lo inquietaba porque no sabía si sería capaz de salir indemne, porque por muchas escudos que pusiese, ella era la única persona que podía afectarlo y lo desease o no, no podía dar marcha atrás sino enfrentar su destino rezando por estar a la altura.Llevaba toda la vida preparándose para ello, para lo que se avecinaba y lo que más temía no era no vencer o cumplir era fracasar a nivel personal, a no estar listo como hombre a que todo fuera un desastre al saber la verdad.Con o sin al verdad, lo acusaría, lo culparía y podía acabar fuera y necesitaba estar ahí o todo se iría al traste para siempre.
Era demasiado lo que había en juego y ella… era vulnerable pues una fuerza más poderosa y oscura que cualquier magia, podía acabar con la partida antes de tiempo si él fallaba.


Y ahora para finalizar, os pregunto... ¿Qué queréis que pase en el siguiente capítulo? Ya sabéis, las respuestas en la entrada de Facebook, en la página de autora ;) y para hacerlo fácil, pinchando AQUÍ.
Gracias y hasta el próximo viernes si todo va bien.
Saludos,
Leila
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Published on October 07, 2017 12:02

September 28, 2017

"Abra Cadabra" - Presentaciones poco formales (Capítulo 1)

Hola buenas noches,

Hace un tiempo, en Facebook se me ocurrió preguntar/proponer, una especie de juego...
Este consistía en saber si os gustaría u os animarías a participar en una blog-novela por entregas, en la que pudierais decidir o actuar al estilo de esos cuentos de cuando éramos pequeños de "elige tu aventura" y a muchas os gustó la idea.

Os pregunté sobre qué, escenario, tipología, etc. y durante esta semana anterior incluso os presenté a los protagonistas partiendo de lo que escogisteis. Por lo que ya deduciréis, con todo este rollo :P -más si seguís el Facebook de una servidora y la página de autora- que todo esto viene porque... hoy es el día en que toca revelar la introducción al mundo de este historia y que conozcáis a sus protagonistas tal y como os indiqué :)

Así que sin más, os dejo con la "sinopsis" y el primer capítulo y en Facebook -página de autora AQUÍ -, que es donde se desarrollará toda la acción, os preguntaré sobre como continuar o qué os gustaría, que esperáis...  escena, personaje, lo que sea.

Espero os guste y nos lo pasemos bien que de eso es de lo que se trata ;)


"Abra Cadabra"

Phyra y Hadid Enyd no son unas brujas cualquiera, no, no… cosa que ellas desconocen y que las pondrá en medio del ojo del huracán donde hechos cometidos tiempo atrás, se entrecruzarán en su presente y futuro. Y es que tanto Bein como Jarex Axler, las necesitan para sus fines.
Enredos, maquinaciones y manipulaciones los llevaran a enfrentar sus destinos.
¿Qué podrá más, la ambición o el corazón?
Descubre todo en Abra Cadabra , blog-novela por entregas en la que tú, decides que sucedería en el siguiente paso.




Abra Cadabra
1
Presentaciones poco formales.

Bienvenidos a Mirror’s place, un suburbio de la preciosa ciudad de Manhattan, perdón, quiero decir, distrito. Hogar de brujas y todo tipo de seres. Vivimos todos aquí, a solo un paso de vuestro mundo, entre vosotros en un reflejo paralelo o no. Y sí, nos gustan vuestras series y comodidades y es que en el fondo, no somos tan distintos humanos y mágicos. La única diferencia es que bueno... para algunos sois alimento. Y para eso estamos las brujas buenas o no tanto, para hacer el trabajo de vuestra policía y que dentro de nuestro propio mundo y el vuestro, haya un mínimo de seguridad y que las normas de los ancestrales, se cumplan salvaguardando nuestra existencia y la vuestra en un equilibrio sostenible y necesario.Tenemos muchaaaaa faena, y es que a los renegados, les encanta jugar, quiero decir matar/comer. Obtener cuanto desean y saborear vuestra sangre inocente o no… disfrutan con ello, del sufrimiento, el exceso, el dolor y todo eso que ya imagináis pro parte de esos pequeños psicópatas.Pero no os asustéis, no todos son malos en esta historia ni buscan imponerse, solo os estoy presentando el lugar en que transcurre todo o casi, porque una bruja, también ha de ganarse el pan y la vida, transcurre a caballo de un sitio y otro.Adelante, pasad y poneos cómodos, porque aquí, comienza la historia... 
¡Oh, por cierto! Mi nombre es Phyra, Phyra Enyd.



