Alexandre Alphonse's Blog: Ave, exegeta futurus! - Posts Tagged "berta-dávila"
O Ceo de Santiago 𓁀
Por qué O Ceo de Santiago es la mejor novela gallega de la historia (cosa fácil, o por lo menos de lo que va de siglo, o por lo menos comparado con lo que se ve en las librerías publicado por Xerais y Galaxia [aunque me extirpasen la mano, un ojo y medio cerebro, seguiría escribiendo infinitamente menos mal que Bertiña Dávila & company]), en sencillos pasos (me siento como el poetastro del cuento de Borges explicando su propia obra, pero lo creo necesario y lo encuentro divertido) y otros puntos pertinentes sobre OCDS:
(0) Escribí (escribo, voy a editarlo [ya llevo un lustro] y engordarlo con sustancias nutritivas hasta que compita contigo siendo un buen ladrillo, viejo océano, ¡oh, viejo océano de olas de cristal!) este libro con la más humilde de las ambiciones (esta modestia, esta intención tan pobre me avergüenza anímicamente, pero es la verdad [queriendo igualarme a Rimbe o a Lautréamont me hubiese quedado en punto muerto, claro]): hacerlo menos mal que los demás, en concreto hacerlo menos mal («No es que yo sea bueno, es que los demás son tan malos que la comparación se revela imposible» [Dalí]) que Berta Dávila en su premiada (con 12 mil euros) novela Carrusel (una sola página, un solo párrafo..., me doy cuenta de que hasta una sola frase en algún caso de OCDS ya vale más que todo Carrusel junto [quien haya leído ambas obras sabrá reconocerlo]).
007) A Bernard Shaw le preguntaron una vez si creía que el Espíritu Santo había escrito la Biblia. Contestó: «Todo libro que vale la pena ser releído ha sido escrito por el Espíritu». Es decir, un libro tiene que ir más allá de la intención de su autor; la intención del autor es una pobre cosa humana, falible, pero en el libro tiene que haber más. «El Quijote», por ejemplo, es más que una sátira de los libros de caballería: es un texto absoluto en el que cual no interviene, absolutamente para nada, el azar. (Borges).
En OCDS no hay nada al azar; en la obra de Bertiña, todo es azaroso y podría ser perfectamente otra cosa. Por ejemplo: la protagonista de OCDS se llama Sabela (de «Elisheba» [ponlo en Google y verás lo que significa]), mientras que en cualquier libro de Bertiña cualquier personaje tiene un nombre pudiendo ser perfectamente otro. Yo soy artista hasta para nombrar a un personaje; Berta, no es artista ni para eso. El escritor Joshua Cohen, consciente de la necesidad vulgar de nombrar personajes, lo que hace en una novela es llamarlos a todos como él mismo (creo que hay 4 Joshua Cohen en «The Book of Numbers»), cuando hubiese sido mejor llamarlos «A, B, C y D», pero bueno, sigue siendo una opción más artística que llamarlos «Carlos» o «Pepe».
1) O Ceo de Santiago es una novela multidimensional:
1. 1) Cervantina o quijotesca: es una sátira de la basura que publica la industria para el perro público, es decir, autoficción en forma de narcisista dietario-anecdotario femenino escrito en primera persona (lo que se lleva ahora), pero, donde una noveliña o o la noveliña antes mencionada de Bertiña es brutalmente prosaica, realista, indolente, inane, segura, sensata, simplona, mansa, políticamente correcta (literatura iliteraria, vaya)..., OCDS reduce al absurdo la sátira y es todo lo contrario: una novela poética, onírica, doliente, profunda, peligrosa, alocada, compleja, venenosa, feroz, políticamente incorrecta (literatura literaria, vaya).
1. 2.) Rosaliana: Rosalía de Castro escribió poesía en gallego..., para un público inexistente, un público futuro o un par de elegid@s de su época, y pasa algo parecido con OCDS: el lector gallego actual, el lector gallego de los churrascos carpetovetónicos que publica Xeralaxia, si abriera OCDS..., bueno, cómo decirlo...: el contraste entre Carrusel de Berta Dávila y O Ceo de Santiago de mi predilecto Alexandre Alphonse es como comparar un parchís de los chinos con un ajedrez de marfil, o, mejor: como comparar el cajón de los calcetines o las galletas con Jumanji.
1.2. 1.) También es una novela de espíritu rosaliano desde un punto de vista galleguista: si Rosalía hizo literatura con el gallego oral de su siglo, yo he empleado a propósito el gallego más complejo, más elitista, más culto, más rebuscado, más variado, más diccionaril que he podido (a estas alturas, creo que es el camino galleguista adecuado para una obra literaria [con gallego coloquial ya hacen canciones muchos artistas y grupos de la actualidad]).
1. 3.) Cebollesca: tiene muchas capas o posibles lecturas; me explico:
1. 3. 1) Puede leerse como una novela onírica/peregrinaje en el más allá y punto.
1. 3. 2) Puede leerse como un diario fantaseando con la otra vida/peregrinación terreste y punto.
1. 3. 3) Puede leerse como una autoficción masculina camuflada por un diario femenino onírico o fantasioso y punto (a veces la voz de Lautréamont se mezcla con la de Maldoror y a veces la voz de un tipo de 30 tacos se mezcla con la de una chica adolescente o la acompaña/superpone y se leen/oyen ambas a la vez).