El sonido de la música junto al sabor del alcohol era lo único que persistían en su embotada mente dolorida. Y es que sí, para qué negarlo… tenía una resaca de campeonato. Había pillado una cogorza de esas épicas porque no recordaba nada de nada de la noche anterior, todo un éxito teniendo en cuenta el día que había tenido así que misión cumplida en lo que a eso se refería.Con pesadez, se sentó en mitad de la cama tratando de coordinar sus acciones con una mano pegando la roja sábana de seda sobre su cuerpo desnudo y parpadeó varias veces intentando aclararse la vista.Una intensa pared decorada en rojos, negros y dorados la recibió. —¡¿Pero qué demonios…? —Se frotó un ojo incapaz de reconocer el excéntrico aunque enorme y lujoso lugar, hasta que su cabeza salió del sopor y todas las alarmas saltaron—.
¡Oh no, no, no! —Se levantó de un bote buscando una ropa que no divisaba hasta reparar en una butaca de piel a la que se acercó recogiendo el vestido al tiempo que hacía un barrido en pos de las bragas que estaban sobre una lámpara—. ¡Joder! —Se llevó la mano a la boca, maldiciendo una vez más y a toda prisa, se vistió colocándose los zapatos que encontró repartidos cada uno en un sitio distinto como el bajo de un diván y la cubitera, donde descansaban varias botellas de espumoso vacías. Se mordió la lengua en cuanto se calzó el último, helado a causa del hielo derretido a la par que mojado y se echó el rubio cabello detrás de las orejas cogiendo aire antes de enfocar la cama, con miedo.El pulso le atronaba en los oídos y temía lo que podía encontrar ahí terminando con la mandíbula desencajada al reparar en el pedazo de espécimen masculino de piel bronceada y escultural que allí descansaba. Tenía el cabello negro, cuerpo atlético de modelo y un sex-appeal innegable. —¡Madre del amor hermoso! Este se ladeó, y el aire abandonó sus pulmones cuando reparó en que había otra mujer tal y como su madre la trajo al mundo. —¡Ay, no! ¡¿Pero nena que has hecho?! —Hiperventiló saliendo de allí corriendo en cuanto él pareció empezar a retornar al mundo de los vivos. No quería que la pillase allí, ya era suficientemente bochornoso todo en sí por no decir surrealista, así que prefería huir con la cama todavía caliente que tener que dar explicaciones. Además… ¿qué había que decir, no? Era un polvo y ya estaba. Algo que no debió ocurrir pero que ya no se podía deshacer, y es que no entendía que le pasaba últimamente, pues se sentía perdida, vacía y sin fuerza.Apática era la palabra, eso o desmotivada. Corrió todo lo que pudo en la que supuso sería la dirección correcta con el estómago revuelto, y maldijo una vez más deteniéndose a punto de estamparse contra una puerta y rodar escaleras abajo.Se detuvo un instante antes de seguir como un ratón en estampida y evaluó la ubicación; abajo, tras una escalinata que giraba en media circunferencia, estaba la salida. Se obligó a dejar de admirar la opulencia que la rodeaba y lo caro que debía ser, y se obligó a trotar escaleras abajo con mayor o menor gracia. Tiró de la puerta agradeciendo que esta se abriera a la primera y respiró. —A partir de hoy se acabaron los chupitos de absenta rica, has perdido definitivamente el juicio. ¡¿Cómo has podido? ¡Idiota, idiota! Una cosa es tirarte a alguno otra desfasarte. ¡Qué vergüenza! Salió a toda prisa sorteando la escalinata, y una vez el porche de bienvenida terminó, una tromba de agua fría la recibió haciéndola ahogar un grito. Estaba lloviendo a cántaros y su pelo quedó aplastado chorreando sin compasión, empapada de pies a cabeza. Movió las manos en un gesto inútil de sacudírsela, apartándose el cabello a continuación con la poca dignidad que le quedaba y empezó a andar sin dirección alguna, abrazada a sí misma con la única idea de alejarse de allí y llegar a casa bajo ese amenazador cielo negro por completo. —Toma karma, hasta el tiempo se descojona de ti —refunfuñó empezando correr un poco sobre el resbaladizo suelo montada en los vertiginosos tacones que llevaba, maltratando sus pobres pies pero que acentuaban sus largas y torneadas piernas firmes—. Desde luego saliste a cazar —Se recriminó al reparar en su vestimenta—. ¡Genial! Simplemente genial. El móvil empezó a sonar dentro del ridículo bolso y sin mucho tiento, rebuscó en su interior hasta descolgar llevándoselo a la oreja, tratando de ver, entre la cortina de agua y cabello que le dificultaban el avance. —Phyra, ¿pero dónde te has metido? Te llevó esperando desde hace una hora. —No lo sé, estoy empapada, dolorida y en paradero desconocido. Acabo de salir huyendo de una mansión, mejor dicho de la cama de un tío impresionante y no me acuerdo de qué narices hice anoche. —¿Y cuál es el problema? ¿No has pensado en usar tú magia y romper la tormenta o algo tan simple como llamar a un taxi?  Phyra maldijo por enésima vez en esa mañana, ¡no! No había pensado en ninguna de las dos posibilidades porque estaba de los nervios, y que su amiga se lo dijera así, como si fuera lo más lógico del mundo, la hizo enfurecer consigo misma. —¡¿Qué cuál es el problema?! ¡Que yo no hago esas cosas! Había otra mujer por el amor de Dios y desconoce lo que es podarse el conejito. —Pues si que la pillaste buena ayer. —¡¿Y tú por qué no estabas conmigo?! —Se lamentó deteniéndose contra una valla de acero forjado con las puntas en forma de flor de lis pintadas en dorado, dejándose caer hasta quedar sentada en la acera, con el alma tan gris y hecha trizas como parecía serlo ese día. —¡Ay nena! Mira que lo siento, pero no es tan grave. Solo te has dado una alegría. —Sea como sea —Phyra se llevó la mano a la nuca, frotándosela—, a Hadid ni una palabra o se estará mofando de mi toda la vida. —Prometido, anda, recomponte y vete a casa. Llama a un taxi, nos vemos luego y ¡ah! Te recomiendo un buen par de aspirinas. Phyra inspiró dejando caer la mano con el móvil todavía en ella y lo lanzó de vuelta al móvil. Iba tan calada que ya no venía de ahí salvo porque empezaba a tiritar. Se levantó concentrándose y pronunciando un par de palabras, se transportó a su habitación. Se desnudó en silencio dejando la ropa por ahí tirada de cualquier manera mientras se calentaba la ducha y se metió debajo, lamentando el momento en que perdió el poco juicio que le quedaba, hasta que ella misma rompió a reír de todo en sí.Quizás se había pasado un poco con su reacción, total, el tipo estaba de toma pan y moja y oye, la lástima era no recordar la caidita de roma en condiciones. 



Bein Axler salió de entre las sombras que proyectaba la casa empapado de pies a cabeza. El agua caía a chorro de su oscuro cabello ahora pegado y aplastado sobre el rostro y no le importaba o sentía.Ni siquiera cuando las gotas caían una tras otra frente a sus ojos castaños, pues lo único que persistía en su interior era el estallido que se produjo al captarla del mismo modo en que si la propia tormenta que sacudía ese nuevo día, se desatase en su interior violenta y cruda, desencadenando un trueno tras otro.Pegado a la pared no se atrevió ni a mirar, menos si salía de esa casa, pues sabía bien lo que habría hecho con ella Jarex. Su puño, apretado, tembló e inspiró para recobrar la calma antes de entrar en la mansión sintiendo otro tipo de emoción al cruzar ese umbral. Asqueado, miró alrededor furioso de tener que acudir siempre a su llamada obedeciendo como un perro. Subió a grandes zancadas la opulenta escalinata y se cruzó de brazos en la entrada a la habitación sabiendo bien lo que encontraría.  Apoyó el cuerpo en el marco con el hombro y esperó procurando que su aspecto fuera una mera máscara inexpresiva, pues sus vísceras se sacudían y el pulso, lo ensordecía haciendo que el dolor de contener los colmillos fuera insoportable.La sangre le ardía y todavía no era capaz de encajar todas las piezas. —Buenos días hermano, yo también me alegro de verte. Y afeo que no estás de humor esta mañana —El tono jocoso y lleno de desdén de Jarex era inconfundible. Sus ojos lo enfocaron de cara al mueble bar donde estaba sirviéndose una copa tan solo cubierto por unos pantalones de tela negra, y una larga bata de seda roja con motivos orientales. En la cama todavía permanecía una mujer que se los miraba relamiéndose los labios. —¿Qué quieres ahora, Jarex? Este se giró a mirarlo divertido con un cigarrillo en la boca y aspiró acentuando sus marcados pómulos. Lo cogió con dos dedos y liberando el humo con parsimonia se acercó el grueso vaso a los labios, el abundante hielo repiqueteó y él observó el brilló del ambarino líquido. —¿Una copa? —Al grano, Jarex. No tengo todo el día. —Tienes toda la eternidad hermano —Ante su mueca, Jarex dejó a un lado la copa y se acercó haciendo ondear tras él la tela—. Está bien, necesito tú ayuda con un asunto. —Como no, ¿de qué se trata esta vez? Empiezo a estar muy harto de esto, deberías ocuparte tú de tus asuntos. —Vamos hermano, te recompensaré, bien que lo sabes. Es más, si haces esto por mi… te devolveré algo que te pertenece —Ladeó la sonrisa de un modo letal escalofriante al ir acompañado del cambio de color de sus ojos que se volvieron de un intenso rojo. —¿De qué estás hablando? —Bein se cuadró poniéndose recto en la entrada, serio.  Su aura, oscura empezó a desatarse, más imponente y amenazadora si cabía. No le gustaba nada lo que empezaba a insinuar. —Lo sabes muy bien Bein, tú talismán. —Si sabes dónde está, deberías dármelo —Lo fulminó con la mirada aplastándolo en un abrir y cerrar de ojos contra la pared, sus pies no tocaban el suelo y la mano de Bien apretó contra el cuello de su hermano que reía sin inmutarse. —Haz este trabajo y lo tendrás —Su tono fue puro acero. —Debería aplastarte sin más. —Hazlo, hermano. Inténtalo si quieres. Será divertido ver como lo pruebas —Lo retó ignorando los gritos de la mujer que se había alzado en la cama aterrada—. Detenla tú o lo haré yo. No hizo falta decir más, ambos sabían bien a que se refería y mucho antes de que la pobre pudiese llegar a la puerta, Bien la retuvo de un brazo. Tiró de ella hacia su cuerpo y sus ojos capturaron los suyos. La respiración acelerada, iba al mismo ritmo frenético de su pulso que golpeaba contra la vena del cuello sin embargo, sus pupilas se dilataron presas en las de él. —Tranquila, será rápido —musitó con voz sugerente y sus colmillos, se hundieron en la tierna carne. La sangre, caliente, fluyó y al poco la muchacha caía laxa y sin vida sobre el frío desmadejada como una muñeca rota.  Un reguero se deslizó por su comisura y Bein se giró cara a su hermano que permanecía en el mismo lugar donde lo dejó. Se pasó el puño por los labios arrastrando la mancha que se limpió y de nuevo, esperó. —No te hagas el digno, lo disfrutas tanto como yo. —No tienes ni puñetera idea Jarex, ahora habla antes de que pierda la paciencia, porque si averiguó que tuviste la más mínima implicación te juro que… —dejó fluir la amenaza implícita en el aire. —Me hieres, hermano —Se llevó la mano al corazón teatralmente—. Es lo mejor que te podría haber pasado, mírate. Bein gruñó para atajar. —Está bien, mira que eres aburrido. Necesito ayuda con cierta… bruja. El ceño de Bein se frunció ladeando al cabeza, contrariado. —Por fin capté tú atención —Celebró—. Necesito que estés cerca de ella y averigües cuanto puedas. Podría ser una de las elegidas y si es así, tener en su poder algo que necesito y que podría ponernos en peligro o darnos la clave de todo. No es tanto lo que te pido a cambio de lo que puedes obtener. —¿Por qué no hacerlo tú mismo si tan importante es? —Porque te necesito a ti y Lucifer me ha encomendado algo más que debo atender sin demora. Vamos hermano, no confiaría esto a nadie más —Llevó una mano a la nuca de este pegando la frente a la suya—. Juntos tendremos la gloria. —No es gloria lo que yo busco. —Lo sé. Piensa pues en lo que recuperarás, es más, tras esto no te pediré nada más. Bein se apartó dándole la espalda deteniéndose frente a la puerta mirando de refilón el cuerpo que seguía olvidado en el lustroso suelo, y se presionó el puente de la nariz. —La última Jarex —Se alejó de allí lo más rápido que pudo sin ver la sonrisa de satisfacción de este que se dejó caer en el butacón pasando una pierna por encima de la otra, echando un buen trago al whisky. —¿La has captado, no? —Alzó la voz antes de que su hermano pudiera abandonar la mansión. Él no contestó, se limitó a golpear la puerta cuyo cristal se rompió en pedazos alejándose de allí de una vez por todas antes de hacer algo de lo que se arrepentiría después, sin entender porqué siempre acababa cediendo. 