1. 3. 4) Puede leerse y entenderse como una novela de extrema derecha (como American Psycho).
1. 3. 5) Puede leerse y entenderse como una novela de extrema izquierda (como American Psycho).
1. 3. 6) Puede leerse de más formas en las que ahora no caigo o que sería rizar demasiado el bucle explicar (lo principal y más obvio queda dicho) y puede leerse de más formas que otr@s puedan ver.
2) O Ceo de Santiago es una novela escrita con sangre, como decía Nietzsche, como Una temporada en el infierno de Rimbe, como Ruthless Little Things de Eris, etcétera.
3) O Ceo de Santiago es una novela literaria, artística, con voluntad de estilo, con ánimo creativo (mejor o peor, pero, cuando la competencia ni intenta ninguna de estas cosas, es fácil ganar, es fácil sentirse superior).
4) O Ceo de Santiago tiene cierto porcentaje de belleza, profundidad y artesanía (arte tradicional), pero también de hipermodernidad, originalidad y provocación (arte contemporáneo): como en el anterior punto, el 99,99% de lo que hay en las librerías ni lo intenta, no hay ni un 1% de nada de lo mencionado en esos libros, especialmente en el que me propuse superar.
5) O Ceo de Santiago es (mejor o peor, pero es, y, repito, sólo la intención, la actitud artística, vale un mundo y es una rara avis per se) una obra total: a César Aira le gusta decir que a Duchamp le gustaba decir que el título de un cuadro era un color más de la obra, pues bien: OCDS es una obra de arte, una obra de arte total: la portada importa, los colores de la portada importan, las tipografías empleadas importan, el formateo importa (dentro de mis humildes posibilidades, no tengo al equipo de 11:11 o Inside the Castle detrás para hacer más [oh, o lo haría, un libro de Mike Corrao parecería mainstream en comparación]). Si lo nuevo importa más que lo bueno (aunque tengan que ir de la mano también [lo bueno sin más sobra y no nos daría una vida para leerlo bien todo]), como también le gusta repetir a César Aira, OCDS puede sorprender en cualquier cambio de página por una nueva tipografía, formateo, o decisión artística variada (este es uno de los pocos puntos débiles del pensamiento crítico y de la obra de Aira [porque no hay nada de esto]).
6) Me gustaría decirte cómo surgió (superación de noveliña provinciana barata bertiana aparte), oh futuro para mí pero presente para ti exégeta, O Ceo de Santiago, pero, si eres bueno, ya lo sabes, así que me limitaré a decir para todos o para guiarte si aún no lo sabes que, para superar la parálisis de la página en blanco, para arrancar, para llegar a saber lo que necesitaba decir, lo que quería escribir, lo que quería hacer, empecé traduciendo una rara novela onírica judía contemporánea (cosecha del 2008)..., luego volví sobre mis pasos y los emborroné parafraseándola..., para, por último y cuanto antes, dejar atrás del todo la existencia de esa novela y encontrarme escribiendo lo que escribiría si escribiese (parafraseo a Marguerite Duras, cita predilecta de Enrique Vila-Matas). Tras esto, ya continué con los dos pasos airanos básicos: una página al día y fuga hacia adelante (desde entonces, hasta ahora, y probablemente por el resto de mi vida, edito y editaré, al contrario que Aira, parecido a Baudelaire).
7) Alejandra Pizarnik decía que ella nunca podría escribir una novela, porque en las novelas (más o menos comerciales) es inevitable llegar a un punto en el que hay que escribir vulgaridades como «Fuimos a tomar un café con leche». En la mayoría de libros que veis en las librerías se toman cafés con leche o cervezas; en OCDS, no, gracias a Dios, y todo atisbo de realismo prosaico y brutalmente simplón funciona de contrapunto estilístico necesario, no mediocridad banal.
(0) Escribí (escribo, voy a editarlo [ya llevo un lustro] y engordarlo con sustancias nutritivas hasta que compita contigo siendo un buen ladrillo, viejo océano, ¡oh, viejo océano de olas de cristal!) este libro con la más humilde de las ambiciones (esta modestia, esta intención tan pobre me avergüenza anímicamente, pero es la verdad [queriendo igualarme a Rimbe o a Lautréamont me hubiese quedado en punto muerto, claro]): hacerlo menos mal que los demás, en concreto hacerlo menos mal («No es que yo sea bueno, es que los demás son tan malos que la comparación se revela imposible» [Dalí]) que Berta Dávila en su premiada (con 12 mil euros) novela Carrusel (una sola página, un solo párrafo..., me doy cuenta de que hasta una sola frase en algún caso de OCDS ya vale más que todo Carrusel junto [quien haya leído ambas obras sabrá reconocerlo]).
007) A Bernard Shaw le preguntaron una vez si creía que el Espíritu Santo había escrito la Biblia. Contestó: «Todo libro que vale la pena ser releído ha sido escrito por el Espíritu». Es decir, un libro tiene que ir más allá de la intención de su autor; la intención del autor es una pobre cosa humana, falible, pero en el libro tiene que haber más. «El Quijote», por ejemplo, es más que una sátira de los libros de caballería: es un texto absoluto en el que cual no interviene, absolutamente para nada, el azar. (Borges).