  Jarex saboreó los coletazos de la rabia de Bein y miró el cuerpo de la chica sin emoción alguna. —Que desperdició —Chasqueó la lengua y con un solo movimiento de su dedo, las llamas envolvieron el cadáver haciéndolo desaparecer. Se frotó el mentón y bebió otro poco recuperando el cigarrillo olvidado en el cenicero cuyo humo se retorcía llenando la estancia.Había sido una suerte el encontrarla por pura casualidad, había disfrutado de su cuerpo como con ninguna otra y mejor fue cuando descubrió la verdad. Cuando Lucifer lo llamó de madrugada y acudió a su lado este fue quien le hizo ver la realidad.  —Que olor tan embriagador —dijo él y ahí, todo encajó como si una vez lejos de ella pudiera ver con claridad. No había notado nada en ella, llevaba oculta su esencia de un modo que lo burló hasta a él sin embargo, la atracción que ejercía y ese aspecto… mmm le hizo la boca agua y él, siempre obtenía lo que deseaba de un modo u otro.Solo tuvo que usar algún que otro truco con el alcohol y todo salió a pedir de boca por mucho que ella no huebra querido.Nadie lo descubría nunca, su máscara funcionaba a las mil maravillas permitiéndole disfrutar de lo lindo. Lástima que se le escapase nada más despertar, de todos modos, así sería mucho más divertido. La caza había comenzado y por fin, su plan, estaba más cerca que nunca de convertirse en realidad.Si ella era la bruja que buscaba, el mundo entero acabaría bajo sus pies y Lucifer, enterrado para siempre siendo solo historia. Se levantó disfrutando de lo que ya casi rozaban sus dedos y se desnudó, era hora de trabajar y tenía mucho que hacer. 


Cuando el timbre sonó la cabeza todavía le estallaba. Estaba con el brazo tendido sobre la mesa y la cabeza encima sin enterarse de lo que parloteaban Iria y su hermana que estaba terminando de preparar las infusiones. —Menuda juerga se corrió esta anoche, al menos a mi me sentaba mejor —Se burló Hadid. —Tú mejor no hables, todas conocemos tú pasado erótico festivo —resopló sin fuerzas—. El timbre está sonando. —Ahora voy, mira que esta gruñona. Te sienta muy mal la resaca hermanita, búscate ya un tío que te saque las telarañas a ver si te relajas. —Mira quién habla. —Que yo no quiera saber nada de hombres no quiere decir que tú tengas que seguir soltera toda la vida. —Para lo que sirven… —Phyra, para ser una bruja del corazón una cabezota. Aunque sea una sola vez en la vida has de sentir lo que es el amor. piensa en… —¡Sí, ya lo sé! Me lo has dicho miles de veces —La cortó antes de que pudiese seguir—. ¡Soy un desastre! Y no doy una, no elijo nada bien. No tengo suerte con los tíos aunque eso parece un mal común en esta familia y haz el favor de abrir de una vez —Se llevó las manos a la cabeza al volver a escuchar el insistente timbre. —Ya voy yo —Iria, su mejor amiga se dirigió hasta la puerta que se abrió y al poco esta reapareció acompañada de su jefe. —¡Jefe! Buenos días —Lo recibió Hadid—. ¿Desayuna con nosotras? Justo estaba terminando de prepararlo. —Henry, ¿qué hace aquí? ¿Ocurre algo? —Phyra se sentó con corrección enseguida mirando preocupada al hombre.  Que fuera allí un sábado y a esas horas no podía significar nada bueno o eso le decían sus embotados sentidos de bruja. —Me temo que sí chicas, y es serio. Hace mucho que debería haberos contado esto pero creí que podría protegeros. Hadid se sentó a plomo en una de las sillas con la tetera en las manos e Iria miró a ambas hermanas. —Será mejor que os dejé solas, si me necesitáis ya sabéis donde estoy. Hasta luego —Se inclinó hasta Phyra dándole un beso en la mejilla, despidiéndose de Henry. Una vez la puerta se cerró, el silencio ensordeció a Phyra o eso creyó porque por un segundo, no escuchó nada salvo su propio pulso. —Suéltalo Henry —Hadid fue la primera en hablar. —Cómo sabéis ha habido varias muertes en los últimos días y no tenemos ninguna pista sobre el autor o autores.  —Sí claro, lo sabemos —Phyra se lo miró sin seguirle, eso era algo que ya sabían y que los tenía a todos en la comunidad en alerta, preocupados y algo asustados por esa escalada de violencia entre los suyos pues parecían que los ataques, en vez de centrarse en los humanos que protegían, se cebaba en los suyos. —Lo que os oculté es que todas las víctimas tienen algo en común —Las estudió antes de continuar—, todos eran elegidos por el espíritu como vosotras y… Se le veía apurado, y que no sabía cómo decir aquello. —¿Y, Henry? —Lo instó Phyra poniéndole una mano sobre las suyas que tenía recogidas la una sobre la otra en la mesa. —Os oculté sus identidades por un motivo, y es que están vinculados a vosotras, todo lleva hacía… —¿Estás diciendo que nos señala como culpables u otra cosa? —Hadid sacudió la cabeza. —Sois los objetivos, quien sea busca algo y todo apunta a que irá a por vosotras —Las miró apenado. Hadid se levantó del sitio dando una vuelta sobre si misma con las manos en la boca y buscó los ojos de su hermana que volaron hacia los suyos con una muda suplica d perdón en la cara. —Está bien Henry, tranquilo. Estamos avisadas, tendremos cuidado —Phyra trató de conservar la calma. —No, no lo entendéis pero como os conozco y sé que no vais a querer dejar el trabajo, os he pedido protección. No hay discusión al respecto, así que en breve os mandaré a uno de los chicos de la Sombra roja. Estos eran hombres y mujeres entrenados en las artes más letales y peligrosas. Asesinos despiadados y fríos casi sin alma o escrúpulos, solo con un código, proteger y servir. Eran los mejores activos que existían, fieles al código, leales a los antiguos y al espíritu; protectores de la magia y Phyra estuvo a muy poco de formar parte de ellos de no ser por su hermana. No podía dejarla sola.  Inspiró cogiendo aire y asintió. De nada le servía protestar, Henry solo se preocupaba por ellas, quería protegerla y les había ocultado información vital pero lo entendía. Él era lo más similar a un padre que habían tenido o recordaban tras el fallecimiento de los suyos a muy tierna edad y no podía culparlo. A fin de cuentas se lo acababa de contar, así que se pasó las manos por la cara, todo se complicaba una vez más y lo único que veía si miraba más allá era rojo, el rojo de la sangre y la amenaza de la muerte tras la nuca.Siempre había sido así para su familia y desconocía el motivo de porqué iban siempre tras ellos. Siempre la codicia, la ambición, el poder… lo odiaba con todas sus fuerzas y nada podía hacer contra lo que era. Cerró los ojos para aquietar su estado y no alterar a Hadid y cerró la mano alrededor de la taza, pues todo se diluía a su alrededor. 



Bein sonrió despiadado oculto en la invisibilidad y desapareció. Lo había escuchado todo y ahí, tenía su mejor opción para entrar en esa casa, a fin de cuentas, nadie mejor que él un protector, un sombra roja y… algo más. Satisfecho, anduvo en dirección a casa pues por una vez, parecía que el destino, se le ponía de cara facilitándole la tarea. Aquello iba a ser más sencillo de lo que imaginaba y pronto, muy pronto, podría volver a ser él al completo.