En OCDS no hay nada al azar; en la obra de Bertiña, todo es azaroso y podría ser perfectamente otra cosa. Por ejemplo: la protagonista de OCDS se llama Sabela (de «Elisheba» [ponlo en Google y verás lo que significa]), mientras que en cualquier libro de Bertiña cualquier personaje tiene un nombre pudiendo ser perfectamente otro. Yo soy artista hasta para nombrar a un personaje; Berta, no es artista ni para eso. El escritor Joshua Cohen, consciente de la necesidad vulgar de nombrar personajes, lo que hace en una novela es llamarlos a todos como él mismo (creo que hay 4 Joshua Cohen en «The Book of Numbers»), cuando hubiese sido mejor llamarlos «A, B, C y D», pero bueno, sigue siendo una opción más artística que llamarlos «Carlos» o «Pepe».
1) O Ceo de Santiago es una novela multidimensional:
1. 1) Cervantina o quijotesca: es una sátira de la basura que publica la industria para el perro público, es decir, autoficción en forma de narcisista dietario-anecdotario femenino escrito en primera persona (lo que se lleva ahora), pero, donde una noveliña o o la noveliña antes mencionada de Bertiña es brutalmente prosaica, realista, indolente, inane, segura, sensata, simplona, mansa, políticamente correcta (literatura iliteraria, vaya)..., OCDS reduce al absurdo la sátira y es todo lo contrario: una novela poética, onírica, doliente, profunda, peligrosa, alocada, compleja, venenosa, feroz, políticamente incorrecta (literatura literaria, vaya).
1. 2.) Rosaliana: Rosalía de Castro escribió poesía en gallego..., para un público inexistente, un público futuro o un par de elegid@s de su época, y pasa algo parecido con OCDS: el lector gallego actual, el lector gallego de los churrascos carpetovetónicos que publica Xeralaxia, si abriera OCDS..., bueno, cómo decirlo...: el contraste entre Carrusel de Berta Dávila y O Ceo de Santiago de mi predilecto Alexandre Alphonse es como comparar un parchís de los chinos con un ajedrez de marfil, o, mejor: como comparar el cajón de los calcetines o las galletas con Jumanji.
1.2. 1.) También es una novela de espíritu rosaliano desde un punto de vista galleguista: si Rosalía hizo literatura con el gallego oral de su siglo, yo he empleado a propósito el gallego más complejo, más elitista, más culto, más rebuscado, más variado, más diccionaril que he podido (a estas alturas, creo que es el camino galleguista adecuado para una obra literaria [con gallego coloquial ya hacen canciones muchos artistas y grupos de la actualidad]).
1. 3.) Cebollesca: tiene muchas capas o posibles lecturas; me explico:
1. 3. 1) Puede leerse como una novela onírica/peregrinaje en el más allá y punto.
1. 3. 2) Puede leerse como un diario fantaseando con la otra vida/peregrinación terreste y punto.
1. 3. 3) Puede leerse como una autoficción masculina camuflada por un diario femenino onírico o fantasioso y punto (a veces la voz de Lautréamont se mezcla con la de Maldoror y a veces la voz de un tipo de 30 tacos se mezcla con la de una chica adolescente o la acompaña/superpone y se leen/oyen ambas a la vez).
1. 3. 4) Puede leerse y entenderse como una novela de extrema derecha (como American Psycho).
1. 3. 5) Puede leerse y entenderse como una novela de extrema izquierda (como American Psycho).
1. 3. 6) Puede leerse de más formas en las que ahora no caigo o que sería rizar demasiado el bucle explicar (lo principal y más obvio queda dicho) y puede leerse de más formas que otr@s puedan ver.
2) O Ceo de Santiago es una novela escrita con sangre, como decía Nietzsche, como Una temporada en el infierno de Rimbe, como Ruthless Little Things de Eris, etcétera.
3) O Ceo de Santiago es una novela literaria, artística, con voluntad de estilo, con ánimo creativo (mejor o peor, pero, cuando la competencia ni intenta ninguna de estas cosas, es fácil ganar, es fácil sentirse superior).
4) O Ceo de Santiago tiene cierto porcentaje de belleza, profundidad y artesanía (arte tradicional), pero también de hipermodernidad, originalidad y provocación (arte contemporáneo): como en el anterior punto, el 99,99% de lo que hay en las librerías ni lo intenta, no hay ni un 1% de nada de lo mencionado en esos libros, especialmente en el que me propuse superar.
5) O Ceo de Santiago es (mejor o peor, pero es, y, repito, sólo la intención, la actitud artística, vale un mundo y es una rara avis per se) una obra total: a César Aira le gusta decir que a Duchamp le gustaba decir que el título de un cuadro era un color más de la obra, pues bien: OCDS es una obra de arte, una obra de arte total: la portada importa, los colores de la portada importan, las tipografías empleadas importan, el formateo importa (dentro de mis humildes posibilidades, no tengo al equipo de 11:11 o Inside the Castle detrás para hacer más [oh, o lo haría, un libro de Mike Corrao parecería mainstream en comparación]). Si lo nuevo importa más que lo bueno (aunque tengan que ir de la mano también [lo bueno sin más sobra y no nos daría una vida para leerlo bien todo]), como también le gusta repetir a César Aira, OCDS puede sorprender en cualquier cambio de página por una nueva tipografía, formateo, o decisión artística variada (este es uno de los pocos puntos débiles del pensamiento crítico y de la obra de Aira [porque no hay nada de esto]).
6) Me gustaría decirte cómo surgió (superación de noveliña provinciana barata bertiana aparte), oh futuro para mí pero presente para ti exégeta, O Ceo de Santiago, pero, si eres bueno, ya lo sabes, así que me limitaré a decir para todos o para guiarte si aún no lo sabes que, para superar la parálisis de la página en blanco, para arrancar, para llegar a saber lo que necesitaba decir, lo que quería escribir, lo que quería hacer, empecé traduciendo una rara novela onírica judía contemporánea (cosecha del 2008)..., luego volví sobre mis pasos y los emborroné parafraseándola..., para, por último y cuanto antes, dejar atrás del todo la existencia de esa novela y encontrarme escribiendo lo que escribiría si escribiese (parafraseo a Marguerite Duras, cita predilecta de Enrique Vila-Matas). Tras esto, ya continué con los dos pasos airanos básicos: una página al día y fuga hacia adelante (desde entonces, hasta ahora, y probablemente por el resto de mi vida, edito y editaré, al contrario que Aira, parecido a Baudelaire).
7) Alejandra Pizarnik decía que ella nunca podría escribir una novela, porque en las novelas (más o menos comerciales) es inevitable llegar a un punto en el que hay que escribir vulgaridades como «Fuimos a tomar un café con leche». En la mayoría de libros que veis en las librerías se toman cafés con leche o cervezas; en OCDS, no, gracias a Dios, y todo atisbo de realismo prosaico y brutalmente simplón funciona de contrapunto estilístico necesario, no mediocridad banal.
Published on November 05, 2025 19:42
•
Tags:
aira, alexandre-alphonse, alphonse, american-psycho, arthur-rimbaud, berta-dávila, borges, bret-easton-ellis, cervantes, comte-de-lautréamont, césar-aira, dali, don-quijote, don-quixote, ducasse, duchamp, duras, elizabeth-victoria-aldrich, enrique-vila-matas, españa, friedrich-nietzsche, galaxia, galeguismo, galicia, galiza, galleguismo, isidore-ducasse, jorge-luis-borges, lautréamont, marcel-duchamp, marguerite-duras, miguel-de-cervantes, nietzsche, quijote, rimbaud, rimbe, rosalía, rosalía-de-castro, ruthless-little-things, salvador-dalí, una-temporada-en-el-infierno, une-saison-en-enfer, vila-matas, xerais
Reseña de «Carrusel»
Recientemente, he editado mi pantagruélica reseña de la obra antimaestra Carrusel, de Berta Dávila, obra a la que debo tanto. Si premian, publican y traducen esta inartística novela iliteraria, yo puedo hacerlo infinitamente menos mal: esa charleta mental fue la génesis de mi novela onírica (por decirlo de la manera en que con una única palabra, y elección de género literario, conste que mi libro está lo más lejos posible del vulgar, prosaico y brutal realismo de la Bertiña) O Ceo de Santiago).
Esta era la reseña original:
[El libro empieza parafraseando a Proust [si no recuerdo mal] y me imagino que el «tío Carlos» puede ser por «uncle Charles» de Joyce; pauvre Marcel y poor James, sobre todo pobre este último si B€rta piensa que su historieta sosa, inartística, intrascendente y mediocremente escrita tiene algo en común con el Retrato de Joyce, que es todo lo contrario.]
[EDITO: ya que ha ganado el Premio de la aCrítica Española 2019, que comento más abajo, y ha sido traducido, sintetizo en castellano: soso, narcisista y carpetovetónico dietario-anecdotario, autoficción de andar por casa con las zapatillas puestas, sin interés vital más que para Berta y sin interés artístico para nadie que sepa algo de arte.]
[sinceramente, sólo me puedo imaginar a tres tipos de lectores de Berta: galleguistas, porque escribe en gallego; mujeres, por sororidad; y gente no interesada en la literatura, pero ella es riquiña y tiene presencia en el sistemiña gallego y el galitwitter [todos estos tipos de lectores son lo contrario de los lectores de la artística Ariana Harwicz, por ejemplo, a quien nadie lee porque escriba en castellano, sea mujer o sea riquiña, LOL]]
Só se deben de escribir os libros que non podemos evitar escribir.
Entendo este cliché nietzscheano de que hai livros dabondo e até o comparto (pero dunha forma diametralmente oposta), mais, se a autora pensa assim, por que engadir á historia da literatura livros que lhe aportan tan pouco? Hai que ser algo megalómano pra escrever literatura após milenios dela i, entón, ten máis senso escrever livros artísticos, aportar algo novo, que livros que non podes evitar escrever ti e para ti (como hai livros dabondo, só ten perdón aportar algo ao asunto)...