Horas más tarde, noche del sábado

El día había pasado turbio, pesado. La lluvia persistía resistiéndose a abandonarlos pero ya poco le importaba, estaba siendo una noche horrible y cansada de no dar con nada y de que los avisos, permaneciesen en silencio, Phyra decidió entrar en el Point, el único pub de Manhattan que acogía tanto a humanos como a mágicos bajo el velo de la ignorancia de los primeros, disfrazando algunos brebajes y decoraciones de excentricidades o arte moderno. Se acercó a la barra pidiendo a Sam y permaneció allí hasta que su instinto, se activó. Salió al frío de la noche, arrebujándose en su chaqueta y escuchó el silencio del viento impregnado en muerte.Una sirena sonaba a lo lejos y las luces, parpadearon.Centró sus sentidos y con rapidez, se internó en uno de los callejones cercanos preparándose. No llevaba un arma como los policías humanos pero tenía sus propios medios. Ajustó los ojos a la reinante oscuridad y avanzó despacio, había un primer cuerpo a un lado, cerca de sus pies, desangrado y con marcas de dientes. Siguió pasándole por encima y encontró un segundo, tarde también. Avanzó manteniendo la calma y al fondo, divisó un cuerpo encorvado sobre otro tendido en el suelo. —No te muevas, suéltalo. —¿En qué quedamos, lo suelto o no me muevo? No es lo que crees. Bein se alzó soltando al humano inerte y se giró cara a ella procurando controlar el restallido que volvió a sentir en su interior, con las palmas alzadas. Imponente y sexy como era, tranquilo y controlando el escenario. Phyra dio un paso atrás, confusa, mirándoselo con el ceño fruncido y el aliento entrecortado.Era un tipo alto, de oscuro cabello negro y ojos castaños. Sus facciones eran definidas y masculinas, rectas. Algo de bello bien cuidado y unos labios a los que solo les faltaba el cartel de bésame, junto a ese cuerpo de infarto sin embargo… vampiro.Sus alarmas se lo gritaban, eso sin contar con que la punta del afilado colmillo se percibía bajo su golosa boca, todo él irradiaba un aura apabullante y atrayente. Su aspecto era el de un irresistible caballero elegante y refinado. Inteligente y peligroso a la vez, un depredador astuto que no dudaría en usar cuanto tenía a su alcance para hacerse con su presa. De Todos modos, sus ojos no dejaban de registrar lo que la rodeaba y a él, ni una mancha de sangre, nada. Ni siquiera en sus dientes o motas en sus ojos. —Sí, claro. Por eso no estabas volcado sobre una víctima y tienes los colmillos fuera. —Acabo de toparme con ello al igual que tú, puedes comprobarlo. —Y un pepino con patas, no soy tan estúpida de tragarme eso —Movió la sanos creando unos diminutos rayos al verlo dar un paso al frente—. No te acerques. —Mira, Phyra. Dudo que seas estúpida pero te esperaba algo más despierta como para soltar otra obviedad así. —¿Cómo sabes mi nombre? —Fácil, venía en tú busca. Me envía Henry —Se metió las manos en los bolsillos con toda la parsimonia del mundo y ella retiró los rayos incapaz de creerlo, al tiempo que él sonreía en secreto gracias a la penumbra recordando lo fácil que había sido manipular la mente del hado, aunque con el alcance de su familia y siendo quien era, no es que le hubiera hecho mucha falta tampoco. —Imposible, él no enviaría a… a… —¿Alguien como yo? No veo a nadie más. Desapareció en un abrir y cerrar de ojos, atravesando el pecho del vampiro que aparecía tras ella a puño descubierto y arrancó el corazón. Sesgó la cabeza del mismo y en un movimiento todavía más rápido, prendió fuego al tipo. Ella parpadeó en shock y lo observó limpiarse las manos disgustado con las manchas de la ropa. —De nada preciosa, ahí tenías a tú culpable. —¡¿De nada?! ¡¿De nada?! ¿pero tú que te crees? Debía llevarlo vivo al consejo. ¡¿Y cómo lo sabes?! —¿Por los regueros de sangre y su hedor? Vamos, dejan un olor inconfundible, estaba corrompido del todo, no quedaba nada. —No eras tú quien debía decidirlo. —¿Tenías ganas de morir o hacerle de entretenimiento esta noche acaso? —La acorraló contra la pared en dos zancadas. Ella se pegó a esta tiesa como un ajo, humedeciéndose los labios, el pulso no dejaba de atronarle y algo extraño se sacudía en su interior incidiendo en la magia de sus huesos. —Estás demasiado seguro de que me habría convertido en su cena. —Bueno, es una apuesta que ya no podremos adivinar a menos que quieras repetir —La examinó terminando