Cando penso na maioría dos meus escritores contemporâneos prediletos (Enrique Vila-Matas, Pablo Katchadjian, Blake Butler, Kenji Siratori...), precisamente son escritores que escreven obras de arte, literatura artística, livros que poderían perfectamente «evitar escribir» (Ariana Harwicz está entre dúas augas, pois o seu célebre debut foi escrito «para no hacerlo en la vida real, necesitaba transmutarlo en literatura», pero a Harwicz é bastante sui xéneris [quere selo, o que axuda] e escreve ficción trasngresiva, nom este cartón da Bertiña).
Entendo que este trivial e narcisista dietario-anecdotario fose necesario pra a autora, pero máis como alivio persoal (coma quen escribe uma carta que logo racha, pra relaxarse e quitarse um peso de enriba) que como obra literária (nom hai uma soa páxina que pague a pena por si mesma)... É que se vas escribir sobre a miseria psicolóxica (será que non sobran novelas sobre o teminha), que esa miseria seja máis forte ou interesante (por non falar do estilo co que a narres)... A ver, que escrever sobre calquer tipo de «tolaría» mola, pero os livros que semelhan estar escritos por «tolos» (non é o caso, pois tanto o costumismo como o estilo son banais, é dicir, de todo menos excéntricos) molan máis).
Alejandra Pizarnik dicía que ela nunca podería escrever uma novela, porque nas novelas (máis ou menos comerciais) é inevitável chegar a un ponto no que hai que escrever cousas como «Fuimos a tomar un café con leche». Quero dicir con isto que esta novela esta chea de banalidades, trivialidades, recheo...
Un pode gustar do realismo sujo de Bukowski ou dos libros realistas e costumistas de Noah Ciero, Sam Pink, Tao Lin, Zachary German, Megan Boyle, Juliet Escoria, Scott McClanahan... A diferencia é que Bukowski aportou algo e que os últimos polo menos son modernos e algo orixinais e creativos nos seus livros (o que non acontece aquí nem na literatura hespanhola moderna em geral [o folclórico caso gayego é insoportável, mesmo semelha un complot pra que Galiza nom seja outra cousa que folclórico recuncho da España profunda pra turigrinos]).
Por puntos, porque da hostia que levei da mala calidade literaria e nulo interese artístico ou vital non me peta expresarme doutro xeito agora mesmo:
0) O melhor, que é tan pouco que o ponho como se apenas existise (quase que assim é): as mencións ás matemáticas ao comezo, algumas linhas sobre a neurose, alguma pequena dose metaliteraria (sinceiramente, só se me ocorre que o mesmo final do libro), e que aprendín alguma verba em galego.
Ah, que a novela é curta tamén é de agradecer (faise longa já assim, ou melhor dito, semelha que nom da comezado, tan baleira é).
1) Abuso de analoxías («como », «como», «como»...): recurso literario tan manido que já Schopenhauer e Lautréamont o consideraban trasnochado no século XIX («Fermoso como o encontro fortuito, sobre unha mesa de disección, dunha máquina de coser e un paraugas» [esta famosa cita do Maldoror ten moito de puteo ao abusivo recurso á analoxía nas novelas folletinescas dos quioscos da época]).
2) Séntese que escribiu este libro nunha semana, mais pasaron seis anos entre a súa penúltima novela e esta (César Aira gosta de rir destas cousas que fan algúns escritores co tempo, como se os lapsos longos entre libros significasen algo por si mesmos). Por non dicir que este libro, se non fose dunha autora xa asentada no sistemiña, da que sabemos cousas, sería insoportábel (non se sostén por si mesmo en absoluto [«Ejercicio de la memoria, pero bajo un rigor estilístico fortísimo. Yo no creo para nada en la literatura como dietario, como diario de vida, como crónica personal; yo creo en la literatura como literatura, como un mecanismo, una máquina autosuficiente, al menos con una autosuficiencia grande.» [Roberto Bolaño]]).
3) Custa creer que esta novela sexa do 2019 e non do 1919, cun realismo tan gasto e un costumismo tan da España negra (ule a rastrillo da España profunda): Creo que moitas veces nos entendemos cando eu era nena, tío Carlos e eu. Algúns domingos antes de xantar todos xuntos na casa familiar da avoa Úrsula, deixábame acompañalo a mercar os xornais do día mentres as mulleres na cociña ultimaban os preparativos. Nun estanco que xa non existe, mercaba tamén un paquete de tabaco americano e un chisqueiro.
4) Esta novela gañou un premio de 9000€. Se hai alguén escribindo algo interesante na Galiza, creio que seu futuro será o de Juan Tallón (ou pior): traducirse ao castelán pra ver súa obra publicada, por nom dizer ao português, inglés ou francés, visto o visto... Autopublicarse e cartearse con autores que un respecte (vivín de primeira man isto com Fernando Arrabal) tamén é unha triste e non remunerada opción...
[EDITO: ¡también ha ganado el Premio de la Crítica Española del 2019! Y es que «la literatura hespañola es provinciana» [George Steiner], y los españoles gustan de Galiciña como cosiña riquiña con empanadas y pulpo, por eso premian esto y jamás premiarán nada innovador, nada cosmopolita que salga de ahí. Es una muy buena noticia: lector, si eres escritor, probablemente seas quien de escribir una novelita que se merezca más ese premio que esta, y suena a premio serio... «En España el mérito no se premia», que decía el genial Valle. Me imagino a los miembros del jurado:
—A ver, a quién toca premiar, que tengo prisa.
—A esta chica, que tiene carrera, es muy riquiña y, mira, ya ha ganado muchos premios, y todo el mundo sabe que a los buenos escritores siempre les han llovido los premios a los 20.]
5) Non aporta nada estilísticamente nin no seu contido. Podería ser orixinal e intrascendente (como os xoguetes do Aira), ou trascendente cun estilo aséptico e un tipo de novela de fai séculos (Houellebecq), mais, a min, este libro só me transmitiu indolencia (e non beckettiana, precisamente).
Non é sui generis en absoluto e de punki ten que a protagonista sofre dunha doenza mental (oh là là), que se toca o sexo un intre (mon Dieu !) e escacha algúns obxectos co coche (máis pink que punk, vaia). Non é bo, fermoso, profundo, moderno, orixinal nin provocador: é menos que cero.
6) Por último, suponse que este é un libro, até certo punto, sobre unha autora que pasa por unha crise creativa, mais...:
A) Non supera tal crise cunha novela artística per se.
B) Apenas se comenta esa crise.
C) Non supera esa crise cunha novela dentro da novela.
O mellor do libro é a portada; «NeXTmodernismo» acostumaba a chamar eu a esta literatura onde o mellor é o título e a cuberta.
The Bell Jar de Silvia Plath sen a vida nen o talento dela (e iso que a min esa novela paréceme unha nadería comparado coa súa poesía [a proesía da Bertiña tamén é un chiste]). A versión do Todo a Cien, vamos.
Carrusel
Esta era la reseña original:
[El libro empieza parafraseando a Proust [si no recuerdo mal] y me imagino que el «tío Carlos» puede ser por «uncle Charles» de Joyce; pauvre Marcel y poor James, sobre todo pobre este último si B€rta piensa que su historieta sosa, inartística, intrascendente y mediocremente escrita tiene algo en común con el Retrato de Joyce, que es todo lo contrario.]
[EDITO: ya que ha ganado el Premio de la aCrítica Española 2019, que comento más abajo, y ha sido traducido, sintetizo en castellano: soso, narcisista y carpetovetónico dietario-anecdotario, autoficción de andar por casa con las zapatillas puestas, sin interés vital más que para Berta y sin interés artístico para nadie que sepa algo de arte.]
[sinceramente, sólo me puedo imaginar a tres tipos de lectores de Berta: galleguistas, porque escribe en gallego; mujeres, por sororidad; y gente no interesada en la literatura, pero ella es riquiña y tiene presencia en el sistemiña gallego y el galitwitter [todos estos tipos de lectores son lo contrario de los lectores de la artística Ariana Harwicz, por ejemplo, a quien nadie lee porque escriba en castellano, sea mujer o sea riquiña, LOL]]
Só se deben de escribir os libros que non podemos evitar escribir.
Entendo este cliché nietzscheano de que hai livros dabondo e até o comparto (pero dunha forma diametralmente oposta), mais, se a autora pensa assim, por que engadir á historia da literatura livros que lhe aportan tan pouco? Hai que ser algo megalómano pra escrever literatura após milenios dela i, entón, ten máis senso escrever livros artísticos, aportar algo novo, que livros que non podes evitar escrever ti e para ti (como hai livros dabondo, só ten perdón aportar algo ao asunto)...
Cando penso na maioría dos meus escritores contemporâneos prediletos (Enrique Vila-Matas, Pablo Katchadjian, Blake Butler, Kenji Siratori...), precisamente son escritores que escreven obras de arte, literatura artística, livros que poderían perfectamente «evitar escribir» (Ariana Harwicz está entre dúas augas, pois o seu célebre debut foi escrito «para no hacerlo en la vida real, necesitaba transmutarlo en literatura», pero a Harwicz é bastante sui xéneris [quere selo, o que axuda] e escreve ficción trasngresiva, nom este cartón da Bertiña).
Entendo que este trivial e narcisista dietario-anecdotario fose necesario pra a autora, pero máis como alivio persoal (coma quen escribe uma carta que logo racha, pra relaxarse e quitarse um peso de enriba) que como obra literária (nom hai uma soa páxina que pague a pena por si mesma)... É que se vas escribir sobre a miseria psicolóxica (será que non sobran novelas sobre o teminha), que esa miseria seja máis forte ou interesante (por non falar do estilo co que a narres)... A ver, que escrever sobre calquer tipo de «tolaría» mola, pero os livros que semelhan estar escritos por «tolos» (non é o caso, pois tanto o costumismo como o estilo son banais, é dicir, de todo menos excéntricos) molan máis).
Alejandra Pizarnik dicía que ela nunca podería escrever uma novela, porque nas novelas (máis ou menos comerciais) é inevitável chegar a un ponto no que hai que escrever cousas como «Fuimos a tomar un café con leche». Quero dicir con isto que esta novela esta chea de banalidades, trivialidades, recheo...