en su cuello. Ella trago, y él subió sus ojos de la carótida con dos lunares a sus labios suaves y llenos, perfectos así como su precioso rostro redondeado. Esa chica era sin duda un sueño húmedo hecho realidad sin embargo, no podía perder de vista su objetivo pro lo que no liberó su mirada incrementando el tono de sus ojos castaños que se aclararon al contrario que ocurrió con los azules de ella, cuya pupila, se dilató. —¿Por qué te buscan? —Su voz fue profunda y ronca al hablar. Phyra rompió a reír y la contradicción fue evidente en el rostro de él, confusión, cabreo… —Tus trucos de control y manipulación no sirven conmigo, vampiro —Lo empujó pese al arco eléctrico que partió de su dedo al entrar en contacto con él, apartándose de su cárcel de carne y cemento. —¡¿Cómo?! —Estaba desconcertado de verdad, era la primera vez que sus habilidades fallaban y eso no había sucedido jamás—. ¿Vampirito, en serio? ¿Tú me has visto bien? —Se señaló torciendo con arrogancia la sonrisa. Se sabía de sobras deseable y una fuerza de la naturaleza. —Ya veo que no tienes abuela —Se cruzó de brazos, hinchando un moflete con la lengua. —Vale, está bien. No hemos empezado con muy buen pie, déjame arreglarlo de algún modo y empecemos de nuevo. Me presentaré —Cogió su mano con galantería—. Soy Bien Axler, miembro real de los Sombras rojas. —¿Real? —Parpadeó una vez más sobrepasada. —Lo que va tras vosotras es muy peligroso y debemos averiguar porqué. Nuestra obligación es proteger a los designados por el espíritu y por eso me han enviado a mi, al peor de todos ellos. —El mejor querrás decir. —Un monstruo para otro monstruo. —Ya claro, ¿oye, tratas de meterme miedo? Porque no lo consigues rico y te recuerdo que soy yola que va a tener que pasar cuentas por lo que tú has hecho. —Negativo, yo soy la autoridad aquí así que ahora moverás ese trasero y lo pondrás dirección a ese coche de ahí —Señaló un flamante Tesla X negro. —Esto no va a funcionar. No, en ese plan. —¿Piensas atacarme? Inténtalo —Sonrió. Ella le sonrió con desdén y chasqueando los dedos, desapareció delante de sus narices. Phyra trastabilló al reaparecer en la puerta de casa y gritó al encontrarse a Bein apoyado en una pose indolente en esta, con un brazo extendido con el que se sujetaba a la madera, y un pie cruzado sobre el otro. —¡No! ¡corcholis! ¡¿Cómo has hecho eso?! —¿El qué? —dijo como si nada sin perder la sonrisa—. Por cierto, bonita cola, nena —Señaló la cola felina que se movía tras ella que enrojeció, tratando de cubrirla inútilmente con las manos. —Otra vez no… —Parece que aquí la brujita no tiene mucho control sobre sus poderes. —¡Vete a la… a la… ! —Se trabó intentando dar con la palabra adecuada sin soltar un taco—, ¡porra! —Hizo un sonido de satisfacción consigo misma cruzando los brazos. Bein rio sin poderlo evitar. —Que mona, no puede decir a la mierda. —¡Y tú no has respondido, sanguijuela! —Ah, que no te has dado cuenta —Sonrió soberbio y le abrió la puerta haciéndole un gesto con la mano refinado para que pasase—. Entra por favor. —Bien, no estás invitado —Pasó cerrando la puerta frente a sus narices sin siquiera tocarla y entró rezongando hasta donde estaba Hadid. —¿Pero qué pasa?  —Es insufrible. —¡Woow! ¡¿Y este de donde sale?! esta muy bueno —Hadid se llevó una fresa a los labios sin quitarle ojo de encima a Bien que esperaba en mitad de la entrada a la cocina. —¡¿Pero qué?! —Phyra se giró poniendo las manos en forma de garra, exasperada—. ¡Esto es increíble! ¿Cómo has entrado? —Fácil preciosa. —Es brujo, y vampiro —Soltó Hadid sentándose en uno de los taburetes hundiendo el dedo en el bote de chocolate y que se llevó a continuación a la boca engullendo otra fresa. —Premio para la minina. Encantado guapa, soy Bein, vuestro protector. —Miau, me da que vamos a pasárnoslo muy bien —Se lo miró divertida con ojos hambrientos. —¡Ni hablar! No se toca, Hadid —Phyra siseó girando hacia su hermana. —Uuuuh, creo que le has causado impresión si saca las uñas. —¡No! Vampiro malo, no hay más. Hadid la ignoró guiñándole el ojo a Bein que no dejaba de sonreír divertido, sin perder de vista en ningún momento a Phyra que exasperada, volvió a medio gruñir yendo directa hacia la escalera que daba acceso a las habitaciones de la parte de arriba, dejando una estela de ese olor que tanto lo alteraba y una estela de rubio cabello tras ella.