Un pode gustar do realismo sujo de Bukowski ou dos libros realistas e costumistas de Noah Ciero, Sam Pink, Tao Lin, Zachary German, Megan Boyle, Juliet Escoria, Scott McClanahan... A diferencia é que Bukowski aportou algo e que os últimos polo menos son modernos e algo orixinais e creativos nos seus livros (o que non acontece aquí nem na literatura hespanhola moderna em geral [o folclórico caso gayego é insoportável, mesmo semelha un complot pra que Galiza nom seja outra cousa que folclórico recuncho da España profunda pra turigrinos]).
Por puntos, porque da hostia que levei da mala calidade literaria e nulo interese artístico ou vital non me peta expresarme doutro xeito agora mesmo:
0) O melhor, que é tan pouco que o ponho como se apenas existise (quase que assim é): as mencións ás matemáticas ao comezo, algumas linhas sobre a neurose, alguma pequena dose metaliteraria (sinceiramente, só se me ocorre que o mesmo final do libro), e que aprendín alguma verba em galego.
Ah, que a novela é curta tamén é de agradecer (faise longa já assim, ou melhor dito, semelha que nom da comezado, tan baleira é).
1) Abuso de analoxías («como », «como», «como»...): recurso literario tan manido que já Schopenhauer e Lautréamont o consideraban trasnochado no século XIX («Fermoso como o encontro fortuito, sobre unha mesa de disección, dunha máquina de coser e un paraugas» [esta famosa cita do Maldoror ten moito de puteo ao abusivo recurso á analoxía nas novelas folletinescas dos quioscos da época]).
2) Séntese que escribiu este libro nunha semana, mais pasaron seis anos entre a súa penúltima novela e esta (César Aira gosta de rir destas cousas que fan algúns escritores co tempo, como se os lapsos longos entre libros significasen algo por si mesmos). Por non dicir que este libro, se non fose dunha autora xa asentada no sistemiña, da que sabemos cousas, sería insoportábel (non se sostén por si mesmo en absoluto [«Ejercicio de la memoria, pero bajo un rigor estilístico fortísimo. Yo no creo para nada en la literatura como dietario, como diario de vida, como crónica personal; yo creo en la literatura como literatura, como un mecanismo, una máquina autosuficiente, al menos con una autosuficiencia grande.» [Roberto Bolaño]]).
3) Custa creer que esta novela sexa do 2019 e non do 1919, cun realismo tan gasto e un costumismo tan da España negra (ule a rastrillo da España profunda): Creo que moitas veces nos entendemos cando eu era nena, tío Carlos e eu. Algúns domingos antes de xantar todos xuntos na casa familiar da avoa Úrsula, deixábame acompañalo a mercar os xornais do día mentres as mulleres na cociña ultimaban os preparativos. Nun estanco que xa non existe, mercaba tamén un paquete de tabaco americano e un chisqueiro.
4) Esta novela gañou un premio de 9000€. Se hai alguén escribindo algo interesante na Galiza, creio que seu futuro será o de Juan Tallón (ou pior): traducirse ao castelán pra ver súa obra publicada, por nom dizer ao português, inglés ou francés, visto o visto... Autopublicarse e cartearse con autores que un respecte (vivín de primeira man isto com Fernando Arrabal) tamén é unha triste e non remunerada opción...
[EDITO: ¡también ha ganado el Premio de la Crítica Española del 2019! Y es que «la literatura hespañola es provinciana» [George Steiner], y los españoles gustan de Galiciña como cosiña riquiña con empanadas y pulpo, por eso premian esto y jamás premiarán nada innovador, nada cosmopolita que salga de ahí. Es una muy buena noticia: lector, si eres escritor, probablemente seas quien de escribir una novelita que se merezca más ese premio que esta, y suena a premio serio... «En España el mérito no se premia», que decía el genial Valle. Me imagino a los miembros del jurado:
—A ver, a quién toca premiar, que tengo prisa.
—A esta chica, que tiene carrera, es muy riquiña y, mira, ya ha ganado muchos premios, y todo el mundo sabe que a los buenos escritores siempre les han llovido los premios a los 20.]
5) Non aporta nada estilísticamente nin no seu contido. Podería ser orixinal e intrascendente (como os xoguetes do Aira), ou trascendente cun estilo aséptico e un tipo de novela de fai séculos (Houellebecq), mais, a min, este libro só me transmitiu indolencia (e non beckettiana, precisamente).
Non é sui generis en absoluto e de punki ten que a protagonista sofre dunha doenza mental (oh là là), que se toca o sexo un intre (mon Dieu !) e escacha algúns obxectos co coche (máis pink que punk, vaia). Non é bo, fermoso, profundo, moderno, orixinal nin provocador: é menos que cero.
6) Por último, suponse que este é un libro, até certo punto, sobre unha autora que pasa por unha crise creativa, mais...:
A) Non supera tal crise cunha novela artística per se.
B) Apenas se comenta esa crise.
C) Non supera esa crise cunha novela dentro da novela.
O mellor do libro é a portada; «NeXTmodernismo» acostumaba a chamar eu a esta literatura onde o mellor é o título e a cuberta.
The Bell Jar de Silvia Plath sen a vida nen o talento dela (e iso que a min esa novela paréceme unha nadería comparado coa súa poesía [a proesía da Bertiña tamén é un chiste]). A versión do Todo a Cien, vamos.