Novela registrada Safe Creative Nº 1709283622808
¿Qué os ha parecido, qué esperáis que suceda o que os gustaría descubrir a continuación? Por cierto, subiré a poder ser, un capítulo por semana ;)

Saludos,

Leila
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Published on September 28, 2017 14:24

September 23, 2017

Novedades:

Hola buenos días...

¿Quieres saber que se esta cociendo por cierto caldero de Facebook? Entonces no dejes de visitar la página ;) ¡A jugar se ha dicho!


https://www.facebook.com/LeilaMilaesc... o AQUÍ.
Y aprovechó también para trasladados el anunció que hice hace muy poquito también a través de Facebook sobre Saga Lobo :)
Ayer no pude mostrar la sorpresa por temas laborales, hoy no es que mi ánimo sea el mejor también por algo que pasó esta tarde en el despacho pero son cosas que es mejor dejar a un lado ahora y asumir lo que toca, porqué el anuncio bien merece una entrada en condiciones y es que tras muchos años, la Saga Lobo llega a su fin. En muy poquito tendréis disponible el desenlace final de mis niños queridos. Y es que llegados a este punto, son muchas las emociones que se juntan, pero no me enrollo más, querría que fuese más bonita o sin grandilocuencias, una presentación en condiciones pero con mucha ilusión os presento la imagen del último libro de los lobitos y con ellos la sorpresa que fui mencionando 
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Published on September 23, 2017 06:26

September 17, 2017

Leyenda de Amor

Hola,

Paso a desearon feliz domingo con un relato breve y tierno ;)



Leyenda de amor.
Los siglos pasan, el tiempo cambia y las gentes vienen y van. Todo esta en manos del inmutable cambio pero… en aquel reino, en ese tiempo y lugar, siempre habría algo que permanecería indeleble perdurando a lo largo de las eras. Y es que en Harmory, la leyenda de la princesa y el forastero pasaría de generación en generación hasta el fin de los días. Ella jamás creyó en cuentos pero sí en el amor verdadero, ese que era capaz de todo y atravesar fronteras. Un día, sin embargo, la magia llegó a puerta y con ella, Eri; un chico venido de otro tiempo y lugar y que salvaría el reino de las garras de una malvada conjura que se alzaba, oscura, sobre el reino prospero y lleno de luz de la ella codiciando sus tesoros.Pero Eri no solo liberaría su hogar, sino que se haría con su corazón no obstante la magia, tal como vino un día, se fue, y con ella, Eri… La princesa lloró noche tras noches penando por su ausencia; rezando e invocando a la magia para que lo devolviera a ella. Con la vista fija en el horizonte, subía cada amanecer a lo alto del castillo y esperaba. Caminaba, bebía pero no era más que un espectro de lo que fue sin perder la esperanza de encontrarse de nuevo.  Portaba siempre su eterna máscara durante la horas de sol, sonreía, se ocupaba de los suyos hasta que la felicidad, aunque no completa, la sorprendió en una hermosa muestra del amor que compartió y floreció en ella haciendo que todo, fuera más soportable y que, con su incasable inocencia y fe en lo que sentía, redoblase su convicción de que Eri, cumpliría su promesa de regresar junto a ella pasara lo que pasara. Grehiam, su más fiel amigo y comandante real, ese que siempre permaneció a su lado suspirando por su mirada, la desposó entonces en una estudiada farsa por protegerla del mundo, sabiendo que ella jamás le amaría pues su corazón, pertenecía a un hombre perdido entre eras de tiempo y junto al cual, luchó en los tiempos sombríos. El reino prosperaba como siempre, pero ella esperaba su regreso sin perder la esperanza, abrazada a ese amor que seguía prendiendo, intenso, en mitad de su pecho. Se levantó de al lado de la fuente sin perder de vista a su pequeña y sonriendo, la siguió despacio. Grehiam, como siempre, permanecía no muy lejos de ellos, absorto en la belleza de la princesa y su alegre hija.Tenía la fuerza y vitalidad de ambos, la mirada de su amigo y el corazón de su madre. —Eri, vigila. No corras tanto o caerás —La avisó con cariño dejándola jugar, pues era lo que debían hacer lo niños, explorar y aprender. Ella reía y reía correteando al rededor de las grandes pozas donde las mujeres lavaban la ropa y Nyra no podía dejar de contagiarse por esta. —¿Eri? Esa voz… La princesa giró hacia el lugar del que vino y sus ojos se llenaron de lágrimas, sus manos temblaron, y cubrieron sus labios que se abrían con el corazón e doblando con la fuerza de mil corceles a todo galope.La emoción la embargaba y sus pies se movieron solos hasta llegar a los brazos de él que la rodearon como si jamás se hubieran ido, como si ese hubiese sido siempre el hogar al que pertenecía. —Estás aquí, eres real, estás aquí —Repitió entre la sonrisa y el llanto. —No dejé de luchar día y noche por regresar junto a ti, amor. —Y yo no deje de creer en que lo lograrías. —¡Mamá! ¿Quién es ese caballero? —La niña, curiosa, se había acercado hasta ambos, tirando de la falda de su madre con sus pequeñas manitas. Nyra se agachó limpiándose las lágrimas y sonriendo, la tomó de la cintura. —Él cielo, es vuestro padre, Eri. Ella lo miró con sus grandes ojos bien abiertos y al ver que él se ponía a su altura, lo abrazó con toda su espontaneidad. —Bienvenido a casa, has tardado mucho —Le mostró su sonrisa radiante con un diente de menos y su larga melena, danzando al viento—. Ven, te mostraré todo —Tiró de su mano tratando de correr y Nyra rio incorporándose al tiempo que el brazo de él la rodeaba y sus labios, se sellaban. Y es que por años que pasaran y mucho que cambiará todo, el amor permanecía inmutable y los corazones destinados a ser uno, irremisiblemente, terminaban encontrándose a lo largo de los tiempos y la magia desafiando tempestades y negrura.

Leila Milà1709173532576


Que vaya bien y espero os gusten disfrutad del día, reíd, pasead, descansad lo que sea, pero que os llene y os haga felices.


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Published on September 17, 2017 03:27