Carrusel
Published on November 11, 2025 05:07
•
Tags:
alexandre-alphonse, alphonse, berta-dávila, carrusel, dávila, o-ceo-de-santiago
Galicia, Galiza, Malicia 𓀗
La literatura gallega, en gallego, de los últimos decenios, especialmente la publicada por las dos editoriales principales del país (Xerais y Galaxia [Xeralaxia, como lo abreviamos los iniciados en el oscurantismo galaico) es literatura regional, paradójicamente galaicofóbica. Me explico:
1) El arte regional es aquel donde está ausente lo artístico y donde lo regional está falsificado (Gustav Meyrink). Leer esta frase y pensar en la obriña de Berta Dávila, Álex Alonso & Co., es todo uno; imaginarse a una editorial gallega publicando algo artístico y que abarque algo más que la parroquia de uno, es nada.
2) ¿Por qué Dávila, Alonso y demás escritores del sistemiña crean involuntaria, inconsciente literatura galaicofóbica? O ¿por qué Xeralaxia sólo publica, quiero creer que también involuntaria e inconscientemente, literatura galaicofóbica? La respuesta es clara: el racismo de las bajas expectativas: algo artístico no es gallego, algo con voluntad, alcance, proyección, calidad extrarregional nos queda grande.
3) Juan Tallón quiso existir como escritor gallego en lengua gallega, pero, como lo que hacía no era terriblemente inartístico y regional (El váter de Onetti, esa muy decente novela de autoficción con un muy literario comienzo, originariamente escrita en gallego, tuvo que traducirla al castellano [qué coñazo, qué mareo, qué desgana; lo digo desde experiencia] para que se la publicarara Espasa en la capital del estado [ni siendo periodista se la publicaron en Malicia, y ya se sabe que este no es un país de poetas malditos, como Houellebecq, sino de senstatos periodistas/profesaurios literatos, y así de mal nos va también en la literatura]), no pudo, no le dejaron. Una curiosa aspiración abajista, reduccionista, truncada porque a las editoriales galaicas no les importa el arte ni las ventas (da para conspiración lo que les importa entonces, lo sé, y no, no lo sé, no tengo la respuesta [juego al ajedrez sobrio, no a los dados o dardos borracho, como para saberlo]).
1) El arte regional es aquel donde está ausente lo artístico y donde lo regional está falsificado (Gustav Meyrink). Leer esta frase y pensar en la obriña de Berta Dávila, Álex Alonso & Co., es todo uno; imaginarse a una editorial gallega publicando algo artístico y que abarque algo más que la parroquia de uno, es nada.
2) ¿Por qué Dávila, Alonso y demás escritores del sistemiña crean involuntaria, inconsciente literatura galaicofóbica? O ¿por qué Xeralaxia sólo publica, quiero creer que también involuntaria e inconscientemente, literatura galaicofóbica? La respuesta es clara: el racismo de las bajas expectativas: algo artístico no es gallego, algo con voluntad, alcance, proyección, calidad extrarregional nos queda grande.
3) Juan Tallón quiso existir como escritor gallego en lengua gallega, pero, como lo que hacía no era terriblemente inartístico y regional (El váter de Onetti, esa muy decente novela de autoficción con un muy literario comienzo, originariamente escrita en gallego, tuvo que traducirla al castellano [qué coñazo, qué mareo, qué desgana; lo digo desde experiencia] para que se la publicarara Espasa en la capital del estado [ni siendo periodista se la publicaron en Malicia, y ya se sabe que este no es un país de poetas malditos, como Houellebecq, sino de senstatos periodistas/profesaurios literatos, y así de mal nos va también en la literatura]), no pudo, no le dejaron. Una curiosa aspiración abajista, reduccionista, truncada porque a las editoriales galaicas no les importa el arte ni las ventas (da para conspiración lo que les importa entonces, lo sé, y no, no lo sé, no tengo la respuesta [juego al ajedrez sobrio, no a los dados o dardos borracho, como para saberlo]).
Published on November 11, 2025 13:42
•
Tags:
berta-dávila, el-váter-de-onetti, galaxia, galicia, galiza, literatura, xerais, álex-alonso
Lo único bueno de...
1) Luna Miguel: que está buenilla (aunque, para la mayoría de vosotros, lo mejor es que haya nacido con un enchufe bajo el brazo [yo juego al ajedrez sobrio, no a los dados borracho, así que conmigo no van los enchufados, con tener más lucidez que una bombilla rota a uno ya no le van los enchufados sin talento]).
2) Berta Dávila: que escribe en gallego (desde una galaicofobia de las bajas expectativas, inconsciente, pero bueno, eso ya es más cosa de quienes la publican y leen [si a ella no le da para más, pues no le da]).
3) Reverte: que le gusta la diferenciación entre «sólo» y «solo».
2) Berta Dávila: que escribe en gallego (desde una galaicofobia de las bajas expectativas, inconsciente, pero bueno, eso ya es más cosa de quienes la publican y leen [si a ella no le da para más, pues no le da]).
3) Reverte: que le gusta la diferenciación entre «sólo» y «solo».
Published on November 22, 2025 05:07
•
Tags:
arturo-pérez-reverte, berta-dávila, luna-miguel, reverte


